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AGOSTO DE 1944
“PARÍS BIEN VALE UNA…”
LA PRIMERA VÍCTIMA POR PARÍS
“El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado”[1]
Enrique de Navarra,
protestante, durante las Guerras de Religión, que enfrentaron a protestantes
(hugonotes) y católicos en Francia durante el período comprendido entre 1540 y
1598, sería el futuro rey de Francia, que reinaría bajo el nombre de Enrique IV
–uno de los mejores reyes que ha tenido este país, a decir de los
historiadores-; eso sí, para poder acceder al trono galo tuvo que cambiar de
religión y hacerse católico. Se le atribuye, por tanto, esa famosa frase que ha
pasado a la Historia: “Paris vaut bien une messe”, o lo que
es lo mismo: “París bien vale una misa”.
París siempre ha sido
codiciada a lo largo de los tiempos por todos los pueblos que la han conocido.
Desde que fuera Lutecia, hasta el día de hoy. Alemania, su vecina, no iba a ser
menos. Bajo la hégira del nazismo, París se convirtió en la segunda Berlín y
hasta el propio Adolf Hitler, una vez invadida Francia, e instalado en esta
ciudad el cuartel general del ejército alemán, fue a visitarla, a admirar sus
bellezas –que son muchas-, su luz… También quiso, con el tiempo, que fuese
destruida antes de caer en manos de los aliados, tras la reconquista de Europa,
una vez que éstos desembarcaron en Normandía el 6 de Junio de 1944.
Era cuestión de tiempo que
París volviese a manos de los parisinos. Pero, habían de evitar que las órdenes
de Hitler se llevaran a efecto; tras el imparable avance de los blindados y del
ejército de los aliados, la ciudad estaba delante de ellos. Había que
conquistar París pero intacta, sin destruirla como quería el führer alemán.
Al igual que en tiempos de
Enrique IV, “París bien valía…” En este caso ¿Quizá una víctima? La primera fue
la de un almeriense: José Barón Carreño, nacido en Gérgal (Almería), en 1918.
Detrás de él fueron cayendo algunos más pero, París bien valía las “víctimas”
que hicieran falta porque, después, sería Berlín, el último objetivo y, con él,
la caída del III Reich, el de los mil años. Pero llegar hasta París no fue tan
sencillo, no fue un paseo.
Primero hubo que hacer una
guerra: la de España, que se perdió. Buscar refugio en Francia fue una
necesidad y cuando Hitler invadió Francia, defenderla del opresor enemigo fue
una obligación. Ésta, llegaría a costarle la vida, no solo a él, sino a toda
una pléyade de jóvenes españoles, entre otras nacionalidades, que había dejado
tras de sí a sus familias, a sus amigos, a su país.
Por aquél entonces en España
no le aseguraban que, retornando, la vida seguiría igual que antes de comenzar
la guerra. Más siendo “desafecto” al régimen –como fueron calificados, tanto
los que se quedaron como la mayor parte de los que retornaron del país vecino-.
Posiblemente una pared de cementerio sería lo último que viera; con suerte, que
lo destinaran a un campo de trabajo, como a tantos miles que fueron a “purgar”
las sentencias de los sumarísimos –miles de ellos tampoco pudieron volver a sus
hogares porque murieron de enfermedades, de cansancio, de inanición, de los
golpes sufridos día a día, de… de tantas cosas.
Esta guerra, la de España, es
la que preparó militar y políticamente a nuestro personaje para que, en tierra
extraña, demostrara a todos los que, de alguna manera, lucharon por la libertad
de Europa, que él era un buen soldado, que no le importaba el peligro –lo había
demostrado en cientos de ocasiones, tanto en España como en Francia- y que,
pasara lo que pasara, él no se iba a detener frente a la caída de un obús de
mortero o a la ráfaga de una MG-42[2]. La Guerra Civil Española le
había marcado para siempre pero… ¿Por qué tuvo que ocurrir este desastre?
Es de conocimiento general,
sobre todo en niveles académicos, que el devenir de la Historia política
española ha conllevado siempre una larga historia de intervención militar; los
uniformes siempre han dirimido, en el campo de batalla, que la balanza se inclinase
hacia un bando u otro. El fiel, como la mayor parte de la población civil
española, siempre ha sido el testigo silencioso –a veces no tanto- de los
acontecimientos que se vertían en los “platillos” de la misma y donde,
dependiendo del “peso” de cada uno, así se inclinaba hacia un lado u otro. Este
simple, y quizá burdo, símil nos da idea de los resultados de los
enfrentamientos habidos en territorio nacional, el nuestro, a lo largo de los
siglos.
Pero, algo había cambiado
esta manera de hacer, de dirimir las causas en el campo de batalla. En aquellos
días de mediados de julio de 1936, iba a comenzar una guerra fratricida en
España, como consecuencia de un golpe de estado militar. Esta insurgencia había
cambiado el significado, propiamente dicho de lo que, hasta ahora –a lo largo
de los tiempos- había sido una intervención militar hasta tal punto que
modificó, sin duda alguna, el origen de todas las maneras de realizar la
actividad política que se habían desarrollado, tanto en el propio parlamento de
la nación, como en las calles de todas las ciudades del país, desde el 14 de
abril de 1931, día en que se había proclamado la Segunda República.
La situación política que
trajo a España la Segunda República supuso que, tanto liberales como
conservadores, o sea, izquierdas como derechas, discutieran –en los foros
correspondientes- el futuro que deseaban para su sociedad y para su política.
Situación de discusión que les había llegado de fuera de nuestras
fronteras, como por ejemplo la corriente que llegó de Rusia como consecuencia
de su revolución y, la no menos importante, la democracia política, puesta en
marcha, por las masas, como consecuencia de la Gran Guerra.
Pero, no nos engañemos. El
conflicto estaba enquistado desde hacía mucho tiempo en la sociedad española. A
lo largo de las últimas décadas se había venido produciendo un lento, pero
perceptible, cambio en lo económico, en lo cultural y, por ende, en lo social,
que llegó a las principales ciudades de España, capitales de provincia, pero
también al interior de las mismas, sobre todo debido al notorio auge que habían
experimentado las economías europeas y mundiales.
“Las clases medias urbanas de los años veinte, oyentes de la
radio y que se sumaban a asociaciones republicanas, unidas a una masa de
trabajadores que emigraban del campo a la ciudad (…) ya habían introducido un
desafío más importante a las más viejas formas de orden social y político que
el que se podía encontrar en cualquier otro lugar del sur de Europa. La
República, con su clara vocación de hablar en nombre de la ciudad, fue en sí
misma el producto de este desarrollo tanto como su generador. Y es esta
diferencia española la que explica la importancia de la resistencia popular al
golpe militar de julio de 1936, al igual que la clara geografía política de sus
éxitos y fracasos iniciales”[3]
Esto, y otras circunstancias
que se dieron en aquella España de mediados de julio del 36, hay que tenerlo en
cuenta, dada su importancia, por cuanto que es de relativa profundidad y lo
complejo del cambio social y cultural que había penetrado mucho más allá de sus
ciudades, llegando, no solo a los pueblos, sino también a las aldeas, la serie
de elementos culturales modernos ya presentes en 1936, lo que explica la
violencia de la reacción franquista.
Éste es el panorama, el caldo
de cultivo –entre otras cosas- que había hecho posible que se produjese el
estallido de la Guerra Civil Española. Esta guerra va a ser –como una fase más
de la misma, de hecho la primera- el gran teatro de ensayo de la que, en poco
más de tres años, daría comienzo –nuevamente- en Europa.
Europa ha sido la gran
protagonista, en las últimas centurias, de acontecimientos de diversa índole
que siempre han tenido que resolverse en el campo de batalla. Decía Carlos
Rojas, refiriéndose a Napoleón, lo que sigue:
“A tal Vida y a tal Muerte (permíteme pronunciarlas con
mayúsculas para que no te llamen a engaño), solo puedes aproximarte en tu doble
e inalienable condición de ser humano y europeo. En otras palabras, como
afirmaría tu personaje el Gran Corso, que es el emperador de los franceses don
Napolione Buonaparte Ramolino, que en paz descanse en su condición de hijo de
aquella gran puta, que a su decir era Europa”[4].
Europa, como vemos,
continuaba siendo la culpable, también, en los tiempos de Napoleón, más de cien
años antes del tiempo en el que va a transcurrir nuestra historia. Y es
que será el país vecino quien vea caer, bajo el fuego enemigo una vida
que había visto la luz clara del Mediterráneo, por primera vez, cerca, muy
cerca de la bahía de Almería, del cabo de Gata. En la vecina Gérgal.
“Número 541
José María Barón Carreño
En la villa de Gérgal, a las diez horas del día tres de marzo de
mil novecientos dieciocho; Ante don Luis Espínola Palacios, Juez Municipal de
Gérgal, de la misma y Don Blas Márquez Barón, habilitado Secretario, compareció
Juan Barón Peinado, natural de Gérgal, Provincia de Almería, de 20 años de
edad, de estado casado, su ejercicio jornalero, domiciliado en Gérgal
solicitando se inscriba e el Registro Civil un niño y al efecto, como padre del
mismo declaró:
Que dicho niño nació en su casa el día primero de marzo del
actual a las seis horas.
Que es hijo legítimo del declarante, natural de Gérgal,
provincia de Almería, de edad de 20 años, de ejercicio jornalero; y de María
Carreño Martínez, natural de Gérgal, provincia de Almería, de edad de 24 años,
ocupación las de su sexo y domiciliada en el de su marido.
Que es nieto, por línea paterna de Antonio Barón Soria y
de Francisca Peinado, naturales de Gérgal; y por línea materna, de Patricio
Carreño Martínez y de Josefa Martínez Castellano, naturales de Gérgal.
Y que al expresado niño se le puso el nombre de José María.
Todo lo cual presenciaron, como testigos, Don Pedro Llanos
Carreño y Don José González Roa, de estos vecinos y mayores de edad.
Leída íntegramente esta acta, e invitados las personas que deben
suscribirla, a que la leyesen por si mismas, si así lo creían conveniente, se
estampó en ella el sello del Juzgado Municipal y la firmaron el Sr. Juez con
los testigos y no el declarante por decir no saber lo hace el Juez y de todo
ello, como Secretario, doy fe”[5].
[Están las firmas del Juez, del Secretario y la de los testigos. Rubricados. Está el sello del Juzgado Municipal de Gérgal].
Esto que antecede es la
trascripción literal de la Partida de Nacimiento de José Barón Carreño, el
protagonista de esta historia, de José María, como hemos visto que consta en su
Partida, aunque pasará a la Historia como José, lo veremos más adelante,
dejaría esta vida con otro nombre: “Robert”. En el Olimpo de los héroes que
lucharon por la libertad, en todos los frentes, en todas las guerras, en todas
las épocas, seguro que ocupa un lugar preferente, con ambos nombres. También
hay que decir, es cierto, que con este artículo no se trata de biografiar la
corta vida de este hombre. Simplemente de situarlo en el tiempo que le tocó
vivir y agrupar, en una, algunas de las cosas que de él se han escrito, y de
ver cómo fue su participación, y su muerte, en dos guerras, con tan solo 26
años.
A veces, la diosa Fortuna se
alía con determinadas personas, y les acompaña, a lo largo de toda una vida,
haciéndoles protagonistas de alguna historia, librándolos de algún mal en otra
historia distinta. Este parece que fue el caso de José Barón. Desde luego este
nacimiento venía marcado de antemano. Más que el nacimiento, es el año, un año
que pasará a la Historia por lo que supuso la parición en nuestro país, de una
pandemia.
Nació en el año 1918, cuando
una de las pandemias más grandes que ha conocido el mundo, se dejó ir por todos
los países causando la muerte a millones de personas: La gripe
española (también conocida como la gran pandemia de gripe,
la epidemia de gripe de 1918 o la gran gripe) fue una pandemia de gripe de
inusitada gravedad (…) Es considerada la pandemia más devastadora de la
historia humana, ya que en solo un año mató entre 50 y 100 millones de
personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil,
se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad. Sin embargo él
sobrevivió sin saber porqué.
Pero, parece que era el sino
de José Barón. Si había nacido en un año que pasaría a la Historia, también su
muerte tuvo lugar en otro año emblemático como fue el de 1944. Ese año, poco
más de dos meses antes de morir, había tenido lugar el desembarco, en las
playas de Normandía –Francia- de las tropas de los aliados contra el invasor
alemán. El 6 de junio de 1944, el día D, se inició la reconquista final de la
Europa invadida por los ejércitos de la Alemania nazi que, escalonadamente, irá
recuperando territorio y ciudades, como París, haciendo retroceder al enemigo
hacia su último bastión, el búnker del führer de un Reich, el III que iba a
durar mil años, en Berlín. Los rusos, desde los frentes del Este, también
habían ido reconquistando el territorio de la madre Rusia y pronto, muy pronto,
se presentarían ante las puertas de Berlín.
Cuando José ve la luz por
primera vez, lo hace en una tierra: Almería, que no solamente estaba siendo
diezmada por la gripe. El problema venía de atrás y llegaría más tarde también.
