Arte contra la desmemoria
Una muestra reúne 170 obras de artistas alicantinos donadas para la Comisión de la Memoria Histórica
ÁFRICA PRADO 12.12.2015 | 01:32
Arte contra la desmemoria
Fueron Arcadi Blasco y Mario Candela quienes inicialmente se encargaron de organizar la primera donación de obras de artistas con el fin de sufragar proyectos de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica. Hoy, ya fallecidos, presiden con dos de sus obras la sala grande de la Lonja de Alicante en la exposición Cien artistas solidarios. 2015, arte y democracia, que reúne por primera vez los fondos artísticos al completo de la Comisión Cívica.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 20 de enero –con posibilidad de prórroga, dada la elevada afluencia de público–, es un recorrido «por la historia del arte alicantino del siglo XX», como señala la comisaria Carme Jorques, a partir de la donación altruista de un centenar de artistas, una treintena de ellos ya fallecidos, que presentan 170 piezas, 19 de ellas esculturas, y el resto obra gráfica, pintura, dibujo y fotografía.
El objetivo de esta exposición es la venta de obras para sufragar con ello proyectos de la Comisión de la Memoria Histórica, que «desgraciadamente siempre tenemos muchos porque este país tiene que seguir recordando, ya que con la desmemoria nos han situado en una anomalía histórica», apunta Vicente Carrasco, miembro de la comisión.
Desde una serie de viñetas y textos de Forges, Peridis, Manuel Vicent o El Roto que se venden por 150 euros hasta obras mayores de 5.000 euros, los espectadores pueden contribuir con el proyecto que, entre otros, quiere instalar en un memorial con la escultura La Paloma de Eusebio Sempere en el puerto, en recuerdo de «las más de 3.000 personas que huyeron de la Guerra Civil al exilio en el buque Stanbrook y los 15.000 que no pudieron subir y sufrieron en el Campo de los Almendros», recuerda Carrasco.
La exposición está precedida por reflexiones de artistas, críticos e intelectuales, que ven el arte y de la memoria como un binomio indisoluble, reflejado, por ejemplo, en la cita de Joan Fuster: «Quan el pintor pinta, el món creix».
La lista de artistas es inabarcable, pero «es difícil ver tantos representados y de tanta calidad, en su mayoría alicantinos, pero también de fuera, a quienes convencían los de aquí para donar». Segundo García, Pablo Lau, Antoni Miró, Eduardo Lastres, Joan Castejón, María Chana, Aurelia Masanet, Adrián Carrillo, José Vento, Javier Lorenzo, María Dolores Mulá, Pilar Dolz, Andreu Alfaro, Pepe Gimeno, Azorín... se unen al compromiso de nuevos artistas, como Mónica Jover, Liliana Leal, Aurelio Ayela, Jaume Marzal, Santiago Delgado o Carlos Balsalobre, entre otros muchos.
«Muchos de ellos se movilizan para ayudar a embalar, o distribuir las piezas y algunos han donado ya 7 u 8 obras», indica Jorques, que asegura que la muestra supone un recorrido didáctico por diferentes estilos y técnicas, desde el grabado o la acuarela hasta el pop-art y el arte de vanguardia. Todo ello con un único fin: seguir siendo la voz de la memoria.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 20 de enero –con posibilidad de prórroga, dada la elevada afluencia de público–, es un recorrido «por la historia del arte alicantino del siglo XX», como señala la comisaria Carme Jorques, a partir de la donación altruista de un centenar de artistas, una treintena de ellos ya fallecidos, que presentan 170 piezas, 19 de ellas esculturas, y el resto obra gráfica, pintura, dibujo y fotografía.
El objetivo de esta exposición es la venta de obras para sufragar con ello proyectos de la Comisión de la Memoria Histórica, que «desgraciadamente siempre tenemos muchos porque este país tiene que seguir recordando, ya que con la desmemoria nos han situado en una anomalía histórica», apunta Vicente Carrasco, miembro de la comisión.
Desde una serie de viñetas y textos de Forges, Peridis, Manuel Vicent o El Roto que se venden por 150 euros hasta obras mayores de 5.000 euros, los espectadores pueden contribuir con el proyecto que, entre otros, quiere instalar en un memorial con la escultura La Paloma de Eusebio Sempere en el puerto, en recuerdo de «las más de 3.000 personas que huyeron de la Guerra Civil al exilio en el buque Stanbrook y los 15.000 que no pudieron subir y sufrieron en el Campo de los Almendros», recuerda Carrasco.
La exposición está precedida por reflexiones de artistas, críticos e intelectuales, que ven el arte y de la memoria como un binomio indisoluble, reflejado, por ejemplo, en la cita de Joan Fuster: «Quan el pintor pinta, el món creix».
La lista de artistas es inabarcable, pero «es difícil ver tantos representados y de tanta calidad, en su mayoría alicantinos, pero también de fuera, a quienes convencían los de aquí para donar». Segundo García, Pablo Lau, Antoni Miró, Eduardo Lastres, Joan Castejón, María Chana, Aurelia Masanet, Adrián Carrillo, José Vento, Javier Lorenzo, María Dolores Mulá, Pilar Dolz, Andreu Alfaro, Pepe Gimeno, Azorín... se unen al compromiso de nuevos artistas, como Mónica Jover, Liliana Leal, Aurelio Ayela, Jaume Marzal, Santiago Delgado o Carlos Balsalobre, entre otros muchos.
«Muchos de ellos se movilizan para ayudar a embalar, o distribuir las piezas y algunos han donado ya 7 u 8 obras», indica Jorques, que asegura que la muestra supone un recorrido didáctico por diferentes estilos y técnicas, desde el grabado o la acuarela hasta el pop-art y el arte de vanguardia. Todo ello con un único fin: seguir siendo la voz de la memoria.
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