dissabte, 2 de desembre del 2023

Equidistancia, revisionismo, negacionismo. El movimiento memorialista democrático frente a la memoria antidemocrática

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Los sectores reaccionarios y filofascistas que impulsan la memoria antidemocrática tienen muy claro que quien controla la interpretación de un pasado reciente y aún vivo domina también los comportamientos sociales y políticos del presente
Equidistancia, revisionismo, negacionismo. El movimiento memorialista democrático frente a la memoria antidemocráticaExhumación por la ARMH de una fosa en Tejedo del Sil (El Bierzo) | Archivo fotográfico Foro Cultural Provincia de El Bierzo (FCPB) /CC BY-SA 4.0

A punto de entrar en el segundo cuarto del siglo XXI, el movimiento memorialista en el conjunto del Estado se encuentra —con notables diferencias territoriales en función del poder autonómico— ante un panorama sociopolítico e ideológico cargado de presiones y amenazas a todo lo que supone la memoria democrática, que provienen de poderosos sectores mediáticos, culturales, políticos y sociales, pero que también tienen que ver con una cierta desorientación y agotamiento interno en cuanto a las líneas estratégicas y la capacidad de respuesta que deben marcar las reivindicaciones memorialistas en este tiempo incierto que se abre ante nosotros. Desde el punto de vista de la coyuntura, el cambio de ciclo político en Europa y en España está determinando la reducción y en algunos casos la desaparición de políticas públicas activas en el campo de la memoria democrática, sustituidas por ese constructo vacuo y engañoso denominado “memoria de la concordia”, basada en la reivindicación de la equidistancia entre víctimas y victimarios (en consecuencia no hay culpables o todos fuimos culpables) y en la restauración pública de viejos mitos del franquismo.

Este difícil contexto político-ideológico se proyecta de modo dialéctico sobre las propias condiciones y dinámicas internas de asociaciones y foros memorialistas agudizando los problemas que desde hace algún tiempo vienen manifestándose: débil apoyo social, ensimismamiento del discurso en las bases propias ya convencidas pero con insuficiente proyección “hacia afuera”, escasa incorporación de las nuevas generaciones al movimiento memorialista, cierto radicalismo verbal que encubre la necesidad de acometer una sosegada reflexión sobre el nuevo horizonte que se nos presenta y las consiguientes estrategias para abrirnos a la ciudadanía y seguir vivos en este largo proceso de la “batalla por las memorias” tal y como lo llamó Julio Aróstegui.

LA EQUIDISTANCIA

El componente que más ha marcado el sentido de la memoria colectiva de varias generaciones de españoles ha sido la equidistancia, entendida como una visión de la guerra de España (del golpe y de la dictadura no se habla) que iguala y confunde en un constructo genérico y ahistórico de “españoles fraticidas” tanto a los que se sublevaron armados contra la Segunda República como a los que cumplieron el deber cívico de defenderla como régimen legal y democrático. La base jurídico-política de esta enraizada forma de malentender nuestro pasado reciente se encuentra en la Ley de Amnistía de 1977, especialmente en su artículo segundo, cuya formulación jurídica que iguala en el perdón y en el olvido a los luchadores antifranquistas y a los esbirros de la dictadura, agravada por la interpretación sesgada y reaccionaria que el Tribunal Supremo ha hecho de ella en repetidas ocasiones para frenar cualquier intento de atender las peticiones de justicia demandada por las víctimas del franquismo, constituye uno de los rasgos intocables de la “cultura política” de la Transición, hasta el punto de no haber sido derogada en ninguna de las dos leyes estatales de Memoria que ha promulgado el actual estado monárquico-parlamentario.

La influencia de la interpretación equidistante del periodo comprendido entre 1931 y 1978 en la memoria colectiva de la ciudadanía española fue y sigue siendo muy potente, y sus efectos sobre la relativa debilidad sociológica del asociacionismo memorialista —si lo comparamos con otras áreas reivindicativas como el movimiento feminista o de defensa del medio ambiente— parecen indiscutibles. Otro efecto perverso consiste en lo que podríamos llamar la impunidad electoral de los dirigentes políticos de la derecha que son conscientes de que no les va a costar ni un solo voto suspender las políticas públicas de memoria democrática en autonomías y localidades e incluso revertir algunas de sus conquistas, como el cambio de nombres franquistas de calles y espacios públicos.

