15 enero 2009
El poeta Miguel Hernández, preso al final de la guerra civil, es trasladado al Penal de Ocaña en noviembre de 1940. Miguel Hernández daba clase a los reclusos analfabetos, y compuso este poema a hurtadillas de las autoridades carcelarias. En aquella prisión, proporcionaba consuelo espiritual a los condenados a muerte un cura especialmente sádico, conocido como el verdugo de Ocaña. Dicen de este piadoso cura que se reservaba el placer de dar el tiro de gracia a los fusilados (a veces los remataba a martillazos). El poeta muere de una tuberculosis en la enfermería de la prisión de Alicante el 28 de marzo de 1942, a los 31 años de edad.
Muy de mañana, aún de noche,Antes de tocar diana,Como presagio funestoCruzó el patio la sotana.¡Más negro, más, que la nocheMenos negro que su almaEl cura verdugo de Ocaña!Llegó al pabellón de celdas,Allí oímos sus pisadasY los cerrojos lanzaronAgudos gritos de alarma.“¡Valor, hijos míos,que así Dios lo manda!”Cobarde y cínico al tiempoTras los civiles se guarda,¡Más negro, más, que la nocheMenos negro que su almaEl cura verdugo de Ocaña!Los civiles temblorososLes ataron por la espaldaPara no ver aquellos ojosQue mordían, que abrasaban.Camino de Yepes van,Gigantes de un pueblo heroico,Camino de Yepes van.Su vida ofrendan a España,Una canción en los labiosCon la que besan la Patria.El cura marcha detrás,Ensuciando la mañana.¡Más negro, más, que la nocheMenos negro que su almaEl cura verdugo de Ocaña!Diecisiete disparosTaladraron la mañanaY fueron en nuestros pechosOtras tantas puñaladas.Los pájaros lugareñosQue sus plumas alisaban,Se escondieron en los nidosSuspendiendo su alborada.La Luna lo veía y se tapabaPor no fijar su miradaEn el libro, en la cruzY en la “star” ya descargada.¡Más negro, más, que la nocheMenos negro que su almaEl cura verdugo de Ocaña!
Seleccionado y comentado por Manuel Saco
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