Entrevista a Javier Juárez por la publicación de su novela ‘Conspiración en Madrid’
Entrevista a Javier Juárez por la publicación de su novela ‘Conspiración en Madrid’
Sáb, 18 Feb 2017
Acaba de salir a la luz la séptima obra del periodista y escritor Javier Juárez, Conspiración en Madrid, una obra que, editada por la Editorial Doña Tecla, fusiona elementos históricos y elementos de ficción, lo que la convierte, a la vez, en una novela y en una narración de divulgación histórica.
Es una obra en la que el autor ensambla la ficción con la no ficción; fusiona el rigor histórico con “la veracidad de la ficción”, lo cual la convierte en una novela que, de manera independiente al género narrativo en el que se la inscriba, es una obra realmente interesante. Quizás es que, como dice el escritor británico Julian Barnes, la ficción es una forma de contar la verdad, y una novela puede descubrir más verdades que ensayos o documentales basados sólo en los hechos. En cualquier caso, esta lectura es realmente palpitante, apetecible y muy recomendable.
P
Javier, en esta novela narras un episodio histórico, muy poco conocido hasta ahora, que hubiera podido cambiar el curso de la historia del siglo XX. ¿Cómo llegaste a interesarte e investigar sobre él?
R.-
Este libro es producto de trabajos anteriores y de investigaciones en las que algunos protagonistas relacionados con el complot contra los duques de Windsor aparecían en otros escenarios. De algún modo, es una asignatura pendiente que ahora ve la luz. Este suceso era conocido, pero apenas ha tenido divulgación y únicamente algunos historiadores lo han mencionado, siempre desde la prudencia a la que obliga la ausencia de una documentación oficial completa y fehaciente, ya que el Reino Unido ha guardado hasta la fecha una gran reserva sobre las actividades germanófilas de Eduardo VIII.
P
Tras conocer de cerca al que hubiera podido ser el rey Eduardo VIII y su esposa, ¿crees que son los mismos personajes que protagonizaron aquella historia romántica con la renuncia al trono de un rey por amor?
R.-
Es una pareja con múltiples aristas. Su historia siempre ha estado rodeada de un aura de romanticismo que parecía anular cualquier otra lectura crítica de su relación. Sin embargo, fueron las cuestiones políticas, y especialmente las simpatías de ambos por los regímenes totalitarios de Alemania e Italia, las que forzaron la renuncia del trono de Eduardo. De hecho, el único país que Eduardo visitó con carácter oficial tras su abdicación fue Alemania, donde fue recibido por Hitler con honores de visita de Estado.
P
¿Qué papel tuvieron Franco y el franquismo en este episodio de intriga y espionaje?
R.-
Un papel determinante y desde luego, activo. La instrucción de retener y posteriormente secuestrar a los duques de Windsor procedía de Alemania, autorizada personalmente por Hitler, y trasladada por el ministro Ribbentrop.
En España, una operación de esa naturaleza no habría podría ejecutarse sin la aprobación de Franco. Su cuñado Ramón Serrano Suñer, entonces ministro de Gobernación, y Miguel Primo de Rivera fueron unos cómplices necesarios para convencer a Eduardo de que Inglaterra y Alemania debían alcanzar un entendimiento, y, en última instancia, la paz.
Serrano Suñer jugó ese papel que tan bien se adaptaba a su carácter de príncipe en la sombra que movía y destejía los hilos del poder.
P
¿Qué crees que podría haber ocurrido en la Europa de la época si esa conspiración hubiera tenido éxito?
R.-
Hubiera sido radicalmente distinto. De entrada, la posibilidad de que Eduardo hubiese liderado un proyecto político de entendimiento con Alemania habría debilitado la posición de Churchill, que en junio de 1940 apenas llevaba un mes en el Gobierno y no contaba con el apoyo firme de toda la clase política. En ese momento, las expectativas de victoria del Reino Unido eran muy limitadas.
En segundo lugar, si esa paz entre ambos países se hubiese suscrito, es fácil imaginar que Hitler habría tenido despejado el camino hacia su gran objetivo estratégico: el frente oriental y la derrota total de la Unión Soviética. El curso de la Segunda Guerra Mundial habría sido otro, y otra la historia del siglo XX.
P
La trama histórica de la novela está muy bien acotada, pero ¿qué punto de conexión tiene en la narración con la trama de ficción?
R.-
Me interesaba mostrar ese otro Madrid auténtico, la ciudad que apenas se había recuperado de tres años de guerra y asedio, y que sobrevivía entre el hambre, la represión y la pobreza. Obviamente, los duques de Windsor desconocieron ese Madrid, que, paradójicamente, era más real que cualquier otro.
La ficción, por otra parte, me permitía cubrir los ángulos muertos de un relato histórico del que todavía se desconocen todos los elementos, y, por último, me interesaba humanizar la historia, no presentar únicamente la visita de los duques como un juego diplomático.
P
Ensamblar en una misma obra ficción e historia no es nada convencional ni nada fácil. Ensamblar la historia con la literatura es una hazaña con la que muchos no se atreven ¿qué ventajas o privilegios ofrece al lector esta simbiosis, o cuál fue el motivo de elegir la ficción histórica para tu primera novela?
R.-
Básicamente, es una elección de estilo. Siempre he pensado que la literatura no admite bien la catalogación cerrada de los géneros. O es novela o es crónica o es ensayo. Puede ser, pero también es lícito cruzar fronteras literarias y establecer que la ficción y la no ficción pueden convivir, y de hecho, enriquecer el relato de los hechos. No sé si Conspiración en Madrid es una novela histórica, pero he tratado de unir dos realidades: el rigor de los hechos históricos y la veracidad de la ficción. Ahora, el lector es quien debe juzgar.
Coral Bravo es Doctora en Filología