Las exhumaciones de fosas del franquismo se realizan actualmente por parte de las instituciones en este marco interpretativo, lo que impide la consecución real de los derechos de verdad, justicia y reparación. A partir de una práctica técnico-arqueológica y una visión humanitaria y despolitizada, la idea central que mucha gente asume consiste en que todos mataron y murieron, pero unos están bien enterrados (los que vencieron) y otros —los perdedores— se encuentran mal sepultados por lo que procede igualarlos a todos en una digna sepultura. El empeño de parte del movimiento memorialista y de familiares en exigir jueces y verdad a la hora de exhumar, no puede compensar esta visión dominante que surge del propio Estado.

REVISIONISMO Y NEGACIONISMO

Los intentos de reinterpretar en un sentido reaccionario el contexto y las causas de los grandes conflictos bélicos o revolucionarios del mundo actual no son privativos de nuestro país y se sustentan en la teoría política neoconservadora y antimarxista que desde los años 80 elabora la noción de “violencia política”, para englobar en una sola visión indistinta cualquier manifestación de violencia sin distinguir la razón moral y las condiciones de clase que diferencian a opresores y oprimidos, sean estos grupos sociales o Estados sometidos al imperialismo.

Proyectado al caso español, el uso defensivo de la fuerza por parte del Estado republicano es equiparable a la sublevación militar y el plan de exterminio programado a partir de los bandos de guerra, o la huelga general revolucionaria de Octubre de 1934 equivale al golpe militar franquista, afirmación delirante que es defendida sin rubor por publicistas que se llaman a sí mismos historiadores. Algo parecido ocurre con el negacionismo, tercera pata de la memoria blanqueadora del golpismo y del franquismo, junto con la equidistancia y el revisionismo.

Aplicado a la Segunda Guerra Mundial, ha servido para ocultar durante décadas el genocidio perpetrado en los campos de exterminio nazis, o para minimizar el papel de la Wermacht en el menos conocido pero aún más extenso genocidio contra la población eslava en la Unión Soviética. En España, el ejercicio más sostenido y grave por las profundas consecuencias que sigue teniendo en la memoria colectiva tiene que ver con la minusvaloración, ocultación o negación del golpe de Estado militar contra la Segunda República, incluso a nivel académico y educativo, así como en minimizar o negar las cifras y las consecuencias de la violencia franquista.

¿QUÉ HACER? EL MOVIMIENTO MEMORIALISTA ANTE UN DEBATE NECESARIO

Equidistancia, revisionismo y negacionismo no constituyen memorias separadas sino que conforman reforzándose mutuamente una extendida y socialmente hegemónica memoria colectiva que niega a la ciudadanía española el Derecho a la Verdad, proclamado como derecho humano el 21 de diciembre de 2010 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

No es sólo una cuestión que afecta a la forma colectiva de entender nuestro pasado. Los sectores reaccionarios y filofascistas que impulsan la memoria antidemocrática tienen muy claro que quien controla la interpretación de un pasado reciente y aún vivo domina también los comportamientos sociales y políticos del presente, como resulta evidente en el apego de las nuevas generaciones a ideologías ultraconservadoras o en el rechazo de cierta parte de la población a la alternativa republicana a partir del mito franquista que marca el periodo republicano como guerracivilista y conflictivo.

Como respuesta colectiva a este posicionamiento cultural de la derecha y la ultraderecha, deberíamos quizás plantearnos la necesidad de reforzar la dimensión y el alcance del relato antifascista, democrático y fundamentado en la verdad histórica como un eje central de la memoria democrática, cómo una trinchera del “no pasarán” frente a las falsedades pseudohistóricas tardofranquistas, el blanqueamiento de la dictadura o la recuperación de siniestros sembradores de violencia como Millan Astray o José María Pemán. Para ello, algunas vías podrían ser:

