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Las obras de reforestación tras un incendio en el Espolón de Rivas Vaciamadrid amenazan su rico patrimonio arqueológico
RAFAEL FRAGUAS Rivas-Vaciamadrid 10 ENE 2016 - 20:46 CET
Numerosos vestigios materiales de la batalla del Jarama, una de las más importantes libradas durante la Guerra Civil, están en peligro. Trincheras, pozos de tiradores y material militar diverso se encuentran a un paso de su desaparición definitiva. Ello es consecuencia de las obras de reforestación, poda y limpieza que se realizan en torno al Cerro de Coberteras, junto a los cortados de Casa Eulogio del llamado Espolón de Rivas Vaciamadrid, que corona la localidad ripense situada a 17 kilómetros al sureste de la capital. Las obras se proponen paliar los efectos de un voraz incendio que el 29 de julio del pasado año asoló el pinar que tapizaba profusamente la zona. Muchos de los árboles talados, sobre todo pinos, han sido depositados en antiguas trincheras, conservadas aún en buen estado, que la deforestación ha hecho aflorar y que muestran sus grandes surcos apreciables a distancia, desde la autovía Madrid-Valencia.
Asimismo, restos arqueológicos de sílex del Paleolítico, otros de un castro celta y algunos de época tardorromana, se localizan en enclaves de la zona, tras la devastación causada allí por las llamas, que quemó centenares de pinos carrascos; otros ejemplares arbóreos que crecen en el área son chopos, fresnos, majuelos, escaramujos, malvas e higueras. La fauna que poblaba la zona estaba representada por halcones peregrinos, milanos negros, chovas piquirrojas, grajillas, garcetas comunes, andarríos chicos y el escarabajos avispa, según fuentes de la concejalía de medio Ambiente de Rivas Vaciamadrid. Flora y fauna se vieron seriamente dañados por el fuego.
Todo ello ha llevado historiador y museólogo Óscar Navajas y al experto Julián González Fraile a acudir al Gobierno regional y al Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid para pedir transparencia informativa al respecto de las obras. Proponen que este proceso, en el que han intervenido grandes camiones, bulldozers y excavadoras, cuente con supervisión arqueológica ya que creen la actividad allí desplegada pone en riesgo el patrimonio histórico y natural de la zona, cuya protección prescribe la ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid 3/2013.
Las obras de repoblamiento vegetal y rehabilitación del área, denominada Cortados de Casa Eulogio, acometidas tras aquel incendio allí iniciado, no muestran una titularidad clara, según Navajas y González Fraile. Una empleada de los Viveros Ángel, instalados en un paraje cercano, desconoce quién protagoniza la reforestación. Hay problemas de fuero al respecto, ya que la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Deportes, Cultura y Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid envió el pasado diciembre una comunicación en la que alertaba a las concejalías de Cultura y Medio Ambiente del Ayuntamiento ripense que las obras de repoblamiento forestal eran competencia regional. Fuentes de la Dirección General aseguran no haber recibido desde entonces contestación del municipio de Rivas Vaciamadrid. Tampoco se ponen de acuerdo en el tamaño de la superficie incendiada ya que el departamento regional la cifra en 10,5 hectáreas y el municipio la estima en unas 60 hectáreas.
“Nosotros no tenemos nada que ver con las recientes obras”, dice por su parte el concejal de Medio Ambiente de Rivas, Rubén Tadeo, que asegura haber cursado una respuesta al organismo regional. “Muchas de las zonas del área afectada son de propiedad privada, no municipal y, todo el enclave se halla además dentro del Parque Regional del Sureste, cuya competencia en materia de protección histórico-patrimonial corresponde, de manera prioritaria, a la Comunidad de Madrid”, según explica el edil. “Por consiguiente, su protección es de ámbito regional”, resalta Tadeo, que asegura desconocer qué organismo dirige las obras de reforestación, tala y limpieza del área devastada.
Por su parte, “la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid dirige el aprovechamiento de la madera quemada en el pinar, pinar que tiene el estatuto de consorciado, ya que su propiedad está compartida entre una propietaria privada y el Gobierno regional” dice una fuente de este departamento. La misma fuente señala haber recibido una petición de actuación en la zona por parte de un grupo ecologista pero niega que la Consejería la pueda otorgar sin la autorización de la propietaria privada del pinar.
Un parque histórico denegado
El consistorio de Rivas Vaciamadrid junto con el Grupo de Estudios del Frente de Madrid, Gefrema, realizó en 2007 un informe documental y una catalogación de los restos bélicos de la zona, con miras a crear un Parque Histórico sobre la batalla del Jarama, como hito memorable de la Guerra Civil; el catálogo obra en poder de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Su demanda fue sin embargo denegada entonces por el Gobierno regional.
El historiador y el experto han cursado varios escritos a sendos organismos de la Administración regional y local sin que hasta el momento, según denuncian, hayan logrado obtener una respuesta clara a sus demandas de información, con miras a una supervisión arqueológica de las obras en clave protectora patrimonial. Consta que una arqueóloga de este departamento supervisó alguna de las actuaciones en el cerro, pero el organismo regional no facilita su identidad.
Una olmeda superviviente
El área afectada el pasado verano por las llamas se encuentra enclavada en una zona rústica, medioambientalmente protegida, del término municipal de Rivas Vaciamadrid. Se trata de un paraje escarpado y de ladera, boscoso y con alto valor ecológico, regado en su base por el río Manzanares. En ese enclave el río dibuja un meandro para encauzarse aguas abajo hacia su confluencia con el río Jarama, del que es tributario. Precisamente en la zona se encuentra una de las escasísimas olmedas que sobrevivió a la epidemia de grafiosis, iniciada hace casi tres décadas, que a partir de entonces aniquiló la mayor parte de los olmos que crecían en España.
Por la feracidad del bosque, la riqueza de humedales cercanos y las concavidades que los escarpes muestran, los arqueólogos admiten la existencia en su perímetro de poblamientos prehistóricos, algunos de cuyos vestigios se hallan en la zona que fue pasto de las llamas. Las causas de aquel incendio estival se atribuyen a una chispa surgida de una empacadora en Casa Eulogio; la chispa prendió en sembrados y escaló por los cortados hasta la arbolada que cubría la cumbre de la formación rocosa, ahora pelada. El Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid se ha personado en el juicio abierto para determinar responsabilidades, informa Rubén Tadeo.
Un crucial frente de batalla
La misma zona incendiada en julio de 2015 fue escenario de cruentas batallas durante el segundo año de la Guerra Civil, entre el 6 y el 27 de febrero de 1937. El frente abierto en este área sería decisivo para la resistencia del Madrid republicano ante el cerco que tropas franquistas, dirigidas por el general Luis Orgaz con legionarios, regulares- unidades indígenas de infantería, marroquíes y rifeñas- así como carros de combate alemanes Panzer y aviones Junkers y Fiat, germanos e italianos, respectivamente, que intentaron desplegar allí para sitiar por el sureste la capital. Aquel propósito fue truncado por unidades republicanas, al mando del coronel José Miaja, y, señaladamente, por combatientes de las XI, XII, XIV y XV Brigadas Internacionales. Muchos de los asaltantes y resistentes perecieron en combate, si bien las fuerzas republicanas lograron detener el intento de las tropas franquistas de cortar las comunicaciones de Madrid con Barcelona y Valencia, donde permanecía el Gobierno de la República allí trasladado desde noviembre de 1936.
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