- 3 marzo 2017
La carretera que va de Málaga a Almería se convirtió en un río humano el 8 de febrero de 1937, cuando más de 150.000 personas la utilizaron para huir del avance del ejército franquista.
A mitad de camino entre estas dos ciudades del sur de España, un médico canadiense decidió vaciar su camión ambulancia de los utensilios para la transfusión de sangre con los que pretendía ayudar a los heridos en el frente.
Norman Bethune -ese era su nombre- cambió de planes y puso su vehículo al servicio de los refugiados. Durante tres días transportó a decenas de ellos hasta Almería.
La ciudad acababa de ser tomada por los franquistas y avanzar hacia ella resultaba imposible.
Las fotografías de aquella huida -conocida popularmente como la Desbandá- tomadas por uno de sus compañeros, Hazen Sise, son la única prueba gráfica de una de las peores masacres de la Guerra Civil española.
Más de 3.000 muertos
"Bethune ya era consciente en aquel momento de que las imágenes eran muy importantes (…). Y poco después, publicó un librito, un folleto casi, con 26 fotografías de lo que había sido la carretera Málaga-Almería", le dice a BBC Mundo Jesús Majada, comisario de la exposición Bethune, la huella solidaria.
"Son las únicas fotografías que hay de aquel suceso", añade el responsable de la muestra, que se podrá visitar hasta el 2 de abril en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid.
Entre 3.000 y 5.000 personas murieron en esta ruta costera, hostigadas por la aviación italiana desde el aire y los acorazados franquistas desde el mar.
Pero este no fue el único hecho extraordinario en la vida del doctor Bethune, quien había llegado a España hacía apenas unos meses, en noviembre del ese mismo año.
Le quedaba por vivir otra guerra en China, donde le llegaría una muerte inesperada que lo convirtió en un héroe de la revolución.
Y antes incluso de meterse de lleno en la contienda española, este cirujano nacido en un pueblo de Ontario en 1890 ya había vivido varias vidas: la de leñador en los bosques de Canadá, la de médico en la Primera Guerra Mundial y la de acomodado propietario de una clínica en Detroit.
En 1926, había estado cerca de la muerte al caer enfermo de tuberculosis. Y, recuperado de la enfermedad, se dedicó en cuerpo y alma a estudiar y a practicar la cirugía de pecho en Montreal.
Fue en 1935, después de visitar la Unión Soviética con motivo de una conferencia médica, cuando se afilió al Partido Comunista. Poco después, abandonaría su puesto de cirujano en Canadá para ayudar a la Segunda República Española.
Un médico sin fronteras
"Era un personaje muy contradictorio, un hombre muy inusual. Una de sus grandes características fue la inquietud constante durante toda su vida", le cuenta a BBC Mundo Roderick Stewart, autor de Phoenix: la vida de Norman Bethune.
"Fue a España, entre otras cuestiones, porque estaba aburrido de Canadá y de ser médico en Montreal. Pero la parte política es también significativa. Se acababa de unir al Partido Comunista. La inquietud personal y sus ideas políticas van juntas en este caso", asegura.
"Sin embargo, no fue enviado por el Partido Comunista de Canadá, sino por una organización que agrupaba desde centro-liberales hasta comunistas", agrega Stewart.
En Madrid, donde el frente se encontraba a las puertas de la ciudad, Bethune creó el Instituto Hispano Canadiense de Transfusión de Sangre, uno de los primeros servicios de este tipo en la guerra española -ya existía uno similar en Barcelona- que salvó cientos de vidas.
"Norman Bethune es un primer médico sin fronteras. Un primer médico humanitario", asegura Majada.
"Estuvo en España siete meses, no mucho tiempo. Situó el servicio canadiense en Madrid, cerca del frente. Para él era algo muy inmediato, porque recogía sangre, la embotellaba y la llevaba al frente. Poco a poco fue extendiendo el área de atención a los heridos y llegó hasta el este de la península, hasta Valencia", apunta.
Estando en esa ciudad, Bethune supo del avance franquista sobre Málaga y sobre la precaria situación de la población civil y, junto con su equipo, acudió en su ayuda.
Expulsado por su afición al alcohol
Sin embargo, tras su trabajo en la Desbandá, su estancia en España duró poco. Algunos compañeros lo denunciaron por su afición a la bebida y su falta de disciplina. El Partido Comunista de Canadá le pidió que regresara a Norteamérica.
"Es algo típico de Bethune. Nunca, en toda su vida, le gustaron las órdenes. Y en España eso fue fundamental. Como una forma de compensar el 'haber sido un chico malo', emprendió una gira por Canadá y Estados Unidos para intentar recaudar fondos para el instituto en Madrid", explica Stewart.
"La gira empezó en julio. En agosto, les escribió a los canadienses del instituto en Madrid y les dijo que estaba planeando volver y les pidió que le despejaran el camino. Ellos fueron rápidamente a los partidos comunistas canadiense y español y les pidieron que no se lo permitieran", agrega el biógrafo.
Es cierto, estoy cansado. Pero creo que hacía mucho tiempo que no era tan feliz. Estoy contento. Hago lo que quiero hacer. ¿Por qué no iba a ser feliz?"
Ante la imposibilidad de volver a España y marcado como comunista en Canadá, Bethune cambió una vez más de escenario y se marchó a China para unirse a su Ejército Rojo en la Segunda Guerra Chino-Japonesa, que había estallado en julio de 1937.
"En China, por primera vez en su vida dejó de ser un 'lobo solitario'. Por primera vez sintió que estaba trabajando con la gente, en lugar de bajo la gente o contra sus jefes y superiores, como había hecho antes. No le gustaban los jefes. En China, sentía que los chinos y él laboraban de a igual por una causa: derrotar a los japoneses. En ese sentido, encajó", cuenta Stewart.
Un héroe en China
En la guerra Chino-Japonesa, el médico canadiense realizó tareas de formación, redactó libros de texto y trabajó como cirujano de campaña incansablemente durante casi un año.
"Sueño con el café, con un roast beef, con pastel de manzana y helado. Espejismos de comida celestial. ¿Todavía se escriben libros? ¿Se toca música? ¿Bailan, beben cerveza, contemplan cuadros? ¿Aún aman las mujeres ser amadas?", escribió desde el frente chino.
"Es cierto, estoy cansado. Pero creo que hacía mucho tiempo que no era tan feliz. Estoy contento. Hago lo que quiero hacer. ¿Por qué no iba a ser feliz?", reflexionó en sus escritos.
En noviembre de 1939, el cirujano se cortó en una intervención y la herida derivó en una infección de sangre que le causó la muerte.
Fue entonces, cuando Mao Zedong, a quien solo había visto una vez, escribió el texto En memoria de Norman Behune, que se publicó en 1940.
Años después, tras el triunfo de los comunistas, ese artículo de 700 palabras fue incluido en el Libro Rojo y millones de chinos llegaron a aprendérselo de memoria.
Hoy, Noman Bethune sigue siendo un héroe en China. Uno de los pocos occidentales a quienes se le dedican calles, estatuas o parques e incluso una unidad médica del ejército lleva su nombre.
Su figura apenas empieza a ser recuperada en España y en Canadá, asegura su biógrafo, ya que sigue siendo desconocido para la mayor parte de la población.
"El bando equivocado ganó la guerra en España. Franco venció y una de las peores tragedias de la Guerra Civil, la masacre de la carretera Málaga-Almería, solo se ha empezado a sacar a la luz en los últimos años", afirma Stewart.
"En cambio, en China, el otro bando ganó la guerra y Bethune es un héroe. Quien gana las guerras escribe la historia", concluye el biógrafo.
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