  • Superar el localismo asociativo, impulsando plataformas por la memoria democrática de carácter provincial o autonómico, que permitan la difusión y el uso en red de publicaciones, documentales, material didáctico, exposiciones… que muchas veces se encuentran infrautilizadas o no salen del ámbito local. Estas plataformas permitirían establecer un espacio de reconocimiento de la base ideológica de la memoria democrática, en torno a cinco planteamientos compartidos: la dimensión antifascista como garantía de no repetición; la memoria de la lucha y resistencia popular, no solo de la represión y del dolor; el carácter político (no partidista) de los hechos denunciados y de las reivindicaciones memorialistas; la relación (no identificación) con el movimiento republicano, desde el punto de vista de la reivindicación histórica de lo que supuso la Segunda República; por último la exigencia de unas exhumaciones con verdad y justicia, esto es, con presencia judicial y participación ciudadana.
  • Exigir a los representantes de la izquierda que ocupan parcelas de poder en las diferentes administraciones un mayor compromiso institucional con la visibilización y difusión de los contenidos vinculados al derecho a la verdad. Sobre todo en el ámbito local, el más próximo a las víctimas del franquismo y a la vez aquel en el que la izquierda mantiene mayores cuotas de poder, es preciso elevar el nivel de compromiso en cuestiones como el mantenimiento de Memoriales, Lugares y Senderos de Memoria, la erradicación total de cualquier vestigio de nomenclatura o simbología franquista y el apoyo a expresiones culturales que fundamenten y sostengan el relato democrático.

Muchas más iniciativas son posibles para enfrentarse al ascenso de la memoria antidemocrática, que supone en última instancia una revictimización de los hombres y mujeres que sufrieron la represión franquista en sus diferentes manifestaciones, desde el exilio y la muerte civil hasta las torturas, la cárcel y la muerte. Abramos pues el debate y, sobre todo, actuemos.

(*) Profesor de historia e investigador

Los trabajadores esclavos del franquismo en el Pirineo navarro: “Se iban secando hasta que morían”

 https://www.tercerainformacion.es/articulo/memoria-historica/01/12/2023/los-trabajadores-esclavos-del-franquismo-en-el-pirineo-navarro-se-iban-secando-hasta-que-morian/


  • Más de 2.000 prisioneros trabajaron de manera forzosa y en condiciones extremas en la construcción de la carretera que une los valles del Roncal y Salazar en el Pirineo navarro; sus familias han presentado la primera querella por trabajos forzados en la dictadura.
Los trabajadores esclavos del franquismo en el Pirineo navarro: “Se iban secando hasta que morían”

Con los ojos llorosos, Agurtzane rememora el tiempo que tardó su padre, Rafael Gorroño, en contarle que fue un trabajador esclavo del franquismo. Fue cuando ella ya era adulta en un viaje que ya habían realizado anteriormente a Roncal (Navarra). Pero esa vez, él le pidió si podían acercarse a Vidángoz, localidad situada en pleno Pirineo navarro a unos 11 kilómetros de Roncal. “Ahí nos empezó a contar que estuvo de prisionero construyendo una carretera”. La historia de Rafael es la de miles de prisioneros del franquismo que fueron utilizados como mano de obra esclava para construir infraestructuras por toda España en condiciones extremas y de explotación. Este viernes una docena de familias han presentado la primera querella por trabajos forzados durante la dictadura.

Unos 15.000 prisioneros trabajaron durante los primeros años de la dictadura franquista en la fortificación de la frontera con Francia con la construcción de cuatro carreteras, así como estructuras defensivas como búnkeres que se colocaron a lo largo de toda la muga. Para ello se utilizaron a prisioneros del bando republicano que se encontraban en campos de concentración y que fueron organizados en batallones. La gran mayoría de ellos eran los conocidos como “desafectos”, personas que no apoyaban el nuevo régimen de Franco, pero que no tenían imputaciones por delitos graves en contra del régimen y, que sin ser juzgadas, fueron utilizadas para estas tareas que se prolongaban durante años, tal y como cuenta el historiador y profesor de la Universidad Pública de Navarra Fernando Mendiola, quien es a su vez autor del libro ’Esclavos del franquismo en el Pirineo’, donde profundiza en la historia de los batallones de trabajadores esclavos durante la dictadura en Navarra.

