dissabte, 10 de març del 2018

Buscan los restos de 9 saguntinos más en otras dos fosas comunes de Paterna


http://www.levante-emv.com/morvedre/2018/03/10/buscan-restos-9-saguntinos-fosas/1689478.html



? Las asociaciones que promueven la exhumación intentan localizar a los descendientes de estos fusilados por el franquismo ? Los arqueólogos confían iniciar las exhumaciones en unos tres meses

09.03.2018 | 22:35
Buscan los restos de 9 saguntinos más en otras dos fosas comunes de Paterna
Cientos de familias llevan largos años intentando localizar a alguno de los suyos por toda España. Son los descendientes de los represaliados por el franquismo, cuyos restos se hallan diseminados por cunetas y fosas comunes repartidas por todo el país. Pero su lucha no solo se centra en encontrar a sus muertos. No menos agotador resulta el trabajo de intentar localizar a los vivos. Y es que a las grandes trabas burocráticas, políticas y económicas que acompañan ese peregrinar, se le suma el esfuerzo de tratar de encontrar a los descendientes de aquellos otros fusilados que comparten su misma fosa sin que nadie les reclame.
Eso es lo que están realizando las agrupaciones de familiares de víctimas del franquismo de las fosas 94 y 128 de Paterna. En total se estima que 273 personas están enterradas en estas dos grandes fosas. En ellas se cree que podrían estar los cuerpos de nueve vecinos de Sagunt y el Port militantes o simpatizantes de organizaciones obreras y de izquierdas.
En la fosa 94 están enterrados siete de estos cuerpos: Patricio Seguí Pla, obrero metalúrgico de 46 años; Martín Monzón García. electricista de 37 años; Eliseo Sanchís López, contramaestre, 47 años; Miguel Ramos Sales, labrador, 32 años; Vicente Blasco Sancho, serrador, 24 años; Jose Joli Silvestre, labrador, 32 año y Vicente Sanz Lahoz, barbero, 34 años. Todos fueron fusilados el 8 de noviembre de 1939.
José Bagán Alcocer y Tomás Dominguez Aleixandre son los otros dos enterrados en aquel lugar. El primero era barrendero y tenía 40 años cuando fue fusilado el 14 de enero de 1941. Ese mismo día también fue ejecutado Tomás Dominguez, un labrador de 25 años. Ambos están en la fosa 128.
Por el momento, las asociaciones que promueven la exhumación de estas fosas no han localizado a ningún familiar de estos represaliados saguntinos. Alberto Pedro Martínez es miembro de la agrupación de la fosa 94. Allí está enterrado su bisabuelo y desde hace más de un año viene peleando junto a su madre y hermano por recuperar su cuerpo. En este tiempo han conseguido contactar con otras familias afectas y hoy ya son diez las implicadas en sacar adelante la exhumación. Ninguna de ellas, sin embargo, es de Sagunt. «Hemos enviado cartas con los listados a los ayuntamientos buscando familiares. algunos han contestado y otros no», señala.

Búsqueda infructuosa
En el caso del Ayuntamiento de Sagunt no obtuvieron ninguna respuesta. Pese a ello, Martínez recuerda que intentaron hacer alguna averiguación a través de una familia de la Font de la Figuera con vínculos en Sagunt. Pero también resultó infructuosa.
Tampoco ha tenido suerte Daniel Galán. Desde hace tres años está intentado recuperar los restos de su abuelo enterrado en la fosa 128. Todo este tiempo ha estado divulgando su objetivo a través de una cuenta de Facebook. Esto le ha permitido contactar con las familias de otros fusilados. Hoy ya son nueve las familias implicadas. «En muchos casos son nietos y biznietos quienes están buscando a los suyos», destaca.
Ambos confían en que una vez comienzan a difundirse noticias de una exhumación suelen aparecer más familiares que se implican. Alejandro Calpe es uno de los arqueólogos que está participando en las exhumaciones de Paterna. «Normalmente cuando empezamos a trabajar y la noticia sale en prensa, la gente se entera y se acerca para consultarnos», señala. Actualmente, Calpe trabaja en la exhumación de la fosa 22 y confia en que en dos o tres meses podrán comenzar en las fosas 94 y 128. Tal vez para entonces, alguien de Sagunt haya descubierto que los restos de su abuelo o su bisabuelo reposa en aquella tierra anónima.

divendres, 9 de març del 2018

El fotógrafo de Mauthausen

https://dormidasenelcajondelolvido.blogspot.com.es/2018/03/el-fotografo-de-mauthausen.html?m=1


07 marzo, 2018



En 1936, cuando estalló la Guerra Civil, Franscico Boix era un muchacho de 16 años al que su padre, un sastre 
del barrio barcelonés del Poble Sec, había contagiado su pasión por la fotografía. Dos años más tarde, ya afiliado
 a las Juventudes Socialistas Unificadas, marchó como voluntario a la 30ª División, que luchaba en el frente 
de la provincia de Lérida con la misión de retener el avance del ejército franquista en una guerra que ya estaba perdida.