Acabada la “Gran Guerra”, el mismo año de su nacimiento,- que también había
provocado millones de muertes en las trincheras europeas, sobre todo en Francia-,
en España no se terminaba de vislumbrar un panorama de tranquilidad. Entre la
Guerra de Marruecos, primero, la Dictadura de Primo de Rivera, después, y la
instauración de la Segunda República, en 1931, en España solamente han pasado
13 años en los que José ha ido creciendo en aquella Almería de principio de los
años 20, donde todo era casi miseria y en donde, el día a día era todo una
aventura.
Son muy recurrentes, en los
artículos que he suscrito sobre otros personajes de la provincia, las citas que
aparecían en algún diario provincial de aquél tiempo, o las palabras que se
decían en las Cortes de Madrid, sobre la situación de la provincia almeriense
de aquél tiempo. En esta ocasión no va a ser menos. Y lo hago porque reflejan,
como ningún otro ejemplo, la situación paupérrima, y de miseria exacerbada
existente en Almería y su provincia.
Aún no había cumplido 10 años
José cuando, refiriéndose a Almería, se publicaba lo que sigue:
“A todas horas se oye hablar en todas partes y por todos, de la
penuria reinante. Si se habla de nuestra línea férrea, se apunta que su tráfico
disminuye en vez de aumentar. Si los mineros exponen sus quejas, son estas
lamentaciones mayores, por la gran paralización de sus distritos. Entre los
agricultores sucede lo propio, sus balances son de pérdidas. La industria es
tan mísera que apenas si se puede decir que existe. Los comerciantes se quejan
de sus escasas rentas. Y en cuanto a los braceros no hay que decir de su éxodo
de miseria que les hace abandonar el suelo en que nacieron”.[6]
Ocho años después, recién
cumplida su mayoría de edad, José también podía haber escuchado decir lo que el
Diputado en Cortes por la CEDA, Luís Jiménez Canga-Argüelles, refiriéndose a la
provincia de Almería, decía en el Parlamento, el 12 de junio de 1936: “En
Almería, Señores, se vive, mejor dicho, se malvive, de la minería y de la
agricultura”.[7]
Pero José, desde que tiene
uso de razón, quizá por el estado político del país con motivo de la
proclamación de la Segunda República, con 13 años ya en su haber, queriendo ser
un hombre, sin haber dejado de ser niño, quiere vivir esa coyuntura de
efervescencia política que le ha tocado vivir en aquél momento, rodeándose de
amigos que frecuentan los círculos más cercanos a la izquierda política (quizá
porque lo haya vivido en casa –recuérdese que el padre era jornalero y, en
aquél tiempo, eso significaba que había que trabajar, de sol a sol, por un
ridículo y mísero jornal. Era una carestía de la vida insuperable, para una
economía familiar más que modesta y quebrantada, en más de una ocasión, por las
circunstancias socio económicas del país), de su misma edad, que
igualmente frecuentaban tanto estos círculos a los que nos referíamos
anteriormente, como a otros sindicales afines a aquellos grupos políticos que
habían sido los ganadores, aquél 14 de abril de 1931, para poder proclamar,
como así lo hicieron, la Segunda República Española.
Por la documentación generada
con motivo de la apertura de la Causa General (en esta ocasión, para Almería. Se
hizo igual para todas y cada una de las provincias que conformaban el país),
conocemos algo de la actividad política del joven José y, posiblemente, de su
hermano Juan (por coincidencia de apellidos, presuponemos que se trata de su
hermano –mayor que él-, aunque, desde luego, no podemos aseverarlo al cien por
cien).
“La Causa General, creada por Decreto de 26 de abril de 1940,
ratificado por el de 19 de junio de 1943, atribuye al Ministerio Fiscal,
subordinado al Ministro de Justicia, la honrosa y delicada misión de fijar,
mediante un proceso informativo fiel y veraz –para conocimiento de los Poderes
públicos y en interés de la Historia-, el sentido, alcance y manifestaciones
más destacadas de la actividad criminal de las fuerzas subversivas que en 1936
atentaron abiertamente contra la existencia y los valores esenciales de la
Patria, salvada en último extremo, y providencialmente, por el movimiento
liberador”.[8]
El 6 de diciembre de 1941, el
Secretario del Fiscal Instructor de la Causa General de la provincia de Almería
dicta una Diligencia, para hacer constar:
“… haberse dictado una providencia que obra al folio 270 del
Tomo Primero de la Pieza Principal, en virtud de la cual se reclama a los
distintos Comandantes de Puesto de la Guardia Civil de la provincia datos
relativos a los extremos siguientes: Estado del Orden Público en los pueblos de
la demarcación durante los meses precedentes al Alzamiento Nacional, especialmente
a partir de las elecciones de 1936 [recuérdese que fueron elecciones generales
y las últimas que celebró la República; éstas tuvieron lugar en febrero de
1936, los días 16 y 23. N. del A.]. El Movimiento Nacional y sus antecedentes.
Organización del terror marxista y procedimientos más frecuentes empleados en
la organización del mismo. Asesinatos cometidos y personalidad de las víctimas.
Formación de milicias con destino a los frentes. Reclutamiento de quintas.
Principales desmanes y atropellos cometidos. La liberación (…)”.[9]
Casi dos meses más tarde, el
31/01/1942, el Fiscal Instructor recibe el informe solicitado. En este caso que
nos ocupa, el que se refiere a la localidad de nacimiento de José María Barón
Carreño: Gérgal (Almería). Un extenso informe, dividido en varios apartados [de
la A) hasta la I), ambos inclusive. N. del A.] y , dentro de cada uno de ellos,
más apartados enumerados –unos con más, otros con menos. Los apartados que nos
interesan son los que siguen:
“ (…)
C) ORGANIZACIÓN QUE UNA VEZ IMPLANTADO EL DOMINIO ROJO SE DIO EN
GÉRGAL AL TERROR MARXÍSTA:
(…)
7º.- De la CNT fueron dirigentes: (…), Juan Barón Carreño, (…).
8º.- Fueron dirigentes de Partidos Políticos los siguientes:
(…), De la FAI., los mismos enumerados como dirigentes de la CNT, (…) y de la
JSU. (…), José Barón Carreño, (…).
(…).
10º.- Los agitadores y propagandistas más destacados, los que
enardecían y propagaban los atropellos más abominables, eran: (…), Juan Barón
Carreño, (…)”.[10]
Vemos, pues, como en el
informe elaborado por la Guardia Civil, teniendo en cuenta las fechas de
febrero y julio de 1936, José y, supuestamente su hermano, Juan, tienen un
protagonismo en la vida política de la Gérgal de 1936, que no difiere mucho de
lo ocurrido en otros pueblos de la provincia almeriense. José en las Juventudes
Socialistas Unificadas (JSU), y a su supuesto hermano, Juan, nos lo
encontramos, tanto en la FAI (Federación Anarquista Ibérica), como en la CNT
(Confederación Nacional del Trabajo); organizaciones, como vemos, muy a la
izquierda, muy radicalizadas, por lo que se desprende que en casa se vivía la
política, se sentía como propia y sería la que marcaría los ritmos
diarios.
José siempre fue de ideas
progresistas. Lo fue estando en Almería, en su Gérgal de nacimiento, y lo sería
más tarde, -como veremos-, cuando su familia sopesa la posibilidad de buscar
nuevos horizontes y van en busca de ellos. Sabemos, igualmente, como quedó
claro en el informe de la Guardia Civil, para documentar la Causa General –en Almería-,
que José había militado en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), que
fueron creadas en el primer trimestre de 1936 –concretamente en el mes de
marzo-, cuando tuvo lugar la fusión entre las juventudes, tanto socialistas
como comunistas. El paso siguiente era la celebración de un congreso de
unificación que corroborara la creación de esta nueva organización. Congreso
que estaba previsto celebrar en el mes de julio de ese mismo año pero, las
circunstancias del momento impidieron que éste se celebrara en la mayoría de
las localidades. Será en octubre de 1936 cuando por fin tenga lugar la
celebración de este congreso en multitud de localidades. Gérgal, como tantas,
también eligió este mes del último trimestre de 1936, concretamente el día 3.
Entre los cargos electos que se reparten la dirección de esta institución en
Gérgal, o sea, de las JSU, aparece José Barón Carreño al que se le asigna la
Secretaría de Prensa y Propaganda de la Radio de la JSU.[11]
Quizá por esta situación, previendo males mayores o, simplemente por mejorar la situación económica familiar –ya hemos visto en páginas anteriores cómo se vivía en la Almería de aquél tiempo-, la familia de José opta por buscar otros aires. Así vemos que…
“José Barón Carreño nació en Gérgal, provincia de Almería, en
1918 pero su familia, como tantas otras familias almerienses (…), decidió
emigrar a Melilla en busca de nuevas oportunidades laborales”.[12]
Es de suponer, a la vista de
lo que consta en la Causa General, que la familia de José opta por abandonar
Almería, o sea, su pueblo natal: Gérgal, y marchar a Melilla –justo enfrente de
Almería, pero en la costa marroquí- en busca de mejores oportunidades, sin
tener en cuenta que, tanto en aquél tiempo como hoy mismo, esta ciudad es muy
pequeña, donde todos conocen a todos y donde la presencia militar es fuerte
debido a las circunstancias especiales que tanto esa propia ciudad, como su
semejante, Ceuta, tienen con respecto al resto de las que conforman el
territorio nacional de España.
José, con seguridad, desde el
momento de poner pie en Melilla, contactó con las organizaciones de izquierdas,
que también las había en dicha ciudad; perteneciendo él a las JSU, lo primero
que hace es contactar con los que allí ya están constituidos como tales, es decir,
su propia organización, y vivir el día a día político melillense. José Barón,
habría asistido a la escuela, con toda seguridad, en su niñez y adolescencia,
aunque ésta hubiera tenido que compartirla, con algún trabajo esporádico que
surgiera, como una manera más de ayudar a su familia, y tenía cierta cultura,
seguramente que por encima de la media nacional. Decimos esto porque, estando
afincado ya en la ciudad de Melilla, y según ha contado la familia:
“José formó parte de la delegación de Melilla que iba a
participar en la Olimpiada Popular de Barcelona entre el 19 y el 26 de julio de
1936. Junto con Barón Carreño fue a Barcelona Francisco Pradal, también de las
JSU y que, después de la Guerra Civil, tendría un importante papel en la
resistencia antifranquista. La delegación melillense marchó a primeros de julio
y eso les salvó de morir asesinados por los franquistas melillenses como muchos
de sus compañeros de las JSU.”[13]
La Olimpiada Popular fue una
de esas “grandes oportunidades” que da la vida. Si la coges estás salvado, si
es lo contrario… estás hundido (me recuerda esta frase uno de los títulos de la
trilogía que escribió un ex-deportado a un campo de concentración nazi durante
la Segunda Guerra Mundial.[14]
“La Olimpiada Popular fue un evento
multi-deportivo que iba a ser celebrado en Barcelona (España), entre el 19 y el
26 de Julio de 1936, y que no pudo llevarse a cabo, dado que el 18/07/1936 tuvo
lugar el levantamiento que daría lugar a la Guerra Civil Española.
La Olimpiada Popular fue organizada como protesta
a los Juegos Olímpicos de Berlín –Hitler se encontraba en el poder-, del mismo
año. El recientemente electo gobierno de la II República, del Frente Popular,
decidió boicotear los juegos de Berlín al no enviar a los representantes de
España y prefirió organizar un evento deportivo alternativo pero en distinta
fecha.”[15]
Como ya sabemos, los
acontecimientos impidieron que se celebrara esta Olimpiada Popular pero… ¿Qué
fue de José? ¿Regresó a Melilla a sabiendas que iba a tener, muchos y graves
problemas debido a su filiación política? ¿Se quedó en Cataluña?...
José, en julio de 1936, ya
tiene más de 18 años cumplidos, es mayor de edad. Sabe que no puede volver a
Melilla, cuna del Alzamiento, más teniendo en cuenta su filiación política y
las fuertes convicciones que le unen al Partido, donde ha crecido, tanto como
hombre, como en su convencimiento en relación con las afirmaciones políticas
que ha venido defendiendo en los círculos políticos de izquierdas donde se ha
estado moviendo. José, como tantos jóvenes de izquierdas que estaban en
Barcelona con motivo de esta Olimpiada Popular, regresó desde la capital
catalana a su lugar de nacimiento puesto que, como hemos visto, no se le
ocurrió volver a Melilla. Gérgal le estaba esperando y es allí, donde, como
hemos visto en renglones anteriores, será elegido Secretario General de Prensa
y Propaganda de la Radio de la JSU en dicha localidad.[16]
Alrededor del PSUC –el Partido Socialista Unificado de Cataluña-, muy comunista, se han ido acercando una serie de milicianos que voluntariamente han incrementado las unidades militares de la región de Cataluña. Así, José –que ha quedado en Cataluña, como sabemos- también va a formar parte de una unidad de milicianos que se va a incorporar a la 31ª División del Ejército Popular de la República, o simplemente EPR.
