Companys recibe a los representantes de la CNT y la FAI
Desde estas páginas y con el interés de avivar la POLÉMICA si es que alguien cree oportuno responderme, voy a dar mi muy subjetivo punto de vista sobre un tema que hoy es actualidad en estos medios, en el momento de cumplirse el 60 aniversario del 19 de julio de 1936 inicio de la Guerra Civil. Mi opinión y escrito, que pienso pueda dar motivo a muchos contrastes y controversias, gira en torno al análisis desde un punto de vista histórico, de si hubo revolución o no el 19 de julio de 1936 en Barcelona. Yo desde mi punto de vista comienzo a opinar que no, y conste que hasta hace poco tiempo había pensado y sostenido lo contrario. Sin embargo, recientes lecturas correspondientes al periodo que he efectuado recientemente, me inducen a hacer un análisis muy diferente de la visión subjetiva de aquellos días que me llevan a la conclusión que el resultado no fue la Revolución con la que generalmente se conoce estas agitadas jornadas, sino algo diferente, para mi una simple colaboración de clases.
Se que este es un tema que puede resultar muy controvertido, que mi escrito, puede ser anatematizado desde muchos sectores, no obstante y como historiador pienso que mi deber, el de mis colegas y el de todos los curiosos e interesados en la cuestión es enriquecer y proseguir el debate, de una situación que al cabo de muchos años sigue en la mayor de las confusiones. Por lo tanto y ya sin más preámbulos he aquí mi tesis para que la rebata quien lo crea conveniente: entre el 19 y 20 de julio de 1936 la insurrección militar en Barcelona es derrotada. En este momento, es obvio que el Estado y sus órganos de poder y coacción la policía, el ejército y la justicia burguesas sufren un colapso. El Gobierno de la Generalitat y su presidente pierden el control de la situación que aparentemente mantenían. Como grandes ejemplos tenemos enormes hogueras con los registros de las propiedades, incendio de iglesias un soporte más del Estado, presos políticos y sociales a la calle, tribunales populares por doquier con poder para ejecutar sentencias, toma de fábricas, el proletariado armado vigilando y controlando la situación, la CNT-FAl el antipoder es el dueño de lo que sucede a todos los niveles en la ciudad de Barcelona. Es entonces cuando se producen dos hechos motivo de este escrito y de mi análisis.
- La noche del 20 al 21 de julio de 1936, se produce el plenario regional de la CNT y la postura que siempre ha sido considerada revolucionaria representada por García Oliver y la comarcal del Baix Llobregat es derrotada contra todo pronóstico. No he podido saber a ciencia cierta qué postura adoptó Durruti, aunque he de suponer que debió alinearse con los llamémosles moderados, y cito a Durruti ya que era el militante con más influencia en aquellos días en la organización y es posible que de haberse puesto del lado de la postura defendida por García Oliver, podía haber decantado la balanza del lado de la célebre frase de «ir a por el todo». No fue así, y en toda la historiografía consultada parece ser que la famosa reunión quedó reducida a una toma de acuerdos. No dudo que importantes por supuesto. como poner en marcha la producción y estar en actitud expectante y vigilante, pero el principal tema el del poder o el antipoder no se trató.
- El 21 de julio de 1936 se accede a la entrevista con Companys. Cuando la representación cenetista llega a la Generalitat son recibidos por la plana mayor de lo que será a la larga la contrarrevolución. Estaban allíCompanys, Comorera y Vidiella. Recordemos que por los confederales asistieron entre otros Durruti, García Oliver, Abad de Santillán, Eroles,Aurelio Fernández, Marianet, etc.
Companys
La numerosa historiografía sobre el tema y la situación relatada por los propios protagonistas en numerosos volúmenes, señala que no se iba con postura concreta alguna, pero está claro que el mandato dado por la calle era lo suficientemente imperativo como para haber ido con claras intenciones y determinaciones. Sin embargo, los halagos y la palabrería de Companys consiguieron su propósito lo más que se consiguió fue la creación delComité Central de Milicias Antifascistas de Catalunya, que tenía que haber sido el único órgano de poder popular mientras se realizaba la Revolución Social y la Guerra al mismo tiempo en Catalunya. Y aunque la CNT-FAI tenían una mayoría relativa en consejeros se acabó por aceptar que incluso algunos partidos de la pequeña burguesía catalanista se incluyeran en el citado organismo y que los que iban a ser principales enemigos en el futuro tuvieran el campo libre, es decir la USC (Unió Socialista de Catalunya) y el PCC (Partit Català Proletari) pues ese día aún no se habían unificado, lo hicieron el 23 de julio de 1936.