El arma de Francisco era la cámara fotográfica. Con ella retrató la guerra cotidiana, las horas aburridas de espera 
en la retaguardia, la ropa tendida al sol, un soldado que escribe una carta sentado sobre la tierra mientras apoya 
el papel en una banqueta,  otro que lee con interés un libro en el descanso de la trinchera; otros que alimentan 
un fuego sobre el que hierve una olla, un grupo de personas sentadas en corro despanochando maíz, parejas 
con la mirada perdida que bailan abrazadas muy juntas sin saber qué les deparará el futuro…

En sus fotografías también podemos ver un tanque que se adentra en el cauce de un río, los camilleros que 
caminan agachados por un campo yermo mientras salvan a un herido, oficiales paseando por las calles 
de un pueblo bombardeado, soldados que desfilan con una marcialidad mal aprendida, impropia de militares 
y que delata que quizás solo se trate de panaderos, oficinistas o albañiles; el funeral de un comisario político 
caído en combate y, sobre todo, decenas de soldados y oficiales que miran a la cámara con una sonrisa 
inexplicable en sus circunstancias, con ese idealismo de juventud con el que marcharon a combatir al fascismo.

Con la derrota llegó la obligada huida a Francia. Boix pasó por el campo de refugiados de Vernet y luego 
por el llamado “Campo de Judas” de Setpfonds, donde las condiciones de reclusión para los combatientes 
republicanos eran inhumanas. Guardó centenares de negativos en una caja de madera y dos de latón. 
Al parecer las vendió a un ferroviario de Perpignan. El rastro de esas fotos estuvo perdido durante décadas.

En Septiembre de 1939 se encuadró, junto a muchos de sus compañeros, en la 28ª Compañía de trabajadores 
extranjerosque formaba parte del 5ª Ejército francés. Su misión era realizar trabajos de defensa en la 
línea Maginot que debía frenar el avance del ejército alemán. En la noche del 21 de julio de 1940 fue apresado 
por los nazis en la región de Los Vosgos y trasladado primero al campo de Mulhouse y finalmente al 
campo de exterminio de Mauthausen en Austria.

Allí trabajó en el Erkennungsdienst, el servicio de identificación para el que debía tomar fotografías de 
los presos. Él mismo aparece en un retrato con su número: el 5185. Por sus manos pasaron también miles de 
fotografías que atestiguan el horror que se vivía en las instalaciones. Cuando se produjo el avance aliado 
se dieron órdenes de destruir las pruebas. Francisco Boix se encargó entonces de guardar centenares 
de negativos que iban a contar al mundo las atrocidades que se produjeron en los campos de exterminio.



Los escondió en las molduras de las puertas para que el servicio de carpinteros, formado por comunistas, pudiera 
sacarlas del recinto con la ayuda de un grupo de hombres muy jóvenes, algunos casi niños, hijos de los combatientes 
republicanos que trabajaban en condiciones menos duras para una empresa familiar que explotaba el granito 
de las canteras de la zona. La empresa, que aún existe, se llama Poschacher. Los miembros del llamado 
Comando Poschacher se encargaron de ir sacando los negativos del campo para dárselos a la señora Pointer
una valiente mujer de ideas izquierdistas a la que habían conocido. Ella las escondió en un muro de su casa.



Cuando los soldados americanos liberaron Mathausen, Boix acompañado por sus jóvenes amigos acudió a la casa 
de la señora Pointer, donde empezó a positivar las primeras fotografías. Meses más tarde se convertirían en pruebas 
fundamentales para condenar a los jerarcas  nazis en el Juicio de Nuremberg. Francisco Boix fue el único español 
que participó en el mismo para aportar sus pruebas y señalar a los asesinos. Su salud, que había sobrevivido 
a dos guerras y a los campos de exterminio, solo aguantó unos años más. Murió a la edad de 30 años y fue 
enterrado en una modesta tumba de un cementerio parisino.

En 1993 se intentó subastar por internet los negativos de unas fotografías de la Guerra Civil que habían permanecido
 ocultos en tres cajas. La Comisión por la Dignidad consiguió adquirirlos gracias a la contribución de micro 
mecenazgo de decenas de personas. Tras el análisis de los investigadores pudo determinarse su autoría.

En el año 2015 el pleno del Congreso aprobó por unanimidad realizar un homenaje a los españoles que fueron 
deportados a los campos nazis. A pesar de ello, el Gobierno de Rajoy, que no desaprovecha ni una sola oportunidad 
de demostrar que es el heredero del franquismo, ha olvidado el mandato.

