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En la que se considera la 'Gernika valenciana' murieron 129 personas y hubo más de 300 heridos a finales de la Guerra Civil
Rus se ha negado reiteradamente a retirar los honores de Xàtiva a Franco, ni ha condenado las fotos fascistas de NNGG
Toni Cuquerella - Xàtiva
129 muertos y más de 300 heridos fue el resultado del bombardeo de Xàtiva del 12 de febrero de 1939, cuando la Guerra Civil vivía sus últimos estertores, y que realizó la aviación fascista italiana que luchaba con Franco sobre la estación del tren de la ciudad y sobre casas vecinas. Las 20 bombas de 250 kilos lanzadas mataron soldados que regresaban del frente, pero también a civiles, mujeres y niños; testimonios orales de la época contaban que se llegaron a encontrar restos humanos sobre árboles a centenares de metros de la zona del bombardeo.
Para homenajear a las víctimas de esta ‘Gernika valenciana’ con la que se la ha bautizado años después la sociedad civil homenajea en las fechas cercanas a este día de infamia delante de la misma estación. En este acto participan miembros de la sociedad civil, colectivos culturales, sindicatos, partidos políticos, vecinos anónimos y supervivientes del bombardeo. Pero el PP nunca lo ha hecho, y este año que se cumple el 75 aniversario tampoco.
El alcalde de Xàtiva y presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, ha rechazado participar en el homenaje a las víctimas argumentando él es “alcalde de todos” y que no quiere “reabrir heridas”. Para intentar convencer a Rus desde los partidos progresistas se ha propuesto consensuar la conmemoración, y que así también entrase el PP como ocurrió en circunstancias análogas en la ciudad de Alcoi. Pero ni así.
Este acto de homenaje a los masacrados se celebra desde finales de los años 90, pero empezó a tener especial relevancia cuando en el año 2007 el Consell de la Joventut de Xàtiva, a través de aportaciones populares, financió el levantamiento de un monumento en el lugar del bombardeo. Rus se negó a permitir la construcción, pero aquel año el gobierno socialista de Zapatero sí permitió que se erigiera delante de la estación, en suelo de Adif. Desde hace 7 años dos esquemáticos brazos en alto que simbolizan un inútil acto de protección frente a las bombas, ‘Aixopluc’ (cobijo) diseñado por el artista Miquel Mollà, honran a la memoria de las vidas perdidas.
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