Tal día como hoy, hace 77 años, miles de personas emprendieron la huida desde Málaga hacia Almería ante la entrada inminente de las tropas franquistas. Fue un éxodo en toda regla. La población civil que huía en desbandada fue perseguida por los sublevados, atacada por mar y por aire, ametrallada y bombardeada. Muchos se dejaron la vida en el camino. Otros encontraron la muerte cuando intentaban atravesar el río Guadalfeo. A ellos, víctimas de ‘la desbandada’, se les rindió ayer homenaje en el 77 aniversario de uno de los episodios más crueles del terror impuesto por las tropas franquistas.
Sobre la desembocadura del río, en una rotonda, se ha levantado un monolito que recuerda a las personas, “familias enteras, en bastantes casos”, que perecieron ahogados cuando huían de los fascistas. “Recordemos la historia para evitar su repetición”, indica el texto grabado en la piedra, que cierra una breve explicación de lo sucedido en aquel paraje. Salvo ese monolito, colocado hace tres años en medio de una rotonda, nada indica que ese lugar llevó a la muerte a centenares de personas. Pero así fue. “La aviación y la artillería nos bombardeó por toda la carretera hasta llegar a Motril. Antes de llegar allí, le dieron larga a las compuertas del río y varios cientos de ahogaron”. La frase forma parte del testimonio de Manuel Espada Cordón, que han recogido Encarnación Barranquero Borrego y Lucía Prieto Borrego enPoblación y Guerra Civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio.
El libro contiene numerosos relatos que permiten ilustrar lo que ocurrió y reconstruir uno de los capítulos más siniestros de la represión franquista. “Murió mucha gente porque ahí en Motril abrieron las compuertas y el agua se llevó a muchísima gente”. Así lo relataba Antonio Ariza Jiménez, cuyo testimonio y otros que fueron extractados del libro, sirvieron de fundamento para declarar la desembocadura del río Guadalfeo Lugar de Memoria. Desde hace poco más de un mes, ese enclave se ha convertido en un lugar protegido, uno de los cincuenta Lugares de Memoria que ya existen en la comunidad autónoma andaluza desde que el pasado 27 de diciembre la Junta de Andalucía decidiera incluirlo en el listado de los principales espacios de la represión franquista.
LUGAR DE MEMORIA
El grupo de memoria histórica del PSOE andaluz eligió la desembocadura del Guadalfeo para arrancar una serie de actos de homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura que tiene previsto realizar en las ocho provincias de Andalucía. La elección de la fecha no ha sido aleatoria. La desbandada comenzó el 7 de febrero de 1937. Y ayer, 7 de febrero, los socialistas quisieron recordar a las víctimas. Fue un acto sencillo. Representantes del PSOE colocaron un ramo de flores a los pies del monolito y posteriormente participaron en un acto público celebrado en la biblioteca municipal de Salobreña (Granada).
La amnesia enterró en el silencio a miles de muertos: a los que fueron fusilados y a los que perecieron arrastrados por la crecida del río Guadalfeo y se ahogaron en el mar
“La desembocadura del río llevó a la muerte a cientos de mujeres, niños y ancianos que huían de la masacre de los franquistas”, recordó la secretaria general del PSOE, Teresa Jiménez. La protección de ese enclave como Lugar de Memoria permitirá que las generaciones actuales y futuras conozcan la realidad de lo que pasó y el horror que supuso la represión franquista, dijo después. El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGEMH), Rafael Gil Bracero, consideró “de justicia, para las víctimas y sus familiares” rendir homenaje a quienes perdieron la vida por defender los valores de la libertad y de la democracia.
De esos valores hablaron todos los que intervinieron en el acto, pero también del olvido de las víctimas de la represión y de la amnesia que durante mucho tiempo enterró en el silencio a miles de muertos de ‘la desbandada’, a los que fueron fusilados y a los que perecieron arrastrados por la crecida del río Guadalfeo y se ahogaron en el mar.
“Abrieron las compuertas y serían las doce o la una cuando pasamos nosotros y allí un chillerío, porque a muchas personas se las llevaba el río y se ahogaron, y unos gritos de los que se los llevaba el rio…Yo vi a un hombre que iba con un caballo subido y le dije: ‘Mire usted suba usted a mi niño en lo alto’. Y el hombre lo cogió y se lo puso por delante, pero yo cogí la cola del caballo y me la lié en las manos, tuve esa idea y como el caballo tiraba me llegaba el agua por arriba pero así pude pasar el rio”. El testimonio de Isabel Arcas Alonso, extraído de la obra de Barranquero y Prieto, da una idea del horror que sufrió la población en su huida de Málaga. Fue un episodio tan dramático como desconocido. Puede que ahora, tras la protección y señalización de la desembocadura del Guadalfeo como Lugar de Memoria, la gente pueda “conocer para recordar”. Ese es el lema con el que el PSOE-A inicia la campaña para rendir homenaje a las víctimas de la represión.
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