Se me puede decir que se colectivizaron fábricas y talleres, el metro, los tranvías, los barberos, los limpiabotas, que se abolieron las propinas y que la industria se puso inmediatamente en marcha para la ingente tarea, pero quien diga esto también ha de saber que al poco tiempo los pequeños talleres y fábricas volvieron a sus propietarios y lo que sí se incautó fueron las grandes fábricas e industrias, pues los propietarios hacía ya algunos días que habían cruzado la frontera y otros desde sus residencias veraniegas se las ingeniaron con elementos traidores a su clase para burlar los controles y ponerse a salvo.
También hemos de tener en cuenta que la pequeña conquista popular representada por el Comité Central de Milicias Antifascistas de Catalunya fue disuelta en el mes de septiembre de 1936 siendo asumidas sus funciones por órganos y organismos dependientes ya de la Generalitat de Catalunya.
En donde si considero que hubo revolución fue en las colectividades agrícolas organizadas en Aragón como consecuencia del avance de las columnas confederales, y en concreto de la
Columna Durruti y de la
Columna Ortiz. Para tal afirmación baso mi tesis en dos puntos:
- Abolición de la propiedad privada
- Abolición del dinero.
Son las dos condiciones básicas e indispensables que se han de dar para poder hablar de Revolución ¿Por qué? La sociedad burguesa capitalista, como no dejaba de serlo la República española de entonces, y las clases privilegiadas y poseedoras fundamentaban y fundamentan su dominio en estos dos ejes: propiedad y dinero. Su desaparición, el caso de las colectividades aragonesas y su economía basada en el cambio e intercambio, con ausencia de intermediarios y del mercado condujo a una estructura económica y social diferente a las habidas hasta entonces y que por sus peculiaridades sí que la catalogo como auténticamente revolucionaria.
Líster
Otro dato que no hay que olvidar referente a este último punto es; cómo, quién y quiénes determinaron el final de dicha experiencia colectivista. Fue Enrique Listergeneral del Ejército de la República, acérrimo comunista quien arremetió a sangre y fuego contra las colectividades. Este bruto obedecía a intereses extranjeros muy concretos que voy a tratar de analizar para poner las cosas en su sitio. Los motivos eran de una parte la necesidad de Stalin de ganar tiempo y de llegar a un acuerdo con los señores de la guerra europeosHitler y Mussolini. España para este personaje no dejaba de ser un país muy lejano con el que se podía comerciar y hacer cualquier tipo de transacción de cara a mejorar la situación de la Unión Soviética en el rompecabezas europeo, recordemos la teoría del «socialismo en un sólo país», la URSS, y cómo luego también entró en este juego de intereses Checoslovaquia.
Alemania e Italia se salieron con la suya ya que la gran hipocresía de las democracias occidentales que deberíamos no olvidar, capitaneadas por Inglaterra y Francia abandonaron la causa de la República Española más por el miedo al contagio revolucionario que tenían sus gobernantes que por satisfacer aHitler o apoyar la causa de Franco. Este es un debe que a todos los ibéricos debe quedarnos en nuestro recuerdo, pues las desgracias sucedidas por muchos de nuestros conciudadanos durante el período 1936-1975 fueron consecuencia de la vergonzosa actitud de estos países que ahora tienen la desvergü̈enza de dar lecciones de democracia.
García Oliver
Por lo tanto, el finalizar con aquella experiencia colectivista y quizás contagiosa era algo que se imponía, siendo imprescindible liquidar lo que los comunistas y gentes de orden dieron en llamar las tribus incontroladas, que sin embargo mientras fueron columnas y milicias guarecieron el frente de Aragón, dando tiempo al que luego fue Ejército regular de la República se organizara en la retaguardia. Al mismo tiempo que esto sucedía en el frente, los dirigentes de la CNT-FAI dieron un nuevo paso en falso, ya que en el momento en que Líster disolvió por la vía militar las citadas colectividades nadie dijo absolutamente nada al respecto. La actuación de los que llamaremos «dirigentes» confederales García Oliver, Montseny, Peiró,Marianet, etc., fue en todo momento una conducta lamentable, hablando de no romper una unidad que en la práctica y en la realidad hacía mucho tiempo que ya no existía.
