La Santa Sede guarda silencio sobre el Gran Collar de la Orden Suprema de Cristo que el Papa Pio XII concedió al jefe del régimen en 1953. La distinción, aún vigente, está reservada para quienes prestaron "especialísimos servicios" a la Iglesia.
BILBAO
Entre príncipes distinguidos y jefes de Estado democráticos aparece, de repente, su nombre. El nombre de quien dirigió un régimen criminal que persiguió y asesinó a miles de personas. El nombre de un tirano. Pese a todo y pese a tanto, Francisco Franco se mantiene aún hoy entre las personalidades agasajadas con la más alta condecoración que otorga el Vaticano.
"A nuestro amado hijo Francisco Franco Bahamonde, jefe del Estado Español. Salud y bendición apostólica", escribió el papa Pio XII el 21 de diciembre de 1953. Mediante ese documento, la máxima autoridad de la Iglesia Católica concedía al dictador español el Gran Collar de la Orden Suprema de Cristo.
La distinción estaba reservada a todos aquellos que fueran merecedores de tal distinción –la más alta concedida por la Santa Sede– en virtud de sus "especialísimos servicios" a la Iglesia católica. En su bula papal, Pío XII destacaba precisamente que algunos meses antes se había concretado el Concordato entre España y el Vaticano, lo que llevó al papa a confirmar el excelente estado de las relaciones con la dictadura.
"De este modo, las necesarias relaciones que siempre existieron entre los romanos pontífices y la nación española, han sido confirmadas para fruto y utilidad comunes. Sabemos que este es también vuestro sentir y el del católico pueblo español a través de las cartas oficiosas que nos habéis remitido y por las cuales os damos las más expresivas gracias", decía Pío XII.
Caballero de la Milicia de Jesucristo
"Por estas y otras razones, queriendo daros una muestra de nuestra benevolencia, por estas nuestras letras os elegimos, constituimos y nombramos Caballero de la Milicia de Jesucristo y os admitimos en nuestra Suprema Orden de los citados caballeros", añadía el máximo jefe de la Iglesia católica.
La distinción fue entregada por el nuncio de la Santa Sede en España, Monseñor Ildebrando Antoniutti, en una ceremonia celebrada en la capilla del Palacio de Oriente. El acto estuvo plagado de halagos hacia el dictador.
"Con toda mi alma pido al cielo que proteja y colme de beneficios divinos a la persona jefe del Estado, al Gobierno nacional, al excelentísimo episcopado, con el clero secular y reglar, y a todo el amado pueblo español. ¡Dios bendiga a España!", afirmó el representante del Vaticano en Madrid.
Silencio en Roma
Casi 49 años después de la muerte del dictador, la Santa Sede no se ha atrevido a revocar aquella distinción. En las últimas semanas, Público se dirigió por escrito a la Oficina de Asuntos Generales del Vaticano para preguntar si está previsto revisar la condecoración otorgada a Franco. No hubo respuesta.
Tampoco han querido dar explicaciones en la oficina de prensa de la Santa Sede, cuyos responsables siguen sin dar respuesta a la consulta formulada por escrito por este periódico en torno a la medalla entregada al dictador.
Mientras tanto, la Fundación Nacional Francisco Franco no pierde ocasión de reivindicar aquella distinción que recibió el dictador. Cada año, la entidad que dirige el militar retirado Juan Chicharro Ortega recuerda con orgullo aquella bula papal de Pío XII, aún intocable.
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