dimarts, 8 d’octubre del 2013

Un cadáver de la Guerra Civil hallado en la Sierra de El Toro.


http://somprevencio.blogspot.com.es/2013/10/estampas-del-servicio-y-un-poco-de.html


DOMINGO, 6 DE OCTUBRE DE 2013

Estampas del Servicio y un poco de historia: Un cadáver de la Guerra Civil hallado en la Sierra de El Toro. PARTE I

Nuestro trabajo son incendios, emergencias, alguna actuación asistencial y... anécdotas. Cientos, miles de anécdotas se suceden conformando, día a día, una colección inacabable.

Hoy traemos una buena anécdota de cosas que ocurren en nuestra "oficina" el monte. 

Recibimos aviso de que había aparecido un cadáver de la Guerra Civil, con impactos de bala incluidos, en la Sierra de El Toro en Castellón. No había sido encontrado por la Unidad de Vigilancia de la zona; el hallazgo había sido obra de un buscador de setas.

Y no, no hablamos de las tan traídas y llevadas fosas; hablamos de un cadáver en mitad del monte.

Extrañados por, a estas alturas de la historia, tan raro hallazgo, decidimos ver qué es lo que se trajinaba en todo esto. Y decimos extrañados porque no nos extraña que sigan apareciendo obuses que no estallaron, quedaron enterrados, y las lluvias o animales removiendo los hagan aflorar. Pero un cadáver nos parecía excesivo y más habida cuenda de lo pisado que está el monte, tanto por cazadores como por buscadores de setas, excursionistas, etc. Y un cadáver de hace 75 años en nuestra oficina era un imán irresistible. No todo el mundo tiene cadáveres en los armarios de su oficina. 

Puestos en contacto con la Unidad de la zona, nos comentó que sabía la partida donde se hallaba, pero no su emplazamiento exacto. Llegados a la población de El Toro y tras preguntar en un bar, nadie sabía darnos cuenta del emplazamiento del finado, hasta que un señor mayor sentado en una terraza, al oírnos nos comentó lo que ya sabíamos por la Unidad: que estaba en el Puntal Magaña, que eso estaba "muy largo", que tendríamos que andar mucho, y que con exactitud no sabía dónde estaba. Sólo Germán "el taxista" parecía saber su emplazamiento exacto. Y el teléfono de Germán el taxista daba sin cobertura.

De nuevo en contacto telefónico con la Unidad, ya desde el pueblo, desde nuestro campamento base, le solicitamos al compañero que nos repitiese, explicado como para muy lelos, como llegar al campamento 2 del Puntal Magaña, y allí ya veríamos:

Tomáis la pista que sube a la base (antigua base militar de radiocomunicaciones de El Toro, ya desmantelada), cuando paséis un depósito contra incendios tomáis la pista que sale a la derecha, pasaréis un corral en ruinas y luego un navajo a vuestra derecha, pasado el navajo otra pista a la derecha, muy estrecha, os dejará en la base del Puntal Magaña. 

La pista que sube a la base, asfaltada, por decir algo, resulta tener 16 kilómetros, ser una pista en la que difícilmente caben dos coches, sinuosa, de pendiente ascendente muy pronunciada, que discurre por el único camino natural posible: la quebrada de un barranco. Bonita es, eh, y acostumbrados a triscar estamos, pero el cadáver ya mostraba de inicio que si no había aparecido hasta ahora sería por algo.

Pasamos el depósito contra incendios y pista a la derecha. Correcto. Ahí está, clara, evidente. Por ella nos metemos. 

Unos cuantos kilómetros más tarde empezamos a pensar eso de que lo que en el papel es redondo, en las manos es cuadrado: ¿dónde puñetas está el corral en ruinas, el navajo y la leche en bote? Y más kilómetros de pista. Estamos bastante altos, las vistas son magníficas:



Viene un coche de la Guardia Civil en dirección opuesta a la nuestra. Les paramos. Les preguntamos por el cadáver. Nos desilusionan: si no sabéis dónde está, no lo vais a encontrar, es imposible. Van con el ¿secretario? judicial que ha levantado algún tipo de acta. Y no pueden dar la vuelta y llevarnos porque han de bajar al funcionario. Sintiéndonos desmoralizados, parecen recordar algo y nos dicen: Tomad este teléfono; es el del hombre que está allí. Se llama Matías. Dándoles mil gracias, seguimos camino.
¡Bieeeeen! ¡Tenemos un teléfono!

Guiados por sus instrucciones para llegar al campamento 2, Puntal Magaña, llega el corral en ruinas y el navajo (la leche en bote no, pero era un decir). Tras el navajo la pista estrecha a la derecha y el Nissan Patrol largo, azul, que nos ha indicado la Benemérita.
Estamos en el campamento 2.

Estamos en el campamento 2 y ni asomo de cobertura. Nada. Ni de Orange ni de Vodafone. Y estamos en una vaguada, haciéndole compañía a un Patrol azul, desde la que puedes subir hacía cualquier dirección y no sabemos cuál es la correcta.

A tomar por saco: a la vieja usanza: ¡MATIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!
Ni el eco nos responde.
¡MATÍAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!
Nada.

