divendres, 18 d’octubre del 2013

DIGNIFICAR Y RECONOCER (Comunicado de la Amical de Mauthausen ante la beatificación de 522 personas)

DIGNIFICAR Y RECONOCER
(Comunicado de la Amical de Mauthausen ante la beatificación de 522 personas)

Ante la beatificación de 522 mártires el pasado día 13 de octubre en Tarragona, promovida por la Conferencia Episcopal Española, la Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España considera que el acto tuvo un carácter político, a pesar de las palabras de los organizadores que lo negaban, en la medida en que fue evidente una clara tergiversación de la historia.

Desde su condición de entidad que, además de defender la preservación de la memoria de las víctimas republicanas del nazismo y por tanto del franquismo, tiene el objetivo de velar para situarlas en la historia de nuestro país, cree necesario formular algunas preguntas:

• Las palabras del cardenal Angelo Amato aludiendo a los regímenes de los años 30 como fruto de una ideología diabólica, ¿se referían al régimen nacionalsocialista, o bien incluía también el régimen de la II República? El primero de ellos, totalitario, conculca todas las libertades y derechos, mientras que el segundo fue un régimen legalmente instituido y dotado de todos los instrumentos de un estado de derecho. Y en referencia a la dictadura de Franco, a la que la iglesia amparó bajo palio y de la que recibió todo tipo de privilegios, ¿cómo la calificaría?

• ¿No era la iglesia, en boca de los cardenales Segura y Gomà, la que atizaba el odio hacia el régimen republicano desde su proclamación, debido a su legislación laica, y la que clamaba para unir la cruz y la espada? Ante la libertad de cultos contemplada en la constitución republicana, ¿no eran preclaros miembros de la iglesia los que lanzaban proclamas violentas contra otras creencias, especialmente, contra los judíos y los masones?

• ¿No se inició la violencia con el golpe de estado del 17 de julio? ¿No fueron sus protagonistas, Mola, Arias Navarro, Queipo del Llano, quienes desencadenaron el terror en los territorios conquistados, desde Ceuta y Melilla, en Sevilla, Badajoz , Málaga…?

• ¿No fue la iglesia, con escasas excepciones, quien dio la mano y bendijo los golpistas y quien calló, si no instigó, las acciones exterminadoras de los rebeldes? ¿Y no fueron también algunos de sus miembros los que disparaban desde edificios religiosos a los milicianos que detenían el golpe?

• ¿Por qué se identifica el anticlericalismo con el régimen republicano, siendo bien conocido que es un fenómeno que arranca del siglo XIX y que surgió como reacción al poder terrenal de la institución católica, a su influencia en el adoctrinamiento ideológico de la escuela, a su posicionamiento en favor de los poderosos, y a su peculiar manera de entender la justicia social como beneficencia, sin olvidar su competencia desleal con el trabajo realizado por los internos en instituciones benéficas?

• El representante del Vaticano calificó la iglesia como la casa del perdón. ¿Quiénes son los culpables que merecen ese perdón? ¿Son los más de 20.000 fusilados al acabar la guerra de España, entre ellos sacerdotes vascos? ¿Son los prisioneros que, en régimen de trabajos forzados, tuvieron que reconstruir iglesias y edificios religiosos y levantar el ignominioso Valle de los Caídos, cuando a los derrotados se les fusilaba, encarcelaba y confiscaban bienes y propiedades?

• ¿A qué estrategia responden los ataques de algunos jerarcas católicos a la Ley de Memoria Histórica? ¿Es que sólo sus víctimas tienen derecho al reconocimiento y dignificación? ¿Es que no lo merecen los 114.000 republicanos desaparecidos?

Desde el rigor histórico, hay que admitir la gravedad de la violencia desencadenada de forma incontrolada en los meses siguientes al golpe de estado, pero como en cualquier fenómeno histórico, hay que situarlo en su contexto, no para justificarlo, sino para explicarlo. El estallido de la violencia en la retaguardia contra miembros de la iglesia y contra sus bienes se produjo a raíz del golpe de estado para derrocar el régimen legítimo de la II República, y no hubiera sido posible sin una larga nómina de hechos y fenómenos, en el marco de la dicotomía clericalismo-anticlericalismo, propia de nuestro país. En ningún caso, sin embargo, la violencia anticlerical fue de carácter institucional, como la que practicaron los golpistas y el régimen dictatorial que siguió a su triunfo militar.

La iglesia católica, en la ceremonia en Tarragona, ha aludido al "perdón", término que nosotros consideramos inapropiado si no es con la condición de que, antes, se conozca la verdad en toda su complejidad.

AMICAL DE MAUTHAUSEN Y OTROS CAMPOS
Barcelona, 15 de octubre de 2013