diumenge, 9 de desembre del 2018

LOS CASTIGOS DE GÉNERO DURANTE LA GUERRA CIVIL Y EL FRANQUISMO: INFIERNO VIVIDO POR LA MUJER REPUBLICANA.


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Paco Barreira

Tanto las mujeres represaliadas como las mujeres hijas de represaliados, soportaron palizas, amenazas, golpes e insultos. Cuando salían a la calle y participaban en actividades públicas: fiestas, viajes o actividades lúdicas de todo tipo, les llamaban comunistas. La palabra feminismo también era un insulto.
Las cárceles de mujeres durante el Franquismo se convirtieron en auténticos laboratorios humanos donde se investigaba un supuesto gen recesivo que desnaturalizaba a las mujeres republicanas. La consecuencia era que, por éste extraño fenómeno, estas mujeres habían renunciado al ideal de ángel del hogar: buenas madres y mejores esposas. La Perfecta Casada era el ideal natural de la feminidad para la ultraderecha española.
El psiquiatra fascista Vallejo Nájera, encargado de todo tipo de torturas a las presas políticas de la Cárcel de Mujeres de Málaga, escribiría sobre las republicanas que tenían: “labilidad psíquica”, que “les faltaba equilibrio mental”, que “no controlaban su personalidad”, que “eran impulsivas y poco sociables” y que “su conducta anormal las llevaba a estados psicopatológicos”.
Los "crímenes de género" incluyeron la violencia sexual, habitualmente ejercida por "los funcionarios de prisiones o por falangistas que entraban en las cárceles a visitar a las mujeres de manera recurrente". Las mujeres eran detenidas y violadas, no sólo por su lucha política, sino también por el "delito consorte, es decir, por ser familiar de hombres con ideas contrarias a las del régimen".
Por otro lado, el régimen franquista se caracterizó por negar la existencia de presas políticas, que fueron tratadas como delincuentes comunes. "Las torturas a las que fueron sometidas las mujeres se ejercían con el mismo odio y fuerza que hacia los hombres, pero había un componente de género específico hacia ellas, tanto en los insultos como en el uso particular y sexuado de la violencia: descargas genitales, golpes en el bajo vientre…
-Violencia económica: También fue ejercida contra las mujeres por el hecho de ser consortes o hijas de hombres significados como republicanos, fusilados o supervivientes. Aunque ellas no tuvieran un compromiso político público, se consideraba que, por el hecho de estar casadas o ser hijas, estaban contaminadas por sus valores, consecuencia lógica derivada de los discursos naturalizados nacional-católicos de la dependencia y sumisión a los maridos y padres. A todos y a todas se le despojó de sus bienes.
-Los robos de bebés: Fue un hecho muy común. Se calcula que ronda los 30.960 niños y niñas robados. Los hijos de las mujeres que eran asesinadas fueron entregados a familias franquistas para "eliminar la semilla marxista" y darles una educación afín al régimen.
Muchos niños y niñas perdidos del franquismo, o niños robados por el franquismo durante la Guerra Civil y la Posguerra, o bien fueron arrebatados a sus madres republicanas porque estaban encarceladas, o bien fueron tutelados porque sus madres habían muerto a manos del propio ejército franquista.
-Anulación de la Ley de Divorcio de la República: Esta orden establecía que cualquier sentencia de divorcio sería anulada automáticamente a petición de uno de los cónyuges, que solo tenía que dar como razón su deseo de reconstituir su legítimo hogar, o el de tranquilizar su conciencia de creyente. Es decir, si una mujer había pedido el divorcio por malos tratos, el marido podía conseguir que volviesen a estar casados legalmente, lo cual suponía convivencia obligada, ya que el abandono del hogar estaba castigado.
Esta Ley no solo derogó la Ley de Divorcio de la República por ser radicalmente opuesta al profundo sentido religioso de la sociedad española, sino que incluyó siete disposiciones transitorias de carácter retroactivo que dejaban a los ya divorciados y a sus criaturas al pie de los caballos, totalmente expuestos a la venganza de sus ex cónyuges y a la represión estatal.