CeAQUA
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- Memoria
histórica: 14 años exhumando fosas, recuperando dignidades
- Presentación
del libro de Ana Messuti
- Una ficha
deportiva permite conocer el rostro actual de González Pacheco
Posted: 16 Apr 2014 06:06 AM
PDT
En el año 2000, los ’13 de
Priaranza’ fueron exhumados de la fosa común en la que yacían desde 1936.
Aquella labor, impulsada por Emilio Silva, fue el germen de la Asociación
para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Cuando Emilio fue detenido en
el Ayuntamiento de Villafranca el 16 de octubre de 1936, podía imaginarse el
fatal destino que le esperaba al encontrarse con otros 14 hombres en un
camión custodiado por pistoleros falangistas. En medio de la oscuridad, dos
de ellos intentaron escaparse, pero sólo logró huir Leopoldo Moreira (su otro
compañero sería abatido a tiros). Él sería el que guardaría en su memoria el
lugar donde reposarían los huesos de sus compañeros, la fosa común de los ’13
de Priaranza’.
64 años después, su nieto, el
periodista y sociólogo Emilio Silva, comenzaría su búsqueda, apoyado por un
equipo de arqueólogos, médicos forenses y antropólogos. La exhumación de la
fosa común de Priaranza sería el germen de la conocida Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica, que en sus catorce años de actividad ha
ayudado en la recuperación de centenares de fusilados en todo el país.
Todo este trabajo ha servido,
según Emilio Silva, para “enunciar y denunciar lo que pasó”. Antes de la
exhumación en Priaranza, la sociedad y los diferentes gobiernos democráticos
habían decidido mirar hacia otro lado, con “pactos de silencio” que aún
siguen pesando como losas sobre las fosas comunes donde reposan todavía más
de 100.000 personas. Según un informe de Aministía Internacional,
España es el segundo país del mundo con más desaparecidos tras Camboya. En
cualquier otro lugar del mundo, “los represaliados serían héroes”, denuncia
Silva en una entrevista con ileon.com, quien lamenta que “ningún gobierno
haya querido encargarse de esto”.
España, el país que ha
olvidado la cultura de los Derechos Humanos
El año 2000, recuerda Emilio
Silva, hoy presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica, supone “un verdadero cambio para la democracia en España”. Hace
solo unos días, el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca, investigador de la
Universidad Carlos III, sugería que en ese año se producía un “verdadero punto
de inflexión” al recordar la Transición, ya que los nietos de las víctimas
comenzaban a buscar a sus familiares desaparecidos, reivindicando su memoria.
Catorce años después de
aquellas primeras exhumaciones, y tras los 83 años de la proclamación de la
II República, Silva celebra que “se haya superado ese complejo de
inferioridad”. La labor de la ARMH, sin duda, ha servido para “sacar del
olvido a las víctimas, exhumando también su historia”. Y aunque el trabajo de
la Asociación se haya centrado en encontrar a los miles de desaparecidos que
aún reposan en fosas comunes, su labor también ha consistido en devolver la
memoria, ante la “dejadez del Estado”, según denuncia Marco González,
vicepresidente de la ARMH.
El papel de la Asociación ha
sido fundamental para que se produzca un “aprendizaje social” en la
ciudadanía. Emilio Silva cuenta que cuando comenzó a buscar los restos de su
abuelo, hubo quien en el Bierzo le dijo “que estaba apoyado por el mismísimo
Felipe González”. Nadie entendía hace catorce años que las familias tuvieran
derecho a exhumar a sus desaparecidos.
A pesar de que este período de
tiempo ha servido para demostrar que desenterrar a los fusilados no iba a
abrir viejas heridas, sino más bien a ayudar a curarlas, aún queda mucho por
hacer. En ese sentido, la ARMH sigue denunciando comportamientos como el del
diputado del Partido Popular Rafael Hernando, quien dijo que “los familiares
de las víctimas del franquismo solo se acordaban de desenterrar a su padre
cuando había subvenciones”.
Sus declaraciones, denunciadas
ante el Tribunal Supremo por la Asociación, reflejan también “el olvido y el
insulto” al que han tenido que someterse los desaparecidos y sus familias
durante décadas. El año pasado, por ejemplo, el propio Partido Popular
europeo censuró una exposición sobre las víctimas del franquismo en Bruselas,
dado que “las imágenes eran demasiado impactantes”. Olvidaban, sin embargo,
que en la misma sala del Parlamento europeo había habido fotografías
expuestas sobre el Holocausto nazi y los atentados de ETA.
Arqueología y genética
forense para exhumar las fosas
Esta dejadez política también
se observa claramente en la redacción de la Ley sobre la Memoria Histórica,
según denuncia Marco González. Y es que en el proceso de exhumación de fosas,
tras la recopilación de toda la información posible sobre los desaparecidos y
la recogida de testimonios por especialistas en antropología social, la
Asociación debe solicitar los permisos oportunos para realizar las
excavaciones.