Esta División, la 31ª,
formaba parte del X Cuerpo de Ejército, como reserva del Ejército del Este[14],
en mayo de 1937. La mandaba el Coronel Antonio Escoda Xantruch. Estaba formada
por tres Brigadas Mixtas compuestas éstas, a su vez, por cuatro Batallones, a
saber:
- La 133 Brigada Mixta
(Unidades: 529 Bón., 530 Bón., 531 Bón., y 532 Bón.). Se formó en Barcelona, en
mayo de 1937, con milicias anarquistas. Partió el 09/06/1937 hacia el frente de
Huesca. Intervino en la batalla de Belchite. En abril de 1938 esta unidad se
disuelve. Se reestructura después y se afecta a la 24ª División del mismo
Cuerpo de Ejército, el X aunque, a primeros de noviembre es adjudicada,
transitoriamente, al XII Cuerpo de Ejército. En diciembre, la División vuelve
al Cuerpo de Ejército anterior, el X. Se incorporó, circunstancialmente a la
43ª División. Fue a partir del día 11 de enero de 1939 cuando prácticamente la
Brigada se disolvió[18]
- La 134 Brigada Mixta
(Unidades: 533 Bón., 534 Bón., 535 Bón., y 536 Bón.). Se organiza, también en
mayo de 1937. Participa en el cerco a Huesca y, en septiembre, en la batalla de
Belchite encuadrada en la Agrupación “A”. En la batalla de Aragón, se retiró a
los altos valles pirenaicos el 26 de marzo de 1938. El 19 de abril cruzó la
frontera francesa por El Portillón y el Puente del Rey. Se reorganiza en
Figueras y vuelve al frente norte de Cataluña. Uno de sus batallones participó
en la batalla del Ebro. La última noticia de ella es que, el 26 de enero de
1939, se encontraba en Caldas de Montboy, el día de la caída de Barcelona[19]
- La 135 Brigada Mixta
(Unidades: 537 Bón., 538 Bón., 539 Bón., y 540 Bón.). Como las anteriores,
también es en mayo de 1937 cuando se constituye. Participa en los combates en
torno a Huesca al mes siguiente, es decir, en junio. Cuando se inicia la
batalla del Ebro está defendiendo la orilla izquierda en la desembocadura del
río, y el 2 de agosto lo cruzó para situarse de enlace entre las 27 y 62
Divisiones. En agosto quedó prácticamente aniquilada. Fue retirada para su
reorganización en La Seo de Urgel. Tras retornar a la reconstruida 31 División,
la 135 BM fue disuelta.[20]
- La 62 Brigada Mixta
(Unidades: 245 Bón., 246 Bón., 247 Bón., y 248 Bón.). Se militariza, en
diciembre de 1936 –en el frente de Cáceres- la milicia mandada por el mayor
Orencio Labrador y se forma la 62 Brigada Mixta, dependiente del Cuerpo
denominado Agrupación Tajo-Extremadura, incluido en el Ejército del Sur, en la
fecha indicada anteriormente. Más tarde pasará a formar parte de la 29ª
División, perteneciente al VII Cuerpo de Ejército, del Ejército de Extremadura
(en abril de 1937). En julio de 1937 pasará a formar parte de la 31ª División, del
X Cuerpo de Ejército, del Ejército del Este. El 29 de diciembre de 1938,
la 62ª BM se distinguió en la defensa de Artesa de Segre, por lo que fue
felicitada por el Alto Mando. No se volvió a hablar más de ella[21].
Sabemos que la 133 BM era de
mayoría anarquista y tuvo un papel muy importante en el frente del Este y en la
batalla de Belchite. La 134 BM, se destacó brillantemente en esa misma batalla
y en la del Ebro. La 135 BM estuvo primero en la 31ª División y, más tarde, en
la 62ª División, retornando a la primera, o sea, a la 31ª División
prácticamente al final de la guerra, su papel fue discreto.[22]
“En el mes de marzo de 1938, lo que parecía una guerra entre dos
ejércitos igualados, está comenzando a decantarse a favor de las tropas
franquistas, que acaban de conquistar toda la cornisa cantábrica, y siguen
empujando a las cada vez más debilitadas fuerzas republicanas hacia el
Mediterráneo.
En Aragón, la 31 y la 43 División se atrincheran en la provincia
de Huesca y resisten los ataques durante unos meses, pero la presión de la
artillería pesada es constante y la situación cada vez es más difícil. Tras
unos días de intenso fuego de mortero y de bombardeos de la Legión Cóndor
alemana, el 22 de marzo la infantería franquista inicia el avance y los republicanos
se ven obligados a ceder terreno. La retirada de la 31 División se convierte en
una espectacular desbandada: sus tropas se disgregan en pequeños grupos que se
las arreglan como pueden para huir a Francia o hacia Cataluña. La mayoría pasa
a Luchon desde Benasque”.[23]
Sobre los acontecimientos
narrados en la cita que antecede, es cierto que el descalabro fue enorme,
aunque para otros autores, además de lo ya escrito achacan otras causas, no
ajenas a la celeridad con que se fueron presentando los acontecimientos, así
como al personal que componían algunas unidades. Vemos, desde otro punto de
vista, qué fue lo que pasó aquél mes de marzo de 1938 en el norte de la
provincia de Huesca.
“En marzo de 1938, el Ejército Nacional iniciaba su ofensiva de
Aragón, si bien, en otros sectores que el de la 43ª División. Solo el 22 de
marzo, la división se vio fuertemente presionada por las fuerzas nacionales que
atacaban por el sector de Huesca. El 518º Batallón ‘Cinco Villas’ fue
trasladado como refuerzo a este sector, pero para cuando llegó, la retirada de
las tropas republicanas se había convertido en una desbandada, hasta el punto
que el grupo de Intendencia de la 130ª Brigada que salió tras el ‘Cinco Villas’
poco después de su marcha no pudo encontrarlo. Los nacionales se acercaban
rápidamente a Barbastro. Para el autor, la visones de algunas unidades
republicanas habían facilitado el descalabro, [p.144]”.[24]
Una tercera narración de los
hechos, refiriéndose en este caso a lo que vino en llamarse la “Bolsa de
Bielsa”, la encontramos en la cita que transcribimos a continuación donde se
percibe, de manera nítida, qué es lo que pudo ocurrir durante el transcurso de
la acción de guerra, vías de escape, ayudas recibidas, en unas circunstancias
realmente difíciles.
Estamos en el mes de marzo de
1938, en el norte de Huesca, el invierno se está terminando y la primavera, en
esas latitudes, tarde un poco más en hacerse visible. En estas condiciones climáticas
podemos imaginarnos lo que se describe de esta manera:
“La Bolsa de Bielsa. La retirada de la 31ª División en marzo de
1938, cuyas tropas huyeron a Francia mayoritariamente por Benasque, tal y como
le sucediera a Martín Arnal, dejó a la 43ª División en una crítica situación:
la ruta a Barbastro había quedado comprometida. Ésta fue rápidamente copada por
las tropas rebeldes, y ello supuso a su vez que la unidad que comandaba el
Esquinazau quedase aislada en Sobrarbe.
Rodeada en territorio español, y teniendo como única vía de
escape su flanco Norte, las tropas de la 43 fijaron posiciones a mediados de
abril al abrigo de los desfiladeros y montañas del valle del Cinca. Durante
varias semanas los más de seis mil hombres de la unidad republicana aguantaron
el envite franquista, conteniendo su avance tras una primera línea de defensa
establecida en Escalona y una segunda en Laspuña. Sin embargo, cuando esta fue
derribada, la desbandada fue inevitable y miles de civiles refugiados en Bielsa
procedentes de otras localidades del valle como Labuerda, Puyarruego, Escalona,
Lafortunada o la propia Laspuña comienzan su huida a Francia en pleno mes de
abril por unas montañas repletas de nieve. Los pastores de la zona, conocedores
de excepción de la particular orografía del valle, organizaron la ruta de
escape y acompañaron a mujeres y niños, primero hasta Parzán y, posteriormente,
hasta la cima del Puerto Viejo, punto en el que les esperaban los voluntarios
franceses que iban a ayudarles a descender hasta Aragnouet, nuestra ruta.”[25]
Hemos visto las unidades
donde José Barón Carreño, de una manera u otra, en algún momento de la Guerra
Civil, mientras estuvo en la 31ª BM, fue viendo bien los avances de unas, bien
los retrocesos de otras, dependiendo de las circunstancias de la guerra.
Seguramente, desde que se
incorporara a una de esas unidades, vieron que no era un chico normal,
destacaría por su enaltecimiento político –lo hemos visto que había estado en
las JSU, tanto en Gérgal (Almería), como en la Melilla donde va a parar con su
familia, buscando nuevos horizontes- por sus formas, por su acalorado discurso
en favor de la República y contra un ejército subversor, alzado en armas contra
un gobierno legalmente constituido, por lo que habría que defender a éste que
había sido elegido democráticamente por sufragio universal. No tardarían mucho,
sus mandos, en darse cuenta que José estaba capacitado para una de las
Comisarías de la División.
“Durante la Guerra Civil, José ejercería de comisario político
en la 31ª División del Ejército de la República”.[26]
Ahí es donde, con toda
seguridad, José puso todo su saber, toda su impronta política, todo lo que
llevaba en su cabeza desde muy temprano, era una manera de llevar, no solo la
labor política hasta la propia trinchera, sino hacer que la cultura también
llegara hasta esos propios lugares de defensa. Fue una de las tareas, tan
importante como la propia defensa de los intereses del gobierno de la
República. En todas las unidades, el tema cultural era uno de los principales
baluartes para llamar la atención al otro bando de que no solamente se
pretendía defender unos ideales, sino también de llevar, y hacer llegar la
Cultura, a los lugares donde nunca ésta se había presentado.
“(…), como en la mayoría de unidades militares, la tarea
cultural se orientaba hacia finalidades muy diáfanas (elevación cultural y
capacitación militar de los soldados) y se canalizaba a través del apoyo al
trabajo del Comisariado Político y de las Milicias de la Cultura. El carácter
educativo y cultural se acompañaba, lógicamente, de la intención –ni tan solo
disimulada- de ocupar un espacio en la lucha ideológica. El Comisariado
Político y las Milicias de la Cultura eran los organismos directamente
responsables de la actuación cultural llevada a cabo en las divisiones y,
aunque se habían creado desde presupuestos diferentes, el interés pedagógico y
el trasfondo político compartidos hacían que entre ambos se intentase, en la
medida de lo posible, mantener una estrecha relación. Estas dos coincidencias
los conducían necesariamente a hacerse compatibles y condicionaron su
progresiva inserción más orgánica en la estructura militar”.[27]
Una de las instituciones
peculiares, si no la que más, en el Ejército Popular de la República fue el
Comisariado de guerra – se utiliza este término para denominar al cuerpo, pero
los comisarios también son conocidos como “comisarios políticos”-. Se
constituye éste en el mes de octubre de 1936 y aparece como una necesidad
urgente, y evidente, dada la desconfianza que se profesaban, en el bando
republicano, los militares profesionales.
“…la misión principal de ejercer un control de índole
político-social sobre los soldados, milicianos y demás fuerzas armadas al
servicio de la República (…). Por otra parte, los comisarios políticos
desarrollaron también una actividad cultural que no debería quedar en el
olvido. La propaganda republicana, especialmente la inspirada por el Partido
Comunista, ensalzó continuamente la figura de los comisarios y los convirtieron
en héroes que servían de ejemplo para el resto de los combatientes”.[28]
Muchos de ellos habían
llegado a las unidades respectivas procedentes del Partido Comunista, aunque
otros muchos pertenecían a otras instituciones como lo fueron: el PSUC[29], las JSU o, incluso, a
la UGT, y seguían las directrices del Partido Comunista de España (PCE). No
hace falta decir que los comisarios del Ejército Popular desempeñaron su
misión, con mayor o menor acierto en unas circunstancias realmente complicadas.
Una preocupación, casi constante, fue el estado moral y material de las tropas.
Podemos imaginarnos a José Barón intentando, por un lado tener levantada la
moral de unas tropas que, como hemos visto en renglones anteriores, no se
distinguieron por su heroicidad –como hemos visto en páginas anteriores- y por
otro lado intentando compaginar la parte cultural de su misión y el de los
Milicianos de la Cultura, tan ligados a este Comisariado.
“Enseñar a leer a los soldados… Abrir para tantos hombres
horizontes nuevos, vida amplia, libre, espiritual… Pero esto no es todo. Los
milicianos de la cultura ayudan también al Comisariado a desarrollar su labor
política y social junto al soldado, y a mejorar las condiciones culturales de
los combatientes, en general”.[30]
En ese sentido parecía
oportuno estimular a la tropa para que se generasen discusiones instructivas
entre los combatientes; la creación de revistas en las que los soldados debían
de escribir en las mismas, organizar bien grupos de lecturas, bien reuniones políticas,
la distribución de la prensa militar que se generase, el reforzamiento de la
conciencia política y, entre otras, cosas, la comprensión del porqué de esa
guerra fratricida sin existir, aparentemente, alguna política partidista u
orientación sectaria establecida de antemano.