Es el caso de Juan Manuel Esteban Rico, quien tras combatir en diferentes frentes fue detenido en Vic en diciembre de 1937. Tras pasar por distintas cárceles franquistas y el campo de concentración de Miranda de Ebro, fue trasladado a Vidángoz en julio de 1940 para trabajar en la carretera que une los valles del Roncal y de Salazar en el Pirineo navarro, la Igal-Vidángoz-Roncal, de 17 kilómetros de longitud. “Mi padre me contó que él, dentro de lo que cabe, tuvo suerte; primero por haber sido catalogado como desafecto cuando había sido teniente del bando republicano; y después porque como había cursado estudios de ingeniería de minas le pusieron de encargado de diseñar los barracones y de custodiar las herramientas de trabajo”, explica su hijo Valentín.

Las condiciones en las que trabajaban y vivían eran extremas y precarias, con picos, palas y martillos como único material para picar la piedra y hacer los caminos. Además de estar privados de libertad -estaban continuamente vigilados por soldados armados-, pasaban hambre, frío y dormían hacinados en barracones e incluso tiendas de campaña de tela en pleno Pirineo. “Hombres grandes y fuertes que se iban secando y secando hasta que morían”, explicó a su familia en una carta José Barajas Galindo, uno de los prisioneros. Y añadió: “En ocasiones el compañero con el que dormía al lado, en el mismo camastro, estaba vivo la noche anterior y por la mañana amanecía cadáver”.

“Pasaban mucha hambre, mi padre me contaba como hombres altos y de más de 90 kilos en pocos meses adelgazaban hasta enfermar”, señala Valentín Esteban. “Llegaban a comer hervidos tallos de berzas y otras raíces”, añade Emilio Elizondo, yerno del prisionero Rafael Gorroño. Uno de los testimonios recogidos por el historiador Fernando Mendiola en su libro es Félix, otro de los presos, quien relata: “Desde arriba mirábamos desde la carretera al campamento a ver si había humo; si había, sabíamos que había comida, y si no había humo, ¡otro día que sabíamos que no íbamos a comer!”.

Así, muchos de ellos murieron por enfermedades como la tuberculosis. Otros, intentaron fugarse y fueron fusilados. Pese a que tan solo hay trece muertes registradas de trabajadores en la carretera Igal-Vidángoz-Roncal, se cree que fueron más.

Más allá del hambre y del frío, algo en lo que coinciden los familiares en destacar como una de las principales causas de sufrimiento es la incertidumbre que padecían por no saber cómo estaba su familia y cuánto tiempo tardarían en volver a verles. “La madre de Rafael también había sido prisionera, la habían metido en la cárcel de mujeres de Saturraran, cerca de Ondarroa (Bizkaia). Allí estuvo prisionera hasta 1940 y a los pocos meses falleció. No pudo hablar con ella, ni despedirse”, lamenta su yerno.

Los prisioneros no sabían cuánto tiempo iban a estar en cada lugar y, de hecho eran movidos por diferentes obras. Juan Manuel Esteban Rico fue llevado después a la localidad guipuzcoana de Rentería y, tras ser liberado, lo enviaron a realizar el servicio militar a A Coruña.

“No tienen cuernos ni cola”

Asimismo también era muy duro para ellos, según relatan sus familiares, el aislamiento al que estaban sometidos. Pese a vivir en el pueblo, los vecinos los miraban al principio con recelo debido a la propaganda franquista. “La frase más impresionante que he oído fue preguntarle un niño a su madre si nosotros éramos los ’rojos’, a lo que la madre contestó que sí, y él dijo: ’Pues no tienen cuernos ni cola’”, le contó el prisionero Adenso Dapena al historiador Fernando Mendiola.

Con el paso de los meses la confianza y relación con los vecinos fue en aumento hasta el punto de que les daban ropa y comida. “Mi padre le pedía a mi madre por carta que le mandara jabón para darle a una mujer de Vidángoz que le lavaba la ropa”, explica Valentín Esteban, que añade que incluso uno de los prisioneros se casó con una chica del pueblo, según le contó su padre.

