dissabte, 17 de setembre del 2022

Valladolid abre al fin su fosa común más grande, de la que espera recuperar al menos a 160 personas

 https://www.eldiario.es/castilla-y-leon/sociedad/valladolid-abre-fosa-comun-grande-espera-recuperar-160-personas_1_9314828.html

Una de las trabajadoras de la ARMH de Valladolid, en la fosa que se está exhumando en el cementerio de El Carmen.

Alba Camazón


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“El brazo izquierdo de 19 está sobre la pierna izquierda de 20. Y la pierna izquierda de 19 está encima del brazo izquierdo de 20”. Así se trabaja desde este miércoles en el cementerio de El Carmen de Valladolid para localizar los restos de decenas de personas asesinadas en la guerra civil. La Asociación para la Memoria Histórica de Valladolid (ARMHVa) ha empezado las exhumaciones de la fosa común más grande de la provincia de la que se tiene constancia.

Esperan encontrar al menos a 166 víctimas de la guerra civil, que habrían sido asesinadas tras juicios sumarios entre diciembre de 1936 y junio de 1938, como un guardia civil republicano de Euskadi que fue fusilado en 1938. Se sospecha que puede haber más restos enterrados, porque los esqueletos de algunas personas no presentan signos de violencia compatibles con un fusilamiento, y además están autopsiados, con el cortes en el cráneo, y que podrían corresponder con personas fallecidas en el psiquiátrico de aquellos años, ubicado en un ala del Monasterio de Nuestra Señora de Prado (hoy Consejería de Cultura del gobierno autonómico).

Aunque las víctimas estaban juntas debajo del panteón erigido por UGT y PSOE en los años ochenta, se trata de tres fosas comunes que durante la guerra civil se identificaron como las fosas 5, 6 y 7. Lo que todavía se desconoce es qué espacio corresponde a cada una de las fosas. “Esos seis de ahí podrían ser de Alaejos o de Zaratán”, explica el portavoz de la asociación memorialista, Julio del Olmo. La asociación espera que el trabajo arqueológico vaya mostrando esa gradación en las fosas y eso les permita identificar cada una de las fosas y diferenciar los grupos, ya que individualizar los restos no es factible porque los familiares cercanos ya fallecieron.

En total, se trata de un espacio de 19 metros de largo por unos 2,40 de ancho; con fosas de 1,50 metros de profundidad separadas por estrechos pasillos. Con los años, la fosa común terminó siendo un osario, con cientos de huesos humanos por encima: se han retirado unos 600 kilos de huesos procedentes de las reducciones. Los primeros restos se enterraron a unos 50 centímetros de la superficie, aunque después se usó el espacio como osario y se acordonó como un espacio que PSOE y UGT dedicaron “a todas las víctimas”.

A lo largo de los meses, estas fosas se abrían y cerraban, así que las víctimas están en varios niveles: echaban a los fusilados y ponían una capa de tierra o cal. Los restos blanquecinos todavía acompañan a los huesos de las víctimas. Los trabajos durarán unos tres meses y el trabajo será “lo más minucioso posible”. “Eso nos va a servir para saber a qué personas estamos sacando. Ya que se hace después de 80 años y se ha esperado a que murieran los hijos para hacer estos trabajos... por lo menos que el trabajo se haga de la forma más científica posible”, plantea este arqueólogo. Se ha contratado a tres arqueólogos y a una antropóloga forense para que levanten los restos, porque con voluntarios sería “imposible”.

Entre diciembre de 1936 y junio de 1938 se realizó una “limpieza ideológica” en Valladolid entre juicios sumarios y asesinatos extrajudiciales. “Van pueblo a pueblo de la provincia, en función de su importancia. Tenemos sentencias como la de Tiedra, donde fueron fusiladas diez personas. Algo parecido sucedió en Laguna de Duero, Tudela de Duero... Son fusilamientos donde se concentran personas del mismo pueblo”, explica Del Olmo, arqueólogo.