“La acción del comisariado se extendería a todo el territorio
republicano y tendría como campo de desarrollo natural las diversas divisiones,
brigadas, regimientos, batallones, columnas y unidades armadas de cualquier
clase”.[31]
La 31ª División, a la que
pertenecía José, editaba, como hacían otras unidades del EPR, un periódico de
sus Milicias de la Cultura, en octubre de 1937, que bajo el título –un tanto
emblemático- de “Fusil y Libro”, sintetizaba los objetivos que guiaban a
esta publicación, como un medio de cohesión ideológica y de orientación. Al
igual que comenzaron a hacer pequeñas representaciones teatrales, tanto para la
tropa como para el personal civil de las poblaciones donde estaban asentadazas
estas unidades de la 31ª División. En la sección de “Noticias”, de “Fusil y
Libro”, nº 5, de fecha 5-XI-1937, en las páginas 10-11, se puede leer:
“Antes de la función teatral, hablaron a los soldados, Miret,
Responsable de Milicias de la Cultura de la Brigada, el Comisariado del
Batallón, el de la Brigada, Argüelles, y la representación de la oficialidad y
Jefes de la División”.[32]
En febrero de 1938, en la
Plaza de Cataluña, en Barcelona, se inaugura una exposición en la que participaron
dibujantes que pertenecían a las Brigadas Mixtas que componían la 31ª División
–José Barón, aunque no lo encontramos en la documentación utilizada para este
artículo, sabemos que está detrás, junto con el resto de comisarios que están
en cada una de las unidades-, es decir, la 133, 134 y 135 BM del X Cuerpo de
Ejército, del Ejército del Este.
Pero, independientemente de
las actividades culturales a las que también estaban supeditados, cualquier
comisario político, de cualquier unidad republicana, la primordial obligación
era mantener el espíritu “guerrero” de la tropa y sus convicciones políticas
“sanas”.
Un gran sobresalto se
llevarían todos los comisarios de las unidades que componían la 31ª División
cuando, como hemos visto en páginas anteriores, “(…) carecía de mandos
suficientemente aguerridos (…)”,-ver nota a pie de página número 22-, y no
solamente eso, sino también “La retirada de la 31ª División en marzo de
1938, cuyas tropas huyeron a Francia mayoritariamente por Benasque, (…)”,
como hemos visto en la nota a pie de página número 23; Sabemos que gran parte
de la 31ª División pasa a Francia, un año antes que finalice la guerra, pero
también hemos leído que bastantes unidades vuelven a entrar en España, por
otros pasos fronterizos más próximos a Cataluña, para continuar combatiendo al
enemigo “nacional”.
Hemos visto, igualmente, que
entre los comisarios políticos de la 31ª División, como José, aparece Josep
Miret i Musté. Catalán, comunista, del PSUC. Veamos algo de Josep Miret porque
también pasará a Francia aunque, algo más tarde que el otro José, José Barón.
Su vida política comienza después de mayo de 1937, en Barcelona, en el PSUC…
“Josep Miret siguió los pasos de su hermano Conrado y se enroló
en el Ejército Popular Regular (EPR). Conrado Miret llegó a ser comandante del
EPR en 1938.
Como militar, Josep Miret fue nombrado Comisario de la 31ª
División del Ejército Popular Regular, que combatió en las batallas de Vedado
de Zuera, Belchite, Mediana y Torralba de Aragón. Más tarde fue Comisario
General del Ejército del Este tras haber participado en la batalla del Ebro.
Por último, fue también Comisario General de las Fuerzas Blindadas, una de las
últimas tropas en abandonar Barcelona en enero de 1939. (…), él sería uno de
los últimos miembros del EPR en abandonar Barcelona en enero de 1939 (…)”.[33]
No contamos con datos que nos
hagan pensar lo contrario, por lo que hemos de especular que José Barón huyó,
con el resto de unidades que componían la 31ª División, del X Ejército, del
Ejército del Este, del Ejército Popular Regular de le República Española,
aunque –seguro que tratándose de un comisario político y lo que esto
representaba- para él no era una huída, sino una retirada, un repliegue para
más tarde volver a luchar, otra vez, en territorio español. Sabemos que
bastantes se quedaron en territorio galo pero, vamos a pensar que él retornó,
formando parte de todas las diezmadas unidades que se habían retirado, antes de
la bolsa de Bielsa, donde hemos visto como quedó sola la 43ª División del EPR,
aguantando el empuje de las tropas “nacionales”.
La Guerra Civil Española
parece que estaba tocando a su fin. Todo estaba a favor del ejército
insurgente. El que fuera Presidente de la Segunda República Española, Manuel
Azaña, en 1939, opinaba sobre el porqué de esta guerra, qué había impulsado a
que se desencadenara, sobre España, tanto dolor, tanto horror, tanta muerte y
desesperación, y decía que:
“Los dos impulsos ciegos que han desencadenado sobre España
tantos horrores, han sido el odio y el miedo. Odio destilado lentamente,
durante años, en el corazón de los desposeídos. Odio de los soberbios, poco
dispuestos a soportar la ‘insolencia’ de los humildes. Odio de las ideologías
contrapuestas, especie de odio teológico, con que pretenden justificarse la
intolerancia y el fanatismo. Una parte del país odiaba a la otra, y la
temía”.[34]
Ni José Barón, ni sus
Brigadas Mixtas, ni su División, ni… Todo estaba perdido una vez que la batalla
del Ebro se perdió. El ejército sublevado había llegado al Mediterráneo, había
cortado las comunicaciones entre Cataluña y el Levante. El gobierno, en
Valencia, está preparando la evacuación para continuar, desde fuera de España,
su “lucha” por recuperar lo perdido y para que los países democráticos apoyen su
causa… Comienza, para miles de soldados, civiles, mujeres, ancianos, niños,
heridos… un largo camino hacia el paso fronterizo más cercano, para abandonar
España, para que el país vecino, en este caso, Francia, les acoja como
refugiados. José será uno más de los que, vencidos, cansados, maltrechos,
hostigados… llegue a la frontera.
No es el caso narrar, en
estos renglones, el cómo fue, el cómo los recibieron, el cómo los acogieron, el
cómo los distribuyeron, el… en territorio galo. Para quien quiera saber todo
este tipo de circunstancias, existe una abundante y magnífica bibliografía
sobre el particular, a la que me remito -y a la que invito a leer a
quien/quienes estuvieran/sen interesados en ese tema-. Sí hay que decir, no
obstante, que después de autorizar la entrada en territorio francés al personal
civil, tuvieron que abrir la frontera, igualmente, al personal militar
entregando las armas y buscándoles refugio, en improvisados campos de
refugiados –al principio- rodeados de alambres de espino, del mar –en otros-,
bajo el cielo raso en la mayoría, hasta que se fueron adecuando los recintos, a
la cantidad de miles de personas que albergaban cada uno de ellos.
Más de una veintena de
campos, situados de costa a costa –del Mediterráneo al Atlántico- en el sur de
Francia, se erigieron para detener, de alguna manera a esa masa ingente de
españoles que no cesaban de atravesar los pasos fronterizos. Nombres como
Barcarès, Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, Septfonds, Gurs, Noè, Vernet
d’Ariège… pasarán a la historia por haber acogido a miles de ellos que tuvieron
que salir de su país.
Para algunos será principio y
final: llegaron vivos pero no fueron capaces de superar las heridas, tanto las
físicas como las morales. Para otros será una prueba más de cómo sobrevivir un
día más viviendo entre la miseria y con todas las carencias habidas y por
haber. Pero, para la mayoría fue una manera, otra más, de demostrarle al mundo
–que habían asistido impávidos a la Guerra Civil Española sin decir, ni hacer,
nada- que estaban preparados para lo que se les presentara. En aquellos
momentos, por un lado, había que sobrevivir, pero también había que presentar
batalla nuevamente en los frentes que hiciera falta.
Francia invitó a volver a
España, abonando las soflamas españolas de que podían volver a su país todo
aquél que lo desease (sin saber, algunos de ellos, lo que les estaba
esperando), a los refugiados en su territorio. Lo hacía pensando en no tener
dentro de su territorio a esa ingente cantidad de personas, la mayor parte de
ellos militares, para no tener que ir incrementando el presupuesto del mantenimiento
de miles de bocas y para evitar, que se estableciesen, definitivamente, en
territorio francés. Ayudó a reencontrar a familias que se encontraban
distribuidas en distintos campos y a juntarlas pensando que, de esta manera,
retornarían a España aunque, en la mayoría de los casos, no ocurrió así.
Sabemos que a primeros de
septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia y se hizo con todo su territorio
en muy poco tiempo. Que después volvió su cara hacia los Países Bajos y ocurrió
otro tanto de lo mismo y en donde se pudo comprobar el efecto de la Blitzkrieg (“guerra
relámpago”, en alemán), sobre todo con el episodio de Dunkerque… y Francia, que
había asistido impasible a estos hechos, ya había dado pasos tratando de evitar
ser el siguiente.
Una manera de hacerlo fue
pidiendo voluntarios, de entre los españoles, que permanecían en los campos de
refugiados. Éstos irían a reforzar la antigua “Linea Maginot”, levantada para
impedir una supuesta invasión alemana, desde territorio alemán, durante la I
Guerra Mundial. Serían grupos de hombres civiles, bajo mando militar francés,
que se irían desplegando a todo lo largo de la frontera, tanto con los Países
Bajos como con Alemania, sería lo que se llamarían Compañías de Trabajadores
Extranjeros (CTE); también podrían servir como militares, en los Batallones de
Marcha (firmaban hasta que terminara la guerra), o en la Legión Extranjera (en
este caso firmaban solo por cinco años).
Miles de ellos lo hicieron,
tanto en uno como en los otros. Algunos llegarían a escribir páginas de gloria,
en la Historia de la Segunda Guerra Mundial, como fue el caso de los españoles
pertenecientes a la IXª Compañía, integrada en un batallón del 2º Regimiento de
Marcha del Chad que, a su vez, formaba parte de la 2ª División Blindada del
ejército francés, llamada simplemente “La Nueve” –formada casi
exclusivamente por españoles, bajo el mando del capitán francés: Raymond
Dronne-. Pero aún permanecían muchos miles en los campos de refugiados.
Tras la “guerra relámpago”
Alemania, como se esperaba, invadió Francia. Los miles de españoles que habían
formado, decenas y decenas de CTE, fueron hechos prisioneros por el ejército
alemán. Tras pasar un tiempo en campos de prisioneros de guerra (los stalag)[35], fueron deportados hacia
campos de concentración construidos, tanto en territorio alemán como en otros
países ocupados por ellos. Este fue el caso de Mauthausen, en Austria, también
llamado el “campo de los españoles”, porque fue allí donde fueron a parar la
mayoría de los españoles deportados[36]. Algo más de 9.000 llegaron,
un poco más de 2.000 fueron los que salieron vivos de aquel infierno. Franco
había dicho, a preguntas del gobierno alemán sobre qué hacía con algo más de
2.000 españoles que tenía en Angulema –Francia- y desde Madrid se le dijo que
“fuera de España no había españoles”. Ante el silencio del gobierno español,
éstos terminaron en Mauthausen. Uno de cada tres quedó allí.
José Barón, como Josep Miret
y su hermano Conrand, y tantos como ellos, también pasaron por uno de estos campos
de refugiados, y también se apuntaron a los CTE. Sobre todo, en el campo de
refugiados de Argelès-sur-Mer, tienen lugar una serie de reuniones en las que
se dan cita, por un lado el Partido Comunista de España (PCE), y por otro las
Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), -como habíamos visto en páginas
anteriores, estas Juventudes habían nacido como consecuencia de la fusión de
jóvenes socialistas y comunistas-, Esta serie de reuniones finalizan, en el
último trimestre de 1940 con la firme decisión de organizar, en la Francia no
ocupada hasta ese momento, una acción antifascistas, junto con los franceses,
contra el gobierno títere de Vichy y contra los propios ocupantes del país.
Alemania había invadido Francia en Mayo de 1940. Se queda con la mitad del país
galo y la otra mitad deja que gobierne Petain, el viejo mariscal, en lo que
históricamente se ha llamado el gobierno de Vichy (por estar la sede de su
gobierno en esta pequeña ciudad sureña). Quizá Petain, sin saberlo, está dando
oportunidades para que decenas, tanto de españoles como de franceses, huyan y
se instalen en distintos departamentos franceses y hagan la guerra por su
cuenta… Pero veamos cómo se desarrollaron, aproximadamente, los hechos.
Casi a finales del año 1940
Petain y su gobierno, con gran criterio, pone en marcha las Compañías de
Trabajadores Extranjeros para permitir, de esta manera, la salida de los campos
a los prisioneros, para que trabajasen en las fábricas y respondieran, de esta
manera, a las necesidades económicas que el país estaba demandando. También lo
hacen con su propia población, la gala, y con los mismos fines. Instauran lo
que vino en llamarse Servicio de Trabajo Obligatorio (STO), cuyo fin era
proporcionar mano de obra para las fábricas que producían armamento y para las
obras de fortificación del Muro Atlántico (lo estaba llevando a cabo la
Organización TODT –alemana).
