dilluns, 4 d’abril del 2016

Un joven cenetista de Tetuán fue el primero en lanzar el ‘¡No Pasarán!’ en la Guerra Civil.


http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/un-joven-cenetista-al-que-le-costo-la-vida-lanzar-un-mensaje-historico-no-pasaran/


MARÍA SERRANO / 4 Abr 2016
Imagen del panfleto lanzado por Rojas Escobedo e incluido en el libro 'República, Guerra y Represión. Ceuta y el Norte de África'.Imagen del panfleto lanzado por Rojas Escobedo e incluido en el libro 'República, Guerra y Represión. Ceuta y el Norte de África'.

Una de las consignas de resistencia más famosas de la Guerra Civil Española habría de ser el legendario ‘No Pasarán’ lanzado por La Pasionaria al pueblo de Madrid, que luchaba con coraje para que las tropas de Franco no entraran en la ciudad durante el otoño de 1936, aunque su origen era anterior. De hecho, la primera referencia al uso del ‘No pasarán’ se localiza en la batalla de Verdún, durante la I Guerra Mundial, y se le atribuye al general francés Robert Nivelle (‘Ils ne passeront pas’). También aparece más tarde en carteles de propaganda después de la Segunda Batalla del Marne.

¿Sabría Dolores Ibárruri que aquel mensaje de lucha ya había sido utilizado por un joven cenetista los primeros días del golpe en el norte de África a través de octavillas? En la ciudad de Tetúan, Francisco Rojas Escobedo lanzaría el mismo 19 de julio de 1936 trescientos panfletos con el ‘No pasarán’ para informar a los vecinos del “golpe de terror y barbarie”. El historiador ceutí Francisco Sánchez Montoya ha rescatado esta historia de los archivos del antiguo protectorado marroquí, enclave fundamental en el arranque de la contienda en 1936.

DETENCIÓN MASIVA EN EL CENTRO OBRERO
Ya de madrugada, el 18 de julio, las tropas de regulares asaltaron el Centro Obrero, situado en la zona más céntrica de la ciudad de Tetúan, concretamente en la calle de la Luneta. “Mientras las tropas están tomando posiciones en las principales calles y plazas, los dirigentes políticos y sindicales se reunieron en el Centro Obrero”. Desde el primer momento el alto comisario deniega el reparto de armas entre la población, por lo que “los obreros, tras esta negativa, organizan patrullas que recorren Tetuán e informan de los movimientos de las tropas golpistas”.

Todos los jóvenes de izquierdas que aguardaban con esperanza en este Centro fueron detenidos uno a uno, siendo trasladados para tomarles declaración a la cárcel europea y posteriormente al campo de concentración del Mogote, a cinco kilómetros de la ciudad marroquí. La mayoría de ellos fueron ejecutados prácticamente aquellos días, tal y como publicaba La Gaceta de África. “Fue ocupado fulminantemente el Centro Obrero, por algunos oficiales de Regulares, acompañados de soldados y elementos falangistas, sin poder oponer resistencia ante la enérgica dialéctica de las pistolas”, destacaba el periódico.

HUYENDO HACIA LA FRONTERA
El joven Francisco Rojas Escobedo escaparía de la ejecución. No quiso permanecer en silencio y decidió escribir una cuartilla con una serie de mensajes en defensa del gobierno de la República para arengar al pueblo español en contra del “movimiento fascista” que acababa de estallar. “Que nadie deserte de sus puestos. Y si así obrais estar seguros de que una vez más podremos decir. ¡No Pasarán!”. “Demostremos con hechos lo que hasta aquí solo dijimos de palabra. Cumplamos con las promesas hechas a nosotros mismos: ¡No Pasarán!”

El historiador Sánchez Montoya apunta que “Escobedo entregaría ese papel a su compañero, también anarquista, Francisco Martos, cajista de la imprenta propiedad de Francisco Garzón Cantero, situada en la calle Benito Pérez Galdós”. Las dos tiradas de octavillas fueron repartidas por toda la ciudad el 19 de julio, horas antes de la llegada del general Franco al protectorado.

Escobedo era fontanero de profesión y militaba como anarquista en la CNT. Tras el reparto de la propaganda, Francisco intentaría huir hasta el puesto fronterizo de Borch, donde fue detenido y fusilado el 20 de agosto de 1936. La misma suerte corrieron el trabajador de la imprenta Francisco Martos, con tan solo 18 años, y el dueño de la imprenta, Francisco Garzón, de 27. Ellos habían sido los primeros en poner en circulación el ¡No Pasarán!