Las excavaciones se paralizaron el pasado mes de mayo por la burocracia administrativa: la Junta de Castilla y León tardó meses en tramitar la autorización y los fondos del Gobierno no llegaban. La organización colocó una lona geotextil por encima para proteger los restos, que ya estaban al descubierto.

El gobierno autonómico permitió finalmente el levantamiento de los restos poco después de que la ARMHVa decidiera paralizar los trabajos, pero seguían sin financiación. Al final, la asociación financiará las exhumaciones “como pueda”, “con recursos propios y ajenos que se aportan a la asociación”, mientras esperan los 60.000 euros que ha aprobado el Gobierno. Si no lo arrancaban ahora, lo hubieran tenido que dejar para dentro de 6 o 7 meses. “No conviene que pase tanto tiempo sin realizar las exhumaciones por el deterioro: el frío, la humedad, la lluvia... deteriora los restos. Aunque solo tengamos la aprobación, estamos realizando el trabajo”, explica Julio del Olmo.

El Archivo Militar de Ferrol ha sido la principal fuente de información para la ARMH de Valladolid, que lleva dos décadas trabajando en recuperar la memoria y dignidad de las víctimas de la guerra civil. Además, han recuperado algunas cartas manuscritas de despedida de varios presos republicanos. Un recluso consiguió llevárselas consigo cuando fue puesto en libertad, aunque años después fue detenido y las cartas, interceptadas. Ese hecho, que le costó otros dos años de cárcel, ha permitido que la asociación memorialista consultara décadas después los informes judiciales y las misivas originales.

Desde la asociación lamentan la falta de interés político en estas exhumaciones. “Un medio de comunicación publicó todos los nombres y un buscador de esas víctimas y no mucha gente nos ha escrito. Creí que íbamos a tener más familiares que se pudieran poner en contacto porque sabemos con toda precisión que esas 166 personas están ahí. Solo hay un alcalde, el de Alaejos, que nos llamó para preguntar. Ni un otro alcalde se ha puesto en contacto con nosotros, aunque les hemos escrito. Esa es la realidad”, lamenta Del Olmo.

Varios miembros de la asociación comentan la oportunidad que se presenta estos meses para que profesores de Instituto de la capital vallisoletana lleven a sus alumnos a ver los trabajos de exhumación que se están realizando y se les explique el contexto histórico en el que sucedieron estos asesinatos extrajudiciales y juicios sumarios, al igual que en otros países europeos como Bélgica o Alemania.

Las diez fosas comunes del cementerio de Valladolid

El cementerio de Valladolid tiene diez grandes fosas comunes, de las que todavía faltan por localizarse las tres primeras, que se abrieron justo cuando se inició el golpe de estado y la guerra civil. Las cinco primeras estaban en un cruce de caminos y no fueron afectadas por enterramientos posteriores, salvo un panteón que levantó parte de una fosa. Se inhumaron los huesos de 247 personas, que ahora descansan en el memorial.

En esta ocasión, al empezar a excavar, los arqueólogos dieron con un osario: “Pero no desistimos y seguimos cavando y hemos encontrado a las personas”. Todavía faltan tres fosas, que estarían por el cuadro 46, si los cálculos de la asociación son correctos. De encontrar estas tres fosas, serán las últimas que exhume la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid: no constan más tumbas de víctimas en la provincia.

Las derechas y 'Ley de Memoria Democrática'

 https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/derechas-ley-memoria-democratica-franquismo-republica/20220913091244202711.html





Las derechas quieren hacernos ver ahora que la Ley de Memoria Democrática tiene en cuenta a las víctimas de un solo bando. ¡Menudo descubrimiento! ¡Qué sagacidad! De ahí que la califiquen de discriminatoria y sectaria. Su intención, dicen, no busca la reconciliación entre los españoles herederos ideológicos y sentimentales de quienes perdieron la guerra y de quienes la ganaron, sino avivar el revanchismo. Nada nuevo. Es lo mismo que dijeron cuando apareció la Ley de Memoria Histórica en 2007. 