Fue una magnífica
oportunidad, si no la mejor, para que hombres osados, -como lo eran los
españoles que venían de hacer una guerra-, intentaran, y consiguieran, fugarse.
Otro tanto hicieron los jóvenes franceses. Prefirieron organizarse en las
montañas, tanto los jóvenes que huyen del STO, como los españoles huidos de las
CET’s. Ambos grupos llegarán a los mismos emplazamientos y engrosarán las filas
de la Resistencia (ésta tendrá un marcado carácter civil, ya que no se
constituye con miembros del ejército francés vencido). A partir de este momento
comenzará a utilizarse la palabra maquis, cuando se refieren a los
campamentos, y a quienes los componen se les denominará como maquisards.
“El maquis, también conocido como la guerrilla, Resistencia
española o GE (Guerrilleros Españoles), fue el conjunto de movimientos
guerrilleros antifascistas de resistencia en España que comenzó en la Guerra
Civil. El casi inmediato estallido de la Segunda Guerra Mundial sorprendió a
gran parte de los excombatientes republicanos en territorio francés; muchos de
ellos se incorporaron a la Resistencia francesa en lo que fue la Agrupación de
Guerrilleros Españoles (…). La palabra proviene del vocablo francés maquis, que
viene a su vez del corso y del italiano macchia, que equivale a
paisaje de arbustos, matorrales (maquia). En Francia se comenzó a usar este
epíteto para denominar a grupos de guerrilleros de la resistencia francesa
contra las fuerzas de ocupación alemanas en la Segunda Guerra Mundial que se
escondían en zonas montañosas o bosques. La expresión francesa prendre
le maquis es equivalente a la italiana gettarsi alla macchia y
a la española echarse al monte.”[37]
Se puede decir que los
exiliados republicanos españoles comenzaron su participación, en la resistencia
francesa, en el mes de julio de 1941, fecha en que la Alemania nazi decidió
invadir a la Unión Soviética. Esta participación se desarrolla en el marco de
la UNE, o sea, la Unión Nacional Española, que había sido promovida por el
Partido Comunista Español (PCE).
“En abril de 1942 constituyeron el XIV Cuerpo de Ejército
Guerrillero (…) Al principio se organizó en brigadas compuestas de 60
a 90 hombres pero a partir de finales de 1943 se estructuró en dos
divisiones, integradas en los Franc-Tireurs et Partisans, [FTPF:
Franco Tiradores y Partisanos Franceses. N. del A.], controlados por el Partido
Comunista Francés, aunque seguían actuando de facto como el
brazo armado de la UNE. En mayo de 1944 las unidades exclusivamente españolas
de los Franc-Tireurs et Partisans fueron reconocidas como
tales bajo la denominación de Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE),
integrada por unos 9.000 hombres, y que a partir de entonces inició una nueva
estrategia militar, pasando de los sabotajes y acciones aisladas al ataque frontal
contra las unidades aisladas de la Wehrmacht [Ejército Alemán. N. del A.],
consiguiendo liberar numerosas localidades del sur de Francia.”[38]
Será a partir de ahora cuando
los exiliados españoles, ya organizados, comenzarán a combatir al
nazismo. Muchos serán los protagonistas pero, entre otros, nuestro José
Barón Carreño será uno de ellos.
No podemos olvidar que las
estructuras comunistas de coordinación de actividades, en la Francia ocupada,
venía de tiempo atrás. En el verano de 1939, estando en los campos de
refugiados ya habían comenzado a gestarse éstas; era lógico, por otro lado, ya
que eran decenas de miles de combatientes republicanos. Una vez ocupada
Francia, y dividido el país en dos zonas, la lucha de estos grupos, que habían
terminado de organizarse tras la invasión germana, fue diferente dependiendo de
la zona donde se encontrase cada uno de estos grupos.
Si nos referimos al papel
jugado por la resistencia en la zona ocupada por Alemania…
“En la zona norte (ocupada), los guerrilleros no tuvieron nunca
un verdadero estado mayor autónomo. El comité del PCE de dicha zona dirigía
directamente el movimiento armado […]. Al principio, las unidades más
importantes estaban bajo control de las organizaciones (comunistas)
francesas: (OS) y después en los Francotiradores y (guerrilleros)
franceses (FTPF). Hubo, sin embargo algunas unidades que dependían directamente
del Comité de París del PCE”.[39]
Sabemos que casi a finales
del año 1940, sobre el mes de octubre, el Partido Comunista Español, había
empezado a organizar lo que serían pequeños “embriones” de grupos militares, en
París; estos grupos, nutridos de las FTP-MOI[40]. Los hermanos Miret,
José y Conrado –que ya habíamos visto en páginas anteriores (recuérdese que
José había sido Comisario, como José Barón, en la 31ª División del EPR, donde
coincidieron los dos- tuvieron un destacado papel para sentar las bases de la
resistencia (el nombre de “guerra”, o sea, el alias de Conrado sería “Alonso”,
el de José Barón fue “Robert”).
Conocemos, igualmente, que
Conrado Miret, el hermano de José había sido comandante del Ejército
Republicano, cruzó, como tantos miles la frontera francesa, y huyó, en algún
momento, como hemos visto que lo hicieron tantos huyendo hacia las
organizaciones clandestinas que habían ido organizándose en las montañas. Entró
en contacto con los comunistas franceses y, en un momento determinado, se
integra en la OS del Partido Comunista Francés que, por otro lado, estaba
preparando la lucha armada contra el invasor teutón. Sabemos, igualmente, que
en febrero de 1942 es detenido por la policía francesa porque había encabezado
los primeros operativos de la guerrilla urbana por las calles parisinas.
Conrado Miret, junto con algo más de una veintena de militantes que también fueron
detenidos con él, como consecuencia de las torturas, tanto por la Gestapo[41] como por las Brigadas
especiales, muere el 27 de Febrero en uno de los calabozos de la cárcel de La
Santé.
“Su hermano, José Miret, cuadro comunista del PSUC [Partido
Socialista Unificado de Cataluña. N. del A.] catalán y del gobierno de la
Generalitat, dirige políticamente en el exilio la lucha clandestina con
Buitrago, que fue jefe del estado mayor del 14 Cuerpo de guerrilleros de la
República española. José es detenido el 30 de noviembre de 1942 y condenado por
la siniestradel tribunal de París, deportado a Mauthausen donde será ejecutado
por los nazis el 23 de noviembre de 1944. Detenido también en noviembre de
1942, Buitrago será sustituido como jefe de los Grupos armados españoles de los
FTP-MOI por José Barón . Torturado y deportado a Mauthausen, Buitrago
muere el 17 de noviembre de 1944”.[42]
Conocemos, así mismo, que el
PCF incorporó a la lucha a una cantidad importante de antifascistas
extranjeros, que se habían refugiado en Francia ante el avance alemán por
distintos países, así como a los republicanos españoles. Y los incorpora a sus
organizaciones político-militares paralelas, a saber: la OS (la[las siglas OS
corresponden a las dos mismas palabras pero escritas en francés. N. del A.], y
la MOI, -como hemos visto, la Mano de Obra Inmigrada-, que se transformarán en
los FTP-MOI, lo que vino en llamarse “Francotiradores y guerrilleros de la
MOI”.
La Gestapo nazi, con la ayuda
incondicional de la policía francesa, se dedica, en toda la zona ocupada (en la
primera fase; sabemos que Alemania termina actuando en lo que era también la
“Zona Libre”) a la caza y captura de los combatientes urbanos. Vigila, detiene,
tortura, fusila, asesina y deporta a los campos de concentración, tanto en
territorio alemán como a los ubicados en los territorios ocupados, a cuantos
caen en sus manos.
Mientras tanto, en la zona
“no ocupada”, o sea, en la “zona libre”… ¿Qué pasaba?...
“(…) va gestándose, a partir del final de 1941, un fuerte
movimiento armado autónomo: los guerrilleros españoles. El movimiento surge
como consecuencia de la derrota republicana y del obligado exilio que no fue
una total desbandada como muchos lo han descrito. Nunca se vio exilio tan
político, determinado, lúcido. Los ‘milicianos’, como los llamaban algunos
periódicos franceses, presagian la Segunda guerra mundial que está por
estallar. Fueron más clarividentes que millones de demócratas franceses cegados
por un pacifismo cómodo e irresponsable, o un anticomunismo desastroso (…). Por
lo tanto, es posible considerar que la resistencia española nace en los mismos
‘campos de concentración’ donde fueron encerrados, en el sur de Francia, como
apestados, miles de Republicanos españoles. Después de la dramática Retirada,
del trauma de la derrota y del recibimiento vergonzoso en Francia, muchas
organizaciones republicanas se fracturan, se dispersan, pierden contactos y
fuerza”.[43]
Los principales dirigentes
políticos del PCE sabemos que habían partido, bien hacia la Unión Soviética,
bien a Méjico o a otros países, pero esto no es óbice para que se reconstruya
rápidamente, dentro de los campos donde se hayan refugiados, dentro de lo que
algunos llamaron “cárceles de arena” (recuérdese el campo de Argelès-sur-Mer).
Mientras tanto, otros partidos socialistas, anarquistas, Izquierda Republicana
también, se descomponen orgánicamente y desaparecen casi como partidos, incluso
el PSOE reaparecerá a finales de 1944.
El PCE, ilegalizado en
Francia, crea –con gran trabajo- una dirección provisional que simultanea entre
Marsella y Aix, sería como el Comité Central del Partido Comunista Español en
Francia.
“A mediados de octubre de 1940 ocurre un acontecimiento
fundador, transcendente, que los historiadores han ignorado durante largo
tiempo. En el propio de Argelès-sur-Mer, el PCE logra reunir
clandestinamente, en un contexto furiosamente represivo, a los responsable
comunistas de los diversos campos . Se considera hoy en día a esa reunión
de Argelès como el principio de la resistencia organizada por el PCE en la zona
sur de Francia”.[44]
No se puede comparar, desde
luego, la lucha mantenida por los guerrilleros españoles en la “zona ocupada”
con lo que ocurría, mientras tanto, en la “zona libre”. En esta segunda las
acciones estaban más encaminadas a establecer “pasos”, desde Francia, hacia San
Sebastián, Huesca y Zaragoza, con “camaradas seguros”.
Las cadenas de evasión y correos aliados hacia
Gran Bretaña, a través de España, vía Portugal.[45]
Estos “pasos” y los
“pasadores” serían los que intentarían, y consiguieron, trasladar a pilotos y
otros militares, que fueron derribados en territorio francés, o bien fugados de
donde estuviesen detenidos, para que, a través de España, pudieran llegar a
Portugal y, desde aquí, retornar hacia sus países de origen, sobre todo al
Reino Unido. Es lo que se llamó “red” o “redes de evasión” a través de los
Pirineos, donde algunos tuvieron un papel importantísimo, como fue el caso del
aragonés Francisco Ponzán y un grupo de Cenetistas que realizaron un trabajo
valiosísimo y consiguieron, a través de estas redes, salvar a más de 5000
personas. Otros grupos libertarios crearon pequeños maquis en los departamentos
del Ariège, en el Cantal, y en el Haute-Garonne.
Después de “ver” qué se hacía
en una zona y en otra, vamos a seguirle los pasos a nuestro José Barón que,
como hemos visto en apartados anteriores, ha asumido una gran responsabilidad.
Pero para llegar a eso… antes ha dado otros pasos. Vamos a ver, hasta donde
sabemos, por dónde fue pasando y qué fue haciendo.
“José Barón Carreño ‘Robert’, exiliado y también de extracción
marxista, uno de los primeros ‘instructores militares itinerantes’ de la
Organización Militar Española –que se transformaría en Agrupación Guerrillera
Española a comienzos de 1944-, recorrió las zonas Norte, Centro y Sur de
Francia, y las costas atlánticas francesas, organizando a nuestros compatriotas
(…)”.[46]
Como vemos, el protagonismo
de José Barón, esta fuera de dudas. Prácticamente se recorre el país de norte a
sur, con el riesgo de caer en manos de la Gestapo. No olvidemos que el país
está ocupado por el Ejército alemán.
Vamos a seguir, a lo largo de
las diversas publicaciones que hablan de José Barón, tanto en línea como
bibliográficas, para ver por dónde fue pasando y qué fue haciendo, hasta llegar
con él a París.
“(…). Exiliado en Francia, se incorporó a la 20ª Brigada del XIV
Cuerpo de Guerrilleros Españoles en Charente-Maritime. En los últimos meses de
1942 fue designado para remplazar a Buitrago [como hemos visto en páginas
anteriores. N. del A.] en la dirección y coordinación de los grupos armados en
la Francia ocupada. A comienzos de 1944 fue designado para reorganizar los
grupos españoles armados en el sudoeste, impulsando la creación de una gran
unidad regional, la 24ª División de la Agrupación de Guerrilleros Españoles
(AGE), al mando de Mateo Blázquez “Marta”. La integraban, según Secundino
Serrano[47] ‘el maquis de Labouheyre (Landes), Dax (Landes), el grupo
de Basses-Pyrénées, además de los destacamentos que se movían en Angulema,
Burdeos y la Rochela’. La División se dedicó a organizar sabotajes, sobre
todo en las bases de submarinos (…)”.[48]
En oscuro, la zona de actuación de la 24ª División de la G.E.[49]
Las zonas de actuación de la 24ª División de la GE., o sea, de
la Guerrilla Española, en territorio francés fueron: Las Landes y el litoral de
los Bajos Pirineos, Gironde, Charente-Maritime, Charente y Lot-et-Garonne.
