Posted: 20 Jan 2014 02:36 AM
PST
Néstor Cenizo, diario.es/andalucia, 12.01.2014
Decenas de ancianos con el
rostro surcado por arrugas y manos que tiemblan buscan en una pirámide de
mármol blanco el nombre de sus muertos. Cuando lo encuentran dejan un clavel
rojo junto al nombre, lo más cerca posible de la placa en la que ha quedado grabado:
“Por lo menos, sé que está aquí”. Más
de 4.400 víctimas ya tienen donde descansar, y sus
familiares, donde honrar su memoria. Este sábado se inauguró en Málaga el
panteón del cementerio de San Rafael, y ante él Antonio Muñoz-Frías, hijo de
fusilado, leyó esto: “Papá, hoy no huele a pólvora. Hoy vengo a enterrarte
después de 77 años”.
Sobre el mármol quedarán
grabados 4.410 nombres de personas arrojadas a esta fosa común desde febrero
de 1937 hasta, al menos, 1957, si bien los investigadores cifran en 4.571 el
número de víctimas. Como Francisco Pérez Camacho a quien lo entregó la
Falange a la Guardia Civil el 27 de febrero de 1937. “Me faltaban ocho días
para cumplir dos años. Mi padre dejó viuda y dos huérfanos. Y luego murió mi
madre y un hermano”, cuenta su hijo mientras recorta con una fina navaja el
tallo de un clavel. “Creía que moriría sin ver esto; ya lo he visto”.
“Más vale tarde que nunca”,
comenta Dolores Moya, que viene de El Borge. Su padre fue fusilado “sin
justicia ninguna” cuando él contaba 35 años y ella uno. La madre pasó siete
días a las puertas de la prisión, hasta que fue ejecutado: “Los echaron a
todos como perros y mi madre lo reconoció por los calcetines”.
Antonio Guzmán Urbano tiene 86
años y sujeta un certificado del consejo de guerra al que fue sometido su
padre. Murió con las manos esposadas con alambres.
Hay en el panteón de San Rafael
tantas historias como nombres. Francisco
Gutiérrez Muñoz (84 años) ha venido desde Collado Villalba. Su padre ocupó un
cargo en el PSOE de Comares y por eso fue pasado por las armas. Pero eso él
lo aprendió en un libro: “Yo hasta entonces no sabía quién era, pero un
asesino, eso seguro que no”. Entonces muestra su foto, que lleva en la
cartera desde hace 20 años. Está desconcertado: tiene varias flores en la
mano y no sabe qué hacer con ellas porque no encuentra en la pared el nombre
que busca. Le han dicho que ha habido un error y que sustituirán una de las
placas. “Por lo menos sé que está aquí. Y si no está, como si estuviera”,
comenta luego.
El acto supone también
el reconocimiento a la tenacidad y el coraje de muchos familiares.José
Dorado fue fundador de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la
Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, constituida en el año 2004, y
su presidente hasta hace tres días. Inició el camino en solitario “el Día de
los Santos de 2002″, cuando se enteró de que el cementerio se iba a
transformar en pista deportiva. “Ya estaban los rellenos echados. Entonces
fui al ayuntamiento, y ningún político me escuchaba. Le dije al gerente del
cementerio que lucharía y le di mi teléfono para si alguien más venía, me
llamara”, recuerda un par de días antes de la inauguración del monumento.
Explica que nadie creyó en su fuerza y con orgullo, recuerda que finalmente consiguió que
todas las administraciones colaboraran (Junta de Andalucía y
Gobierno de la Nación, en manos del PSOE, y Ayuntamiento de Málaga, del PP) y
que el panteón se instalase cerca de la verja, “para que todo el mundo vea a
quienes fueron asesinados porque no querían una dictadura”.
Dice que probablemente hubiera
sido ferroviario, como también lo fue su padre y como lo había sido su
abuelo, si una pareja de la Guardia Civil no se hubiera presentado en su casa
de Bobadilla una noche de marzo de 1937. Nunca supo por qué, y nunca hubo
condena. “Fue secuestrado, porque no había un gobierno legítimo ni el juicio
fue válido”, razona. Su madre crió en solitario a tres hijos y la familia
quedó marcada de por vida por un supuesto estigma: “Donde quiera que fueras
te miraban por encima del hombro. De eso uno se da cuenta cuando se hace
mayor”. Si vive lo suficiente para que los técnicos identifiquen qué restos
corresponden a su padre los llevará junto a su madre: “Toda mi satisfacción
es que repose dignamente”.
“La deuda sólo se salda
con justicia y verdad”
“Mis hijos pequeños vieron los
cuerpos, y yo les dije que todos los cadáveres eran mi abuelo, su bisabuelo”,
dijo durante el acto el hijo de Manuel Muñoz Frías (uno de los miembros más
activos de la Asociación, fallecido recientemente), justo después de que
concluyera la ofrenda floral y el minuto de silencio, y dejara de sonar la
marcha fúnebre. Cadáveres de maestros de escuela, panaderos o ferroviarios,
según recordó Francisco Espinosa, uno de los fundadores. También a la labor
de la asociación rindieron homenaje los cargos políticos que intervinieron en
el acto, entre ellos el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez y el alcalde
de la ciudad, Francisco de la Torre, recibido con algunos
abucheos. Ondearon banderas republicanas, se oyeron vivas a la
república y el tono general fue de contención y respeto. “Ha tenido que pasar
mucho tiempo hasta que las autoridades han asumido su deber. Pero la
democracia sigue teniendo una deuda con decenas de miles de personas que solo
se salda con verdad y justicia”, opinó Rafael Rodríguez.
“Se puede morir por las ideas,
pero nunca matar por ellas. La ciudad de Málaga en memoria de aquellos que
perdieron su vida en defensa de la libertad y la democracia, cuyos restos
reposan en este panteón y otros lugares”, se lee en la inscripción que corona
la pirámide. Es una frase de Melchor Rodríguez, el Ángel Rojo de quien se
dice que, como delegado de prisiones de la república, frenó a la turba de
linchar a un millar de presos franquistas en Madrid. “No ha habido odio ni
rencor ni revanchismo. Nuestra reivindicación era de justicia. No se puede
vivir sin memoria”, dijo luego Francisco Espinosa. El 11 de enero de 2013, la
memoria quedó grabada en piedra en lugar donde durante tanto tiempo no
pudieron reposar las víctimas.
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Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme..... "Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
dimecres, 22 de gener del 2014
“Papá, hoy no huele a pólvora. Hoy vengo a enterrarte después de 77 años”
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