Más aún, cuando el Parlamento apoyó un acto de reconocimiento a los represaliados de la Dictadura, el PP se opuso calificando dicho homenaje de “revival de naftalina” (Heraldo de Aragón , 26.11.2003). 

No nos satisface, ciertamente, el alcance programático de dicha ley, pero criticarla por la evidencia, tan justa como necesaria, de que solo apunta favorablemente en la dirección de las víctimas del genocidio franquista, era lo que faltaba por oír. El colmo de la desfachatez. Además de negacionistas, no dudan en sostener que hubo otro genocidio, el causado por el ejército republicano o, lo que es lo mismo, por la II República. Así que “los facciosos tienen derecho a una Ley de Memoria Democrática que contemple la satisfacción de sus correspondientes reivindicaciones”. Si es así, habrá que llamarla, en consecuencia, una Ley de Memoria Golpista, lo que sería una aberración.

Dice la derecha que la Ley pretende reescribir la historia y reinterpretar el pasado en función del presente. ¡Cuánta indecente ingenuidad! La Historia está ahí y no hay nariz de Cleopatra que la cambie

Increíble planteamiento. Además tiene una pega insalvable. Es sabido que los facciosos murieron por defender el triunfo de un golpe de Estado, atentar contra la Democracia y destruir un Estado de Derecho. Así que, dígannos, ¿qué país del mundo mínimamente democrático premiaría a una gente así? 

Además, en España, tendrían que asumir el marrón y la vergüenza de aceptar que una Democracia y un Estado de Derecho, afines a la II República, satisficieran sus reivindicaciones, cuando sus patrocinados lucharon precisamente contra ese Estado de Derecho.. Y, siguiendo la línea de no pactar con el Gobierno actual que sigue su líder, Feijóo, no lo aceptarían por principio. Porque todo lo que procede del Gobierno está originariamente dañado por Bildu, Podemos, IU y el comunismo.

Ninguna novedad. El presidente del Gobierno de Navarra en 2003 por boca de su partido UPN se abstuvo en la declaración a favor del reconocimiento de las víctimas asesinadas en 1936. ¿El Pretexto? El de siempre: los abertzales malos. Entonces HB, ahora Bildu.

La verdad es que resulta artera de narices la actitud de las derechas. Dispusieron de varias legislaturas en el poder y nunca se les ocurrió llevar al Parlamento la aprobación de una Ley de Memoria Democrática, o como, ¡diantres!, quisieran haberla llamado, que contemplase la reparación de las víctimas de la República, al parecer, equitativas a las producidas por el fascismo tras un golpe de Estado. Pudieron hacerlo con Aznar, el cerebro de las Azores. ¿Por qué no lo hicieron con semejante estadista? En cambio, desde que el gobierno de Zapatero propuso la Ley de 2007 y ahora Sánchez y sus socios la de 2022, irrumpen con la cacareada memoria equidistante.

¡Es que va a resultar que las únicas víctimas olvidadas de la guerra han sido las caídas por Dios por la Patria! Actitud cínica donde las haya. No tienen más que repasar la hemeroteca para comprobar que sus víctimas fueron compensadas y recompensadas desde el mismo instante en que hubo un solo muerto entre las víctimas del ejército golpista, tanto en el frente como en retaguardia. Durante el régimen franquista fueron tratadas como héroes y mártires, recibiendo, para empezar, cristiana sepultura y, a continuación, disfrutando de ayudas económicas directas e indirecta; recibiendo bicocas en modalidad de subsidios, oficios, pensiones y estipendios; la obtención de las de las administraciones de estancos, de becas para los hijos, cargos y sinecuras en los gobiernos locales y regionales. Hasta qué grado fueron mimados que, incluso, los padres de los sacerdotes que murieron en combate recibieron subsidios como refleja la orden 31 de diciembre de1941, firmada por Franco (BOE. 15.1.1942).

