Nuevos indicios refuerzan la teoría de que sus restos podrían haber sido movidos en 1986 durante el vallado del parque que lleva su nombre en Alfacar (Granada)
Los restos de Lorca podrían estar dentro de un saco. No porque los metieran los fascistas que lo asesinaron, sino porque en 1986, para terminar a tiempo la obra del Parque Federico García Lorca en la localidad granadina de Alfacar, los restos de cuatro cuerpos, que supuestamente se encontraron durante su construcción y entre los que podría estar Lorca, se introdujeron en un saco para que la Diputación de Granada pudiera inaugurar a tiempo el lugar creado en memoria del que, para muchos, es el escritor andaluz más importante de la historia.
A esta inquietante y surreal sospecha se llega con los nuevos indicios aportados por la investigación que ha seguido el periodista Víctor Fernández y el geofísico Luis Avial, especializado en localización de fosas de la Guerra Civil, colaborador habitual de la Policía y responsable de la prospección geofísica que localizó el cuerpo de Cervantes en la iglesia de las Trinitarias de Madrid.
Su investigación parte de la realizada por Ian Gibson en 1966 recogida en su libro de 1971 La represión nacionalista en Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca, en la que apunta que el cuerpo del poeta estaría junto al olivo hoy ubicado en el parque que lleva su nombre. La investigación ha seguido la pista que abrió en 2008 el artículo publicado por Rafa López y Quico Chirino en el Idealde Granada. En este artículo, el que fuera vicepresidente de la Diputación de Granada, Ernesto Molina, confirmaba que en 1986 se encontraron restos humanos al levantar el muro del recinto, junto al famoso olivo, y que fueron metidos en un saco y vueltos a enterrar en un lugar, controlado, dentro del parque. Una versión ratificada por José Antonio Rodríguez, actual alcalde de Jun y trabajador de la Diputación en los 80 y mano derecha de Juan de Loxa en el Patronato Provincial Federico García Lorca.
Entre los restos se encontró parte de una muleta que podría pertenecer al profesor Galindo, que era cojo
Según esta teoría, los huesos provenían del área cercana al olivo donde fue fusilado Federico García Lorca junto con tres personas más. El profesor Dióscoro Galindo González y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Entre los restos se encontró parte de una muleta que podría pertenecer al profesor, que era cojo.
La prueba del georadar
Siguiendo las indicaciones de la ubicación de los restos facilitada por alcalde de Jun a Víctor Fernández, éste pide al geofísico Luis Avial el escaneado con un georadar de la zona. En 2009 Luis Avial hizo una prospección en la zona y Víctor Fernández, conocedor de esta teoría, “me pidió que echara un vistazo a la fuente”, explica Avial. “Yo tomo los datos con el georadar y hago esta zona. Cuando hago esto busco una fosa común, es decir, si hay movimiento del terreno. Cuando hago la toma de datos después, es cuando Víctor Fernández me dice que no busca un enterramiento, sino un saco con material osteológico que a él le dicen sus testigos que metieron los obreros que hicieron el parque. Cuando reviso las datos detecto una señal rara, no es una fosa común, es un elemento exógeno en el subsuelo. Algo introducido”.
6 IMÁGENES
Para verificar esa señal Avial ha realizado una prueba en Toledo, el pasado mes de febrero. Con la ayuda de Óscar López, arqueólogo y experto en geofísica forense, “enterró un saco con material osteológico de tres o cuatro cuerpos y escombro, trozos de piedra, ladrillo, ese tipo de cosas que suele haber en una obra. Lo enterramos a la misma profundidad y reconstruimos la estructura geomorfológica que hay en ese punto que me ha dado la señal. Bueno, pues la señal es exactamente igual”, concluye Avial.
Lo que la ciencia dice en este punto es que el radagrama escaneado por Avial, donde supuestamente hay huesos enterrados por los obreros que hicieron el parque en Alfacar, “muestra una señal idéntica a la reconstrucción. Ahora, de ahí a sacar la conclusión que sea Lorca es muy distinto”. Faltaría verificar que hay huesos y que estos pertenecen al poeta.
El hilo de Gibson
La publicación esta semana de nuevas indagaciones de Víctor Fernández en La Razón se ha precipitado por el lanzamiento del libro Ian Gibson en el que se detalla que Fernández y Avial están trabajando en esta línea de investigación. Tras un año de recopilación de fuentes bibliográficas y datos, Gibson reedita el libro que le cambió la vida en 1971 por su éxito internacional, ahora con el título El asesinato de García Lorca (Ediciones B).