El 16 de junio de 2017 Francico Boix fue enterrado con todos los honores en el Cementerio Pére Lachaise
donde reposan los restos de las mayores celebridades de Francia como Molière, Delacroix, Chopin, Balzac, 
Proust o también importantes personalidades de la Guerra Civil como Negrín o Gerda Taro. La alcaldesa 
socialista de Paris, la gaditana Anne Hidalgo, una de las personas que más ha hecho por recuperar la memoria 
de los exiliados en el país vecino, presidió el acto. El féretro iba envuelto en la bandera tricolor republicana. 
Mariano Rajoy, que estaba ese día en París, no tuvo ni siquiera unos minutos para acudir y su gobierno 
no mandó ninguna delegación oficial.

Un centenar de las fotos que Francisco Boix tomó durante la Guerra Civil estarán expuestas hasta el 19 de marzo 
en el Centre Cívic Pati Llimona de Barcelona. Entre ellas vemos al propio Francisco fingir cómo dispara una 
ametralladora o con la mirada perdida mientras sostiene la mejor arma que sabía disparar: su cámara Leica.


Algunas de las fotos pueden verse en:

Hay varios documentales magníficos sobre Francisco Boix:
Un fotógrafo en el infierno www.youtube.com/watch?v=-04d60l0-EU

Las dos guerras del fotógrafo Boix.

El cine español, siempre tan miope con las magníficas historias de los personajes de nuestro país, ha puesto esta vez 
su mirada en la vida de Boix. En los próximos meses se estrenará la película El fotógrafo de Mauthausen.


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Mujeres fusiladas en Madrid: Todos los nombres

http://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/mujeres-fusiladas-madrid-todos-nombres/20180308165237149480.html


Ochenta mujeres fueron fusiladas en Madrid entre 1939 y 1944. En Nuevatribuna recordamos hoy sus nombres.