Tras varios años de prisioneros esclavos, los que sobrevivieron y fueron liberados, quedaron “marcados” para el resto de sus vidas y a muchos les costó encontrar trabajo porque en sus expedientes figuraba que eran “desafectos”. Por ello, ahora sus familias piden para ellos justicia y reconocimiento como víctimas de la dictadura..

Fuente: https://www.grupotortuga.com/Los-trabajadores-esclavos-del

Javier Elola, un fiscal general de la República convertido en símbolo de la represión franquista a la carrera judicial

 https://www.eldiario.es/politica/javier-elola-fiscal-general-republica-convertido-simbolo-represion-franquista-carrera-judicial_1_10730091.html


Presentación del libro 'En memoria de Francisco Javier Elola', en la Fiscalía General del Estado.

“Que me sentencie el pueblo, que es para mí el más alto tribunal, si no cumplo con mi deber”. Son las palabras que Francisco Javier Elola (Monforte de Lemos, 1877) pronunció en 1931 en una reunión con compatriotas gallegos en Madrid tras ser nombrado Fiscal General de la República. No se cumplió su voluntad. Ocho años después, a las cinco de la mañana del 12 de mayo de 1939, fue fusilado en el Camp de la Bota de Barcelona tras un simulacro de juicio y sentencia. Antes de morir había dejado por escrito su deseo de que, cuando se restableciera la democracia, se revisara el sumarísimo procedimiento por el que había sido condenado a muerte, según reveló este miércoles en Madrid su nieto Javier Elola durante la presentación de un libro que glosa la vida y obra de su abuelo. 

Esa ansiada revisión judicial nunca llegó a producirse — la nueva ley de memoria sí establece la nulidad de las sentencias y resoluciones de los tribunales franquistas—. Pero 84 años después Elola sí ha recibido, al menos, una suerte de desagravio ante el olvido institucional en la misma sede de la institución que presidió durante apenas tres meses, pues dimitió para ser nombrado magistrado del Tribunal Supremo. La Fiscalía General del Estado acogió la presentación de la obra ‘En memoria de Francisco Javier Elola’ (Tirant Lo Blanch) a la que asistió la fiscal de Sala de Memoria Democrática, Dolores Delgado, y una nutrida representación de jueces, fiscales y otras personalidades del ámbito judicial. 

Su nieto, que nació 12 años después de su fusilamiento, puso en valor actos como este que, a su juicio, “son un tránsito obligado para una verdadera reconciliación entre los españoles”. “Este acto no es sólo de reconocimiento y de justicia, también nos une a todos”, dijo Javier Elola, que acabó su intervención con una proclama a favor de “la España democrática e inclusiva” y logró poner en pie a toda la sala en un largo aplauso. 

Durante casi dos horas, diferentes intervinientes glosaron la figura de Elola, que también fue juez y político. Y, de hecho, compatibilizó ambas tareas. Cosas de la época. Fue elegido diputado a Cortes Constituyentes en junio de 1931 por el partido radical de Alejandro Lerroux, de carácter republicano, anticlerical y anticatalanista. En 1933, coincidiendo con el giro derechista de esa formación, Elola pasó a ser diputado republicano independiente, según recuerda en el libro el fiscal César Estirado, coordinador de la obra.  

Estirado definió a Elola como un “auténtico intelectual” y destacó sus aportaciones en todos los ámbitos jurisdiccionales. Recordó, por ejemplo, sus decisiones impidiendo los desahucios de los inquilinos que no podían hacer frente al pago de las rentas o a la subida anual que quería establecer el propietario. El libro recuerda que incluso falló en contra de un casero hidrófobo al que recordó que el acto de bañarse no podía ser motivo de sanciones contra su inquilino.

A pesar de sus ideas conservadoras también sorprendían sus sentencias “transgresoras para la época”, sobre todo las relativas a las mujeres y las clases menos pudientes, explicó la historiadora María Torres, que dijo que “la memoria es la única alternativa al silencio impuesto” y aludió al “compromiso moral de no olvidar”. “La intolerancia amenaza a las minorías, a los refugiados...”, aseveró.

