dissabte, 22 de gener del 2022

AQUÍ NO PASA NADA, las secuelas amargas del franquismo. Jehanne van Woerkom.

www.jehannevanwoerkom.nl 














Ulisses en el fang. Poesía. Jaume Grau Casas.

 https://humanidadesdigital


Ulisses en el fang. Poesia. Jaume Grau Casas.

Ficha

Título

Ulisses en el fang. Poesía. Jaume Grau Casas

Autor

Grau, Jordi

Fecha de creación

2014

Materia

Guerra Civil
Exilio
Campos de concentración

Resumen

Libro inédito, excepto el primer poema de su abuelo el esperantista, escrito en los campos de concentración franceses donde estuvo recluido durante cinco años y ocho meses. El blog tiene como propósito mostrar los escritos de su abuelo republicano.

Cobertura espacial

Nacional

Relación

Memoria Repressió Franquista

Fuente

Archivos privados

Tipo

Privada: personal

Tipo de recurso

Sitio web

Colecciones

La Blogosfera de la Historia y la Memoria

Fecha de validez

23/06/2016

Servicio

Función Divulgativa
Función Reivindicativa

Etiquetas

Biografías
Campos de concentración
Cárceles
Víctimas del Franquismo

Conjuntos de fichas

divendres, 21 de gener del 2022

'Comunistas contra Franco', en el Alcázar.

 https://www.latribunadetoledo.es/Noticia/ZAE39761C-E33F-862A-2FB5081F5E1956DA/202201/Comunistas-contra-Franco-en-el-Alcazar


J. Monroy
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Los afiliados al PCE son los protagonistas de un volumen publicado con motivo del centenario del Partido, que mañana presentan en Toledo sus autores, junto a Yenia Camacho


‘Comunistas contra Franco’, en el Alcázar

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Con motivo del centenario de la fundación del PCE, Mauricio Valiente Ots, Carlos Fernández Rodríguez y Santiago Vega Sombría han puesto la mirada en algunos de los grandes olvidados de la historia, los militantes 'del Partido'. Fruto de su conversación con protagonistas de la Guerra, la lucha en la dictadura, la transición y la democracia, ha surgido el libro 'Comunistas contra Franco', publicado por la editorial Catarata, que se presenta mañana en Toledo, desde las once y media de la mañana, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en un acto que contará con la presencia de Yenia Camacho, activista de la Memoria e hija de Marcelino Camacho y de Josefina Samper.

El volumen, de poco más de 190 páginas, recoge sobre todo testimonios. No habla de un momento concreto, explica Fernández, sino que «hemos intentado dar importancia a la militancia». Tras contextualizar los aconteceres vividos por el PCE desde 1921 hasta la actualidad, el libro habla de los fundamentos y argumentos políticos del Partido, a través de los testimonios siempre de militantes, como el padre de la ministra Yolanda Díaz; Juana Doña; Faustina Romeral, hija del alcalde de Mora fusilado; Antonio Sastre, militante de 99 años; Timoteo Ruiz Jurado; Concha Carretero, que estuvo con las Trece Rosas; Víctor Díaz; José Sandoval; Carlos Álvarez; Marcelino Camacho; Julio Martínez Flores; María Luisa Suárez; Carlos Berzosa, antiguo rector de Complutense; Francisco Martínez, quizás el último guerrillero vivo; y distintos militantes de la actualidad. Allí cuentan sus vivencias, reivindicaciones o protestas en las disientas fases de la historia. «Lo principal son los testimonios y su militancia, porque este Partido va de la mano de su militancia», apunta Fernández, para quien el libro «crónica de esa militancia, su identidad y su cultura política», en realidad, ha ido más allá de su título, porque llega incluso a la actualidad.

