dimecres, 22 de gener del 2014

Andalucía recuerda a los intelectuales exiliados a través de Machado

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Andalucía recuerda a los intelectuales exiliados a través de Machado

ANDALUCESDIARIO.ES / Sevilla / 21 Ene 2014
Antonio Machado. // JUNTA DE ANDALUCÍAAntonio Machado. // JUNTA DE ANDALUCÍA
Andalucía recordará a los intelectuales que tuvieron que huir del país, acosados por la dictadura, a través de la figura de uno de sus máximos representantes, Antonio Machado. El 22 de febrero se cumplen 75 años de la muerte del poeta en Collioure (Francia) y el Centro Andaluz de las Letras (CAL) ha querido organizar un conjunto de actividades para recordar el legado del escritor sevillano y de tantos otros escritores y artistas andaluces que tuvieron que exiliarse. “Estos días azules y este sol de la infancia” rezaba el último verso escrito por Machado, encontrado en el bolsillo de su gabán tras morir en una pensión de esa ciudad gala pocos días después de cruzar la frontera hispanofrancesa, ya gravemente enfermo, junto a su madre y su hermano José.
Con motivo de este aniversario, la Junta de Andalucía estará presente el 22 y 23 de febrero en los actos que la Fundación Antonio Machado de Collioure celebrará allí, según anunció ayer la viceconsejera de Educación, Cultura y Deporte, Montserrat Reyes y recoge la Agencia EFE.
Junto a Machado, durante este año se recordará a otras figuras del exilio como María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Emilio Prados, Luis Cernuda, Rafael Alberti, María Teresa León, Francisco Ayala, Juan Rejano o Adolfo Sánchez Vázquez.
Para homenajear al poeta sevillano se está ultimando una programación especial junto al departamento de Filología Hispánica de la Universidad de la Sorbona y el Institut Français de España. Además, el 18 de febrero en Granada y dos días después en Córdoba se presentará el guión cinematográfico inédito sobre “La tierra de Alvargonzález” que realizó el director jienense Miguel Picazo para llevar esta obra de Machado a la gran pantalla.
El 20 de febrero se celebrará una sesión sobre el teatro de este autor en Sevilla y, el 21, una serie de lecturas poéticas sobre su poesía en las bibliotecas provinciales andaluzas, además de inaugurarse en la capital sevillana una exposición didáctica que después será itinerante por el resto de Andalucía.
La sede del CAL en Málaga acogerá, también el 21 de febrero, un encuentro de un club de lectura sobre las “Poesías completas” de Machado y se proyectará el documental “El largo viaje a Sevilla”, sobre la madre del poeta, Ana Ruiz, con la presencia de su director, Antonio Ramos Espejo.
La aplicación tecnológica PoetiCAL, que permite oír a través del teléfono móvil, de forma gratuita, versos leídos por sus propios autores o por actores, también se sumará a este homenaje son la inclusión de “Campos de Castilla”.
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Y este añadido:





En Cotlliure reposan sus restos, súbitamente roto, tallos delimitados ya sobre la tierra. El 22 de febrero de 1939 murió el poeta lejos del hogar, una semana antes del parte de fin de guerra.

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Dicen que lo último que escribió es este verso:

"Estos días azules y este sol de la infancia".

Este artículo es muy interesante al respecto:


"Estos días azules..."

No tuvo mucha suerte Antonio Machado con la ciudad que le vio nacer. Mas no por eso dejó de llevarla siempre en su corazón. A los ocho años de edad, en lo mejor de la infancia, tuvo que dejar atrás aquel relumbre de luz paradisíaca que maduraba en los limoneros del Palacio de las Dueñas. La luz de Sevilla, la que le acompañó en el recuerdo hasta el último momento. En un bolsillo del gastado gabán que había soportado el tránsito de los Pirineos, huyendo de la horda fascista, fue hallado el último verso que escribiera el poeta: "Estos días azules y este sol de la infancia". También una variante de una de las cuartetas a Guiomar, su grande y secreto amor. No pudo ser casual esa asociación de última hora entre el huerto claro de la niñez y el jardín prohibido de un amor otoñal. Ni fue la primera vez que se daba.
En el cuaderno 3 de los manuscritos de Antonio Machado que acaba de publicar Unicaja, p. 85, nos topamos con este otro esbozo: "entra la luz dorada de Sevilla, abierto el corazón al mundo,". La última coma indica que debió seguir, pero ya no encontramos más. También el verso de Collioure carece de puntuación, como si fuera otro intento de expresar lo demasiado vivo, el destello luminoso de un recuerdo feliz, o de una pasión incomunicable. Y ahora, justo en el folio anterior del cuaderno, aunque intensamente tachado, logramos leer: "¡Oh claro sol de invierno, sol todavía/ apenas ya, que calienta y desespera / un poco de oro tengo, amada mía". Simple boceto. Muy hondos tenían que estar estos amores para que todo un Machado no acertara más que a hilvanarlos. Pero las sorpresas del manuscrito continúan. En el folio siguiente, un nuevo amago: "como tu nombre llena". Parece que se refiere a Sevilla, que acaba de nombrar, pero la intensidad del concepto (llenar) podría apuntar a la "amada mía" de dos páginas antes, y más si ese nombre es el muy poético de Guiomar. (Machado y Pilar Valderrama se conocieron en Segovia en 1928, y la escritura de este cuaderno ronda esos años). Y porque en la página siguiente, la 89, se lee: "La castidad". Debajo, el germen de uno de los grandes proverbios: "cuanto vale se ignora y nadie sabe / ni ha de saber de cuanto vale el precio", que acabaría siendo: "Todo necio / confunde valor y precio". Otra gestación difícil, pero que al menos culminó en una fórmula genial. En cambio, las otras dos temáticas, la de la luz remota de la infancia y la luz escondida del amor, no alcanzaron el poema maduro, el texto rotundo y memorable al que Machado nos tiene acostumbrados.
Otras dos veces alude el poeta a la luz de Sevilla. Una, en el Retrato("Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro"...); otra, en el no menos célebre soneto que dedicara a la evocación del padre ("Esta luz de Sevilla"...), el hombre que le enseñó a amar tanto la cultura popular como la cultura ilustrada, el romance como Garcilaso. Parece escrita al hilo de la decepción que le produjo (¿en 1917?), encontrarse la puerta cerrada de la casa donde nació. Y a la que nunca volvería.