Examino los apellidos que comienzan con la
letra T. Integran un listado interminable de 2.127 páginas que sólo comprende
los apellidos de la Q a la Z. Hay algunos expedientes que no tienen ni
apellidos, tan solo un nombre, o lo que es peor, un apodo. Cuando llego a la
página 1.625 mi ritmo cardiaco ha aumentado demasiado. Allí, casi al inicio, leo
: « Torres Barranco, Antonio ». Debe tratarse de un error, ya que el
abuelo se llamaba Arturo. Compruebo que no hay error ya que los datos de él se
encuentran una línea más abajo. Por fin tengo el número de sumario y el lugar
donde se encuentra custodiado.
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