“La 24ª División prolongaba su territorio de actuación a través
de un largo pasillo atlántico que discurría por las regiones de Charente y
Aquitania, desde la Rochela hasta Pau, en la frontera española. La mayor parte
del territorio estaba ocupada por los alemanes desde el armisticio y Vichy
gobernaba el resto. A finales de 1943, un acuerdo entre José Barón ,
responsable de los resistentes españoles del Norte, y el comandante Juan
Castillo , fundador del maquis de las Landas, estableció las bases de una
futura división”.[50]
Como vemos es una zona
situada en el suroeste de Francia, mirando hacia el Atlántico aunque, también,
con territorio en el interior. Ocuparía gran parte de la zona ocupada y un poco
menos de la zona no ocupada, es decir, de la zona libre.
Según Pons Prades, los mandos
de esta 24ª División de GE., serían:
“(mayo-agosto 1944)
Jefe: Mateo Blázquez Rodríguez, .
Jefe de E. M. [Estado Mayor. N. del A.]: José Barón
Carreño .
Comisario: Práxedes Quílez.
La unificación y reorganización de numerosos grupos españoles de
acción y sabotaje (que actuaban sobre todo en las zonas costeras desde los
albores de 1941), fueron extremadamente laboriosas. Uno de los hombres que más
trabajó en ello fue precisamente José Barón Carreño , jefe de los
guerrilleros de la zona Norte, el cual fue enviado por la organización
clandestina española de la región parisiense a la zona Suroeste para establecer
los primeros contactos en pro de la armonización de los esfuerzos de todos los
luchadores antifascistas españoles, de una mayor eficiencia en las acciones y
de una estrecha colaboración con los resistentes franceses”[51].
Los destacamentos españoles,
como hemos visto, que se movían entre diversos Departamentos, en este caso, del
Suroeste de Francia, en las postrimerías del año 1942 de la ocupación alemana,
interceptaron a más de una columna alemana con las que librarían violentos
combates, sobre todo en las zonas de Lepeyrade, Gabarret –en el oeste del
departamento-, de Arx, y en el norte, en los de Pissos y Sore. A finales de
1944, los GE. marcharon hacia el norte, para reunirse con el resto de brigadas
que estaban distribuidas por el litoral y participar, conjuntamente, en rastreo
y captura de tropas alemanas.
Tras la liberación se
trasladarían a las bolsas del Atlántico donde habían quedado sitiados varios
miles de soldados alemanes. Tras varios y cruentos combates, gran número de
guerrilleros murieron, otros fueron hechos prisioneros y deportados a campos de
concentración, y…
“(…) les fue otorgada la Cruz de Guerra al jefe de la Brigada,
Sebastián Castillo, a Práxedes Quíles [lo veíamos como Comisario de la
Brigada. N. del A.], y a la enlace Celia Llaneza. Práxedes, como Barón Carreño,
procedía de París y actuó de instructor militar itinerante, y sus primeras
lecciones las dio con un armamento aportado por él: una ametralladora Sten, un
par de pistolas y medio docena de bombas de mano, amén de las correspondientes
municiones”.[52]
José Marí, en 1973, descubriendo una lápida en
honor de tres guerrilleros españoles.[53]
No sería justo no reconocer el protagonismo que tuvieron, en los
distintos departamentos franceses, otros guerrilleros españoles que combatieron
contra el invasor alemán y algunos hasta dieron su vida por ello. Los propios
mandos de la guerrilla lo reconocieron en su día. Así, en una de sus cartas, José
Marí, junto con Juan Guash, como ayudante en el destacamento guerrillero de
Sainte-Catherine (que junto con los de Villard-sur-Thônes, la Combe d’Ire y
Mont-Veyrier, conformarán el Departamento de Haute-Savoie), dice:
“(…) sin el trabajo serio, resuelto y tenaz de Miguel Vera es
probable que la acción guerrillera española en los Alpes no hubiese tenido la
importancia que tuvo. Al autor, que recuerda el papel jugado por otros hombres
en distintas regiones: Pérez y Cristino, en el Gard; Pepe Luís y Tomás, en el
Aude; Casto Ballesta y Juan Jiménez, en la Corrèze; Alvarez Canossa y , en
la Dordogne; Pedro Flores, Benito Teodoro y Juan Montero, en la Bretaña; Luis
Fernández, , y el Riojano, en el Pirineo Occidental; los
esposos Buitrago, en la zona Norte; Celestino Alfonso y los hermanos Miret
Musté, en París, junto con Barón Carreño; los esposos Ramos, en la región de
Toulouse…”[54]
Poco a poco, acción tras
acción y muerte tras muerte, los guerrilleros españoles pagarían un alto precio
por la reconquista, no ya de la ciudad de París, que es de lo que se pretende
escribir en este trabajo, artículo o como quiera llamársele, sino de todo el
territorio galo. Tampoco hay que olvidar que ya, desde mayo de 1944, el proceso
de autonomía de la Resistencia española frente a las organizaciones francesas
se plasma definitivamente.
El XIV Cuerpo se transforma
en Agrupación de Guerrilleros Españoles de la Unión nacional. Esta nueva
Agrupación mantendría las estructuras del XIV Cuerpo, pero con un enfoque
político y militar más amplio, más abierto, independiente organizativamente
–ahora sí-, incluso de los comunistas franceses.
De esta manera, la AGE gana
su integración, en igualdad de condiciones, en las Fuerzas Francesas del
Interior (FFI). Algunos de ellos han escrito, con letras de oro, diversas fases
de la recuperación del territorio aludido, o bien en alguna acción de guerra,
vital por diversa circunstancias. Pero no sería justo no recordar, que miles de
ellos no pasarán a la historia con nombre y apellidos, pero estuvieron ahí
cuando se les demandó. Otros, por méritos propios, como es el caso de José
Barón, -como se puede apreciar- 71 años después de su muerte, aún estamos
escribiendo sobre él.
“José Barón Carreño, , que también había recorrido, en cuatro años, las zonas Norte,
Centro y Sur, así como las costas atlánticas, organizando a nuestros
compatriotas, que ardían en deseos de reemprender la lucha. No se olvide que
los efectivos combatientes españoles y las organizaciones que los arropan,
rondaron aproximadamente el quince por ciento de los españoles exiliados en
edad de empuñar las armas. Barón acometería, también, otra tarea delicadísima:
la de armonizar puntos de vista dispares, suavizar discrepancias y coordinar
esfuerzos. No, nunca fue pan comido, como suele decirse, eso de poner de
acuerdo a los españoles. Cuando se logró, se debió tanto a la tenacidad de
persuasión de unos pocos como al talante fraterno de los demás”.[56]
Siguiendo órdenes de la AGE
–Agrupación Guerrillera Española-, José Barón, a principios de agosto de
traslada a París, asumiendo, tal y como le habían ordenado, la jefatura de los
resistentes españoles.
“Después de la caída de Montero [Luis Montero, hombre fuerte de
la dirección política del PCE en París, y de su cúpula armada. N. del A.], el
último hombre fuerte del comunismo español en París fue José Barón ”[57].
Desde que el 6 de junio de
1944 se hubiera desembarcado en las playas de Normandía, el objetivo primordial
–desde luego que éste era ganar la guerra pero a base de pequeños pasos que
condujeran hacia la victoria final- era ir recuperando el territorio ocupado
por el Ejército alemán y, entre sus objetivos primordiales estaba la ciudad de
París, ciudad emblemática donde las haya por todo lo que representaba. Las
órdenes de Hitler eran que París no debía de ser tomada y, caso de serlo… sería
completamente destruida, arruinada, dinamitada, no debería de quedar nada… El
Teniente General de infantería Dietrich Hugo Hermman von Choltitz, comandante
del Gran París, que había relevado al general Von Stülpnagel, sería el
encargado de defender la capital del país o, caso de no ser posible, destruirla.
El período de insurrecciones
en París comenzaría desde el mismo momento en que se supo que los aliados
estaban desembarcando en las costas normandas. El Consejo Nacional de la
Resistencia (CNR), ignoraba, en aquella fecha qué intenciones estratégicas
tenía el Alto Mando aliado pero después se supo que la fecha prevista era para
el 15 de septiembre de 1944.
Por otro lado, los jefes de
la Resistencia francesa no querían otro “Varsovia”, es decir, seguir los pasos
de lo que le ocurrió a la capital polaca cuando la Resistencia, sin contar con
los ejércitos soviéticos que llegaban para liberarla, hicieron una insurrección
prematura que les llevó al fracaso y esta ciudad fue víctima de la represión
alemana por esta causa quedando, la misma, prácticamente destrozada. A París no
le podía pasar lo mismo que a Varsovia, y la Resistencia francesa lo tenía muy
claro.
Como es obvio, cada una de
las fuerzas que operaban clandestinamente en París y alrededores, opinaban que
ese era el momento, y había que aprovechar la oportunidad, ya que casi
todas las fuerzas alemanas acudían a Normandía, a impedir el avance aliado,
desde todo el territorio francés.
Mientras discutían esta
posibilidad, el Comité Parisino de Liberación mandaba una delegación al
encuentro del mando aliado. El coronel Rol-Tanguy, comandante en jefe regional
de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), y el coronel ‘Fabien’ –ex
brigadistas los dos-, jefe de los Franco Tiradores y Partisanos Franceses
(FTPF), apenas podían disponer de unos 1.750 hombres de los que, apenas, 600
estaban armados, por lo que entre sus pensamientos está asaltar el arsenal
(alrededor de 20.000 armas) que poseían entre la Policía Municipal, la
Gendarmería, la Guardia Republicana… etc.), pero había que darle tiempo al tiempo.
“El 8 de agosto, Rol-Tanguy había recibido de Charles Tillon,
jefe nacional de los FTPF (en cuyas filas combatían los destacamentos de la
MOI) este mensaje: ‘la Resistencia debe abrir la ruta de París a los aliados.
Esta tarea deber ser considerada como una acción militar y, por consiguiente,
estará coordinada con el avance aliado’. Por estas fechas, las fuerzas de la 2ª
División Blindada libraban enconados combates en el corredor de Falaise, a
unos 250 kilómetros de París, tratando de cerrar el paso a las
columnas alemanas que se replegaban desde Normandía y Bretaña”.[58]
Serían, como vemos, los
guerrilleros de la Resistencia los primeros que comenzaran la insurrección por
las calles de París, preparando la llegada de los aliados que van a liberar a
los parisinos, de la opresión a la que han estado sometidos durante los cuatro
últimos años.
Las Fuerzas Francesas del
Interior (FFI) y los Franco Tiradores Partisanos Franceses (FTPF), llaman a la
insurrección el día 19 de agosto, llamada que es confirmada por el Comité
Parisino de Liberación (C.P. de L.); en ese sentido, el coronel Rol-Tanguy
había dado una Orden General, el día 19 de agosto de 1944, en la que su primer
punto decía:
“Todas las fuerzas FFI patrullarán por París y la región P-1
a partir del día de hoy a las doce horas”.[59]
Para ese día también estaba
convocada, por la Unión Sindical clandestina, una huelga general, a la que
precedió una serie de paros en distintos sectores, como por ejemplo en todo lo
que abarcaba el Sindicato de Comunicaciones – correos, telégrafos, metro, autobuses,
tranvías -, el de los ferroviarios no iba a ser menos pero es que, incluso el
de la Policía también participó, “a su manera”, o sea, no reaccionando contra
las manifestaciones que se multiplicaban y estallaban, hora tras hora.
Pero no solamente eran los
grupos resistentes los que habían ido preparando, tanto a éstos como a la
propia población parisina. Así, semanas antes, la prensa también se adhería a
este “movimiento”, a su manera:
“Señalemos que, semanas antes, el diario sindicalista La
Vie Ouvrière había publicado un artículo incitando a los obreros a
preparar la insurrección y explicándoles cómo llevarla a buen término”.[60]
El día 19 de agosto de 1944,
salvando las distancias –como empezábamos este artículo- “París bien valía
una…”, en este caso era una víctima lo que “demandaba” París. Los grupos
guerrilleros, comandados por José Barón, se habían distribuido convenientemente
por todos los distritos parisinos para atacar las fuerzas alemanas que
defendían París. José Barón estaba en un grupo que se dirigió hacia el centro
de la capital gala, hacia la Plaza de la Concordia.