Derek Congram, antropólogo forense que trabaja
voluntariamente en el laboratorio de Ponferrada (fotografía cedida por la
ARMH)
En la provincia de León, en
palabras de González, “nunca ha habido problemas con terrenos de las
administraciones públicas o el Obispado”. No sucede lo mismo cuando se trata
de fincas privadas, ya que en ocasiones, los propietarios se niegan a
conceder esos permisos para proceder a la exhumación de los cuerpos. La
propia ARMH ha llevado a juicio a una salmantina que llegó a pedirles dinero
para autorizar la apertura de la fosa común.
Según González, “estas
situaciones son un fallo provocado por la propia Ley de Memoria Histórica,
que aunque habla de expropiación temporal de los terrenos, no dice quién debe
hacerlo”. El limbo legal en el que se encuentran las víctimas, cuando se
cumplen 75 años del fin de la Guerra Civil, es una buena muestra del olvido
democrático y el silencio sobre los crímenes ocurridos desde 1936, tras el
golpe de estado de Franco.
En el caso de que puedan
realizar la exhumación de la fosa, la ARMH se apoya en voluntarios con
formación científica y técnica para desenterrar los cuerpos e identificar a
los fusilados. Para ello han tenido que contar con arqueólogos, médicos
forenses o genetistas que brindan sus horas libres para que “los huesos
hablen, ya que las personas que están en las cunetas tienen mucho que decir a
nuestra democracia”, reclama González.
Ciencias como la arqueología y
la antropología forense o la genética son claves para identificar a los
desaparecidos. En las pruebas de laboratorio, según explica González, los
investigadores realizan mediciones de los huesos y analizan las causas de la
muerte, donde habitualmente se observan perfectamente los cuerpos tiroteados.
Los análisis genéticos también
han sido fundamentales para reconocer con un 99% de precisión a las víctimas.
Las muestras se suelen extraer de dientes o del fémur de los desaparecidos,
para así estudiar el ADN nuclear o mitocondrial y compararlo con el de sus
familiares. En Burgos, provincia donde se ha exhumado el mayor número de
fosas, existe un proyecto piloto para utilizar muestras de ADN en la
identificación, que ha contado con la colaboración de biólogos de la
Universidad Autónoma de Madrid, en palabras de Silva.
Es necesario reconocer el papel
de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, una entidad
sin ánimo de lucro que ha conseguido en catorce años crear una conciencia
social sobre el pasado, reivindicando la historia de las miles de víctimas
que aún siguen en fosas comunes reclamando justicia.
Este pionero movimiento
ciudadano, nacido del trabajo voluntario de decenas de personas anónimas, ha
conseguido sacar del olvido a los más de 100.000 desaparecidos, curando las
heridas provocadas por el golpe de estado militar que desencadenó la Guerra
Civil y los cuarenta años de dictadura. Su labor ha ido más allá de la mera
exhumación de fosas, recuperando la dignidad de una democracia que silenció
el horror franquista.
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Posted: 16 Apr 2014 04:02 AM
PDT
“UN DEBER INELUDIBLE. LA
OBLIGACIÓN DEL ESTADO DE PERSEGUIR PENALMENTE LOS CRÍMENES INTERNACIONALES”
(Editorial EDIAR, Buenos Aires; distribución en España: Marcial Pons)
Cuándo: Martes, 22 de abril de 2014 a las 18,30 hs
Dónde: Escuela de Relaciones Laborales-UCM. Sala escalonada. c/ San
Bernardo, 49 (Metro: Noviciado, Plaza España)
Intervendrán:
§ Ariel Jerez, Profesor
de Ciencias Políticas y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (moderador);
§ Laura Zúñiga
Rodríguez, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca
§ Ramón Sáez Valcárcel,
Magistrado de la Audiencia Nacional;
§ Emilio Silva,
Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica,
§ Ana Messuti, la
autora.
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Posted: 16 Apr 2014 03:10 AM
PDT
Una ficha federativa de
atletismo ha permitido desvelar la imagen actual de Juan Antonio González
Pacheco, el policía conocido como Billy el Niño, del que una jueza argentina
reclama su extradición por un caso de torturas en el franquismo. La agencia
Colpisa ha encontrado
la ficha de González Pacheco de la temporada pasada en la
categoría de veteranos.
La Audiencia Nacional concedió
al policía jubilado, de 67 años, el privilegio de proteger su rostro. La
presidenta de la Sección Segunda de la Sala Penal de la Audiencia emitió un
auto que prohibía tomar imágenes de su rostro en su comparecencia en la vista
de extradición. Pacheco salió de la Audiencia con un casco de motorista
puesto.
El fiscal se opuso en la vista
a la entrega de Billy el Niño a Argentina, pero planteó la posibilidad de que
sea la Justicia española la que investigue las torturas cometidas por agentes
de seguridad durante el franquismo.
El fiscal consideró que estos
hechos se pueden investigar donde se han producido y planteó que se ofrezca
al país demandante denunciar los hechos ante los tribunales españoles al
menos para que las víctimas puedan ser oídas.
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