María Panticosa Riaza. Así se llamaba la primera mujer fusilada en la tapia del cementerio del Este. Había nacido en Las Rozas y vivía en Alcalá de Henares. Tenía 47 años, era ama de casa, estuvo encarcelada en Ventas y fue condenada a muerte. Salió de la cárcel el 9 de mayo de 1939 y nunca más regresó.
En total, ochenta mujeres fueron condenadas a muerte y ejecutadas en Madrid, según el informe realizado por un grupo de expertos para el ayuntamiento de Madrid. Esa cifra es, según los autores, "muy alta, si se la compara con la de otras ciudades que sufrieron una represión similar", como fue el caso de Barcelona.
Aquellos hombres y mujeres víctimas de la represión franquista -cuyas historias se localizan aquí y aquí- han recibido hoy el homenaje de familiares, convocados la Federación de Mujeres y Pensionistas de CCOO.
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Foto: Xulio García
Como señala hoy Carlos Hernández en este artículo"el franquismo perpetró un genocidio ideológico exterminando a decenas y decenas de miles de demócratas, pero igual o más grave fue el genocidio de género que cometió contra todas, absolutamente todas las mujeres españolas: asesinando, violando, humillando o encarcelando a muchas de ellas y condenando al resto a una prisión perpetua en sus respectivas cocinas bajo la vigilancia y el mando, otorgado por la ley, de sus padres, hermanos o esposos".
Esta es la lista completa de ejecutadas en Madrid -algunas de ellas juzgadas en consejos de guerra por delitos de sangre-, cuyas vidas quedaron truncadas para siempre:
Concepción González Martínez, 4 de junio de 1939. 35 años.
Manuela Guerra Basanta. 24 de junio de 1939. 37 años
Teresa Guerra Basanta. 24 de junio de 1939. 28 años.
      En el primer verano de posguerra fueron numerosas las sentencias de muerte:
Ángeles Pomariega Panizo. 8 de julio de 1939. 20 años.
Felicitas Manjón García. 12 de julio de 1939. 34 años.
Carmen Santos Bueno. 14 de julio de 1939. 28 años.
Francisca Orejón López. 17 de julio de 1939. 36 años.
Ángela Jiménez Sebastián. 24 de julio de 1939. 23 años.
Josefa Perpiñán García. 24 de julio de 1939. 50 años.
Clotilde Vidal Martín. 24 de julio de 1939. 35 años.
Juana Benito Sanz. 31 de julio de 1939. 22 años.
Visitación Blanco González. 31 de julio de 1939. 39 años.
Josefa Gutiérrez Moreno. 31 de julio de 1939. 40 años.
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Isabel Huelgas de Pablo. 31 de julio de 1939. 60 años.
Aurora López Lobo. 31 de julio de 1939. 23 años.
Josefa Rodríguez Fernández. 31 de julio de 1939. 59 años.
El 5 de agosto fueron ejecutadas las "trece rosas":
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Carmen Barrero Aguado. 5 de agosto de 1939. 24 años.
Martina Barroso García. 5 de agosto de 1939. 22 años.
Blanca Brisac Vázquez. 5 de agosto de 1939. 29 años.
Pilar Bueno Ibáñez. 5 de agosto de 1939. 27 años.
Julia Conesa Conesa. 5 de agosto de 1939. 19 años.
Adelina García Casillas. 5 de agosto de 1939. 19 años.
Elena Gil Olaya. 5 de agosto de 1939. 19 años.
Virtudes González García. 5 de agosto de 1939. 18 años.
Ana López Gallego. 5 de agosto de 1939. 21 años.
Joaquina López Laffitte. 5 de agosto de 1939. 23 años.
Dionisia Manzanero Salas. 5 de agosto de 1939. 20 años.
Victoria Muñoz García. 5 de agosto de 1939. 18 años.
Luisa Rodríguez de la Fuente. 5 de agosto de 1939. 18 años.  
Luisa Mayoral Díaz. 6 de agosto de 1939. 57 años.
Eloína Arnáiz Benito. 5 de septiembre de 1939. 44 años.
Telesfora Castro Martín, 6 de septiembre de 1939. 51 años.
Francisca Cuerda Cortés. 6 de septiembre de 1939. 36 años.
Antonia Martín Elías. 6 de septiembre de 1939. 49 años.
Felipa del Moral Álvarez. 6 de septiembre de 1939. 59 años.
María Sánchez de Francisco. 6 de septiembre de 1939. 20 años.
Francisca Carrero Olías. 8 de septiembre de 1939. 38 años.
Dorotea Gutiérrez Galán. 8 de septiembre de 1939. 39 años.
Tomasa del Olmo Bañuelos. 9 de septiembre de 1939. 25 años.
Genara Calle Martínez. 10 de septiembre de 1939. 34 años.
Petra Valdemoro Ortiz. 11 de noviembre de 1939. 28 años.
Adela Gamella Cirilo. 17 de noviembre de 1939. 26 años.
Clotilde García García. 20 de noviembre de 1939. 54 años.
Palmira González Soto. 28 de noviembre de 1939. 29 años.
Amelia Treviño Pérez. 17 de diciembre de 1939. 22 años.
Las ejecuciones se detienen en Navidad y se reanudan a mediados de enero de 1940:
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María Salud Lozano Hernández. 19 de enero de 1940. 30 años.
Concepción Casado Malsipica. 19 de febrero de 1940. 36 años.
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Fernanda Casado Malsipica. 19 de febrero de 1940. 22 años.
Antonia Torre Yela. 19 de febrero de 1940. 18 años.
Alfonsa Pineda Robles. 28 de febrero de 1940. 50 años.
Mercedes Castañeda Rodríguez. 30 de abril de 1940. 23 años.
Josefa Ortiz Galera. 30 de abril de 1940. 38 años.
Felipa Saugar Martínez. 1 de mayo de 1940. 62 años.
Socorro González Hernández. 8 de mayo de 1940. 27 años.
María del Rey Mansilla. 21 de mayo de 1940. 34 años.
Rosa Rizaldos Díaz. 18 de junio de 1940. 32 años.
Elvira Navas Traverso. 27 de junio de1940. 34 años.
María Prados Ramos García. 27 de junio de1940. 22 años.
Joaquina Rodríguez del Amo. 27 de junio de1940. 18 años.
María Blasco Martín. 10 de julio de 1940. 33 años.
Gilberta Boulleray Legras. 20 de julio de 1940. 38 años.
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Teresa Matilde Revaque Garea. 13 de agosto de 1940. 39 años.
Julia Lázaro Echevarría. 24 de agosto de 1940. 24 años.
Elena Cuartero García. 6 de noviembre de 1940. 44 años.
Clara de Pablo Garrido 2 001-001
Clara de Pablo Garrido. 7 de diciembre de 1940. 21 años.
Teresa Trullenque Martín. 28 de diciembre de 1940. 36 años.
Con dos ejecuciones el día de Nochevieja terminó 1940:
Milagros Orozco Córdoba. 31 de diciembre de 1940. 22 años.
Paula Orozco Córdoba. 31 de diciembre de 1940. 24 años.
El ritmo de ejecuciones desciende a partir de 1941:
Isabel Gómez Sánchez. 6 de marzo de 1941. 47 años.
Francisca Martín Aguilar. 2 de abril de 1941. 35 años.
Leonor García Altares. 16 de septiembre de 1941. 41 años.
Victoria Megoya Rivero.16 de septiembre de 1941. 45 años.
Atanasia Alguacil Cava. 8 de octubre de 1941. 54 años.
Anastasia Cuevas Blanco. 8 de octubre de 1941. 38 años.
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María Rosa Ventura de Pedro. 20 de enero de 1942. 25 años.
Ángeles Solsona Montero. 23 de febrero de 1942. 23 años.
Vicenta Menéndez García. 25 de febrero de 1941. 31 años.
Tomasa Velilla Hernández. 12 de mayo de 1942. 30 años.
El último fusilamiento es de febrero de 1943:
Brígida García Bueno. 10 de febrero de 1943. 56 años.
Aquí puedes consultar todos los nombres. 

