Aunque en pleno siglo XXI pueda parecer mentira, UPN y PP -partidos en minoría en Pamplona-Iruña y en Navarra-, apadrinan y dan cobertura en espacios públicos, propiedad de todos los navarros y navarras, a una exposición que vulnera nada menos que tres leyes: la Ley de Símbolos de Navarra, la Ley de Memoria Histórica de Navarra y la Ley de Memoria Histórica del Estado. Y no pasa nada. El fiscal jefe designado para Navarra -muy diligente a a la hora de salvaguardar los intereses de los aforados y demás políticos implicados en posibles casos de corrupción-, debe estar estos días de vacaciones o a sus cosas, porque no ha adoptado decisión alguna para evitar semejante ocurrencia convertida ya en un despropósito democrático. En Alemania o Gran Bretaña estaría ya el mismo imputado. Por supuesto, ni los miembros del actual Regimiento América 66 ni sus familias tienen responsabilidad en las actuaciones históricas de este grupo militar, pero sí es evidente que el imaginario del Regimiento -mantiene una simbología identificativa de la propaganda franquista, incluidas las condecoraciones que le fueron otorgadas entre 1936 y 1939 por asesinar a miles de personas, y violar al menos a 17 enfermeras en Asturias: dos cruces laureadas de San Fernando y ocho medallas militares colectivas-, incumple la legalidad democrática vigente. O es que Maya y Barcina intentan convencer a la sociedad de que su lamentable y asesina historia en Navarra -donde hubo una la matanza ilegal de más de 3.400 personas, sin juicio ni delito judicial-, nada tiene que ver con la supuesta gloria militar que se pretende homenajear ahora. Fue en 1936 una de las principales fuerzas con las que el genocida Emilio Mola se levantó en armas en Pamplona contra la 2ª República, encuadrándose después en las llamadas Brigadas Navarras, con las que llevó la muerte y el terror a Gipuzkoa, Santander, Asturias, Guadalajara, Toledo, Teruel, Lleida, etcétera, en episodios inhumanos. No hay gloria ni posibilidad de reconocimiento institucional en un lugar como Navarra ni en otro lugar de Europa o del Mundo para hechos como estos. ¿O es posible una exposición así, con boato y sonrisas, en Alemania para ensalzar a un Regimiento de las SS nazis, o en Argentina o en Camboya o en Ruanda? Solo en la vieja Iruña, donde un puñado de nostálgicos franquistas parece que se puedan saltar las leyes impunemente y donde aún terroristas como Mola o Rodezno tienen un mausoleo y una plaza de homenaje a su matanza indiscriminada de inocentes.
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