Escondido para salvarse de la represión franquista, Claudio Macías pidió a sus hermanas ser enterrado en el sótano de su casa. Su hermano Arsenio fue asesinado por no delatar su paradero. Técnicos de la ARMH buscan ambos cuerpos.
Los descendientes de Claudio observan los trabajos de exhumación. ÓSCAR RODRÍGUEZ
Claudio Macías Fernández tenía 31 años cuando las tropas de los militares sublevados contra la II República entraron en Gijón y Oviedo, en octubre de 1937, y el denominado Frente de Asturias quedó arrasado. En ese momento, Claudio, que desde el estallido de la guerra había permanecido en el norte combatiendo en defensa de la democracia, decidió regresar a su pueblo, Villalibre de la Jurisdicción (León). Consciente de la brutal represión que se aplicaba contra quienes habían luchado a favor de la República —en el pueblo vecino de Priaranza del Bierzo un grupo falangista asesinó un año antes a 13 vecinos y arrojó sus cuerpos a una cuneta—, Claudio decidió esconderse en su domicilio y convertirse en un topo, como se conoce a quienes trataron de evitar así la represión franquista.
De este modo vivió varios meses tratando de sobrevivir, además, a la enfermedad pulmonar que contrajo en la clandestinidad y que le deterioró hasta la muerte. Su hermano pequeño, Arsenio, de 16 años, fue asesinado por no delatar su paradero a unos pistoleros de Falange que iban a buscarlo. Su cuerpo quedó enterrado en la conocida como "curva de Villalibre", a unos 500 metros de la vivienda familiar.
Con el objetivo de evitar a sus hermanas el mismo destino que sufrió Arsenio, Claudio, previendo su inminente muerte, pidió a las dos mujeres que lo envolvieran en mantas, lo introdujeran en un baúl de madera y quedara así enterrado en el sótano de la casa.
77 años después, técnicos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica(ARMH) trabajan en la recuperación de los cuerpos de ambos hermanos. Tras finalizar el pasado viernes la fase de localización, el viernes comenzaron las labores de exhumación, tanto en la cuneta donde quedó el cuerpo de Arsenio como en la bodega de la vivienda de la calle Falcón, en Villalibre, donde siguen los restos de Claudio. 14 años y 500 metros separan estos trabajos de exhumación de los realizados en octubre de 2000 en la fosa de Priaranza, el primer enterramiento en el que se utilizaron métodos científicos.
"Este es uno de los caos más impactantes en los que hemos trabajado por el dramatismo de la situación: unas hermanas que entierran a su hermano en la bodega de la casa para que no las asesinaran como habían hecho con otro de los hermanos", reconoce a PúblicoMarco González, vicepresidente de la ARMH, desde las inmediaciones del terreno donde llevan trabajando un par de días.
Gracias a la historia oral, el caso de los hermanos Macías llegó a estos voluntarios de la asociación que trabaja desde hace más de una década recuperando restos de desaparecidos del franquismo. A partir de ahí, comenzaron las investigaciones, las visitas a los archivos y las entrevistas a los descendientes. Oficialmente, Claudio y Arsenio eran dos desaparecidos.
Ahora, estos trabajos de exhumación los conciben como un "gran homenaje" a Manuela, la hermana que vivió hasta los 97 años en la casa y veló hasta el final el cadáver de su hermano. "Todo el pueblo, jóvenes y mayores, guardan un gran recuerdo de esta mujer que tanto sufrió toda la vida. Fue muy querida", recalca González.
Represión tras la revuelta de Asturias
En la decisión del confinamiento voluntario de Claudio pudo influir también el hecho de haber sufrido la represión militar antes incluso del golpe de Estado del 18 de julio. "En 1934 fue procesado por una supuesta participación en los acontecimientos revolucionarios de octubre de 1934 en Villalibre, y fue condenado a 12 años de prisión", según la documentación recuperada por la ARMH del archivo militar de Ferrol.
Claudio fue el único vecino de Villalibre procesado por ese motivo. En febrero de 1936, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones, la condena de Claudio fue amnistiada. Esta circunstancia de su vida no la conocían sus descendientes. "Nos ha sorprendido mucho saber que estaba metido en política", confiesa Rosa, hija de Maximina, la cuarta hermana Macías Fernández. "Siempre oíamos a mi tía abuela Manuela decirnos que no dejásemos que nuestros hijos se metieran en ningún partido político, que no fueran a ninguna manifestación", relata Rosa sobre el miedo que caracterizó la vida de ambas hermanas.
Desde que gobierna Rajoy no se han vuelto a convocar subvenciones para buscar desaparecidos del franquismoA lo largo del sábado, Maximina, de 81 años, ha contemplado "nerviosa" las labores de exhumación en la bodega de la casa. Pero al mismo tiempo, su hija expresa por ella el bienestar que siente por poder dar "el entierro digno que merecen" a Claudio y a Arsenio, cuyos restos descansarán en el cementerio junto a su hermana. "Por fin van a estar donde deben, y donde tendrían que estar todos los que quedan por ahí en cunetas, que hay muchísimos", denuncia Rosa.
Una vez recuperados los restos de Claudio, el equipo de diez voluntarios de la ARMH continuará el domingo localizando el enterramiento de Arsenio. "Sabemos en qué parcela se encuentra, pero con la falta de medios económicosno nos podemos permitir tres o cuatro días de máquina; hay que acotar al máximo la zona", lamenta González. Desde 2011 —año en el que Mariano Rajoy ganó las elecciones— no se han vuelto a convocar subvenciones para buscar desaparecidos del franquismo, y la ARMH se sufraga con cuotas de socios y donaciones puntuales, como la que recibió este año de un sindicato noruego.
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