En cuanto a “sus” muertos, el régimen franquista organizó y pagó su propia memoria golpista sin reparar en gastos y subvenciones. Para 1955, ya disponía de un mapa donde figuraba la localización de las fosas comunes de los “caídos por Dios y por la Patria”.

¿Y qué fue de los caídos y asesinados por ser fieles a la República? Tuvieron la consideración de desaparecidos durante años. Se les negó cualquier ayuda sometiéndolos a mil humillaciones. La burocracia se cebó con sus familiares con el fin de no proporcionarles ni una miserable pensión. El supuesto Estado franquista no les suministró ni una peseta en la búsqueda de sus familiares dispersos en fosas comunes por la geografía española. Para colmo, el Estado de Derecho de la democracia ha tardado más de cuarenta años en salir de su letargo.

Fueron las propias familias, inmersas en un proceso tan enrevesado como tortuoso, quienes se movilizaron en buscar los restos de los cuerpos de sus padres, abuelos, hermanos e hijos asesinados por falangistas y carlistas, dándoles una sepultura en sus pueblos. Y no a todos. En Navarra esa historia interminable comenzó en 1978 y nadie prestó ayuda a dichos colectivos. Ni los ayuntamientos, ni los gobiernos territoriales.

Dice la derecha que la Ley pretende reescribir la historia y reinterpretar el pasado en función del presente. ¡Cuánta indecente ingenuidad! La Historia está ahí y no hay nariz de Cleopatra que la cambie. La cosa es mucho más sencilla. Solo se busca una reparación con quienes han sido durante 80 años los grandes olvidados y despreciados por el régimen franquista. Que se les repare moral y económicamente.

Y a propósito de simetrías. Seguro que oyeron hablar alguna vez de los mutilados republicanos que lucharon por defender la República. ¿Han comparado alguna vez las ayudas que recibieron estos mutilados con las ayudas de quienes murieron por defender un golpe de Estado? 

Los mutilados republicanos no recibieron ayuda de ningún organismo institucional, ni del bando vencedor, ni de la Iglesia, tampoco de Cáritas, ni de la Cruz Roja internacional. Ni, antes ni después de 1969, ni de 1978, una vez que la democracia se instalara. Si hubiera sido por los poderes públicos, habrían pasado completamente desapercibidos. Jurídica, política y socialmente fueron menos que cero. Los redujeron a parias una vez terminada la contienda. Lo mismo que sus viudas y sus hijos, los cuales tardarían más de cincuenta años en cobrar una pensión… si es que sobrevivieron. Inválidos totales, mutilados de una pierna o de las dos, de uno o de los dos brazos, ciegos, sordos y con todo tipo de amputaciones… 

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La Historia les dio la espalda. Cuando se quiso reparar las injusticias cometidas con este ejército que luchó contra el fascismo, ya era demasiado tarde. Para ellos y para sus viudas. Porque la mayoría había muerto. En 1973, fundaron la Comisión Nacional Organizadora de Mutilados de la República y actuando en la clandestinidad fueron consiguiendo con cuenta gotas algunas reivindicaciones. Los primeros logros llegaron en 1976, pero con humillaciones. Las pensiones acordadas por el gobierno eran inferiores a las que cobraban sus homónimos del bando vencedor. Para más inri, se limitaban a extender una cantidad económica irrisoria, olvidándose de su asistencia médica y hospitalaria, como de sus viudas, eternamente olvidadas.

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Diario 16 | 22/2/1976

No hay que engañarse. El problema nunca fue económico. Lo estuvo donde siempre: en el carácter político que suponía reconocer a unas personas que habían luchado contra quienes ahora eran herederos de los beneficios de aquel golpe de Estado. A este le suponía bien poco detraer 50 ó 100 millones de los presupuestos generales. Esto nunca fue un problema. Sí, reconocer a quienes habían defendido la II República y, por tanto, con los mismos derechos que los mutilados del otro bando.

¿Y aún quieren las derechas hablar de equidistancia? Claro que hubo víctimas en los dos bandos. Pero, en lo que respecta a su reparación, no cabe hacer equidistancias. Sería una obscenidad.