“Los alemanes se habían atrincherado en lugares estratégicos:
Hotel Meurice (donde estaba el puesto de mando alemán), Hotel Majestic (centro
de la Gestapo), Palais Bourbon (sede de la Asamblea Nacional), Quai d’Orsay,
las Tullerías, Ministerio de Marina, Plaza de la República, Escuela Militar,
Jardines de Luxemburgo, Plaza de la Concordia y Plaza de la Estrella”.[61]
El 19 de agosto París, desde
luego, era casi un fortín. Pero, la orden estaba dada y había que cumplirla.
Desde que se hicieron visibles, José Barón y sus hombres, las armas automáticas
comenzaron a disparar, tanto unas como otras, era un fuego cruzado que duraría
unas cuantas horas más…
Pero después de haber
desafiado a la muerte en tantas ocasiones, en la Guerra Civil Española, en los
campos de concentración franceses, en la Resistencia, yendo de un sitio hacia
otro, atravesando el país, de norte a sur (recuérdese que estaba ocupado por el
Ejército alemán), encontró la muerte en las primeras ráfagas que se
intercambiaron. José Barón resultó mortalmente herido, como consecuencia de
recibir el impacto múltiple de una ráfaga disparada desde uno de los edificios
de a Plaza de la concordia, esquina con el Boulevard Saint-Germain, disparada
por agentes de la Gestapo.[62] Tenía 26 años.
No pudo ver –cuánto le
hubiera gustado verlo- como cinco días después de su muerte las tropas de la 2ª
División Blindada del General Leclerc desfilarían, victoriosas, por la Avenida
de los Campos Elíseos, junto al Arco del Triunfo – en la Plaza de la Estrella-,
y, al frente de la misma, la 9ª Compañía, -“La Nueve”-, repleta de republicanos
españoles que habían hecho la Guerra de España y que se alistaron
voluntariamente en la Legión Extranjera Francesa para seguir combatiendo el
fascismo, allá donde estuviese, bajo el mando del capitán Dronne –francés- y
donde también había gente de Almería: en el half-track (vehículo
semi-oruga) bautizado con el nombre de “Don Quichotte”:
“Se llama Rafael Gómez (Adra, 1921). Igual que se llamaba su
padre, un almeriense, carabinero de profesión, que salvó la vida de un joven
Francisco Franco en la Guerra del Rif, formó parte de la guardia personal de
Alfonso XIII y, después, fue militar fiel a la República. ‘El abuelo le decía a
mi padre: ’, cuenta Jean Paul, el hijo de Rafael”[63].
Un paisano, de Adra, pero…
además, combatiente en “La Nueve”, una de las unidades más nombradas en la
Europa de la Segunda Guerra Mundial, por sus hechos y por quienes la componían.
Cuánto le hubiera gustado celebrar con él esta victoria.
El destino está ahí y cada
uno tenemos el nuestro. Éste quiso que José Barón muriera ese día, en esa
ciudad, y con las primeras ráfagas y, también, que fuera el primero de la insurrección
en caer. Alguien, siempre y en todo, tiene que ser el primero. En esta ocasión
le tocó a él.
“Aunque circuló como oficial la cifra de 4.000 españoles en la
Resistencia parisina, en la actualidad las estimaciones la sitúan en torno a
unos 500; el peaje insurgente en París había resultado no obstante doloroso.
Además de algunos republicanos anónimos, cayó José Barón Carreño , el
español más representativo de la Francia ocupada, en una escaramuza en la Plaza
de la Concordia. Era el jefe de los comunistas españoles en París, dirección
que completaba Sánchez-Biedma”.[64]
Sobre esa particular, también
abunda el comentario que sigue:
“Según el testimonio de Ch. Tillon, jefe de los FTPF, citado por
Tuñón de Lara, más de 4.000 españoles participaron en los combates por la
liberación de París dentro de los diferentes grupos y unidades francesas. Con
ellos toman las alcaldías de Montreuil, de los distritos 19 y 10, puntos de
apoyo para nuevos avances. En la Plaza de la Concordia morirá José Barón, jefe guerrillero
de la zona Norte de Francia, cuando atacaba al frente de un grupo de españoles
las posiciones alemanas”.[65]
París fue liberado, y tras
París la guerra continuó dirección hacia Alemania. Los ejércitos soviéticos
hacían lo propio, al igual que los aliados, su objetivo era Berlín. Allí estaba
el bunker de Adolf Hitler, y hacia allí debían converger todas las tropas que
actuaban en territorio europeo. El final de la guerra todos lo sabemos. En el
mes de junio de 1945 ya todo estaba terminado en Europa. Hitler se había pegado
un tiro, y las unidades militares fueron rindiéndose una a una. Faltaba, eso
sí, ajustar cuentas… y se ajustaron aunque, a veces, no gustó a todos por igual
el resultado de las sentencias.
Pero se había pagado un
altísimo precio por esta guerra mundial. Ni los historiadores se ponen de
acuerdo, ni se sabrá jamás el número de víctimas, directas e indirectas, que
generó esta Segunda Guerra Mundial. Simplemente dicen que se sobrepasaron los
50 millones de muertos, entre civiles y militares. José Barón fue uno de ellos.
Las autoridades francesas no
han dejado de celebrar, año tras año, ese día 25 de agosto, día que se liberó
París, pero tampoco han dejado de honrar –al principio les costaba aceptar que
los republicanos españoles y su participación en territorio galo, formando
parte de los diversos destacamentos de guerrilleros en la Resistencia, colaboraron,
y de qué manera, al hostigamiento, a las tropas de ocupación, así como, una vez
desembarcadas las tropas aliadas en Normandía, colaborar para que el avance
militar hacia París fuese más rápido.
“Aquellos plasmaron altos valores humanistas: el altruismo,
la capacidad de sacrificios, la entrega desinteresada, la solidaridad de clase,
el internacionalismo, adquiridos en los campos de batalla españoles.
Continuaban con la modestia y sin ostentación su compromiso democrático en los
montes y ciudades de Francia. Luchaban no sólo por la libertad sino también por
los ideales de justicia social que intentaron concretar la República y el
Frente Popular españoles. La dimensión democrática de las guerrillas españolas
resulta inseparable de la dimensión social”.[66]
En ese sentido, el pasado
agosto de 2014, coincidiendo con el 70º aniversario de la liberación de París,
y con la muerte, entre otros, de José Barón, el Ayuntamiento de París y el
Comité de Historia de la Ciudad de París, acordaron la colocación de una placa
de homenaje a José Barón, junto a su modesta tumba, recientemente descubierta,
en el cementerio parisino de Pantin.
Sobre este particular,
aparecía escrito lo que sigue:
“Ce même 19 août 1944, José BARÓN CARREÑO, chef de la Agrupación
de Guerrilleros Españoles pour la Zone Nord, tombe les armes à la
main, Boulevard Saint-Germain: il avait 26 ans. Sa mort, le premier jour de
l’insurrection parisiense, à proximité de l’Assemblée Nationale, est
emblématique des sacrificios consentis par les Espagnols de la Résistance
intérieure pour la Libération de Paris. Nous remercions la municipalité,
particulièrement Mme. Catherine Vieu-Charier et le Comité d’Histoire de
la Ville de Paris, d’avoir donné des avis favorables pour
l’installation prochaine d’une plaque d’hommage. Nous souhaitons que José BARÓN
soit honoré lors du 70º anniversaire de la Libération de Paris; pour notre part
nous inviterons à une cérémonie, dimanche 24 août au matin, devant sa modeste
tombe à Pantin.
Pour conclure, je cite le préfacier d’un livre intitulé Les
guérrilleros espagnols en France, paru en 1971: . Ce préfacier
s’appelait: Henri ROL TANGUY, ancien chef des FFI de l’Ille-de-France”.[68]
Pero, hay más. El pasado día
6 del mes de junio de 2015, con motivo del 70º aniversario de la Victoria,
frente al Monumento Nacional de Prayols –Francia-, tuvo lugar un Homenaje a los
Guerrilleros que lucharon por la libertad de Francia y, por ende, la del resto
de Europa. Durante esa ceremonia, que fue ocasión para recordar a los presentes
las acciones que llevaba a cabo para mantener viva la llama de los que dieron
su vida por la libertad en aquellas terribles circunstancias que rodearon la
Segunda Guerra Mundial; además de las autoridades políticas, también habló
Joseph González, Secretario Nacional de la AAGEF-FFI, o lo que es lo mismo: la
Amicale des Anciens Guérrilleros Espagnols en France –Forces Françaises de
l’Interieur. En su discurso, entre otros, también se refirió a José Barón,
diciendo:
“Le 19 août 1944, au premier jour de l’insurrection parisiense,
José BARÓN CARREÑO, alors chef des Guérrilleros de la Zone Nord (ex zone
occupée), tombait à quelques centaines de mètres de l’Assemblée Nationale. Pour
le 70º anniversaire de sa mort, en août dernier, le président du Sénat,
Jean-Pierre Bel, a pris la parole devant sa tombe au carré militaire du
cimetière parisiena de Pantin. De toute évidence, José BARÓN devrait être
déclaré officiellement , mais ce n’est pas encore le cas. Et une plaque
devrait signaler son lieu de sacrifice au coeur de Paris, mais ce n’est pas
encore le cas”.[69]
Y como tal ha sido
reconocido, una vez que se presentó el dossier que desde noviembre de 2012 y
hasta febrero de 2015, han estado elaborando, junto con la alcaldía de París,
el Secretario de Estado de los Combatientes Veteranos, en la dirección nacional
de l’ONACVG, para que dicho reconocimiento tomara cuerpo en base a la
documentación aportada al mismo y que está fuera de dudas.
“El entierro del jefe de los guerrilleros de la U.N.E.
Información aparecida en la prensa francesa –en español-, el día del funeral de
José Barón, el 3 de septiembre de 1944.[70]
Así, José Barón Carreño, el
almeriense de Gérgal –que según el informe marchó con su familia cuando tenía 2
años de edad, hacia Melilla-[71](que por otro lado al que suscribe le cuesta creer, dada cuenta
del informe que hemos visto, de la Causa General, en páginas anteriores, sobre
la militancia de José y, supuestamente, su hermano Juan, en Gérgal, antes del
levantamiento militar del 18 de julio de 1936), una vez estudiado su dossier:
“Chef des guérrilleros de la Zone Nord tué au combar à Paris, Bd
Saint-Germain, le 19 août 1944, a été officellement reconnu –le 8
juin 2015- MORT POUR LA FRANCE”.[72]
Nunca llegaremos a saber
quién fue la primera víctima, el primer combatiente que dio su vida aquél 19 de
agosto de 1944, durante la insurrección por la conquista de la ciudad de la
luz, de París. Es cierto, porque todos los que conocen la historia de la
liberación de París, así lo indican, que José Barón Carreño, el almeriense de
Gérgal, cayó en los primeros combates de ese día, en la Plaza de la Concordia.
Si no fue él, desde luego que
fue de las primeras víctimas que París “estaba demandando” porque “… bien
lo valía”. Para el autor de este artículo, mientras no se le demuestre lo
contrario, José Barón fue la primera víctima por la liberación parisina.
Es chocante, por otro lado,
que cada país honre a sus muertos, hayan caído donde hayan caído, y sin
embargo, para España es como si no hubiesen existido… Si no se habla de eso…
eso no ha pasado. Puede que ésta sea su lógica, la de nuestros gobernantes, los
de ahora y los de antes… La mía, desde luego, no lo es.
José Sedano Moreno
Berja (Almería)
12 de julio de 2015
__________________________
[1] FAULKNER, William. “Requiem for a Nun”
[Réquiem por una monja, N. del A.]. Londres: Chatto&Windus. 1953 (1ª
ed. 1951), citado por GRAHAM, Helen, en La guerra y su sombra. Una
visión de la tragedia española en el largo siglo XX europeo. Barcelona:
Editorial Planeta, SA (Crítica). 2013, p. 221.
[2] Maschinengewehr 42 (Ametralladora
42). Es una ametralladora media desarrollada por Alemania que entró en servicio
en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. Se creó esta arma en
calibre 7,92 mm para sustituir a la MG-34 (…). La MG-42 posiblemente
tenía la cadencia de tiro más alta entre las ametralladoras medias de un único
cañón y un expediente probado de fiabilidad, durabilidad y simplicidad. Además
de ser fácil de usar por la tropa, consiguió la reputación de ser una de las
mejores ametralladoras creadas. [En línea, http://es.wikipedia/MG_42. Consulta:
20/06/2015].
[3] GRAHAM, Helen. La guerra y…,
p. 52.
[4] ROJAS, Carlos. Mein Führer, Mein
Führer!! (El libro prohibido). Barcelona: Planeta, SA .1975, p. 308.
[5] Juzgado de Paz de Gérgal (Almería), en
adelante JPG. Asiento número 541, Tomo 43, Folio 170.
[6] Lo del Patronato, en “La Crónica
Meridional”, de Almería, 28 de enero de 1928, citado por RUIZ SANCHEZ, José
Leonardo. Almería en los años veinte. Expectativas y realidades en
torno a la Exposición Iberoamericana. Sevilla: Editorial Castillejo. 1995,
p. 41.
[7] Libro de Sesiones del Congreso de
Diputados. Sesión del 12 de junio de 1936, citado por QUIROSA-CHEYROUZE Y
MUÑOZ, Rafael. Política y Guerra Civil en Almería. Almería:
Editorial Cajal. 1986, pp. 47-48.
