CeAQUA
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Posted: 11 May 2014 03:47 AM
PDT
Presentan desapariciones, penas
de prisión y torturas para que se incluyan en la “Querella Argentina”.
Cuatro víctimas y familiares de
represaliados del franquismo acudieron ayer al Consulado de Argentina en Vigo
para denunciar 12 casos -algunos sufridos en sus propias carnes- de
desapariciones, detenciones ilegales e incluso ejecuciones perpetradas
durante los años de la dictadura. Con la presentación de los escritos, las
víctimas buscan que sus denuncias se sumen a la “Querella Argentina” contra
el franquismo, promovida por la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica, y encabezada en 2010 por Darío Rivas Cando, hijo de Severino
Rivas, el alcalde de Castro de Rei fusilado en 1936; e Inés García, sobrina
del regidor de Salamanca que también murió asesinado en 1937.
El acto de ayer en López Neira
no se limitó sin embargo a presentar las querellas. “Ha sido muy reparador”,
explicaba poco después Carmen García-Rodeja, de la Asociación para la Recuperación de
la Memoria Histórica. Antes de entregar sus escritos
-dirigidos a la jueza argentina María Servini de Cubría-, las cuatro personas
que acudieron a la oficina recordaron a viva voz ante el cónsul Roberto
Gudiño sus historias y las de sus familiares represaliados.
Camilo de Dios Fernández,
“guerrilleiro”, permaneció encarcelado diez años tras ser detenido en 1949
por su participación en la II Agrupación Guerrilleira. Además de su caso, De
Dios denuncia el asesinato de su hermano Perfecto en 1950 y la detención de
su madre, Carmen Fernández, que pasó 13 años entre cárceles de Segovia,
Yeserías, Alcalá de Henares, Ventas y Alcalá; y a la que se le incautaron los
bienes. Concepción Mercedes González recuerda los asesinatos de sus tíos,
José, Rogelio y María González, en julio de 1937 en A Coruña; así como el
encarcelamiento de su padre, Joaquín González, que permaneció ocho años en la
prisión de Porlier y el penal de Burgos.
Luis Fernández “Ferreiro”
denuncia la paliza que recibió su esposa, Pilar García, en una comisaría de
Vigo en 1969, durante un interrogatorio; y los 28 días que permaneció en la
cárcel de Príncipe sin ningún juicio. Así mismo, su hermano Elisardo
González, fue condenado a un año de prisión y una multa por propaganda
ilegal. El propio Luis rememora las “torturas dolorosas, humillantes y
vejatorias” padecidas por él mismo en A Coruña y varias estancias en prisión.
Por último Miguel Ángel Freire presenta la reclusión de su tío abuelo, Miguel
Ángel Freire, en 1936 y 1938. Su abuela, Mercedes Martínez, también sufrió la
prisión y sus vejaciones mientras su hermano Bruno era asesinado.
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