dilluns, 9 de gener del 2023

¿Qué pasa con el patrimonio incómodo de la provincia ourensana?

 

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Fina Ulloa
FINA ULLOAOURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

La vieja cárcel, en ruinas, en pleno centro de Ourense
La vieja cárcel, en ruinas, en pleno centro de Ourense Alejandro Camba

La Ley de Memoria Democrática obliga a eliminar o resignificar elementos vinculados con el franquismo en edificios, fuentes y otras construcciones

08 ene 2023 . Actualizado a las 17:24 h.

El pasado 21 de octubre entró en vigor la Ley 20/2022, también llamada Ley de Memoria Democrática. La norma, que sustituye a la Ley de Memoria Histórica del 2007, avanza, entre otros asuntos, en la exigencia de la eliminación de símbolos y la resignificación de espacios vinculados a la época franquista. En la provincia ourensana aún se conservan algunas de esas manifestaciones de reconocimiento al régimen o a miembros destacados por el mismo. Aquellos que aparecían dando nombre a calles o plazas se han ido eliminando paulatinamente en los últimos años, pero todavía se mantienen huellas de ese pasado en edificios como los promovidos por el Ministerio de Vivienda o en otras construcciones que quedaban marcadas por el yugo y las flechas. «Hai casos nos que eses elementos supoñen un problema coa nova lei, porque aínda que algún simplemente se poden retirar, noutros están gravados na pedra dos edificios», apunta el decano de la Facultad de Historia del campus de Ourense, Julio Prada. Cita como ejemplo el grupo de viviendas Santa Bárbara en la zona de O Polvorín de la misma capital de la provincia.

Pero además de los edificios, hay otros muchos elementos que integran lo que se conoce como patrimonio incómodo. El término no se aplica solo a las huellas del franquismo en España sino que se usa de forma global para referirse a vestigios del pasado que, por estar relacionados con etapas históricas marcadas por regímenes autoritarios o que conmemoran actuaciones censurables bajo el prisma de valores actual, generan debate sobre su conservación o eliminación.

En el caso de la dictadura de Francisco Franco y Ourense, ese debate afectará a un conjunto de elementos diverso, que incluye desde puentes a lugares que se usaron como cárceles, para los que será necesario pensar soluciones que encajen en la nueva ley, según recalca este historiador. Prada ha estudiado ampliamente ese patrimonio relacionado con el franquismo en la provincia. Hay, según cuenta, muchas fuentes repartidas por el territorio que presentan inscripciones que las vinculan a esa etapa. «Na de Bretelo, unha pequena aldea de Chandrexa de Queixa, está embutida na pedra unha placa metálica que sería doado de retirar; pero en cambio hai outras nas que os símbolos están esculpidos e aí so cabe un proceso de resignificación dos mesmos mediante carteis explicativos ou con códigos QR», dice el catedrático.

Prada apunta que no es partidario de destruir las huellas del pasado para borrarlo como si no hubiera existido. Su opinión es que se pueden aprovechar esos restos para educar en valores democráticos, concienciando a las generaciones venideras sobre lo que supone la represión y la dictadura. Explica que así se consigue mantener un canal abierto con la historia «sen ningún tipo de afán de revancha ou de utilización política, senón cunha perspectiva didáctica para valorar o logro da democracia».

Fuente de Amoeiro en la que se colocó una placa que ya ha desaparecido
Fuente de Amoeiro en la que se colocó una placa que ya ha desaparecido Alejandro Camba

El historiador recuerda que hay varias opciones para gestionar el patrimonio incómodo y, de hecho, en Ourense existen ejemplos de algunas de esas alternativas que ya se materializaron hace años. «Unha é, por exemplo, pola que se optou no Concello de Amoeiro, con unha placa na fonte con unha inscrición orientada á condena directa da ditadura. Outro xeito é polo que se optou nunha escultura en Esgos, no que se chama á reflexión e fálase de que aquilo, que no pasado foi un símbolo de exaltación do réxime franquista, permanece alí e se mantén para as xeracións vindeiras como lembranza dunha etapa que se considera superada pero que non debe ser esquecida», recuerda.

Porque, según matiza este historiador, el olvido lleva también a que se perpetúen errores. Pone como ejemplo el monte de O Furriolo, entre Rairiz de Veiga y Celanova, que en el imaginario popular se tiene por centro neurálgico de las ejecuciones franquistas. Según explica el decano de la Facultad de Historia, la mayoría no perdieron la vida allí, sino en las carreteras que parten de la villa celanovense. «Principalmente na que saía en dirección a Bande, a Xinzo e, en menor medida, a Castrelo de Miño. De feito, esa ponte vella de Castrelo non conserva ningunha pegada de aquel pasado traumático e poderíase haber aproveitado a recuperación que fixo a Dirección Xeral de Patrimonio para lembrar e reflexionar sobre o que alí ocorreu», apunta.

Mosteiro de Oseira
Mosteiro de Oseira Santi M. Amil

Tampoco en el monasterio de Oseira hay referencia a que quienes comenzaron la reconstrucción del cenobio en el siglo XX fueron los presos que estuvieron allí entre 1936 y 1937. «Funcionou como prisión habilitada e na reconstrución do tellado perdeu a vida algún deses presos», matiza Prada. Otra cárcel, la de Ourense, es calificada por el experto como símbolo perfecto del patrimonio incómodo: «Por unha banda está o seu pasado como espazo represivo e por outra é un edificio que ninguén sabe que facer con el».

En relación con este edificio, ahora en ruinas y ubicado en una arteria principal de la ciudad, recuerda que se barajaron varias ideas, desde crear allí un hotel balneario al traslado de dependencias de la Diputación o, más recientemente, ubicar la sede de la UNED. «En ningún, nin nese último anteproxecto promovido polo Concello, se contempla algún tipo de diálogo con ese pasado traumático e o único que conserva son as reixas, pero por requisito patrimonial, non como elemento de reflexión», matiza.

Sin embargo, ejemplos hay de penales que han conseguido reconvertir ese pasado oscuro en un lugar para la concienciación y la educación, e incluso convertirse en un polo de atracción de visitas. Robben Island, donde estuvo preso Nelson Mandela, es un caso conocido internacionalmente, pero no hace falta irse hasta Sudáfrica para ver ejemplos de enfoques aprovechables para las nuevas generaciones. Prada destaca el que se le dio a la cárcel de Lugo«Non só se manteñen as estruturas das celas, senón que hai unha exposición permanente que lembra o tema dos presos políticos que estiveron alí e fanse moitas actividades que relacionadas coa cuestión da memoria democrática», relata el catedrático.