Maestra y su alumnas, Torrubia del Campo,
Cuenca, 1934.
Una de las tres maestras depuradas tras la Guerra. Fotografía : Archivo Histórico de Cuenca |
María
Torres / 16 de febrero de 2013
Los
maestros y maestras fueron el alma de la República. Aquellos maestros y
maestras que transformaban el mundo, sobre todo cuando impartían su enseñanza
en el medio rural, fueron también la columna vertebral del sistema democrático
cuyo objetivo era modernizar el país y para ello había que educar en igualdad,
garantizando el derecho de todos los ciudadanos a una educación pública
gratuita, obligatoria y laica.
Marcelino
Domingo, el primer ministro de Instrucción Pública, radical socialista y
antiguo maestro en el período constituyente, definió la II República como “la
República de los maestros”, y se convirtieron en los funcionarios más importantes
del Estado.
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