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Los nietos de víctimas del franquismo ven una nueva humillación en la negativa del abad a abrir el Valle de los Caídos

https://www.eldiario.es/aragon/victimas-franquismo-humillacion-Valle-Caidos_0_747875440.html


Esta es una historia de obstáculos hasta ahora insalvables. Sus protagonistas, Purificación Lapeña, Sagrario Fortea y Francisco Cansado tienen una cosa en común. Son nietos de víctimas del franquismo que buscan que las puertas del Valle de los Caídos se abran para exhumar los restos de sus abuelos. Su deseo es recuperarlos para darles digna sepultura en su lugar de origen, en los pueblos aragoneses de la provincia de Zaragoza de donde fueron arrebatados.
Purificación Lapeña estuvo a punto de lograrlo, o eso pensó cuando recibió la primera sentencia en firme de un juzgado de San Lorenzo de El Escorial que autorizaba la exhumación de los restos de su abuelo y del hermano de este. Fue hace dos años y, desde entonces, espera sin éxito que se cumpla. La última “zancadilla” en esta carrera de obstáculos, según comenta, ha sido la negativa del abad a abrir las puertas de la abadía de Cuelgamuros. “Después de tantos años de continuas negativas e incumplimientos, no me sorprende”, indica Purificación Lapeña, quien añade que su único deseo es enterrar los restos de su abuelo y de su tío abuelo en Villarroya de la Sierra (Zaragoza) antes de que su padre fallezca.
El tiempo apremia puesto que Manuel Lapeña –hijo del militante de la CNT asesinado-  tiene ahora 93 años. “Esta es una batalla que estamos llevando a cabo los nietos, pero los nietos ya empezamos a ser mayores también, tenemos 60 años; ver que el tiempo pasa y que no se consigue nada es una barbaridad”, reconoce.
Los hermanos Lapeña -Antonio y Manuel- fueron asesinados en 1936 y enterrados en dos fosas comunes en el término municipal de Calatayud. En 1959, los cadáveres fueron trasladados al Valle de los Caídos por orden del gobernador civil, sin la autorización de sus familiares, que se enteraron del traslado años después con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica en 2010. Es entonces cuando, amparados por la ley, decidieron localizar las fosas y cuando descubrieron que los restos que buscaban estaban en el Valle de los Caídos.

“Cuando hablamos de esto se le arrasan los ojos al recordar cómo se llevaron a su padre"

Así se enteró también Francisco Cansado de que los restos de su abuelo se encuentran en la abadía de Cuelgamuros, gestionada por la congregación benedictina. Conoce con exactitud el lugar: en el columbario número 2.060 colocado en el tercer piso de la cripta derecha, donde se ubican también los restos de otras 3.207 personas. Así figura en un escrito que Patrimonio Nacional remitió a Francisco después de que este preguntara por los restos de ‘Los doce de Ateca’ como se conoce a los vecinos de esta localidad, entre ellos su abuelo, que fueron fusilados y enterrados en un fosa común en Morata de Jalón, uno de los pueblos de la comarca de Calatayud.
Su padre también vive. Tiene 90 años y, según cuenta Francisco, sufre esta situación con “cierta desazón” debido a su edad. Le queda el consuelo de que su hijo le ha prometido que continuará con esta batalla hasta conseguir que los restos de su padre descansen en paz en su pueblo natal.
“Cuando hablamos de esto se le arrasan los ojos al recordar cómo se llevaron a su padre. Por eso, cuando oigo a políticos decir que esto es una cosa del pasado a la que no merece la pena prestar atención, pienso que no han escuchado a las víctimas hablar de sus padres”.
Por su parte, Sagrario Fortea no tiene la misma suerte, o por lo menos ya ha pasado por el trance de ver morir a su padre sin que se hiciera justicia. También ella, junto a Purificación y Francisco, ha exigido en los juzgados exhumar los restos de su abuelo, Manuel Herrero, vecino de Torrijo de la Cañada (Zaragoza) y asesinado, junto a otros diez vecinos, en un municipio cercano, en Muniébrega en 1936.
Para ella la primera sentencia en firme que autorizaba la exhumación de los hermanos Lapeña abría una puerta, por la que podían entrar otros que, como ella, buscan también una reparación. Pero la negativa del abad ha truncado de nuevo ese camino, según comenta. A pesar de ello, y de que cada vez ve más complicado lograrlo, tiene el empeño de continuar adelante, de “no tirar la toalla”.
“La negativa del abad ha sido una nueva humillación para los familiares, pero seguiremos adelante. Yo ya tengo 60 años pero si falló yo, que soy la nieta, estará la bisnieta. Seguiremos luchando”.
Ante el incumplimiento de la sentencia, el abogado memorialista de estos familiares, Eduardo Ranz, interpuso en enero  denuncias contra el abad del valle de los Caídos por un delito de desobediencia. No piden prisión para el prior, sino que sea condenado a trabajos de exhumación durante cinco días; a estar presente en la entrega de los restos a los familiares y a disculparse ante las víctimas del franquismo.
El abad del Valle de los Caídos está llamado a comparecer el próximo 12 de marzo en la Comisión de Justicia del Senado, a petición del PSOE para que dé explicaciones sobre su negativa a permitir las exhumaciones que ha autorizado Patrimonio Nacional. Allí comparecerá también el abogado Eduardo Ranz, quien muestra sus dudas sobre la asistencia del abad. “Veremos a ver si acude, esta es una cita con la democracia, si no comparece, será algo que pagaremos todos los españoles”, sostiene.