Cualquier ladera es buena para subir, elegimos la de la derecha nuestra.
Ascendemos un poco y ¡MATIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!
Se produce el milagro y oímos: ¡OOOOEEEEEEEEE!
¡Matías existe y es de los nuestros, sabe chillar! Quizá haya sido vigilante.
¡Chilla que te oigamos dónde estás!
¿Quién sois?
Ejem... Pepito y Juanita.
¿Quién? 
Pues eso, chilla.
¡Oeeeee!
Y así, con el sistema ABL, a berridos de localización, unos 20 minutos más tarde, tras una subida a pie muy dura, Matías nos sale al paso. 

Explicamos: tenemos un blog y un Twitter donde damos a conocer nuestro trabajo y anécdotas de él. Si fuera tan amable de llevarnos al cadáver y concedernos una pequeña entrevista...
Contesta: Encantado. Vamos y os llevo al sitio. Qué suerte habéis tenido, a punto están de exhumarlo y meter los huesos en bolsas.
Pues sí, por los pelos hemos llegado.

Y con ustedes: el difunto, que resultaron ser los difuntos; había 2, y el equipo de arqueólogos:












Y para no hacerlo tan largo, en la segunda parte contaremos cómo es posible que hayan aparecidos dos cadáveres a estas alturas y colgaremos una entrevista realizada in situ al coordinador del proyecto.



LUNES, 7 DE OCTUBRE DE 2013

Un cadáver de la Guerra Civil en El Toro, Castellón. Parte II

Si has aparecido por esta entrada, ve a la primera parte pinchando aquí:


Bien, pues de charla con los arqueólogos la pregunta sigue flotando en el ambiente. O las preguntas: ¿cómo se sabe que los cadáveres son de la Guerra Civil? ¿Cómo es que hasta ahora no han aparecido?

El señor Matías resulta ser el coordinador del equipo de arqueólogos y a la primera pregunta nos da una buena explicación: justo a unos 200 metros de los cadáveres, loma arriba, se encuentran los restos de lo que fueron trincheras del bando franquista. 
Subimos y les hacemos fotos:
Esas piedras ya son restos de lo que fueron las hormas de las trincheras:


















Y las de más arriba, excavadas. El tenderete azul, sobra decirlo, es donde trabajan los arqueólogos.
También podemos apreciar en la foto lo aislado del sitio:








































































Posteriormente, Matías nos aclara que la linea de trincheras franquistas fueron la respuesta a la línea de trincheras republicana XYZ, también llamada "Línea Matallana":















 Para saber más de esta línea pinchen AQUÍ.

El cadáver principal, el mejor conservado, presenta, según los técnicos, impactos de bala de munición franquista.
Podemos deducir que esos dos pobres diablos fueron soldados republicanos enviados a tratar de tomar la línea franquista. Sin entrar en términos militares, después de haber trepado hasta el tenderete, la base de las trincheras franquistas, creemos que eso fue un suicidio. Imaginamos a esos soldados trepando la durísima subida bajo una lluvia de balas atroz y nos hacemos cruces viendo lo evidente: casi logran llegar a las trincheras enemigas, cayeron a escasos metros. 

Matías, amablemente, se presta a explicarnos:


Hemos resuelto el primer misterio: cómo cayeron esos soldados y por qué en ese sitio. Pero nos falta el segundo: ¿por qué hasta ahora no se han encontrado?

La respuesta al segundo misterio la íbamos a encontrar al bajar al pueblo, tomando una Cocacola en una terraza:
Los removían allí mismo. Los cadáveres. Las autoridades franquistas ordenaron bajar todos los cadáveres y enterrarlos en el cementerio de "Los Moros". No, no es de moros, es que en el pueblo le llamamos así. La gente del pueblo estaba hasta los huevos de bajar los cadáveres. ¿Pero habéis visto la tirada que hay hasta allí? Pues imaginad haciendo viajes, con mulos, para bajar los cadáveres y enterrarlos aquí, en el pueblo. Y sin cobrar el trabajo, claro, ordeno y mando. Y la gente estaba hasta los huevos y los removían allí mismo, los enterraban. Bajaban a algunos y enterraban a muchos. Por eso no han aparecido hasta que las lluvias, la erosión, ha hecho que asomen los huesos. Y no hay dos; hay muchos más. Pero es por eso, porque los enterraban allí mismo.
Y ya no nos quedaron más misterios que resolver.

Agradecimientos: 
Al Grupo de Recuperación de la Memoria Histórica, cuyas siglas son estas:




































Especialmente al coordinador del grupo Matías Alonso, por motivos más que sobrados.
A la Guardia Civil que nos guió en lo que pudo y nos facilitó el nombre de Matías.
A la población de El Toro, que nos dio las primeras referencias y nos acabó solucionando el misterio.
Y al compañero que nos indicó cómo llegar hasta el objetivo.

Este es un blog de trabajo; ni entramos ni salimos en guerracivilismos ni en buenos ni malos. Contamos cosas que ocurren en nuestro trabajo y nuestro entorno, no hacemos política. Como decían aquellos: Así hemos vivido las cosas y así se las hemos contado.