Multitud de Ayuntamientos exhiben en sus salones de Plenos retratos de alcaldes franquistas
06/12/2015
La lucha sorda que en España seguimos manteniendo por la Memoria de los demócratas no es “cosa de nostálgicos” o asuntos “del pasado”, como los “equidistantes” de hoy despachan el asunto para evitar mojarse ante una de las asignaturas pendientes que aún no ha aprobado la sociedad española.
En el fondo, unos de los objetivos principales de la llamada “Ley de la Memoria Histórica” es evitar que asesinos, colaboradores y amigos de asesinos o sus justificadores puedan seguir recibiendo honores en espacios públicos. El Art. 15 establece que “Las Administraciones públicas, … tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, … y de la represión de la Dictadura.”
Contra la supuesta “ambigüedad” de dicha Ley, este artículo es imperativo; no dice que las Administraciones públicas “negociarán” o “procurarán”… sino que claramente ordena que “tomen las medidas oportunas” para retirar “objetos o menciones”…
Multitud de Ayuntamientos exhiben en sus salones de Plenos retratos de alcaldes con su nombre y fechas de mandato, como si fueran una simple colección pictórica. Ha colado como gesto de absoluta normalidad hasta que alguien, por ejemplo en Paterna, denuncia el hecho y resulta que tiene razón… estamos dando honores públicos a personajes cuyas firmas aparecen en informes que figuran en expedientes y juicios sumarísimos con resultado de Pena de Muerte para miles y miles de demócratas. Aquellos alcaldes que eran Jefes Locales del Movimiento, de la Falange o incluso Procuradores en Cortes emitían informes que eran en sí mismo condenas a muerte o de cárcel contra personas inocentes perfectamente comprobables en los legajos conservados en archivos oficiales, por no olvidar también los que firmaban algunos párrocos y que surtían el mismo efecto.
Alcaldes, curas y Guardia Civil, Falange… todos ellos fueron piezas esenciales en el aparato represor franquista contra el Pueblo español; su colaboración era esencial para clasificar y certificar la filiación ideológica o justificar las acusaciones por las que se procesaba a miles de inocentes.
Estamos hablando de honores que se dan en lugares públicos; los Ayuntamientos tienen potestad para intervenir aplicando la ley de la Memoria aplicando la normativa y procedimientos vigentes, máxime si esos lugares son nada menos que sus Salones de Plenos, como en Paterna, o los retratos de Franco y Jose Antonio en el “Casino Gran” de Canals.
Y de nuevo aparece la insumisión de las huestes del PP: en Paterna recogen firmas contra la retirada de los retratos franquistas y en el Casino de Canals dicen que es tradición y se quedarán donde están, aprovechando que es un local privado, pero ocultando que en él se celebran actos públicos y recibe ayudas oficiales.
Misas franquistas, cenas de franquistas en el Hotel Meliá, firmas para que permanezcan los honores a alcaldes franquistas… amenazas a Ayuntamientos si quitan las calles franquistas… queda en evidencia que la derecha española, en su versión nueva o añeja, tuvo que retirar el retrato de Franco del balcón, pero lo conserva en sus mesitas de noche, en su armario o lo que es peor… en su corazón. España sigue siendo diferente; sus derechas nunca se desnazificaron… mal se puede vivir con un Franco, pero mucho peor con miles de franquistas defendiendo aún el franquismo.
Matías Alonso Blasco, Grupo Federal de Memoria Histórica – PSOE
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