Marlaska estudiará también la posible disolución de las asociaciones que hagan apología de la dictadura con “menosprecio” de las víctimas.
Una de las pocas fotos existentes de Antonio González Pacheco, Billy el Niño, de su época policial.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha ordenado retirar todas las medallas y recompensas recibidas por policías y guardias civiles “que hubieran formado parte del aparato de la dictadura franquista”, en aplicación de la ley de Memoria Democrática. Esta decisión va a suponer la retirada a título póstumo de las condecoraciones otorgadas al miembro de la Brigada Político Social de la policía franquista Antonio González Pacheco, Billy el Niño, acusado de torturas por decenas de represaliados de la dictadura, que falleció en mayo de 2020 por coronavirus. El policía tenía cuatro medallas pensionadas (con dotación económica), una concedida por el Gobierno franquista y las otras tres en los primeros años de la democracia. Hay siete expedientes abiertos para retirar distinciones a otros tantos policías y guardias civiles. Además, Interior va a estudiar la posible “disolución” o la revocación de la declaración de “utilidad pública” a las entidades que hagan apología pública del franquismo “con menosprecio y humillación de la dignidad de sus víctimas o incitación directa o indirecta al odio o violencia”. La nota oficial no menciona ninguna en concreto.
El Gobierno ha puesto en marcha de oficio el proceso para revisar y retirar las condecoraciones y recompensas concedidas no solo a los represores del franquismo sino también a quienes hubiesen “realizado actos incompatibles con los valores democráticos y los principios rectores de protección de los derechos humanos que fija la Constitución Española”. La decisión es consecuencia de la aplicación de la plena entrada en vigor de la ley de Memoria Democrática, que incluyó una disposición adicional casi diseñada para el caso específico de Billy el Niño, como admiten fuentes del ministerio. La orden obliga a revisar historiales de policías, guardias civiles y funcionarios de prisiones, según ha informado Interior en la mañana de este viernes mediante una nota.
Billy el Niño gozó hasta su fallecimiento de distinciones que aumentaban su sueldo de policía jubilado, pese a que hubo varios intentos infructuosos para retirárselas. Ya en 2018, Grande-Marlaska reclamó toda la documentación sobre el policía franquista acusado de torturas y reclamado por la justicia argentina, para ver si era posible retirarle una medalla pensionada concedida en 1977. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) había presentado 263.700 firmas solicitándolo y ya se había dirigido al anterior Gobierno, del PP, con la misma petición. La investigación reveló que no tenía una medalla, sino cuatro.
La primera medalla, con distintivo rojo y un incremento de un 10% en su pensión, se la dio el 20 de julio de 1972 el régimen franquista. La segunda, con distintivo de plata, se la otorgó el Ejecutivo de Adolfo Suárez el 13 de junio de 1977 por la liberación del presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol, y el teniente general Emilio Villaescusa, secuestrados por los GRAPO entre finales de 1976 y principios de 1977. Esta condecoración suponía un incremento de su pensión en un 15%.
La tercera, también roja, es decir, con un incremento en su pensión de un 10%, le fue concedida por Interior el 10 de octubre de 1980. Y la cuarta, de plata, es del 30 de marzo de 1982. En este caso era para toda la Brigada de Información, a la que pertenecía Billy el Niño, y suponía un 15% más en su pensión. El expolicía franquista la reclamó por vía judicial cuando ya disfrutaba de los beneficios de las otras tres medallas, porque pese a formar parte de dicha brigada no se le habían abonado las cantidades aparejadas a la condecoración. Una sentencia judicial le reconoció los efectos económicos de esa medalla el 12 de diciembre de 2010.
Aunque solo estuvo 11 años en la Policía Nacional (salió del cuerpo en 1982), era uno de los hombres más temidos en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, en la madrileña Puerta del Sol, utilizada por el franquismo como un centro de detención. Hay cientos de testimonios de sus víctimas que describen la tortura a la que fueron sometidas.
Desde 1979, los sucesivos ministros del Interior han concedido decenas de miles de condecoraciones a policías y guardias civiles por su trabajo. De ellas, 6.729 llevaban aparejada una gratificación económica vitalicia que fluctúa entre el 10% y el 15% del salario base y trienios que cobrase el agente. Entre ellas están, por ejemplo, las que entregó el Gobierno de Mariano Rajoy a siete integrantes de la llamada brigada patriótica, ahora imputados en el caso Villarejo.