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La Casa Grande de Padul, el penal de los gudaris, será incluida en el mapa de Lugares de Memoria
En la Casa Grande de Padul (Granada) no queda rastro de su pasado siniestro como campo de concentración franquista. Nada indica que ese castillo palaciego del siglo XVI fue durante la Guerra Civil un centro de reclusión en el que los prisioneros eran utilizados como mano de obra para trabajos forzados. El tiempo y la amnesia colectiva parecen haber borrado esa parte de su historia. El grupo de trabajo de memoria histórica de CGT-Andalucía reclama desde hace años la protección y señalización de los campos de concentración del franquismo para que no caigan en el olvido. Ahora, la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía trabaja en el mapa de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía, en el que estarán los campos de concentración, entre ellos, el de la Casa Grande de Padul.
“La historia de la Casa Grande como centro reclusión franquista ha pasado bastante desapercibida”, confiesa Manuel Alarcón, alcalde de Padul (PSOE), a quien la Junta de Andalucía acaba de notificar que va a realizar un estudio sobre el campo de concentración. La casa palaciega, propiedad de José María Pérez de Aróstegui, heredero de los condes de Padul, tiene hoy un uso turístico y cultural. En las visitas guiadas, cuentan lo que sucedió con la rebelión de los moriscos, con la invasión de los franceses…, pero de lo que ocurrió durante la Guerra Civil nadie dice una palabra. Tampoco hablan de ello los lugareños.
El campo de la Casa Grande es quizás uno de los menos documentados de Andalucía. Pero por este centro y otros dos que existieron en Padul (el Corralón de negocios y el Olivarillo) pasaron unos cinco mil presos políticos, la mayoría, procedentes del País Vasco. De su paso por allí queda el camino de los Gudaris, una vereda abierta en la Sierra del Manar por presos políticos vascos durante la Guerra Civil. Estos internos realizaron trabajos forzados, de sol a sol, para construir el camino que permitiría realizar la repoblación forestal y que ahora forma parte de una ruta de senderismo. Tampoco hay ninguna alusión en la vereda al trabajo esclavo de estos presos del franquismo.
Desde hace años, el Ayuntamiento de Padul trata de adquirir el edificio, donde organiza actividades culturales durante el verano por acuerdo con los propietarios. De hecho, declaró el lugar de interés público e inició un expediente de expropiación, pero el inmueble fue tasado en 1,2 millones de euros, un coste que el municipio no podía afrontar. En cualquier caso, el gobierno municipal mantiene abierta las negociaciones para hacerse con la propiedad. La titularidad privada de la Casa Grande sólo permitiría señalizar el exterior como Lugar de Memoria Histórica, una declaración que el Ayuntamiento no ha solicitado pero que su alcalde considera necesaria para rescatar la memoria de lo que ocurrió.
La Dirección General de Memoria Democrática trabaja ya el mapa de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía, que espera presentar el próximo año. Ese mapa va a incluir campos de concentración, cárceles, tapias usadas como paredones, fosas comunes y otros enclaves de la represión y la barbarie franquista que la Junta quiere proteger y señalizar. La consideración de Lugar de Memoria y su inclusión en el mapa requiere una “fundamentación rigurosa”, explica Luis Naranjo, director general de Memoria Democrática. “Andalucía entera es un territorio de la memoria, por ello pedimos tres condiciones para aprobar la declaración: una localización espacial lo más concreta posible, una fundamentación histórica y una relevancia social”, señala.
Entre los escenarios que la Junta prevé incluir en el mapa de Lugares de Memoria Histórica se encuentran doce campos de concentración, entre ellos, los de la Almedraba (Cádiz), Torremolinos (Málaga) y Benalúa de Guadix (Granada). Algunos de ellos forman parte del listado que hace dos años presentó a la Junta de Andalucía el Grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de la Confederación General del Trabajo (CGT), que batalla desde hace años para que señalicen y protejan los enclaves de la represión franquista.
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