Por el Ateneo Basilio Lacort | Clemente Bernad, Carlos Martínez Víctor Moreno, Jesús Arbizu, Pablo Ibáñez, Carolina Martínez, Ángel Zoco, José Ramón Urtasun, Txema Aranaz

Los 17 combatientes republicanos que fueron inhumados en Polloe

 https://www.diariovasco.com/politica/combatientes-republicanos-inhumados-20220913211939-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.diariovasco.com%2Fpolitica%2Fcombatientes-republicanos-inhumados-20220913211939-nt.html



Todos ellos murieron, entre el 22 y el 25 de julio de 1936, en los combates que precedieron a la ocupación militar de la capital donostiarra por parte de los sublevados.

LOS 17 COMBATIENTES REPUBLICANOS INHUMADOS EN POLLOE

  • Pedro Arriola San Pedro Natural de Eibar. Vecino de Eibar. Filiación: milicias populares

  • Severiano Asarta Imaz Vecino de Donostia. Filiación: PCE

  • Narciso (de) Santos Herrero Natural de Pinarejos (Segovia). Veino de Donostia. Filiación: CNT

  • Lorenzo Echarri Isasa Natural de Donostia. Vecino de Bilbao. Filiación: PCE

  • Marcos Gallurralde (Gallaralde) Elejalde Natural de Marañón. Vecino de Bilbao. Filiación: CNT

  • Camilo Ibáñez Azcoaga Natural de Gasteiz. Vecino de Arrasate-Mondragón. Filiación: UGT

  • Manuel Inoriza Sagarminaga Natural de Galdames. Vecino de Galdames. Filiación: PCE

  • Francisco Irazabal Sáez Natural de Gasteiz. Vecino de Bilbao. Filiación: UGT

  • Álvaro Izurza Pascual Natural de Pamplona. Vecino de Bilbao. Filiación: CNT

  • José Lage Iza Natural de Guitiriz (Lugo). Vecino de Donostia. Filiación: Milicias populares

  • Luis Larrea López de Ipiña Natural de Gasteiz. Vecino de Bilbao. Filiación: UGT

  • Ambrosio Narvaiza Sarasqueta Natural de Eibar. Vecino de Eibar. Filiación: Milicias populares

  • Pedro Olmedo Paumero Natural de Arrasate-Mondragon. Vecino de Arrasate-Mondragon. Filiación: Milicias populares

  • Clemente Queipo Natural de A Coruña. Vecino de A Coruña.

  • Eusebio Serrano Natural de Palencia. Vecino de Balmaseda. Filiación: CNT

  • Benito Uranga Balanzateg(u)i Vecino de Arrasate-Mondragón. Filiación: Milicias populares

  • Eloy Zufiurre García Natural de Altsasu. Vecino de Altsasu. Filiación: Milicias populares

El experimento de Franco con 50 mujeres en Málaga: en busca del «gen rojo».

 https://www.diariosur.es/sur-historia/experimento-franco-mujeres-gen-rojo-malaga-20220914092943-nt.html

Antonio Vallejo-Nájera, psiquiatra del régimen, analizó en 1939 a medio centenar de reclusas mediante encuestas sobre sexo y religión destinadas a demostrar «la perversión» de la izquierda.




Prisión de mujeres de Málaga.

Alberto Gómez
ALBERTO GÓMEZ

Mayo de 1939. El bando franquista acababa de declarar su victoria en la Guerra Civil, que daría paso a más de treinta años de dictadura. El nuevo régimen necesitaba coser la herida por la que sangraba España, fracturada en dos, y utilizó la pseudociencia como hilo. El médico Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los servicios psiquiátricos militares, había planteado una disparatada tesis basada en la creencia de que existía un «gen rojo» que conducía a la perversión moral, sexual e ideológica. Franco había creado meses antes un gabinete de investigaciones psicológicas para buscar una explicación biológica al comunismo, en sintonía con las teorías nazis sobre la superioridad de la raza aria. El ideal franquista descansaba en el militarismo y el nacionalcatolicismo, un espíritu amenazado por la inferioridad mental que según Vallejo-Nájera arrastraba el marxismo.

