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El Valle de los Caídos, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, ya no será lugar de descanso para los restos del dictador Francisco Franco. La vicepresidenta de España, Carmen Calvo, confirmó el jueves 28 el inicio de contactos con la familia y la Iglesia Católica, que gestiona el lugar, para exhumar los restos del dictador.
Sputnik conversó sobre el tema con Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de España. "La élite que ha gestionado la política en España, independientemente de que haya sido de centroizquierda o centroderecha, estaba directamente vinculada con familias de la dictadura", explicó.
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"Los organizadores del olvido —dijo Silva parafraseando al poeta argentino Juan Gelman-, han estado trabajando sin parar 40 años para conseguir toda la impunidad que han tenido, que se sintetiza en el hecho de que ninguno de los responsables de las violaciones de los derechos humanos de la dictadura se ha sentado jamás en un banquillo de los acusados", advirtió.
El traslado de los restos de Franco es parte de una serie de recomendaciones que la ONU presentó a España en 2014. El objetivo de esas sugerencias es atender debidamente la memoria histórica, la reparación y la justicia. En 2017 el Congreso español aprobó una ley con ese fin.
Este jueves 28 también se conoció que el Estado autorizó la exhumación de dos hermanos fusilados por el franquismo en 1936. El proceso para que la justicia aprobara la petición de la familia llevó una década.
El juez consideró que existe una "alta probabilidad" de que los restos se encuentren allí. La "única forma de acreditarlo", afirmó, "es a través de la prueba de ADN".
"Desde hace unos 15 años, a raíz de las primera exhumaciones de fosas comunes en caminos y cunetas de España, empezaron a aparecer familiares [de personas que podrían estar enterradas allí] y a pelear para sacarlos", contó Silva.
Sobre el franquismo
"Durante 40 años España [tuvo] un sistema que podríamos asemejar a un apartheid. Los perdedores [de la Guerra Civil 1936-1939] no estaban en las universidades, en las empresas, en los bancos, ni en las institución públicas", explicó.
Además, señaló que hubo "cientos de miles de personas" que tuvieron que exiliarse, y que "decenas de años después" del enfrentamiento entre el Gobierno republicano y los sublevados encabezados por Franco, los hijos de los exiliados también tuvieron que irse del país.
"En las décadas de 1950 y 1960 1,7 millones de personas, que eran fundamentalmente hijos de perdedores, emigraron", puntualizó. El 15 de junio de 1977, los españoles acudieron a las urnas por primera vez desde la Guerra Civil.
Durante las cuatro décadas de dictadura, 114.226 personas fueron desaparecidas. Medio millón fueron encarceladas y una cifra similar debió partir al exilio. Los opositores al régimen fueron objeto de robos de propiedades, abusos y demás vejámenes.
"Incluso las vacunas de la poliomielitis, cuando se compraron en los años 50, sólo se le inyectaban a los hijos de los vencedores de la Guerra", ejemplificó Silva. "Somos el país con el mayor número de fosas comunes después de Camboya", agregó.
La construcción del Valle de los Caídos comenzó en 1940 y según la orden de Franco, la dimensión de las obras debía corresponderse con la trascendencia de la "epopeya" que él encabezaba.
Se trata de una cúpula dentro de una montaña de granito, su construcción fue un trabajo "mastodóntico", utilizando presos, lo que fue "capitalizado por empresas privadas, grandes constructoras que ahora son algunas de las compañías más importantes en España que nunca han tenido que pedir ningún tipo de disculpa públicamente, ni han reparado material o simbólicamente a las familias", señaló Silva.
El 1 de abril de 1959, coincidiendo con el vigésimo aniversario del final de la Guerra Civil, se inauguró el Valle de los Caídos.
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"Desde la dictadura hacia el mundo [se presenta] como un lugar de reconciliación, por el hecho de que se habían trasladado muertos fascistas y 330.000 muertos republicanos, pero si alguien lee el discurso de Franco de la inauguración [se da cuenta] de que todavía en España vivíamos en un apartheid […] Es un símbolo de una falsa reconciliación", concluyó.
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