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Campamento maqui de Tormón, Teruel.
Actualizado Hace 47 minutos
Hasta mucho tiempo después de haberse consumado el triunfo del golpe de estado sobre la república, la guerrilla antifranquista combatió desde los montes contra el framquismo, eran los maquis y allí en los montes pasaron inviernos, veranos y navidades.
Contaba Florián García, quien fuera maqui de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), que en el corazón de la sierra de Albarracín los guerrilleros mantuvieron activo durante dos años un centro de formación militar.
El campamento de la partida de Los Navarejos, en el término municipal de Albarracín muy próximo al núcleo urbano de Tormón, se constituyó entre 1945 y 1947. A dos kilómetros de Tormón, en dirección a Albarracín, una pista de tierra parte de la carretera para adentrarse en el bosque. Tras dos kilómetros de camino practicable para los turismos y otro a pie, se llega al antiguo reducto maqui. Grandes montículos de piedra de rodeno se levantan entre pinares. En 1948, la Guardia Civil y el Ejército asaltaron y desmantelaron el campamento tras un aparatoso despliegue de tropas. Frente a los quince guerrilleros que ocupaban el campamento, las fuerzas gubernamentales disponían de tres mil efectivos. Sólo un maqui murió asesinado por el ejército.
Florián García recuerda que la vida era muy dura allí. “Dormía con la ropa puesta y la metralleta colgada del cuello y, gracias a ello, estoy todavía vivo”. A su juicio, “era más difícil de llevar la vida del maquis que los enfrentamientos con la Guardia Civil”.
Los guerrilleros preferían no usar las cuevas como alojamiento porque en caso de ataque se convertían en una ratonera. Dormían en tiendas de campaña sobre pellejos de oveja, que servían de aislante de la humedad.
Contaba Florián García, quien fuera maqui de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), que en el corazón de la sierra de Albarracín los guerrilleros mantuvieron activo durante dos años un centro de formación militar.
El campamento de la partida de Los Navarejos, en el término municipal de Albarracín muy próximo al núcleo urbano de Tormón, se constituyó entre 1945 y 1947. A dos kilómetros de Tormón, en dirección a Albarracín, una pista de tierra parte de la carretera para adentrarse en el bosque. Tras dos kilómetros de camino practicable para los turismos y otro a pie, se llega al antiguo reducto maqui. Grandes montículos de piedra de rodeno se levantan entre pinares. En 1948, la Guardia Civil y el Ejército asaltaron y desmantelaron el campamento tras un aparatoso despliegue de tropas. Frente a los quince guerrilleros que ocupaban el campamento, las fuerzas gubernamentales disponían de tres mil efectivos. Sólo un maqui murió asesinado por el ejército.
Florián García recuerda que la vida era muy dura allí. “Dormía con la ropa puesta y la metralleta colgada del cuello y, gracias a ello, estoy todavía vivo”. A su juicio, “era más difícil de llevar la vida del maquis que los enfrentamientos con la Guardia Civil”.
Los guerrilleros preferían no usar las cuevas como alojamiento porque en caso de ataque se convertían en una ratonera. Dormían en tiendas de campaña sobre pellejos de oveja, que servían de aislante de la humedad.