"Las palabras nunca alcanzan cuando
lo que hay que decir desborda el alma"
Julio Cortazar
1 de septiembre de 1939
Es viernes y aún no ha amanecido, pero Arturo está despierto. Ignora que hace apenas dos horas Alemania acaba de invadir Polonia. Ignora que acaba de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Contempla como Juana amamanta a Gonzalo, su pequeño hijo de seis meses. Sagrario, Adoración y Arturo duermen. Dentro de poco comenzará a clarear el día y le espera una dura jornada en el campo. Intentará con la ayuda de un jornalero preparar las tierras para que el próximo año, libre de guerra ya, pueda recoger una cosecha que le garantice el sustento de la familia. En apenas un mes comenzará la vendimia en la Cuesta Malgacenas. Si ésta es aceptable tendrá liquidez para invertir en la futura siembra.
Se incorpora de la cama con cansancio y en silencio. Desde que terminó la Guerra no ha conseguido dormir bien. Aunque intenta convencerse de que no hay motivo para sentir miedo, no lo consigue. Su implicación con el Frente Popular y su militancia en Izquierda Republicana sabe que no pasarán desapercibidas para los nuevos valedores de la Patria.
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