El PCE es para el historiador no solo el principal partido en la lucha contra Franco. Aquí destaca la disciplina de sus militantes, «con una serie de mitos y referencias». Puede ser que fuera una militancia muy diversa y heterogénea, «pero con unos luchadores dogmáticos, revolucionarios, que a pesar de haber sido detenidos, torturados, encarcelados y luego asesinados en casos, han mantenido su actitud». Tampoco se olvida del importante papel de las mujeres en las distintas reestructuraciones del PCE, todo ello, en un periodo de clandestinidad e ilegalidad, en el que caen miles de comunistas en la represión. Mientras tanto, la divulgación en prensa es importante en la calle y en las cárceles. También destaca la «psicosis» contra las traiciones «porque sabes que puedes acabar muy fácilmente torturado y, si sales de esa, con muchos años de cárcel o incluso pena de muerte».

‘Comunistas contra Franco’, en el Alcázar‘Comunistas contra Franco’, en el AlcázarEl libro recoge, por lo tanto, las vivencias de esa «gente de abajo, que formas para los militantes 'el Partido', gente que no hace tanto tiempo que arriesgaban en España su libertad, su integridad física e incluso su vida por sus ideas». «Fueron héroes y heroínas anónimos, y gracias a su lucha por la democracia, las libertades y la justicia social, hoy nuestras vidas no son tan duras como las que ellos vivieron», explica Fernández.

Pero el volumen no solo se para en la lucha de los años cuarenta y el movimiento guerrillero. Se aproxima al nuevo movimiento obrero de los años cincuenta, con la lucha de las Comisiones Obreras. Fue la época del cambio de políticas del PCE hacia la reconciliación nacional. En 1956 hubo un paradigma de cambio generacional, con cambios en la universidad, por ejemplo. Hubo una desobediencia generacional, porque muchos líderes estudiantiles eran hijos de los que habían ganado la Guerra. Y también llegaron los intelectuales, aunque la clase obrera seguía siendo lo más importante. En los sesenta fueron llegando huelgas en Asturias. En el 63, se produjo el asesinato de Julián Grimau, que atrajo todavía a más gente al PCE, porque vieron que se oponía a la dictadura y pedía un cambio de régimen. En los setenta, el movimiento social de izquierdas se diversifica, también están los abogados laboralistas y un importante movimiento feminista.

En el 77, llega la euforia de la legalización del PCE. Aunque el desastre de las elecciones del 82 es ve dentro del partido como una injusticia histórica con el principal partido de oposición al franquismo, con miles de represaliados. A pesar de ello, siguieron las reivindicaciones y huelgas. Nació IUcon Anguita y hubo movimientos vecinales y Lgtbi, «en todos esos movimientos, el PCE se sigue manifestando y sigue estando presente».

‘Comunistas contra Franco’, en el Alcázar‘Comunistas contra Franco’, en el AlcázarLos autores. Mauricio Valiente Ots es doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y abogado de derechos humanos especializado en asuntos de extranjería. Ha sido coordinador de los servicios jurídicos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid entre 2015 y 2019, en el que impulsó las políticas de memoria democrática. En la actualidad es responsable de las actividades para la conmemoración del centenario del PCE.

Santiago Vega Sombría es profesor de Historia del IES Diego Velázquez en Torrelodones y de la Universidad Complutense de Madrid. Investigador y divulgador, con exposiciones y documentales, sobre la II República y la violencia política durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. Entre sus publicaciones: 'De la esperanza a la persecución' (2005) y 'La política del miedo' (2011) con la editorial Crítica y 'Tras las rejas franquistas' (2008) y 'Segovianos al servicio de la República' (2011) con el Ministerio de la Presidencia.

Carlos Fernández Rodríguez es doctor en Historia por la UCM. Su labor de investigación ha sido diversa, destacando la historia de la oposición al franquismo y la historia social en la militancia comunista. Entre sus publicaciones destacan: Madrid clandestino. 'La reestructuración del PCE, 1939-1945' (2002), 'La lucha es tu vida. Retrato de nueve mujeres republicanas combatientes' (2008) y 'Los otros camaradas: El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945)' (2020).