EL GERNIKA TUROLENSE, ALCAÑIZ, NO TUVO A SU PICASSO.

http://jerezrecuerda.blogspot.com.es/2018/03/el-gernika-turolense-alcaniz-no-tuvo-su.html

MARTES, 6 DE MARZO DE 2018



Resulta difícil entender cómo un bombardeo de esa magnitud quedó relegado en la historia, mientras que otros, como el de Gernika, están tan presentes...

Resulta difícil entender cómo un bombardeo de esa magnitud quedó relegado en la historia, mientras que otros, como el de Gernika, están tan presentes...

EL GERNIKA TUROLENSE, ALCAÑIZ, NO TUVO A SU PICASSO.

EL 3 DE MARZO SE CUMPLIERON 80 AÑOS DEL BOMBARDEO DE LA AVIACIÓN ITALIANA SOBRE LA LOCALIDAD TUROLENSE DE ALCAÑIZ, UNO DE LOS QUE MÁS VÍCTIMAS DEJÓ Y EL MÁS OLVIDADO POR LA HISTORIA. 

“Las imágenes del bombardeo…. Nunca lo he olvidado aunque ahora he perdido mucha memoria, pero el bombardeo… Una cosa así no se olvida nunca”Elena Bardavío Julve (Alcañiz, 1924) acaba de cumplir 94 años. Sobrevivió al bombardeo del 3 de marzo de 1938. Las tropas de Franco entraron al pueblo nueve días después que las bombas, cuando muchos alcañizanos ya habían huido. Esa parte, la de la huida, Elena no la recuerda con detalle. Sabe que ella y su madre se escondieron en una cueva, que había más gente, que salían a buscar la comida por la noche y que tenían un quinqué que casi no se encendía para no dar señales de vida. No recuerda con exactitud en qué pueblo estaban, pero el bombardeo es otra cosa. De eso se acuerda perfectamente.

Tenía 14 años. Eran poco más de las cuatro de la tarde. Esperaba su turno en la cola de una tienda en la calle Mayor. Su madre le había dicho que fuera pronto porque, a última hora de la mañana, antes de cerrar, su número ya estaba próximo a despachar. A las 16:09 cayeron las primeras bombas.  “Otras veces sonaban las alarmas pero esa vez no”, dice Elena. El sonido que alertó del peligro fue una explosión. Alcañiz ya había sufrido dos pequeños bombardeos durante la Guerra y la población se había preparado. En el pueblo se construyeron o habilitaron entre 34 y 40 refugios antiaéreos con capacidad para más de 5.000 personas. “Mi madre me decía -recuerda Elena-, cuando toque la sirena, métete en seguida al refugio, y yo me escondía allí”.

Elena Bardavío Vi gente en el suelo, muertos o heridos, y los chicos que me llevaron me dijeron que no mirara, pero había gente muerta en la calle...
Elena Bardavío: "Vi gente en el suelo, muertos o heridos, y los chicos que me llevaron me dijeron que no mirara, pero había gente muerta en la calle..."

