http://www.elmundo.es/baleares/2018/04/02/5ac2002a268e3e6b378b459d.html
DICEN QUE las personas no mueren del todo mientras las mantengamos en el recuerdo. Suele ocurrir que revivimos con pensamientos a aquellas con las que hemos tenido un vínculo especial, ya sea familiar o de otro tipo, pero os aseguro que también ocurre con algunos a los que nunca hemos conocido. Me explico: hace poco tiempo he tenido el placer de dirigir mi primera tesis doctoral, titulada Guerrilleros y sabotaje en la retaguardia enemiga durante la Guerra Civil española, del periodista Alfonso López García. Y, desde entonces, no puedo quitarme de la cabeza a ciertas personas con las que quisiera seguir conviviendo, a las que me niego a que se mueran de olvido.
La tesis hace un recorrido por la evolución de las guerrillas durante la guerra, unas guerrillas, antesala de los maquis, que tuvieron un gran peso en el bando republicano, hasta el punto de integrarse por primera vez dentro del ejército. Estos cuerpos especiales incluso sirvieron de modelo para la creación de lo que hoy es la CIA. Sin duda algo de lo que sentirnos orgullosos. Pero lo realmente relevante para mí es la parte donde el autor hace un recorrido por los distintos tipos de sabotajes que tuvieron lugar durante el conflicto. Uno de ellos es el que tipifica como sabotaje pacífico. Sí, pacífico en tiempos de guerra. Hubo quien se jugó el pescuezo para fabricar mal a sabiendas el armamento e, incluso,arriesgarse hasta el punto de incluir dentro de las bombas mensajes de ánimo escritos a mano.
Entre las decenas de casos hallados, quiero destacar uno, en el que dentro de una bomba arrojada sobre Barcelona, y que nunca estalló, se encontró el siguiente mensaje: «Los obreros antifascistas de Palma de Mallorca saludan a sus hermanos».
Este acto de valentía no solo fue recibido por las personas que estaban luchando en el frente, que seguramente quedaran maravilladas ante el repentino cambio de su muerte por un saludo cariñoso, sino también por los servicios secretos enemigos. Imaginaos lo fácil que era saber la procedencia de esas armas. Imaginad cuál fue el destino de esos palmesanos bienintencionados. Estos, como tantos otros, murieron intentando causar el menor daño posible. Gracias a ellos es posible que generaciones de españoles hoy vivan. Quizá alguno esté leyendo este artículo gracias a gente así, a la que nunca se le hizo un homenaje. Hoy, me he vuelto a acordar de ellos.
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