Para tratar de demostrar su absurda hipótesis, el psiquiatra palentino se rodeó de criminólogos y asesores alemanes y sometió a prisioneros de guerra republicanos, y también a voluntarios procedentes de las Brigadas Internacionales, a pruebas macabras que los llevaron al borde del colapso. Estaba convencido de que «la perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales». A través de mediciones antropomórficas y encuestas, con preguntas sobre sexualidad o religión, la dictadura intentaba justificar su represión. La investigación concluyó que los 'rojos' mostraban un «carácter degenerativo» marcado por su tendencia al alcoholismo, el libertinaje y la promiscuidad, además de una inteligencia inferior a la media.

El franquismo difundió la idea de que existía un gen rojo que conducía a la perversión moral

El régimen franquista detectó una laguna en su propio estudio, manipulado hasta la caricatura: no habían estudiado a ninguna mujer. Para remediarlo, Vallejo-Nájera contactó con el director de la clínica psiquiátrica de la prisión de mujeres de Málaga, Eduardo Martínez. Juntos analizaron a cincuenta reclusas, aunque renunciaron a las evaluaciones físicas al considerar que los contornos femeninos resultaban «impuros». Los resultados, que incluían detalles sobre la vida sexual de las presas, como la edad en que perdieron la virginidad, a lo que se referían como «desfloración», desvelaron que predominaban las reacciones temperamentales y primarias, algo que les permitió afirmar que las mujeres republicanas tenían «muchos puntos en común» con animales y niños. También aseguraron localizar comportamientos esquizoides, debilidad mental e introversión.

Los psiquiatras del franquismo defendían que las mujeres participaban en política para satisfacer sus apetencias sexuales. El argumentario permitía que la religión católica impusiera sus estrictas normas, por entonces canalizadas por la tenebrosa Sección Femenina, dirigida por Pilar Primo de Rivera con el objetivo de promulgar la sumisión ante los deseos masculinos: «Cuando tu marido regrese del trabajo, ofrécete a quitarle los zapatos. Minimiza cualquier ruido. Si tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ella. Si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que esté dormido. Si siente la necesidad de dormir, que así sea. Si sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo en cuenta que su satisfacción es más importante que la tuya».

Antonio Vallejo Nájera.

A la represión franquista, en el caso de las mujeres, se sumaba la misoginia del régimen. La discriminación que sufrían era doble. Pero el lado más tétrico de las investigaciones psiquiátricas ordenadas por Franco en Málaga estaba aún por conocerse; los estudios, cuyas hipótesis se dieron por comprobadas pese a la falta de rigor y la inconsistencia de todo el proceso, escondían un plan para justificar «la segregación de estos sujetos desde la infancia» al entender que esta separación «podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible». En otras palabras: al dar por válida la existencia de un «gen rojo» causante de psicopatías y criminalidad, la dictadura creía poder justificar el secuestro de niños republicanos. Se estima que el número de menores robados por el franquismo durante la contienda y en la posguerra, uno de los episodios más crueles y desconocidos de la historia reciente de España, ascendió a 30.000.

Una investigación de las profesoras Encarnación Barranquero, Matilde Eiroa y Paloma Navarro sobre la prisión de mujeres de Málaga revela que los hijos de reclusas, a menudo encarceladas por delitos tan ambiguos como «rebelión» o «atentados contra la moral pública», permanecían con sus madres, en caso de no poder quedarse con otro familiar, hasta que cumplían tres o seis años, en función de la legislación vigente. Entonces pasaban a ser tutelados por las instituciones estatales y religiosas. La presencia de los menores en las cárceles no consta en los expedientes, algo que ha dificultado los estudios posteriores, aunque de los testimonios recogidos se desprende que la mayoría de niños eran dados en adopción o emprendían carrera como seminaristas, siempre con el objetivo de pulverizar cualquier relación con el pasado.

