dijous, 14 de gener del 2016

Ejército de pobres. AGC.


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miércoles, 13 de enero de 2016



Botes de leche condensada del vertedero de Alto del Molino.

Hay documentos que en unas pocas líneas retratan un ejército o una guerra. Y hay veces que esos documentos encuentran su reflejo fiel en el registro arqueológico.

Este es el caso de un papel que nos envía nuestro colaborador Julián Dueñas. Se trata de un documento del III Cuerpo de Ejército republicano. En él se insta a "todos los Hospitales Militares y Unidades del Ejército" a que pongan a disposición de la Junta de Compras todos los botes de leche condensada y conservas, vacíos. 


La guerra trajo la modernidad y se adelantó a su tiempo: en la tecnología, la higiene o la sanidad. En este caso se trata nada menos que del reciclaje, un fenómeno que solo se ha generalizado en las últimas dos décadas a raíz de los enormes problemas ecológicos que origina la basura. No es la conciencia ecológica en este caso lo que lleva a reciclar, claro, sino la penuria económica. 

El texto es conmovedor, porque no dice que las latas se recogerán para reaprovechar la hojalata, sino para usarlas como vasos, "de gran utilidad y precisión en los momentos actuales". Es junio de 1937. El fin de la guerra está aún lejos y el hundimiento económico de la República no es inevitable. Y sin embargo este documento es ya el de un país en ruina.

La situación para el gobierno republicano no dejó de empeorar. Y ello debió llevar a que el reciclaje se intensificara (con o sin órdenes de la superioridad). En la posición de Alto del Molino (Abánades), que estuvo en activo en enero y febrero de 1938, encontramos docenas de latas, la mayor parte de leche condensada, que fueron arrojadas al vertedero sin mayor miramiento. Además de latas encontramos también cientos de casquillos e incluso cartuchos sin utilizar. Y ello pese a que esta posición era estable y por lo tanto no habría costado trasladar los materiales descartados a retaguardia.

Tras la ofensiva del Alto Tajuña en la primavera de 1938, Alto del Molino quedó a tres kilómetros del frente. La primera línea discurría al norte de la localidad de Abánades. Aquí excavamos un par de posiciones republicanas del final de la guerra. La situación que documentamos es notablemente distinta. Apenas dimos con latas de conservas y la mayor parte de las que recogimos habían sido reutilizadas como contenedores: vasos, jarras, candiles.

Lata usada como taza o jarra.

El Ejército Popular pretendía con su denominación referirse a la primera acepción que de "popular" ofrece el diccionario de la RAE: "perteneciente o relativo al pueblo". Sin embargo, el progreso de la guerra lo aproximó más a la tercera y cuarta acepciones: "perteneciente o relativo a la parte menos favorecida del pueblo", "que está al alcance de la gente con menos recursos económicos o con menos desarrollo cultural". Un ejército de pobres, pues.