dimecres, 6 d’abril del 2016

Los médicos republicanos andaluces fueron perseguidos con saña.


http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/medico-mason-republicano-depurado-fusilado-o-exiliado-por-el-regimen-de-franco/

MARÍA SERRANO / 6 Abr 2016
Ficha de colegiado del médico republicano José Leal Calderi.Ficha de colegiado del médico republicano José Leal Calderi.

Entre los estamentos ilustrados de los años treinta, no solo los maestros republicanos fueron depurados, asesinados o exiliados. Cientos de médicos también fueron represaliados por la dictadura y la Guerra Civil en Andalucía. La investigadora Maria Victoria Fernández Luceño, autora del libro ‘Médicos republicanos y masones en Andalucía contemporánea. La represión franquista’ (editorial Aconcagua), destaca que todos los “médicos de aquella época pertenecerían a la clase burguesa porque estudiar medicina a principios de siglo significaba tener un estatus social”, sin embargo muchos de ellos “se encontraban cerca de las clases bajas, de los jornaleros y braceros del campo que vivían en la miseria más absoluta”. Los casi 800 expedientes de médicos republicanos revisados en la investigación demuestran el compromiso de aquel colectivo de profesionales.

La clara vocación social de la profesión médica, que atendía sin distinciones desde el más adinerado a los campesinos más humildes, hizo que “muchos estuvieran dedicados a actividades políticas y fueran republicanos”. Con el inicio de la Guerra Civil cientos de ellos fueron fusilados en aplicación de Bando de Guerra, sin juicio previo. Otros serían asesinados a través de la “pantomima” del juicio sumarísimo.
María Victoria Fernández recuerda que durante la posguerra hubo tres medidas legislativas terribles para el colectivo de médicos republicanos y masones: la orden de depuración de los médicos de 1939, firmada por Serrano Suñer, que obligaba a los sanitarios a decir cuál fue su actuación el 18 de julio de 1936; la ley de Responsabilidades Políticas de 1939, aplicada con efecto retroactivo; y la ley de la represión de la masonería, de 1941. Ésta última, añadía a las anteriores la obligatoriedad de los masones de retractarse y denunciar a compañeros. A todo ello se añadió la creación del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.

36 DIPUTADOS ERAN MÉDICOS
Durante la Segunda República, muchos de estos profesionales ocuparon importantes puestos de responsabilidad. Solo en el Congreso de los Diputados había 36 médicos ejerciendo una doble profesión, la medicina y la política. Solo en Andalucía había diecinueve médicos que eran diputados andaluces. Siete de ellos fueron directamente fusilados al inicio de la Guerra Civil.
A José Fernández y González de la Bandera, médico republicano y alcalde de Sevilla entre 1931 y 1933, le sorprendió el golpe de estado en su domicilio sevillano. Posteriormente, por miedo a las represalias del general Queipo de Llano, se trasladaría a casa de unos amigos hasta que el 30 de julio decide entregarse a las nuevas autoridades, siendofusilado durante la noche del 10 de agosto de 1936.
Otros pudieron marcharse al exilio, no regresando nunca más. Pedro Vallina, nacido en Guadalcanal en 1879, murió exiliado en Veracruz (México). Médico libertario muy ligado a los círculos anarquistas en la ciudad de Sevilla, Vallina estuvo en el frente de Guadalajara como médico de las milicias y director del hospital miliciano de Cañete y tomó el camino del exilio tras la caída de Barcelona. Desde Francia huiría hasta Santo Domingo.

MÉDICOS REVOLUCIONARIOS
Fernández apunta que “uno de los factores más determinantes en Andalucía fue el comportamiento y actitud de algunos médicos en su relación con los campesinos”. El caso de Andrés Cascajo, médico de Carrión de los Céspedes (Sevilla), resulta significativo: ayudó a los campesinos a “conquistar la tierra que ellos trabajaban de sol a sol sin disfrutarla”.
Manuel del Río Mosquera promovió también el levantamiento de los campesinos en la provincia de Málaga. La autora afirma que “este médico gallego, residente en Ronda, dio mítines apoyando la rebelión de los campesinos e incitándoles a la huelga”. Tras ganar la plaza de médico titular en el pueblo de Arriate, estuvo desde aquel momento vinculado a la reforma agraria y el movimiento campesino que se gestaría en la provincia de Málaga.
Una visita al pueblo de su madre, Cerceda en la Coruña, coincidiría con el inicio de guerra. Desde Galicia conoció la orden de búsqueda que pesaba sobre él por parte del nuevo régimen, siendo encarcelado en la prisión provincial de La Coruña el 18 de noviembre de 1936 y trasladado a la cárcel de Ronda, donde fue procesado en enero de 1937. El Juzgado Militar número 2 de Málaga lo condenaría por un delito de Rebelión Militar. Moría fusilado el 22 de agosto de 1938.
La misma suerte corrieron los médicos profesores de Universidad, depurados e inhabilitados de sueldo y empleo en la mayoría de los casos. Los médicos de la Beneficencia Municipal, como el caso de José Leal Calderi, resultan de gran relevancia: médico interino de la Beneficencia Municipal, aparece en una lista el 24 de julio de 1936 en Sevilla para el cese inmediato de su actividad “por pertenecer a los mandos dirigentes de las organizaciones en lucha contra el Ejército de España”. Estuvo encarcelado y sufrió dos años de suspensión de empleo, además de traslado forzoso de la provincia y un expediente de incautación de bienes