Con su teoría, el régimen creía poder justificar el secuestro de niños republicanos

Los servicios psiquiátricos dirigidos por Vallejo-Nájera y Martínez retrataron a las reclusas de la prisión de Málaga en informes detallados. De las cincuenta mujeres analizadas, más de la mitad habían sido condenadas a muerte, aunque las penas fueran finalmente conmutadas. Otra de las conclusiones dejaba al descubierto la paupérrima consideración que el sistema tenía de las mujeres, a quienes reducía a su papel de madres: «A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella». Los resultados fueron utilizados posteriormente por Vallejo-Nájera para reclamar «una Inquisición modernizada» que permitiera «higienizar nuestra raza». Murió en 1960 tras publicar cerca de treinta libros, aunque su obra, en un histórico ajuste de cuentas, ha quedado por suerte enterrada bajo polvo y olvido.

Justícia engega una campanya per trobar els familiars dels 20.000 inhumats en fosses comunes

 https://www.elnacional.cat/ca/societat/justicia-campanya-trobar-familiars-20000-inhumats-fosses-comunes_883995_102.html



La campanya #TancarElDol busca recopilar les dades genètiques de possibles familiars dels desapareguts durant la Guerra Civil


Sara Brull i Ortega
Foto: ACN
Barcelona. Dimecres, 14 de setembre de 2022. 15:45
Temps de lectura: 2 minuts

El Departament  de Justícia busca els familiars de les 20.000 persones que s'estima que es troben enterrats en fosses comunes a Catalunya. Justícia ha engegat aquest dimecres la campanya Tancar el dol, per tal que les famílies que van patir una desaparició durant el conflicte o la dictadura s'inscriguin en el Cens per cercar informació sobre el familiar i participin en el Programa d'identificació genètica per recuperar les despulles gràcies a l'ADN que hagin facilitat. La consellera Lourdes Ciuró ha compartit en el seu compte de Twitter un vídeo de la campanya, que diu que "reforça el compromís de la Generalitat amb les víctimes" del franquisme. 

Tancar el dol

Tant la inscripció al Cens com la participació en el Programa d'identificació genètica és gratuïta. Implica la donació d'una mostra d'ADN de la família per poder cercar el desaparegut entre les restes de persones que es recuperen en les obertures de fossa o les recollides de restes en superfície. Tal com ha indicat el mateix Departament, la principal preocupació és el fet que només uns 6.300 dels 20.000 desapareguts han estat inscrites en el Cens, i les restes de 18 persones han pogut ser retornades als parents. En la seva piulada, la consellera Ciuró ha assegurat que la campanya "dona compliment al principi de reparació de les víctimes juntament amb els principis de veritat, justícia i el deure a la memòria com a garantia de no repetició".

Conscienciació

En el marc d'aquesta campanya, s’enviaran díptics i cartells als diferents espais de memòria que té la Generalitat arreu del territori català i, paral·lelament, es promouran anuncis a la premsa escrita, digital, a la ràdio, a la televisió i a les xarxes socials, que es difondran amb l’etiqueta ‘#tancareldol’. Amb la voluntat de conscienciar el màxim nombre de persones possible, l’epicentre de la campanya segueix la història real de la família de Josep Sans Cabot, membre de l’exèrcit republicà mort al front de l’Ebre l’any 1938, les restes del qual es van localitzar a Corbera d’Ebre (Terra Alta). Avui, la filla d’en Josep, la Rosa, i la seva neta, la Lurdes, són les protagonistes de la campanya ‘Tancar el dol’. La família d’en Josep el va inscriure al Cens de persones desaparegudes el 24 d’octubre de 2010, i la seva filla Rosa es va adherir al Programa d’identificació genètica el gener de 2017, fet que n’ha permès la identificació positiva. Actualment, hi ha 6.367 persones inscrites al Cens de persones desaparegudes i s’han pogut enviar 3.794 respostes a familiars amb informació sobre la persona en qüestió.