http://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2015/12/06/a-antonio-gonzalez-ramo-en-el-40-aniversario-de-su-asesinato/
Blas Padilla Pérez,
activista social
activista social
¿Quién era Antonio?
Antonio era un agricultor muy humilde de la zona norte de Tenerife que en los años 60 del siglo pasado tuvo que emigrar a Europa. Al regreso a su tierra natal, ingresó en la organización antifranquista Oposición de Izquierda, adquiriendo el compromiso de crear el asociacionismo vecinal, no solo en su barrio, sino en diversos municipios de la zona norte de la Isla. Como afiliado y militante de Comisiones Obreras desarrolló un intenso trabajo sindical. Estando trabajando en la empresa tabacalera Philip Morris, fue despedido por convocar una huelga (no existía ese derecho).
Detención y asesinato
La detención de Antonio fue fortuita. La tarde del 29 de octubre de 1975, la Guardia Civil de Tráfico detuvo a un joven que conducía un furgón que no era de su propiedad. Para salvarse de la quema, le dijo a los Civiles que en su casa había panfletos comunistas que guardaba su padre. Estos lo comunicaron urgentemente a la Brigada Político-Social (BPS), quienes se personaron en la casa del muchacho y encontraron una maleta con estos panfletos junto a unos cartuchos de dinamitas, que utilizaba el padre del muchacho para la pesca furtiva. Estos folletos se los había dado Antonio, pues por su activismo político, sindical y vecinal se sentía vigilado.
Aquel día Antonio llegó a su casa cerca de medianoche y aún no se había acostado (nos cuenta su viuda de 73 años, hoy), cuando golpearon la puerta de la calle. Antonio abrió y a empujones lo llevaron hasta la cocina. Su joven esposa, Noemí Gil, y sus cuatros hijos, de 3, 9, 11 y 12 años, se refugiaron en el dormitorio, aterrorizados. “Fue horroroso, parecía que iban a la caza de una fiera. Recuerda Noemí, “ya comenzó la tortura en casa, antes de llevarlo a la comisaria”.
No le permitieron que se despidiera de su familia. “Me cogió de los hombros y me dijo No te disgustes”, dice Noemí. Estas serían las últimas palabras que oirían de Antonio.
En la comisaría le estaba esperando José Matute Fernández, muy conocido por sus y sangrientas torturas. Lo molió a golpes hasta la muerte, preguntándole una y otra vez por nombres para que delatara a sus camaradas. Antonio era y fue una persona entera y prefería la muerte antes que delatar a ningún camarada.
Movilización popular, juicio e impunidad para los asesinos
La misa funeral por Antonio se celebró poco más de un mes después de su asesinato, y a unos 15 días de la muerte del dictador. Para sus compañexs y camaradas, la gran mayoría ateos convencidxs, acudir a la misa funeral era una forma de poderse concentrar.
Al terminar el acto religioso, un numeroso grupo de amig@s y camaradas se concentraron con gritos contra el franquismo. Frente a ellos, se situaron el Jefe de Brigada Político Social, un tal Gelabert, y uno de sus ayudantes llamado Ciro, pistola en mano. Hubo diversas detenciones que fueron a parar a los mismos calabozos donde unos días antes habían asesinado a Antonio.
Tras su muerte se inició un juicio en el que aunque no se llegó a condenar a los autores, quedó demostrado, como recoge el sumario, que murió a consecuencia de los golpes recibidos tras ser detenido aquella noche del 29 de octubre. El aparato del Estado facilitó la huida del asesino [fundamental: incluir nombre del asesino, ¿Matute, Gelabert, Ciro?] a Latinoamérica, donde estuvo apenas dos años: en 1977 volvió. A su llegada a España ocupó su antiguo cargo y posteriormente el “felipismo” le premió dándole un puesto de custodia de la documentación de presos políticos. El lobo cuidando las ovejas.
Homenaje oficial en La Laguna
El homenaje realizado el pasado 29 de octubre en la Casa de los Capitanes de La Laguna fue convocado por la Corporación municipal lagunera por unanimidad de todas las organizaciones políticas representadas en el Consistorio. Fue un acto muy emotivo al que asistieron su viuda Noemí, de 73 años, así como sus hijos, y muchos otros compañerxs y camaradas, algunxs de lxs cuales seguramente pueden decir que hoy están vivxs gracias al silencio de Antonio.
Pero quizás lo más importante es que también había bastantes jóvenes que en los libros de texto de bachiller no pueden leer esta parte de la historia del franquismo.
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