[8] Ministerio de Justicia, 1943. Causa
General (La dominación roja en España. La otra cara de la Memoria Histórica).
León: Editorial Akron, SA. 20092. Nota explicativa (edición de
1943), p. 25.
[9] Archivo Histórico Nacional, en adelante AHN. Fondo:
Causa General. Serie: Pieza primera o principal de la provincia de Almería.
Signatura: Legajo: 1038, Caja: 2, Exp.: 50, Folio: 15, Fecha: 31/01/1942, [En
línea http://pares.mecu.es/ParesBusquedas/servlets/ImageServlets?accion=43&txt_id_imagen...
Consulta: 27/04/2015].
[10] AHN .Ibidem.
[11] Datos aportados por el profesor Rafael
Quirosa-Cheyrouze y Muñoz a este autor. [e-mail de 02/08/2015].
[12] [En línea http://memoriaoran.blogspot.com.es/2014/jose-baron-carreño-un-melillense-caido.html.
Consulta: 16/06/2015]
[13] Ibidem.
[14] LEVI, Primo. Los hundidos y los
salvados. Barcelona: Muchnik Editores, SA. 20012.
[15] [En línea https://es.wikipedia.org/wiki/Olimpiada-Popular.
Consulta: 28/06/2015].
[16] Teniendo en cuenta que las Brigadas
Mixtas se formaron a partir de la constitución del Gobierno de Largo Caballero,
y que muchas de ellas lo hicieron ya en 1937, es factible que Jose Barón no se
incorporara a filas hasta bien entrado el año 1937. Aportación del profesor
Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz. [e-mail de 03/08/2015].
[17] El Ejército del Este estaba bajo el
mando del General Sebastián Pozas Pérez, siendo el Jefe de su Estado Mayor, el
Coronel Vicente Guarner Vivanco. Estaba compuesto por las Divisiones: 25ª, 26ª,
27ª, 28ª, 29ª, 30ª, una Agrupación de Montaña y, como reservas de dicho
Ejército estaban la 31ª, la 32ª y la 33ª respectivamente. [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprO/OrdenJun37.htm.
Consulta: 26/06/2015].
[18] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM133.htm.
Consulta: 26/06/2015].
[19] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM134.htm.
Consulta: 26/06/2015].
[20] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM135.htm.
Consulta: 26/06/2015].
[21] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM062.htm.
Consulta: 26/06/2015].
[22] Datos extraídos sobre el comentario de
un cartel de propaganda de la 31ª División del EPR en el que aparecen
reflejadas las Brigadas Mixtas aludidas.
[Más información en línea http://www.guerracivil.org/Carteles/MartiBas/MartiBas.htm.
Consulta: 23/06/2015].
[23] [En línea http://www.ojosdepapel.com/Article.aspx?article=2614.
Consulta: 23/06/2015].
[24] PÉREZ, Carlos A. “La 43ª División del
Ejército Popular”, artículo aparecido en el boletín El Miliciano,
nr. 9/10 (1997). [En línea http://www.belliludi.com/historia_43division.html.
Consulta: 23/06/2015].
[25] [En línea http://recurut.eu/es/rutas/ruta-puerto-viejo/contexto-historico.html.
Consulta: 23/06/2015].
[26] [En línea http://memoriaoran.blogspot.com.es... Ibidem.
Consulta: 16/06/2015].
[27] FOGUET i BOREU, Cesc. Cultura y
teatro en las trincheras: La 31ª División del Ejército Republicano, p.139.
[En líneahttp://dspace.uah.es/dspace/bistream/handle/10017/4624/Cultura%20y%20Teatro%20en%20las%20Trincheras.%20La%2031%C2%AA%20Divisi%C3%B3n%20del%20Ej%C3%A9rcito%20Republicano.pdf?sequence=1.
Consulta: 23/06/2015].
[28] CAMPANARIO, Juan Miguel. “Los comisarios
del Ejército Popular de la República en acción: su papel en la ofensiva
republicana de enero de 1939 en Extremadura”. Ponencia del Congreso
Internacional Extremadura y la Guerra Civil 70 años después.
Badajoz, 25-26 marzo de 2009, pp. 5-6. [En línea http://www3.uah.es/jmc/comisarios%20epr%20en%20accion.pdf.
Consulta: 30/06/2015].
[29] “Cabe indicar que pertenecían al PSUC
tanto el comisario de la 31ª División, Josep Miret i Musté (…)”, EN FOGUET
i BOREU, Cesc. Nota 26, p. 150, Ibidem. Este nombre irá
ligado a la vida de José Barón conforme nos vayamos alejando de España tras el
fin de la Guerra Civil Española.
[30] Ibid. p.
146
[31] Ibid. p.
141.
[32] FOGUET i BOREU,
Cesc. Ibidem., p. 158.
[33] TORRES HERNÁNDEZ, Jorge. “Los hermanos
Miret i Musté. Los catalanes Conrado y Josep, organizadores de la resistencia
en Francia”, en SÁNCHEZ CERVELLO, Josep&AGUDO, Sebastián (Coords.). Las
Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la historia de la Guerra Civil
y del exilio. Tarragona: publicaciones urv. 2015, p. 351. [En línea http://digital.publicacionsurv.cat/index.php/purv/catalog/book/149.
Consulta: 01/07/2015].
[34] CATALÁ CARRASCO, Jorge L. Vanguardia
y humorismo gráfico en crisis: la Guerra Civil Española (1936-1939) y la
Revolución Cubana (1959-1961). [En línea http://eprints.nottingham.ac.uk/14400/1/546521.pdf.
Consulta: 09/07/2015].
[35] Stammlager für
Kriegsgefangenen Mannschaften und Unteroffiziere (Campo de prisioneros
de guerra para soldados de tropa y suboficiales), también, con esta
denominación pero con un añadido, como es: Stalag Luft, compuesto
por las palabras Stammlager für Kriegsgefangenen
Luftwaffenangehörige (Campo para prisioneros de guerra del Ejército
del Aire); eran éstas una de las muchas denominaciones que tenía el Ejército
Alemán, dependiendo de cuánto tiempo estaba detenido el prisionero y qué clase
de prisionero era. Así tenemos: Dulag, iniciales de la palabra Durchgangslager
für Kriegsgefangenen(Campo de tránsito para prisioneros de guerra). Dulag
Luft, palabras formadas por: Duchgangslager für Kriegsgefangenen
Luftwaffenangehörige (Campo de tránsito para prisioneros de guerra del
ejército del aire). Frontstalag, formado por Frontstammlager
für Kriegsgefangenen (Campo en el frente para prisioneros de
guerra). Marlag, formado por Marinekriegsgefangenenlager
für Marineangehörige (Campo para prisioneros de guerra de la
Marina). Oflag, compuesto por Offizierslager für
Kriegsgefangenen Offiziere (Campo de prisioneros de guerra para
Oficiales), [En línea htt://www.moosburg.org/info/stalag/laglist.html.
Consulta el 03/06/2005].
[36] Al decir el gobierno español que “fuera de
España no había españoles” –refiriéndose a los republicanos huidos tras la
guerra civil -, (los “rojos” –rotspaniard-), el gobierno alemán no los
reconoció como tales, por lo que fueron considerados apátridas y señalados, en
el campo de concentración de Mauthausen, con el triángulo azul de los sin
patria. Por el mismo motivo no pudieron ser reconocidos como “prisioneros de
guerra” y no se les pudo aplicar, por ello, la Convención de Ginebra por la que
se les aplicaba una serie de derechos establecidos a este tipo de prisioneros.
[37] [En línea https://es.wikipedia.org/wiki/Maquis_(guerrilla_antifranquista).
Consulta: 02/07/2015].
[38] En línea Ibidem.
[39] Amical de los ex-guerrilleros (FFI).
“Guerrilleros en tierra de Francia”. Pantin. Le temps des cerises, 2000, p. 25,
citado por ORTIZ, Jean. Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en
Francia. Biarritz: Atlántica-Séguier (Publicación del Laboratoire de l’Arc
Atlantique de l’Université de Pau et des Pays de l’Adour) –Francia-. 2010, nota
34.
[40] MOI (Mano de Obra Inmigrada). “Creada
en octubre de 1926 por el Partido comunista, la Mano de Obra Extranjera (MOE)
acoge por ‘grupos de nacionalidades’, a muchos de los trabajadores extranjeros
que contribuyen a reconstruir Francia después de la Primera guerra mundial.
Estructura sindical y política a la vez, rápidamente la MOE se transforma en
MOI”. LAROCHE, Gaston. “Se les llamaba extranjeros”. París: Editeurs
français reunís. 1965, en ORTIZ, Jean. Sobre la gesta…, Ibidem., p.
25, nota 38.
[41] Gestapo en la unión de las palabras, en
alemán, que siguen: Geheim Stadt Polizei,
o lo que es lo mismo: Policía Secreta del Estado.
[42] Ibid., p. 24.(Ver nota 37).
[43] ORTIZ, Jean. Sobre la gesta…, Ibidem.,
pp. 28-29.
[44] Ibid., pág. 30.
[45] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles
en la 2ª Guerra Mundial. Barcelona: Editorial Planeta, SA. Finalista Premio
Espejo de España 1975. Serie: La España de la posguerra. 1975, p. 321.
[46] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos
españoles en la liberación de París, p. 7. [En línea http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/22769/3/THI~N3~P4-24.pdf.
Consulta: 27/06/2015].
[47] SERRANO, Secundino. La última
gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945). Bogotá
(Colombia): Aguilar (Ediciones Santillana, SA.). 2005, p. 370.
[48] [En línea http://lahistoriaenlamemoria.blogspot.com.es/2014/10/memorial-democratico-baron.html.
Consultado: 01/07/2015].
[49] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles
en la 2ª Guerra…Ibidem., p. 148.
[50] SERRANO, Secundino. La última
gesta… Ibidem., p. 370.
[51] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos
españoles en… Ibidem., p. 148.
[52] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos
españoles… Ibidem., p. 151.
[53] Ibid., p. 235.
[54] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos
españoles…Ibid., p. 251.
[55] Ibid., p. 263.
[56] Ibid., p. 286.
[57] SERRANO, Secundino. La última
gesta… p. 283.
[58] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos
españoles en la liberación… Ibidem., p. 12
[59] PONS PRADES, Eduardo. Ibidem.,
p. 12.
[60] Ibid.
[61] SERRANO, Secundino. La última
gesta… Ibidem., p. 428.
[62] “… esquina de la pequeña calle
Villersexel y del boulevard Saint-Germain”. [e-mail de fecha
27/07/2015, remitido por Henry Farreny del Bosque, Presidente de la AAGF-FFI
(Amicale des Anciens Guérrilleros Espagnols en France (F.F.I.) –Fuerzas
Francesas del Interior-).
[63] [En línea http://www.publico.es/politica/rafael-gomez-zapatero-republicano-libero.html.
Consulta: 05/07/2015]. El autor de este artículo conoce, personalmente, a Jean
Paul, el hijo de Rafael, uno de los de “La Nueve”. Vive en Alsacia –Francia-
como maestro cervecero que compagina con otro trabajo similar al otro lado de
la frontera, o sea, en Alemania, y… paradojas de la vida, la marca comercial de
la cerveza que elabora se denomina como otra de las ciudades almerienses:
Roquetas. Se refiere a Roquetas de Mar, a 10/11 kilómetros de Almería,
dirección Málaga.
[64] SERRANO, Secundino. La gesta…
Ibidem., pp. 428-429.
[65] SANTOS, Félix. Españoles en la
liberación de Francia: 1939-1945. Cuadernos de la Fundación Españoles en el
Mundo. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2003.
[En línea http://www.cervantesvirtual.com/obra/espanoles-en-la-liberacion-de-francia-19391945--0/.
[Consulta: 20/06/2015],
[66] ORTIZ, Jean. Sobre la gesta…
Ibidem., pág. 61.
[67] FARRENY, Henri, en BULLETIN D’INFORMATION de l’Amicale
des Anciens Guérilleros Espagnols en France (F.F.I.), nº 134, Bulletin
trimestriel. 30 Juin 2014 – 2º trimestre, p. 15.
[68] Ibidem., pág. 9.
[69] GONZÁLEZ OCAÑA, Joseph, en Ibidem.,
Nº 138, Bulletin trimestriel. 30 Juin 2015 - 2º trimestre, p. 11.
[70] Ibid., p. 1. En el pie de foto
dice: “El domingo, día 3 de septiembre, tuvo lugar el entierro del jefe militar
de la U.N.E., nuestro querido compatriota José Barón, , muerto gloriosamente
frente al enemigo en la lucha por la liberación de París. Con este motivo se
reunieron en el cementerio de Pantin gran número de españoles, y de franceses,
para rendir un último tributo de admiración al llorado , jefe de nuestros
guerrilleros. Diario de la U.N.I., ‘Reconquista de España’, de
fecha 16.09.1944”.
[71] Ibidem., p. 16.
[72] Ibid., p. 1.
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