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Este país nuestro tiene el horripilante honor de ser tras Camboya, el segundo país con mayor número de desapariciones forzadas.
La justicia penal internacional contempla el delito de desaparición forzosa como uno de los más graves y execrables, ya que en tanto y cuanto la persona desaparecida no aparezca, el delito permanece en el tiempo, y ahí precisamente reside su brutalidad, ya que aquellos familiares que buscan desaparecidos, se convierten a su vez en víctimas de ese mismo delito. Al serles negada la reparación, e incluso en ocasiones, aun sabiendo el paradero de los restos de su familiar, el derecho inalienable a su recuperación.
Durante el negro periodo de la guerra civil y la dictadura franquista, fueron cientos de miles las victimas de la represión, de las que se calcula que, cerca de 150.000 continúan desaparecidas en tumbas anónimas. Esta cifra se acercaría a las 200.000 víctimas si se incluyen el ella los más de 30.000 niños robados a sus madres en las prisiones del régimen, e incluso en hospitales, diciendo a éstas que su bebé había nacido muerto...
NNUU, nos ha recordado en repetidas ocasiones la "obligación moral" de acabar con esta realidad, mientras que el gobierno hace oídos sordos y da la callada por respuesta a los reiterados requerimientos de la organización.
Es ya tiempo mas que sobrado de que nuestros familiares, que a día de hoy se encuentran en las más de 2.000 fosas comunes pendientes de exhumación, esparcidas por nuestros montes, nuestros campos y nuestras cunetas, reciban el reconocimiento que se merecen.
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