La fiscal de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática, Dolores Delgado, destacó la “sólida formación y pensamiento” de Elola que, dijo, “fue ejecutado por la única razón de ser un juez, leal y cumplidor de la legalidad”. Destacó de él su “extraordinaria formación, de pensamiento y de obra”. Y dijo que “forma parte de un innumerable grupo de hombres y mujeres que por sí solos constituyen un sello de calidad como país, que merecen un reconocimiento y un homenaje”. 

Delgado destacó también el hecho de que Elola, en su momento, ya alertaba “contra la oligarquía judicial y el gobierno de los jueces” y decía que los jueces también debían ser “sometidos a la soberanía popular”. De hecho, el libro recoge como en sus intervenciones parlamentarias siempre defendió una modernización y renovación del Poder Judicial, alejado de toda inercia corporativista. “Palabras éstas sobrecogedoras por su carácter premonitorio”, sostiene el fiscal Estirado en el prólogo. 

Sumario contra Fanjul

Elola llegó a ser instructor del sumario contra el general Joaquín Fanjul como el máximo responsable del golpe militar en Madrid. Renunció a ese procedimiento precisamente por no admitir las limitaciones que se le imponían, pues no se le permitía al investigado el uso de todas las pruebas de las que intentaba valerse. “Es un verdadero referente para jueces y fiscales. Tenía muy claro que un juez y un fiscal tenía que atenerse estrictamente a los hechos y las leyes, sin dejarse interferir por las creencias políticas o la mentalidad de los justiciables. Ojalá muchos se aproximaran a su figura”, añadió Estirado. 

El acto contó también con la intervención del magistrado del Tribunal Constitucional Ramón Sáez, que participa en el libro. “Es un acto de justicia, se trata de reincorporar a nuestra comunidad a quienes fueron violentamente expulsados y, además, negados. El Estado y la Fiscalía tenían una deuda simbólica, cultural y de afecto con él”, afirmó el magistrado, que situó a Elola como “representante” de “un grupo fascinante de juristas de la República que fueron asesinados o murieron en el exilio”, entre los que citó también a Luis Jiménez de Asúa y Felipe Sánchez-Román, entre otros. 

También tomó la palabra el magistrado de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada, que firma otro de los capítulos de la obra. Destacó especialmente su contribución a  la construcción del Poder Judicial en la II República y su preocupación por la autonomía e independencia de los jueces. Asuntos que siguen de total actualidad más de ocho décadas después.

Villar del Arzobispo encuentra dos fosas comunes y dos restos individuales en la exhumación de fusilados por el franquismo

 https://www.eldiario.es/comunitat-valenciana/comarcas/villar-arzobispo-encuentra-fosas-comunes-restos-individuales-exhumacion-fusilados-franquismo_1_10729628.html


Trabajos de exhumación en el cementerio de Villar del Arzobispo.

El Ayuntamiento de Villar del Arzobispo, a instancias de los familiares de las víctimas represaliadas en la 'saca' del 21 de junio de 1939, ha impulsado el desarrollo de una nueva campaña de localización, excavación y exhumación de fosas, esta vez centrada en el cementerio municipal. Según la documentación de la que se dispone en esta 'saca' se incluyeron un total de 12 personas, de ellas cinco de Benaguasil, tres de Riba-roja de Túria, dos de Losa del Obispo y dos de la Pobla de Vallbona, pero los trabajos han hallado más restos que los de esta ejecución.

Los trabajos arqueológicos y antropológicos, que tienen una subvención de la Conselleria de 40.000 euros, están siendo realizados por el equipo de la Asociación Científica de Arqueo Antro, bajo la dirección de Miguel Mezquida Fernández, Alejandro Calpe, Arantxa Jansen Pamblanco y Sandra Mínguez Molina.

Los diferentes indicios orales y documentales señalan la sucesión de fusilamientos ocurridos tanto en las tapias del cementerio como en el antiguo campo de fútbol de la Loma, distante 300 metros al sureste del mismo. Si bien, a nivel documental, no se cuenta con información que señale dónde tuvo lugar la inhumación de las víctimas, son los testimonios orales los que señalan la potencial zona de búsqueda.