Las víctimas del crucero ‘Baleares’, indignadas con Almeida por recuperar ese nombre para una calle de Madrid.

 https://elpais.com/espana/2022-01-21/las-victimas-del-crucero-baleares-indignadas-con-la-decision-del-alcalde-de-madrid.html


Los protagonistas de La Desbandá luchan contra el revisionismo sobre el bombardeo a los civiles que en 1937 huyeron del cerco franquista por la carretera de Málaga a Almería



Huida de civiles, en febrero de 1937, hacia Almería tras la caída de Málaga.
Huida de civiles, en febrero de 1937, hacia Almería tras la caída de Málaga.


Eva Saiz
Sevilla - 

En la Asociación La Desbandá se ultiman los preparativos para recorrer los 240 kilómetros que separan por la costa Málaga y Almería. La misma ruta que hace 85 años, en febrero de 1937, anduvieron 300.000 personas y en la que perdieron la vida alrededor de 6.000 civiles bombardeados por tierra, mar y aire por las tropas franquistas y sus aliados internacionales. Esa carretera de la muerte y lo que allí pasó quedaron sepultados por el silencio impuesto por la dictadura. La asociación lleva desde 2017 repitiendo la ruta para homenajear a los supervivientes y a las víctimas, rescatar del olvido una de las mayores tragedias de la Guerra Civil y exigir reparación.

En esa tarea de memoria, la asociación se ha encontrado con la decisión del Ayuntamiento de Madrid de recuperar el nombre de Crucero Baleares en una de sus calles. “Es una burla para las víctimas”, señala Rafael Morales, presidente de la asociación. El crucero Baleares fue uno de los barcos que bombardearon a los civiles que entre el 7 y el 12 de febrero de 1937 emprendieron la huida de Málaga por la carretera de Almería tras la toma de la capital malagueña por los sublevados.

Luisa Vecino tenía cuatro meses cuando las bombas empezaron a caer sobre Adra (Almería). Sus padres la cogieron en brazos y se sumaron a la diáspora que venía desde Málaga. “Era una carnicería, una matanza absoluta”, dice Luisa que le contó su madre. La rabia le enreda las palabras cuando cuenta cómo se siente al saber que Madrid ha recuperado el nombre de crucero Baleares. ”Me enfurece, no puedo comprender que en tantos años no se hayan eliminado estas ideas y que las impulsen gente que está en los gobiernos”.

Refugiadas con sus hijos durante la huida de Málaga a Almería. /
LA HUELLA SOLIDARIA (CENTRO ANDALUZ DE LA FOTOGRAFÍA)
Refugiadas con sus hijos durante la huida de Málaga a Almería. / LA HUELLA SOLIDARIA (CENTRO ANDALUZ DE LA FOTOGRAFÍA)

“Cuando en verano conocimos la intención del Ayuntamiento de Madrid remitimos una denuncia formal alegando que iba en contra de la ley de memoria”, explica Morales. El Consistorio gobernado por el popular José Luis Martínez-Almeida respondió que estaba cumpliendo con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que daba la razón a Vox. La asociación de Morales trató, en vano, de que el Ayuntamiento de Málaga, también del PP, se pronunciara en contra. Tampoco lo ha hecho el consejero de Presidencia y portavoz de la Junta de Andalucía, el malagueño Elías Bendodo.

El Ayuntamiento de la capital les explicó que la calle honraba también a los tripulantes del Baleares que fallecieron cuando fue bombardeado en marzo de 1938 por una escuadra republicana, porque “ellos también eran víctimas”. “Aunque ciertamente su marinería pereció en su hundimiento [fallecieron 768 personas], no es menos cierto que fue uno de los causantes del sufrimiento de los protagonistas de La Desbandá, por lo que hubiera sido más justo evitar el agravio comparativo y el incumplimiento del artículo 15 sobre símbolos y monumentos públicos que recoge la ley de memoria”, señala el arqueólogo e investigador Andrés Fernández, coautor del libro 1937: Éxodo Málaga-Almería. Fernández recuerda que, desde 1938, se celebraron funerales y desfiles por los considerados “mártires de la traición”.