Pero volvamos a Barcelona que es el objetivo de mi POLÉMICA, opino que entre el 19 y 23 de julio de 1936 hubieron motivos y circunstancias objetivamente favorable para haber llevado adelante un proceso revolucionario, pero no se hizo. El mercado siguió funcionando, y a la larga lo sustituyó el mercado negro, y aunque al principio se tomaron medidas muy progresista porque a la contrarrevolución no le quedaba más remedio, con el paso de los días y el reforzamiento de la Generalitat estas medidas fueron siendo eliminadas como por ejemplo el máximo órgano de poder popular el Comité Central de Milicia Antifascistas de Catalunya, la contrarrevolución estaba ya fortalecida.
Otro considerable error con el que trato de reforzar mis tesis en estas esperanzadoras y confusas fechas del 19 al 23 de julio de 1936, fue el escaso análisis que de la historia hizo el movimiento libertario y la Confederación. La historia, mejor o peor, queramos o no está ahí para algo, por lo menos para analizarla y no caer en los mismos errores, si no se hubiera sido tan sectario con los comunistas se hubiera observado objetivamente la experiencia de los bolcheviques en la Revolución de Octubre cuando Lenin y Trotsky decidieron descargar toda sus fuerzas contra el centro del contrapoder contrarrevolucionario que representaba el Gobierno provisional de Kerensky y ahí se terminó el Gobierno provisional, el Poder no se puede compartir, se ha de destruir o ejercerlo con todas sus consecuencias, porque sino ocurre como en la Alemania de los Consejos obreros de diciembre de 1918 y enero de 1919. Lo espartaquistas, el Partido Comunista Alemán y sus aliados, no liquidaron con la fuerza de las armas como les sugerían y pedían lo marineros de la Flota del Mar Báltico el recién constituido poder republicano de Weimar, siendo barridos y liquidados finalmente por la contrarrevolución militar socialdemócrata representada en los ejércitos del general Noske.
Y un último ejemplo, aunque hay otros, pero este en nuestra línea para lo que pensemos y nos haga reflexionar, qué fue lo ocurrido en el caso de la Comuna de París, que por no adoptar una postura ofensiva contra el poder de Versalles con Thiers como comandante en jefe de la contrarrevolución y extender la lucha a provincias, determinó el fracaso absoluto de la experiencia y algo más inmaterial pero mucho peor la pérdida de una gran oportunidad revolucionaria en la línea del anarquismo más puro. Con la partida de la Columna Durruti el 23 de julio de 1936, se le dio a la contrarrevolución el tiempo y las alas que necesitaba para reorganizarse, lo supo aprovechar y pasó a la ofensiva, primero en la retaguardia y más tarde y ya sin ningún escrúpulo en el frente; el Partit Socialista Unificat de Catalunya la contrarrevolución en marcha hizo y deshizo a su antojo con la aquiescencia no de hecho, pero si por inercia de los dirigentes confederales, más preocupados por mantener una inexistente unidad contra el fascismo cuando ni los objetivos, no los medios, ni lo fines eran los mismos, sin embargo la CNT-FAI se embarcó en una historia que evidentemente no era la suya.
Finalmente hay que decir; porque hay personas que lo piensan, que el cambio de mentalidad y de actitudes de la gente de la Barcelona de aquellos días no es suficiente argumento como para llamarlo Revolución, se puede ser romántico, pero como historiador hay que trabajar con el rigor de los hechos y sus consecuencias, sopesando todos estos puntos que he señalado en la balanza y llegando a la conclusión que lo sucedido en la Barcelona de julio de 1936 no fue una Revolución sino una colaboración de clases dirigida por unos personajes que desde una posición de debilidad supieron tergiversar su realidad objetiva haciendo que los auténticos vencedores terminaran perdiendo hasta su bien más preciado la victoria y la esperanza del proletariado barcelonés.
Publicado en Polémica, n.º 62-63, julio 1996