Recibí del hijo de Sixto Agudo (Sebastián), la carta que
sigue, y me encargó difundirla a los amigos y compañeros de “Robert”.
Jean
Ortiz
Carta póstuma a José
Antonio Alonso Alcalde «Comandante Robert»
Nació el 14 de abril de 1919 en el barrio de Fradera, en El
Entrego (localidad del concejo o municipio asturiano de San Martín del Rey
Aurelio) (Asturias).
José
Antonio Alonso luchó en la Guerra de España, era sargento de operaciones en el
Estado Mayor de la 142 Brigada Mixta de la 32 División y tras ser vencidos, en
“La Retirada”, como la mayor parte de las unidades, atravesó la frontera
francesa, el 13 de febrero de 1939, por el pueblo de Prats de Molló. Fue
internado en el campo de concentración de Sept Fonds. Después, estuvo internado
en los Grupos de trabajadores extranjeros, en las zonas fronterizas con
Alemania. Cuando la invasión alemana de Francia, se escapa y en el departamento
del Aube lo detuvieron los gendarmes junto a sus compañeros y los enviaron de
nuevo a la compañía de trabajadores en Curtisol, en La Marne. De allí los
llevaron al campo de Argelès-sur-Mer para reorganizar la compañía. Tras el
armisticio, los llevaron al departamento de Loire, a Roanne. Allí a
desmontar los cañones con sopletes, para llevarlos a Alemania donde los
fundirían y para hacer otros nuevos. Allí estuvo hasta finales del 41, en que
los alemanes lo seleccionaron, para llevarlo a trabajar a la base submarina de
Burdeos, de donde se evadió con un camarada madrileño y un catalán. Volvió a la
compañía y fue enviado a trabajar como campesino a una finca. En esa finca
entró en contacto con gente del Partido Comunista Francés. Ellos le daban
pasquines para distribuirlos. Un día le detuvieron con los pasquines y le
interrogaron, el no delató la procedencia de los mismos. Le llevaron a la
cárcel de Saint Paul en Lyon, y como estaba llena le llevaron a 11 kms, al
fuerte de Chapolí, en Saint Genis les Olliers. En ese fuerte le metieron en los
sótanos y allí, él vivió una de las aventuras más felices de su vida. Porque no
hizo más que llegar y entró en contacto con el Estado Mayor del Partido
Comunista infiltrado allí dentro. Estos le hicieron salir de allí, cuando los
alemanes llegaron para llevarse a todos los presos a Alemania, a los campos,
gracias a la ayuda recibida, él se salvó.
Volvió a
la compañía y le enviaron a trabajar a Saint-Étienne, en una fábrica de
productos químicos donde trabajaba su padre. En esta fábrica el Partido estaba
bien organizado. Hacían sabotajes y atentados contra oficiales alemanes. Tras
una denuncia, le detuvieron junto a varios camaradas, en octubre del año 42,
pero durante el trayecto a la comisaría, él se escapó.
Tras esa
hazaña, volvió a entrar en contacto con el PCE y se trasladó a Ariège con la
Brigada de guerrilleros de allí, en un tajo de leñadores. Eran un grupo de seis
hombres, era la 3.ª Brigada. Estaba el jefe de la Brigada que se llamaba Mateo,
el jefe de Estado Mayor, que se llamaba Conejero, el comisario político, un
asturiano, «Pichón», Ramos y un tal Miguel. Y otro al que llamaban «el Canalla».
Se encontraba también el jefe de la División que era Acevedo, que fue después
jefe de Estado Mayor de la Agrupación de Guerrilleros. XIV Cuerpo de
Guerrilleros. Allí fue donde se conocieron con Sixto Agudo (mi padre).
Es
entonces cuando con la ayuda de sus compañeros dio un golpe en la delegación de
Hacienda de la ciudad de Lavelanet, de donde regresó con un gran botín para
entonces, 335.000 francos, que entregó a la organización.
Más
tarde fue nombrado jefe del Estado Mayor de la Tercera Brigada de Guerrilleros
Españoles, con la que controlaban los nudos importantes de carreteras del
Departamento. Atacaron una Escuela de la Gendarmería que había en Pamiers, una
fábrica de Altos Hornos que aún existe, transformadores, máquinas de tren. En
Tarascon-sur-Ariège yendo a Andorra hay una fábrica de aluminio, hay un
conducto de agua que baja de una montaña, y fueron a sabotear las
instalaciones.