De La Desbandá se sabe muy poco. Las fotos que tomó el médico canadiense Norman Bethune son el único testimonio gráfico que atestigua la huida. Precisamente, fue Bethune quien metió a Luisa y a su madre en una furgoneta y las evacuó hasta Almería. Mucho después, cuando Luisa estaba leyendo El bisturí y la espada, supo que el médico protagonista era Bethune. “Le dije: ‘Mamá, aquí se cuenta tu historia, la del doctor que te ayudó”, recuerda emocionada.

Buena parte del relato de lo ocurrido en La Desbandá se ha reconstruido gracias al testimonio oral de los supervivientes, como Luisa. Para acallar las últimas voces que incluso niegan ese éxodo, Morales ha organizado el Congreso Internacional de La Desbandá, para “seguir investigando lo que ocurrió, dónde y por qué”.

Placa de la calle del Crucero Baleares, en Madrid.
Placa de la calle del Crucero Baleares, en Madrid.VÍCTOR SAINZ

Los primeros recuerdos de Luisa son las seis baldosas en las que su padre, preso desde 1939 en Almería, se turnaba para dormir con sus compañeros de celda. Él salió de la cárcel en 1944 y murió de un infarto en 1947. Un año después, antes de partir para Milán con su madre tuvieron que visitar al cónsul italiano. “Tenía un cuadro de Mussolini. Era normal, entonces gobernaba Franco y eran fascistas, pero ahora no puedo entender que se mantengan esos símbolos”, se revuelve.

La asociación retomará la ruta de La Desbandá el 3 de febrero. Luisa cree que sus recuerdos son “una gota que cae en un mar que está envenenado”, pero valora el esfuerzo de la asociación que cada año invita a supervivientes como ella para rememorar el pasado con el ansia de que su memoria perdure más que una placa en la pared de una calle.

SOBRE LA FIRMA

Eva Saiz

Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.




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Cuando Hitler y Franco fracasaron en su intento de cazar al primer lehendakari

 https://www.eldiario.es/sociedad/hitler-franco-fracasaron-cazar-primer-lehendakari_1_8673842.html


Documento belga de junio de 1940. Es, muy probablemente, la primera vez en la que Aguirre firmó con su falsa identidad: José Andrés Álvarez Latra.


Mayo de 1941. El panameño José Andrés Álvarez contempla en silencio las banderas con la cruz gamada que adornan la estación de Friedrichstrasse, en pleno corazón de Berlín. A su alrededor se mueve una bulliciosa multitud de civiles y de jóvenes sonrientes, vestidos con el uniforme de la Wehrmacht. Intentando aparentar una tranquilidad que se le escapa por momentos, el hombre recorre el andén confiando en que su aspecto físico, en las antípodas del modelo ario, no llame la atención de algún agente de la Gestapo. Aunque tiene en su bolsillo el pasaporte de Panamá, sabe que la policía política del Reich podría descubrir su verdadera identidad.

"Los supervivientes españoles de los campos nazis nos dijeron 'cuéntalo', pero España no lo ha hecho"

"Los supervivientes españoles de los campos nazis nos dijeron 'cuéntalo', pero España no lo ha hecho"

Él está en el punto de mira de Franco, que ha implicado en su cacería a su principal aliado internacional, Adolf Hitler. Y todo porque él no es un evadido cualquiera. Él tuvo que escapar de Bilbao, de Santander y de Catalunya ante las sucesivas ofensivas de las tropas franquistas. Él se refugió en Francia y en Bélgica hasta que los soldados alemanes la invadieron en mayo de 1940 y se vio forzado a emprender su última y más épica fuga. Él no es panameño ni se llama José Andrés. Él es José Antonio Aguirre, el primer lehendakari de la historia. 

¿Cómo y por qué se metió Aguirre en esa boca del lobo que era Berlín en 1941? ¿De qué manera logró atravesar buena parte de la Europa controlada por el III Reich mientras las policías franquista y nazi le pisaban los talones? A estas y otras muchas preguntas responde el historiador alemán Ingo Niebel en su último libro: A la caza del primer lehendakari; Franco, Hitler y la persecución europea del primer presidente vasco (Ediciones B, SineQuaNon, 2022).