“Fue gordo, gordo, nunca se había oído uno tan fuerte, fue un buen rato…, parecía que había parado y otra vez volvió a repetir”. A su lado, hace ochenta años, un chico la empujó hacia el portal. Se metió bajo un mostrador y le dieron un palo para que lo mordiera. No la dejaron salir hasta mucho tiempo después de que se hubieran ido los aviones y cuando salió a la calle “se veía como una niebla, se habían caído casas”“Vi gente en el suelo, muertos o heridos, y los chicos que me llevaron me dijeron que no mirara, pero había gente muerta en la calle. Eran todo gritos y gritos, gritaban barbaridades, todos como locos, y por la calle Mayor bajaba como fuego, como algo encendido...”.“Cuando llegué a casa, mi madre y mi hermana me abrazaron desesperadas porque pensaron que me había muerto, porque como no me dejaban salir había tardado mucho en volver... Eso no se olvida nunca”, repite Elena sentada en su casa del Poble Nou de Barcelona.

Y sin embargo se olvidó. La memoria colectiva borró durante muchos años lo que los supervivientes siempre tuvieron presente. A José María Maldonado, su abuela y su padre también le contaron cómo fue el bombardeo, pero no le cuadraba esa memoria en privado con tanto silencio en público, y en 1980 comenzó a investigar. Tardó 23 años en publicar 'Alcañiz, 1938. El bombardeo olvidado', un libro que pone luz sobre aquel suceso y del que acaba de presentar una reedición ampliada, junto a una novela histórica, 'El dolor del silencio', que también aborda esos hechos. 


CONMEMORACIÓN 

Este 3 de marzo se cumplieron 80 años del bombardeo y por primera vez, en las calles de Alcañiz, se puede ver una exposición de fotos de aquel día (...). De forma paralela, el Ayuntamiento aprobó el mes pasado en pleno una moción por unanimidad para que se declare el día 3 de marzo como Día del recuerdo del bombardeo de Alcañiz. También se aprobó que se acometa, en base a un informe del propio Maldonado, unareforma en el cementerio para crear un espacio que recuerde no sólo el bombardero sino todo lo que pasó durante la Guerra, con varias placas informativas. En el cementerio ya hay un monolito, en mal estado, con las firmas de Franco yMussolinni, que recuerda a los soldados italianos que murieron en la Guerra, pero no hay nada que recuerde ni a las víctimas del "otro bando" ni a los cientos de muertos civiles. Además, está previsto, en el borrador de la Ley de memoria histórica de Aragón que el Gobierno declare ese mismo día como el Día de la memoria histórica en Alañiz y que se instale un monumentoconmemorativo sobre el bombardeo en la Plaza del 3 de marzo.

Estas iniciativas ayudarán a que la memoria se imponga al olvido, pero sigue habiendo aún muchas zonas de sombra. Sobre todo una. “Falta saber el número exacto de muertos”, dice el bibliotecario municipal y técnico de cultura, Ignacio Micolau, que pone como ejemplo el Centro de Documentación sobre el Bombardeo de Gernika, de la Fundación Museo de la Paz, que abrió en 2003 y recogió información aportada por todos aquellos que tenían familiares entre las víctimas de aquel bombardeo. A pesar de ello, el número de muertos en Gernika tampoco está claro. “Aquí esa labor no se ha hecho”, señala Micolau. Lo que sí se hizo en Alcañiz fue acondicionar y abrir en el año 2011, para ser visitado, uno de los refugios antiaéreos, en la calle Tomás Moore, donde se explica a los visitantes la historia del bombardeo. “Es uno de los pocos que hay en España”, destaca. 


LAS VÍCTIMAS

José María Maldonado, sin embargo, no tiene ya ninguna esperanza. “El número de muertos es una asignatura que no se aprobará nunca”, asegura. En la nueva edición del libro refuerza la presunción de que, como mínimo, fueron entre 250 y 300 muertos, aunque hay muchos indicios que apuntan a una cifra más alta. El secretario del Juzgado de Alcañiz que sufrió el bombardeo sostuvo en vida que había anotado más de 500 muertos, pero el cuaderno nunca ha aparecido. Por contra, uninforme secreto de los republicanos de junio de 1938 hablaba de 200 víctimas, sin contar los heridos.

El número y la identidad de muchos de los fallecidos no es la única zona oscura. Resulta difícil entender cómo un bombardeo de esa magnitud quedó relegado en la historia, mientras que otros, como el de Gernika, están tan presentes. Hay un elemento evidente: los alcañizanos no tuvieron un Picasso que les pintara un cuadro, pero para que Picasso hubiera cogido el pincel con esa intención necesitaba conocer lo que había pasado.“En Gernika hubo testimonios gráficos desde el principio”, señala Maldonado, que el pasado año asistió a los actos del 80 aniversario en la localidad vizcaína, donde invitaron a alcaldes de otras ciudades bombardeadas como Hiroshima o Dresde y donde no sólo pudo comprobar cómo el pueblo se paralizaba durante tres minutos de silencio a la hora del bombardeo, sino que también pudo hablar con especialistas en la Guerra civil que desconocían el episodio de Alcañiz.


