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La realidad que el PP quiere mantener enterrada en el cementerio de Ciriego.
Hace exactamente ocho años el PSOE impulsó la conocida como Ley de la Memoria Histórica, cuyo fin básico no es otro que tratar de eliminar los restos del Franquismo que todavía quedan en la geografía española, desde calles hasta fosas y zanjas comunes. Pero la realidad, después de tantos años, es que muchas ciudades incumplen la ley. El caso del Ayuntamiento de Santander es muy significativo. El reciente rechazo en el Pleno municipal por parte del equipo de Gobierno (con la abstención de Ciudadanos) de una moción presentada por Ganemos Santander Sí Puede es el último episodio de un rechazo deliberado a ejecutar lo que dicta la ley.
Pero lo que se esconde detrás de esa moción es mucho mayor que la exhumación los cuerpos de las zanjas comunes del cementerio de Ciriego. A lo largo de estos años, De la Serna no solo no ha tomado las medidas necesarias para cumplir con la ley, sino que ha perpetuado el ‘honor’ de que Santander sea la ciudad que más símbolos conserva de una dictadura en toda Europa.
“Están obligados a cumplirla, por lo que su incumplimiento es deliberado”, ha explicado a este medio Antonio Ontañón, presidente de la Asociación Héroes de la República y la Libertad, quien el próximo martes, 29 de Diciembre, ofrece una rueda de prensa para exponer su punto de vista acerca de la polémica suscitada en la capital cántabra respecto al rechazo y los ataques de los ‘populares’ a la iniciativa de lo que han llamado la “izquierda radical”.
“Están obligados a cumplirla, por lo que su incumplimiento es deliberado”
Pero el incumplimiento no solo llega desde los ayuntamientos, sino desde el propio Gobierno central, que “ha eliminado subvenciones”, lo que dificulta que asociaciones como la de Ontañón puedan afrontar procesos de exhumación de fosas y zanjas.
En este sentido, ha destacado la diferencia entre fosa y zanja, la primera para un grupo reducido de cadáveres (entre 3 y 15) y la segunda para “cien fusilados”.
“Lo que pide Ganemos es perfectamente legal”, ha asegurado el presidente de la asociación, quien ha reconocido que “otra cosa es la dificultad” a la hora de identificar los restos, ya que no solo están mezclados, sino que están calcinados, lo que hace prácticamente imposible esas tareas. “Hay imposibilidad material en este sentido, pero la Ley de la Memoria Histórica es perfectamente aplicable”, ha asegurado.
Historia del olvido
Lo que el PP pretende es que siga enterrado en Ciriego la historia de cerca de 1.000 personas cuya identidad está “verificada y constatada”, a los que se suman necesariamente aquellos cuya identificación no es posible porque no queda constancia documental de su muerte en el cementerio santanderino.
Como ha relatado Ontañón, y haciendo referencia a su libro “Rescatados del olvido”, el número y la identificación de los fusilados por el Franquismo puede consultarse en el Archivo de la Prisión Provincial de Santander, no así a los “paseados”, de los que “no tengo el atrevimiento de decir cuántos fueron”.
Lo que el PP pretende es que siga enterrado en Ciriego la historia de cerca de 1.000 personas cuya identidad está “verificada y constatada”
Según ha explicado el presidente de la asociación, “el jefe del piquete” recibía del director de la prisión una lista con todos los presos que iban camino de Ciriego, a los que muchas veces debía esposarse con cable de la luz ante la falta de esposas suficientes. Pero dicha lista nunca llegaba a otras manos. El capellán de Ciriego en aquella época “desconocía a los fusilados”, y “nunca quiso saber” su identidad, pues de ser así “estaría obligado a registrarles” por ley. Por tanto, no solo existía un ajusticiamiento, sino una “desaparición jurídica”.
Gracias a la investigación Ontañón ha sido capaz de identificar a esas cerca de 1.000 víctimas que todavía están enterradas en Ciriego y que el alcalde de Santander se niega a exhumar, incumpliendo la Ley de la Memoria Histórica. Del resto, de los “paseados”, el presidente de la asociación no se atreve a “decir cuántos fueron”, pues “no hay constancia ninguna”.
El capellán de Ciriego en aquella época “desconocía a los fusilados”, y “nunca quiso saber” su identidad
Tan solo existe un “asiento del registro”, en el que se puede leer: “Llegan cinco camiones con unos 90 cadáveres, dos mujeres y un niño de unos nueve años”.
El número indeterminado de estas víctimas del Franquismo se produjo sobre todo “a los dos días de liberar Santander”. Según ha relatado Ontañón, los falangistas de la capital cántabra “ya tenían la lista de rojos por barrios”, por lo que una vez acabó la guerra fueron casa por casa capturando a todos los que figuraban en ella.
Exhumaciones previas
Antonio Ontañón ha promovido dos exhumaciones en Cantabria. Una de ellas en Talledo, a diez kilómetros de Castro Urdiales. La fosa común fue identificada por un hombre que presenció siendo niño el asesinato de dos soldados republicanos que huían una vez la Guerra Civil había terminado.
“Llegan cinco camiones con unos 90 cadáveres, dos mujeres y un niño de unos nueve años
La otra fue en Caranceja, para la que necesitaron colaboración de diferentes personalidades ante la falta de medios. “Esta es la situación a la que nos lleva la no aplicación de la Ley”, ha valorado.
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