Nacido en Colonia, Niebel es un gran conocedor de la realidad histórica española en general y vasca en particular. "Tenía nueve años cuando, en 1975, mis padres, alemanes los dos, decidieron que pasaríamos por primera vez las vacaciones de verano en Gernika —explica el historiador a elDiario.es—. Antes de partir de Colonia, mi padre me dijo: 'Quiero que sepas que Gernika fue destruida y que lo hicieron los alemanes". Sus palabras me sorprendieron porque rompió el gran tema tabú de la familia: el nazismo y la guerra. Le pedí un libro, en alemán y con fotos, sobre el bombardeo. Me respondió que no había ninguno. Así fui consciente de que iba a veranear en una ciudad extranjera destruida por alemanes y de cuyo bombardeo se sabía muy poco. Años más tarde supe convertir esa curiosidad infantil en interés académico y científico".

Perseguido por la Gestapo y por la policía franquista

Niebel ha manejado en su investigación documentos hasta ahora inéditos como los que guardaba en su archivo personal Manuel de Ynchausti, la persona que financió la fuga de Aguirre. Gracias a ellos ha reconstruido el recorrido europeo del primer lehendakari. Un recorrido que empezó a pie, en Bélgica, en medio de un virulento bombardeo de la Luftwaffe. "Conseguimos recoger a las mujeres y a los niños, que se habían puesto a correr enloquecidos por el pánico, obligándoles a refugiarse bajo los árboles", relató Aguirre en su diario, citado por Niebel. 

El historiador detalla minuciosamente el periplo del lehendakari, al que acompañaban amigos y buena parte de su familia, por un continente en guerra. El grupo fue testigo de la batalla de Dunkerque; testigo y víctima ya que en uno de los bombardeos alemanes dos de sus hermanas resultaron heridas y falleció uno de sus colaboradores.

Cuando Hitler consumó la ocupación de toda Europa occidental, Aguirre tuvo que separarse de su familia, destruir su documentación y quemar la ropa en la que estaban bordadas sus iniciales. El presidente vasco se dejó bigote, se compró unas gafas "de 10 francos" y, gracias a un diplomático panameño, logró un pasaporte que le confirió una falsa identidad. Comenzaba la segunda etapa de una huida que le llevaría hasta Berlín.

"El presidente vasco tenía de su lado a diplomáticos latinoamericanos y a un amigo millonario en EEUU —apunta Niebel—; en su contra, dos dictaduras con sendos aparatos represivos cuyos tentáculos llegaban hasta el exilio republicano y vasco". Con la Gestapo y la policía franquista siguiendo sus pasos, Aguirre permaneció meses escondido en diversas ciudades de Bélgica y de Alemania. Finalmente logró un visado sueco que le sirvió de verdadero salvoconducto frente a una muerte segura. Con él llegó a la Suecia neutral desde la que pudo embarcar hacia Brasil.

La odisea de Aguirre, abogado católico y nacionalista vasco, fue mucho más que una mera lucha por la supervivencia. El lehendakari creía que si lograba escapar demostraría que el nazismo no era invencible. "Pensaba que el mundo democrático necesitaba obtener una pequeña victoria en su lucha contra la ideología fascista que, desde 1939, no cesaba de triunfar en todos los frentes", resume Niebel. El historiador desmonta en su obra la tesis, poco aceptada pero persistente, de que Aguirre pudo haber sido cómplice de los nazis hasta el punto de negociar políticamente con ellos: "No existe ninguna base documental que sostenga dichas afirmaciones. Algunas de ellas las considero productos de la postverdad neofranquista. Si los alemanes hubieran detenido a Aguirre en 1940 o 1941 le hubieran entregado a España como hicieron con Companys". 