Esto ya es de dominio público y la Junta tiene que hacer algo, tiene que reaccionar, tiene que proteger este espacio”, asegura Gibson
“Cuando yo estaba con las galeradas de mi libro ellos estaban haciendo esta investigación. Es muy importante lo que han publicado. Esto ya es de dominio público y la Junta tiene que hacer algo, tiene que reaccionar, tiene que proteger este espacio porque ahora cualquiera puede entrar ahí y empezar a hurgar”, asegura Ian Gibson durante una conversación con El Independiente.
“Ernesto Molina dice que metieron los huesos en un saco y los llevaron a otro sitio del parque donde luego pudieran ser rescatados. ¿Y el juzgado no hace nada? Hacen esto porque quieren vallar el recinto y descubren unos restos que pueden ser de García Lorca; es absolutamente surrealista y ¿nadie le ha pedido cuentas?”, añade el escritor.
Un año después de la publicación de aquel artículo se estuvieron buscando los restos del poeta sin tener en cuenta la información del diario grananino. “¿No conocían las declaraciones de Molina que hizo en el Ideal un año antes? ¿Cómo es posible? Yo no lo entiendo ¿Cómo se explica?”, se pregunta Gibson.
Molina, desde que hizo esas declaraciones, no ha vuelto a ratificarse y no concede entrevistas. Tras ser localizado para preguntarle sobre la nueva noticia, Molina sólo ha sido capaz de declarar esto, lo que quiera que signifique: “Pues a ver si tienen mucha suerte y son capaces de dar una solución a un tema que lleva tantísimo tiempo, pero en fin, que las cosas son como son”.
Quién debería verificarlo
La indignación del autor dublinés de 80 años y con nacionalidad española crece pensando en la pasividad institucional. “La Junta de Andalucía debería actuar ahora, ellos han desarrollado su propia ley de la memoria histórica, tienen que actuar ellos”, mantiene.
Víctor Fernández coincide con el análisis de Gibson. “Creo que está en manos de las instituciones aclararlo todo, especialmente la Junta de Andalucía. Yo no digo que esté Lorca, pero sí que se localizaron restos en 1986. No solo el georadar, sino varios testigos lo corroboran. Los que murieron asesinados se merecen un respeto y no deben estar tirados en un saco”.
Hay una institución competente en todo esto y tendrán que dirigirse a ellos si es que quieren hacer algo”, dicen desde el Patronato García Lorca
Fátima Gómez Abad, alcaldesa de Alfacar, responsable de Cultura y Memoria Histórica y Democrática en la Diputación de Granada y responsable del Patronato Provincial Federico García Lorca, asegura que “hay una institución competente en todo esto y tendrán que dirigirse a ellos si es que quieren hacer algo. Ahora, si no quieren hacer nada y esto es una teoría, pues nos damos por enterados; es otra teoría con otras pruebas distintas y poco más te puedo decir, habrá gente que se la crea”.
La institución a la que se refiere Gómez Abad es Memoria Democrática de Andalucía, órgano desarrollado en Andalucía y que pertenece a Presidencia. Según confirman desde Presidencia para proceder a una intervención como la que requeriría buscar de nuevo los restos de Lorca en la ubicación que señala el georadar, tendría que presentar un informe técnico a través de una institución como un Ayuntamiento, la Diputación, los familiares o una asociación de memoria histórica.
Una vida de devoción por Lorca
Para Ian Gibson la importancia de lo que han mostrado esta semana Víctor Fernández y Luis Avial es máxima ya que confirmaría lo que siempre ha señalado: la ubicación de los restos del poeta y de los otros tres asesinado junto al olivo. Para él no hay que perder un minuto en comprobar las nuevas pistas “porque, si no es cierta, estaremos más cerca de la verdad”.
Pero la urgencia de Gibson parte de la propia figura del autor de Poeta en Nueva York. “Lorca es el máximo símbolo de la represión franquista y estamos hablando del poeta nacional, el poeta español más conocido de todos los tiempos y el hombre de teatro más amado alrededor del mundo por su temática de proximidad o, como él dijo, simpática comprensión de los perseguidos. Su obra es grande, con una categoría humana inmensa. De modo que ahora que tenemos la posibilidad de que sus huesos estén ahí, el Estado tiene que buscar sus restos y el Estado allí es la Junta de Andalucía, y tiene que reaccionar enseguida porque, si no, estarán cayendo en una abyección moral terrible”.
Al hablar de la obra del granadino, al octogenario le cambia la cara: “Lorca tenía el escalofrío, sus dibujos de New York son escalofriantes. Él es escalofriante, parece alegre, pero en su obra ves al Lorca nocturno y estás frente al misterio, al enigma, a la luna, no sé..”.
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