La Tercera Brigada estaba formada, al final de la
contienda, por algo más de 300 guerrilleros, que lucharon denodadamente contra
la ocupación alemana hasta la liberación del país. Uno de los hechos de armas
más sobresalientes que protagonizaron José Antonio Alonso Alcalde «Comandante
Robert» y sus hombres fue la toma y liberación de la ciudad de Foix, el 19 de
agosto de 1944, y el posterior apresamiento de una columna de 1.350 soldados
alemanes. La guarnición alemana optó por rendirse tras cuatro horas de duros
combates. Además participó en los combates de Rimont, de Prayols y Castelnau-Durban,
con lo que se logró la completa liberación del departamento de Ariège.
La última
participación en combate de este asturiano tuvo lugar en la frustrada invasión
del valle de Arán (Cataluña) en octubre de 1944.
Gracias a todas esas heroicidades fue condecorado :
Caballero y Oficial de Legión de Honor de Francia, Caballero de la Legión de la
República Polaca, Medalla de Lealtad a la República Española, Roseta del Primer
Orden Nacional francés o ciudadano de Honor de la ciudad francesa de Foix son algunas
de las máximas distinciones recibidas por José Antonio.
José Antonio Alonso sobrevivió a esos acontecimientos, pero
otros muchos, como Cristino García, también asturiano y jefe de la 158.ª
División de la Agrupación de Guerrilleros Españoles, con el grado de teniente
coronel, al que se le concedió el grado de Héroe Nacional de Francia, fueron
posteriormente asesinados por Franco, o murieron en combate o en los campos de
exterminio nazis.
Este es un ejemplo
más de las epopeyas que vivió esa generación de jóvenes españoles que, como el
Comandante Robert, Cristino García o Sixto Agudo, se educaron en la Segunda
República Española, con los valores humanistas, Libertad, Igualdad y
Fraternidad. Vieron truncada su juventud por la vorágine fascista en su propio país,
por el golpe de estado perpetrado por Franco, a la joven democracia española,
elegida democráticamente, por sufragio universal. Y esos jóvenes tuvieron que
empuñar las armas para defenderla. Pero la reacción europea prefirió defender
al fascismo, antes que a la república, ya que ésta podía ser un mal ejemplo
para la clase obrera europea y perdimos la guerra.
Cuál fue su sorpresa, que cuando, en “La Retirada” al
llegar a Francia, al país del que la República Española se había guiado para
establecer dichos valores en su Constitución, fueron recibidos por las
autoridades como forajidos e internados en campos de concentración, sin techo,
ni alimentos, ni los servicios básicos de higiene. ¿Qué había pasado?
Meses después, tras la traición del Mariscal Pétain que
entregó Francia a Hitler y ésta fue invadida por la Wehrmacht, y el
consiguiente desconcierto del pueblo francés, estos jóvenes españoles, a pesar
del recibimiento, no dudaron ni un segundo en empuñar de nuevo las armas para
luchar contra el fascismo en una tierra que no era la suya, pero con plena
convicción de defender los valores de la democracia, del país hermano y vecino
donde ahora residían. En muchos casos, fueron un ejemplo para los ciudadanos
franceses, ya que ellos tenían a sus 20 y pocos años, la experiencia de una
guerra.
Muchos de esos valientes entregaron su vida, pero en
Francia la guerra se ganó y han sido reconocidos como héroes; en cambio, en
España, tras 40 años de democracia, aún no han sido reconocidos como tales.
Hoy es un día triste, nuestro entrañable José Antonio
Alonso Alcalde «Comandante Robert» a sus 96 años nos ha dejado, era ya de los
últimos supervivientes de esta, nuestra historia, pero su legado quedará
escrito por los tiempos de los tiempos, nosotros, los hijos, los nietos y las
generaciones venideras, tomamos vuestro testigo y con vuestro ejemplo, haremos
lo posible por mantener la memoria y los valores que nos enseñasteis, para
construir un Mundo más justo, más igualitario, más solidario, en definitiva más
libre, y que esos episodios tan trágicos de nuestra historia no se vuelvan a
repetir.
Todos nuestros héroes, hoy están aquí ¡PRESENTES!
Sebastián Agudo Blanco
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