Franco, aprendiz y cómplice de Hitler

La epopeya de Aguirre obliga y, a la vez, permite a Niebel describir la forma en la que Franco y Hitler colaboraron en la persecución y represión de sus adversarios políticos e ideológicos. El dictador español vio en la ocupación alemana de Europa occidental la oportunidad perfecta para capturar a los dirigentes republicanos que se habían refugiado en Francia y, de paso, castigar a las decenas de miles exiliados españoles que huyeron al país vecino tras su victoria. Mientras el lehendakari lograba permanecer escondido, las fuerzas policiales españolas, alemanas y francesas colaboracionistas capturaban a personajes tan relevantes como el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, el ministro Julián Zugazagoitia o, años más tarde, el expresidente del Gobierno, Francisco Largo Caballero. Niebel aporta numerosos detalles de esa enorme cacería política que terminó con la ejecución sumarísima de algunas de las víctimas. 

Paralelamente, Hitler no paró de ayudar a Franco a perfeccionar su sistema represivo. Niebel revela suculentos detalles de la visita que el director general de la Seguridad franquista, José Finat y Escrivá de Romaní, realizó a Berlín en agosto de 1940. En ella recorrió el campo de concentración nazi de Sachsenhausen y tuvo ocasión de ver la enfermería, los barracones y los lugares donde los deportados trabajaban en condiciones infrahumanas: "Himmler dedicó personalmente todo un día en Sachsenhausen para mostrarle a Finat cómo funcionaba su sistema de campos —afirma Niebel—. Después le enseñó el corazón de su sistema represivo. Lugares como el cuartel general de la Kripo (Kriminalpolizei), la Academia de Oficiales de la Policía y la Escuela Técnica de la Policía". El Völkischer Beobachter, órgano de propaganda del partido nazi, resumió así el resultado de esa visita: "La minuciosidad y la metodología de las completas experiencias criminalísticas han dado muchas inspiraciones a los huéspedes españoles".

El historiador concede también mucha importancia a la visita a Berlín, un mes después, de Ramón Serrano Suñer, ministro de la Gobernación y cuñado de Franco: "Himmler le explicó con detalle los principales métodos para controlar a la sociedad: fichar a todos, especialmente a los «enemigos» para, si se convertían en un peligro real, encerrarles y matarles trabajando en un campo, sacándoles de paso un rendimiento económico".

Una de las consecuencias más terribles de este viaje de Serrano Suñer fue la orden cursada por la Oficina de Seguridad del Reich (RSHA) mientras el dirigente franquista aún se encontraba en la capital alemana. En ella se pidió a la Gestapo que localizara a los miles de españoles cautivos en campos de prisioneros de guerra y los trasladara al letal campo de concentración de Mauthausen.

Niebel reproduce la comunicación interna en la que el comandante general SS, Heinrich Müller, explica el motivo que le llevó a firmar dicha orden: "El Gobierno español no se interesa por los combatientes rojoespañoles que actualmente se hallan en Francia y solo quiere que se le entreguen a aquellas personas que se menciona en una lista que se ha mandado hasta aquí". 

Niebel espera que esta obra arroje más luz sobre nuestra historia reciente. Como historiador, como alemán y como conocedor de la realidad española pasada y presente, considera que nuestra "desmemoria histórica" tiene su origen en la Transición: "Estuvo marcada por diferentes violencias políticas, garantizó los privilegios de las élites del sistema anterior y conservó los principales valores del Estado franquista: nación, unidad y el papel «protector» de las Fuerzas Armadas".

"A diferencia de Alemania, la Ley de Amnistía de 1977 evitó que el franquismo tuviera su Núremberg. Por eso su impunidad y la apología son caras de la misma moneda. La anomalía es esta ley. Dado que ni Franco ni nadie ha tenido que rendir cuentas por los crímenes cometidos entre 1936 y 1978 se sigue 'como siempre". Esta actitud no permite aprender del pasado, blanquea métodos e ideas criminales de entonces, los eterniza, y evita así hacer los cambios que cualquier sociedad y Estado han de realizar para adaptarse a las nuevas circunstancias", remata.