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¡Alma, María, alma! (Más escuelas, mejores maestros)
El período republicano fue corto, pero de lo más profundo, intenso y fructífero
21.05.2014 | 09:36
PEDRO BÉCARES DE LERA Días pasados, he acudido a ver el documental "Las maestras de la República", dirigido por doña Pilar Pérez Solano, cuyo estreno tuvo lugar en las salas de cine el día 14 de marzo, he de manifestar que con anterioridad había leído el libro de doña María Antonia Iglesias "Maestros de la República"; y el libro de doña Josefina Aldecoa "Historia de una maestra" que, recuerdo, adquirí en la feria del libro de Talavera de la Reina, hace unos años, y el libro sobre doña Justa Freire Méndez "La pasión de Educar", maestra zamorana, natural de Moraleja del Vivo, escrito por doña María del Mar del Pozo.
Recuerdo una frase que se repetía, con frecuencia, en el documental, ¡Alma, María, alma! que donManuel Cossío, pedagogo de la Institución Libre de Enseñanza, repetía y recomendaba a la maestra doña María Sánchez Argós, para que trabajase con ilusión, con entusiasmo, con empeño, con alma.
El período republicano fue un período corto, unos cinco años, pero de lo más profundo, intenso y fructífero en el que se luchó por una educación pública, laica y solidaria con la finalidad de romper con las limitaciones existentes hasta entonces.
Las maestras y maestros de la Segunda República tuvieron que enfrentarse y luchar contra el analfabetismo imperante, especialmente en el mundo rural. Las maestras de la República tuvieron que enfrentarse con las ideas conservadoras existentes en aquella época y ellas eran las nuevas mujeres luchadoras, por la libertad, la justicia, la educación pública de calidad, mixta y laica para todos, luchadoras por la independencia y la igualdad.
Las maestras de la República, mujeres luchadoras, merecen un homenaje de público reconocimiento a su labor y entrega, porque como recoge doña Josefina Aldecoa en su libro "Historia de una maestra", nos dice: "Yo creía en la cultura, en la educación, en la justicia. Amaba mi profesión y me entregaba a ella con afán".
La directora del documental, doña Pilar Pérez Solano, nos recuerda: "No he querido hacer una historia ni triste, ni dramática. No hemos profundizado en el dolor, sino en el legado que nos dejaron, que fueron muy inspiradoras con el futuro y lo que estamos viendo ahora. Hemos ensalzado el optimismo de que todo es posible. Nos dieron un ejemplo y unas claves muy claras para la enseñanza. El dolor no nos ayuda y eso que fueron apartadas, acusándolas de crímenes contra la moral. Sufrieron cárcel y algunas fueron asesinadas...".
Cuando he visto el documental, me venía a la memoria el recuerdo de mi enseñanza en la primera fase del bachillerato, el bachillerato elemental del plan 1957, en un colegio religioso-privado, que se limitaba a transmitirnos conocimientos preestablecidos para aprenderlos de memoria, sin ningún tipo de razonamiento.
Recuerdo el gran mérito del maestro Antoni Benaiges (Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar) este gran maestro tenía la firme convicción de que el protagonista del proceso de aprendizaje debe ser quien aprende.
El mayor homenaje que podemos hacer a los maestros de la República es luchar por una escuela pública que dé al niño el auténtico protagonismo para cambiar la situación.
Recuerdo una frase que se repetía, con frecuencia, en el documental, ¡Alma, María, alma! que donManuel Cossío, pedagogo de la Institución Libre de Enseñanza, repetía y recomendaba a la maestra doña María Sánchez Argós, para que trabajase con ilusión, con entusiasmo, con empeño, con alma.
El período republicano fue un período corto, unos cinco años, pero de lo más profundo, intenso y fructífero en el que se luchó por una educación pública, laica y solidaria con la finalidad de romper con las limitaciones existentes hasta entonces.
Las maestras y maestros de la Segunda República tuvieron que enfrentarse y luchar contra el analfabetismo imperante, especialmente en el mundo rural. Las maestras de la República tuvieron que enfrentarse con las ideas conservadoras existentes en aquella época y ellas eran las nuevas mujeres luchadoras, por la libertad, la justicia, la educación pública de calidad, mixta y laica para todos, luchadoras por la independencia y la igualdad.
Las maestras de la República, mujeres luchadoras, merecen un homenaje de público reconocimiento a su labor y entrega, porque como recoge doña Josefina Aldecoa en su libro "Historia de una maestra", nos dice: "Yo creía en la cultura, en la educación, en la justicia. Amaba mi profesión y me entregaba a ella con afán".
La directora del documental, doña Pilar Pérez Solano, nos recuerda: "No he querido hacer una historia ni triste, ni dramática. No hemos profundizado en el dolor, sino en el legado que nos dejaron, que fueron muy inspiradoras con el futuro y lo que estamos viendo ahora. Hemos ensalzado el optimismo de que todo es posible. Nos dieron un ejemplo y unas claves muy claras para la enseñanza. El dolor no nos ayuda y eso que fueron apartadas, acusándolas de crímenes contra la moral. Sufrieron cárcel y algunas fueron asesinadas...".
Cuando he visto el documental, me venía a la memoria el recuerdo de mi enseñanza en la primera fase del bachillerato, el bachillerato elemental del plan 1957, en un colegio religioso-privado, que se limitaba a transmitirnos conocimientos preestablecidos para aprenderlos de memoria, sin ningún tipo de razonamiento.
Recuerdo el gran mérito del maestro Antoni Benaiges (Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar) este gran maestro tenía la firme convicción de que el protagonista del proceso de aprendizaje debe ser quien aprende.
El mayor homenaje que podemos hacer a los maestros de la República es luchar por una escuela pública que dé al niño el auténtico protagonismo para cambiar la situación.
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