Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, no entiende que ningún ministro de Justicia haya revocado los títulos nobiliarios a los herederos del franquismo
NATALIA CASTRO | 29/12/2015
No cesan los insultos, los calificativos de mal gusto y las opiniones formuladas con una ironía difícil de comprender sobre Carmena. ¿La causa? Desde que el Ayuntamiento de Madrid aprobara el pasado día 22 la retirada de 30 calles con menciones franquitas, algunos familiares de aquellos que se quedarán sin placas han decidido mostrar su opinión. Algo totalmente legítimo si se hiciera desde el respeto.
“Anciana comunista”, “sectaria anticristiana”, “no es la inteligencia un signo distintivo de su ayuntamiento” o “abuelita” son algunos de los calificativos y expresiones que han usado los nietos de los generales Dávila y Saliquet para dirigirse a Carmena. Unos insultos que la alcaldesa de Madrid ha recibido, en opinión del periodista y fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, por aplicar los principio de la democracia.
“Me da igual lo que digan, es una cuestión de aplicar ciertos principios que tienen que ver con los Derechos Humanos”, ha reivindicado en declaraciones a ELPLURAL.COM. “La gente que colaboró con una dictadura y un golpe de Estado no merece ningún reconocimiento público(…) no se puede honrar a quién rompió la democracia”, ha sentenciado.
En esa línea, Silva defiende que “el reconocimiento en el espacio público de unos militares que se sublevaron no tiene sentido” por lo que apoya totalmente la iniciativa presentada por Ahora Madrid y que contó con los votos a favor de PSOE y Ciudadanos. Solo el PP decidió mirar para otro lado, o más que eso, porque voto “no” a limpiar las calles de la capital de franquistas.
Siguen siendo duques o marquesesOtro de los asuntos que no tiene sentido para la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica es que “gente que se comporta de esta manera” y usa calificativos no apropiados y desprecios hacia Carmena son duques, marqueses o condes.
Según ha denunciado Silva, “durante 40 años todos los ministros de Justicia de España han renovado títulos nobiliarios a descendientes de criminales de guerra desde que murió Franco”. Todos han podido revocarlos y ninguno lo ha hecho.
Se necesita más educaciónEn una cuestión de pedagogía y más educación, y no solo de la que se enseña en las aulas, sino de modales. Silva reconoce la labor que hizo Ahora Madrid al publicar en su cuenta de Twitter, una por una, las calles que se retirarán antes del verano de 2016.
Junto al nombre de la calle y, por extensión, del personaje franquista o del acontecimiento relevante durante esa época, la formación aportó una imagen, para ponerle rostro al susodicho, y una pequeña biografía, para que todo el mundo sepa quien es la persona que corona la calle en la que vive. “Se preocuparon de explicar quien era quién y eso es importante, hay que hacer un ejercicio de pedagogía”, ha remarcado.
Porque para Silva no es normal que se siga defendiendo el franquismo en 2015. Según ha explicado a ELPLURAL.COM, “en teoría no haría falta una ley”, refiriéndose a la Ley de Memoria Histórica, “lo triste es que se haya tenido que esperar 40 años después de la muerte de Franco para ver algo normal”.
No es borrar la historiaAnte las criticas de los familiares que aseguran que “la venganza es lo que adorna este gesto” o que lo que quiere Carmena es cambiar la historia, Silva invita a que se cumpla una de sus propuestas. “Ya lo han dicho políticos como Esperanza Aguirre, que lo que queremos es borrar la historia, pero la historia es imborrable” por eso, apuesta porque las 30 calles que se retiren se lleven a un museo.
“El hecho de que alguien defienda como honor el haber colaborado con un golpe de Estado da medida de la baja cultura democrática que hay en nuestra sociedad”, ha lamentado. Porque no es la primera vez que se despiertan las críticas desde el bando de los ganadores. Silva recuerda cuando la Fundación Nacional Francisco Franco denunció la retirada de la estatua ecuestre del dictador de Nuevos Ministerios, en Madrid.
“La sociedad tras la muerte del dictador ha sido muy tolerante con los franquistas. Pensaban que ellos podían conservar todos sus honores en la democracia y, mientras, hay cientos de hombres y mujeres que luchan por la democracia y no tienen ninguna calle”, ha lamentado.
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