Así mismo, algunas fuentes también sitúan en el entorno del cementerio la inhumación de soldados republicanos procedentes del Frente de Levante, del Sector de Andilla, además de un piloto de aviación soviético. A ello se suma el caso del maquis, Adolfo Pastor Jarque, natural de Santa Cruz de Moya, represaliado en 1947 por la guardia civil, quien parece ser que fue inhumado en el antiguo cementerio civil, hoy en día, incorporado al conjunto cementerial.

Con respecto a la existencia de un hospital de campaña en la población de Villar, la documentación estudiada permite precisar que, asociado a este se desplegó el Batallón de Sanidad del XIII cuerpo de ejército. A partir de la documentación conservada, se afirma que al menos un total de cuarenta y dos soldados murieron en el Hospital de Campaña de la población, de los cuales la mayoría se produjeron a consecuencia de la Batalla de Levante en julio de 1938.

Restos encontrados

Los trabajos realizados en esta campaña de noviembre de 2023 han dado como resultado el hallazgo de la inhumación del piloto de aviación de origen soviético, una inhumación individual asociada a un posible combatiente y dos fosas comunes que también se asocian a posibles soldados.

Tras la exhumación del piloto soviético ha sido posible documentar la existencia de politraumatismos tanto en cráneo, húmero derecho, piernas y pies, además de toda una serie de materiales: una estrella roja de cinco puntas bordada en la solapa de una chaqueta; una insignia de solapa de Especialistas en Armamento de la Aviación Republicana de la Guerra Civil Española, hecha por la Asociación de Aviadores de la República en plata y esmalte; los botones de metal de la aviación republicana; una alianza; una pluma estilográfica y una caja de cerillas.

La segunda inhumación individual, se asocia a un posible soldado proveniente del hospital de campaña de Villar. En esta se ha documentado un adulto joven masculino, que presenta un traumatismo peri mortem en el fémur derecho. La extremidad inferior derecha tiene una férula Kramer, un dispositivo metálico que permite la inmovilización temporal de una extremidad, y que se usaba en contexto militar para abordar situaciones de urgencia. El material asociado son botones metálicos relacionados con una chaqueta militar y una mina de lápiz.

Crítica de 'Sobre todo de noche': Amor de madre contra los fascistas

 https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20231130/critica-cine-sobre-todo-noche-ninos-robados-franquismo-95308565

Antoni Benaiges y la historia del maestro republicano ejecutado que necesitaba ser contada

Fotograma de Sobre todo de noche.

Fotograma de Sobre todo de noche. /ACN

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Nando Salvà

'Sobre todo de noche'

Dirección: Víctor Iriarte

Intérpretes: Lola Dueñas, Ana Torrent, Manuel Egozkue, María Vázquez

Año: 2023

Estreno: 1 de diciembre de 2023

★★★★

Apoyado sobre una estructura epistolar, y en permanente movimiento entre géneros como la ‘road movie’, el ‘noir’, el musical, el 'thriller,' el melodrama familiar y el cine de fantasmas, el primer largometraje de Víctor Iriarte aborda el escándalo de los niños robados durante el franquismo con el fin de revisar el relato oficial sobre la Transición.

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Para ello se sirve de tres personajes: una mujer cuyo niño le fue arrebatado al dar a luz dos décadas atrás, la que entonces adoptó al recién nacido sin saber que había sido raptado ni que la madre biológica estaba viva, y el muchacho que es hijo de ambas. Los vínculos que los tres llegan a establecer los llevan a unirse en busca de venganza contra quienes les privaron tanto tiempo de la verdad. 

Derrota del fascismo

Iriarte divide la película en cuatro partes durante las que buena parte de la historia es contada por voces en off, y cuyas escenas funcionan como piezas de un rompecabezas cuyo encaje exige la colaboración del espectador. Entretanto, las alusiones que el director hace al cine de Hitchcock, al de Almodóvar, al de Godard y al de Oliveira no le impiden dejar claros su impecable sentido del ritmo y su capacidad insólita para componer imágenes, para llenar de significado cada plano, cada movimiento y cada mirada, y para convertir un buen número de hallazgos formales en modo de expresión idóneo de un amor a tres bandas cuya fortaleza supone una derrota para el fascismo.