EL OLVIDO

Después de la experiencia de Gernika, era lógico que el bando 'nacional' quisiera esconder un bombardeo contra la población civil, pero todos los periódicos republicanos sí publicaron la noticia al día siguiente. Sin embargo, no hubo información de primera mano. No hubo crónicas desde el lugar de los hechos ni testimonios gráficos. No había corresponsales extranjeros. Los libros de historia tampoco se ocuparon después de él, a pesar de que el bombardeo de Alcañiz está, sin ninguna duda, entre los más graves a la población civil durante la Guerra. El que causó más víctimas fue el de la calle Urgel, en Barcelona, quince días más tarde, el 18 marzo de 1938, con más de mil. El segundo, en número de muertos, podría ser el de Alcañiz, junto a Granollers, con unos 210, y a Gernika. El resto del camino del olvido, hasta hoy, lo ha recorrido el pueblo por iniciativa propia.

Antonio Bernus en Alcañiz
Antonio Bernus en Alcañiz.
Pero, ¿por qué se bombardeó Alcañiz? ¿Cuál era el objetivo? La orden general para la ofensiva, firmada por el General Kindelán, era clara:“Amedrentar a la población civil”. Los documentos del ejército italiano también son claros: el objetivo era el pueblo. En la gran ofensiva de la Guerra, Alcañiz era la población más grande de la zona. “En el frente de Aragón -señala Maldonado-estuvieron todos los aviones”. Entre ellos, los 14 Savoia Marchettti S-79 que lanzaron 160 bombas en dos tandas, con un peso de diez toneladas. Esos mismos aviones bombardearon durante la Guerra mundial. Tampoco hay que olvidar que laGuerra Civil fue la primera en sufrir bombardeos masivos y que esos bombardeos sirvieron de ensayo. Por eso, en los archivos italianos, hay fotos de todo lo que ocurrió desde el aire. 


EL EXILIO  

Después del bombardeo, además de las ausencias, de la reconstrucción y del olvido, llegó el exilio. Muchos alcañizanos se refugiaron en las masadas. Algunos volvieron días después y otros, más de dos mil continuaron, primero a Cataluña y luego Francia. Muchos de ellos no volvieron nunca y tampoco se libraron del horror de la historia del Siglo XX. En la matanza deOradur sur Glane, el pueblo francés donde los nazis asesinaron a 642 personas, hubo cinco alcañizanos que perdieron la vida:Francisco Gil EgeaFrancisca Espinosa, sus dos hijas de 14 años y Carmen Espinosa. Otros acabaron en campos de concentración y otros pudieron huir, como el padre de Antonio Bernús Abad. Antonio vive hoy en Brownsville (EE.UU), desde donde recuerda el bombardeo. Tenía 5 años y sólo guarda en su memoria “que los ladrillos volaban”, que estaban en la calle, se tiraron al suelo y que su madre se arrojó encima de él y de su hermano. Esa noche se fueron “al mas del abuelo, a Valderrobres”, y de ahí, pocos días después caminado a Mora de Ebro con las tropas republicanas. “Iba muchísima gente, ametrallaban los cazas desde el aire y nos teníamos que tirar a las cunetas”, dice. También recuerda la voladura del puente sobre el Ebro cuando el tren que los llevó a Barcelona lo había sobrepasado. Allí vivieron hasta que terminó la Guerra. Su padre era motociclista y correo entre esa ciudad y el frente. Los bombardeos se sucedían, hasta tal punto “que distinguía el sonido de los aviones cuando iban cargados de bombas y cuando ya las habían soltado”, recuerda Antonio. El día que las tropas de Franco entran por el sur de la ciudad, ellos salen por el norte hacia Francia. Su padre,  Antonio Bernús Zorilla, encontró trabajo en Toulouse en una fábrica de aviones, pero cuando entran los alemanes, acaban todos en el campo de concentración de Argelès sur Mer. A los seis meses, a él, a su hermano y a su madre los liberan y vuelven a Alcañiz. Su padre se fuga  un día que lo envían a talar árboles y se une a la Resistencia, pero lo acaban apresando de nuevo. “Sabía que lo iban a matar”, cuenta Antonio, así que, cuando era trasladado en tren hacia Alemania, se tira en marcha. Tarda dos años en reunir el dinero suficiente para huir a México y otros dos años más en reunir el del viaje de su familia. En 1949, por fin, Antonio llega a Veracruz en el buque de la Naviera AznarMonte Albertia“Me despedí de mi padre, separados por una alambrada, con ocho años y lo volví a ver con 16”.




Fuentes:


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