María Torres / 25 Abril 2014
El 7 de septiembre de 1988 una caja de reducidas
dimensiones llegaba al aeropuerto del Prat de Barcelona procedente de
Montevideo. Intencionadamente, su contenido no había sido declarado ante las
autoridades aduaneras y el hecho, a pesar de ser ilegal, pasó desapercibido,
ya que la cajita de asas metálicas viajaba junto al Presidente de la
Generalitat.
Dentro de la caja se encontraban los restos de Margarita Xirgu,
que regresaba a su tierra natal casi cincuenta años después de haber sido
desterrada a perpetuidad por el Tribunal de Responsabilidades Políticas de la
dictadura franquista.
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