dissabte, 15 de maig del 2021

Que el edificio de la antigua Prisión Provincial de Cáceres se convierta en un espacio de memoria relacionado con la represión franquista, los derechos humanos y la paz.

 Como sabéis una de las campañas reivindicativas de AMECECA pretende que el edificio de la antigua Prisión Provincial de Cáceres se convierta en un espacio de memoria relacionado con la represión franquista, los derechos humanos y la paz.

Para darle más difusión a esta campaña hemos optado por utilizar también la plataforma CHANGE.ORG para recoger firmas individuales.

Por ello acabamos de iniciar la petición "Antigua Prisión Provincial Cáceres = espacio de memoria represión franquista, DDHH y Paz” y nos gustaría que nos ayudases firmándola.

Nuestro objetivo es recoger muchas firmas, y para conseguirlo necesitamos más apoyo.

Puedes leer más acerca de la petición y firmarla aquí:

http://chng.it/M6L97FjR

 

ES MUY IMPORTANTE DIFUNDIR ESTA INFORMACIÓN, ANIMANDO A QUE MUCHAS PERSONAS FIRMEN NUESTRA PETICIÓN.


¡ÁNIMO! Seguro que entre tod@s conseguimos nuestra justa reivindicación.

 

Un saludo, la Junta Directiva de AMECECA.

www.amececa.es

La tapia del cementerio de Torrero será lugar de memoria.

 https://www.elperiodicodearagon.com/zaragoza/2021/05/13/tapia-cementerio-torrero-sera-lugar-51797820.html


La DGA ha iniciado los trámites para proteger el muro, en el que fusilaron a gente / Los memorialistas celebran la decisión pero piden catalogar la cárcel del barrio

En la tapia del cementerio de Torrero se suelen colocar flores en recuerdo de los fusilados

En la tapia del cementerio de Torrero se suelen colocar flores en recuerdo de los fusilados EL PERIÓDICO

La Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón ha iniciado el procedimiento para declarar la tapia del cementerio zaragozano de Torrero, donde se practicaron fusilamientos durante la Guerra Civil y el franquismo, Lugar de Memoria Democrática.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA) celebró la resolución de la directora general de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón, publicada en el Boletín Oficial de Aragón, por la que se inician los trámites. Patrimonio abre ahora un periodo de información pública de un mes para la declaración de la tapia como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Conjunto de Interés Cultural, Lugar de Memoria Democrática de Aragón.

La incoación de este procedimiento conlleva la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección establecido para estos conjuntos, así como la suspensión de licencias municipales de obras en la zona.

El movimiento vecinal de Torrero, representado por las asociaciones de vecinos Montes de Torrero-Venecia y La Paz-Torrero, junto a la Asociación Cultural el Cantero de Torrero y la ARMHA consideró «muy acertada» la decisión de Patrimonio, por ser un lugar «muy emblemático» y «muy especial».

No obstante, también exigieron que la cárcel de Torrero, con una historia «cargada de tragedia, injusticia y atroz represión», sea también declarada Lugar de Memoria Democrática, así como el laurel que creció dentro de los muros de la prisión y fue cuidado por los presos.

Por ello, el próximo 31 de mayo solicitarán a la directora general el reconocimiento de la cárcel, así como de otros lugares del barrio vinculados a la Memoria Democrática, incluidos en su informe «Torrero, espacio de memoria», que ya cuenta con el apoyo de la Junta Municipal del Distrito.

Exhumarán dos fosas comunes en Manzanares que podrían albergar los cuerpos de 30 víctimas del franquismo.

 https://www.eldigitaldeciudadreal.com/2021/05/14/exhumaran-dos-fosas-comunes-en-manzanares-que-podrian-albergar-los-cuerpos-de-30-victimas-del-franquismo/


La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) va a iniciar el próximo lunes, 17 de mayo, la exhumación de dos fosas comunes en la localidad de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real. En ella se espera recuperar los restos de 30 víctimas de la represión franquista, asesinadas después de la guerra, entre junio de 1939 y noviembre de 1940.

En nota de prensa, la asociación ha informado de que en Manzanares hay un total de 288 víctimas asesinadas entre 1939 y 1947. De estas hay 255 enterradas en una fosa intramuros y dos con 33 personas extramuros; la separación entre ellas se debe a la división entre las zonas católica y civil del cementerio. En esta primera actuación de la ARMH se va a llevar a cabo la exhumación de la zona civil, lo que fue extramuros.

«Los familiares han estado muchos años protegiendo ese lugar. En 1981 la viuda de uno de los asesinados, Josefa Peñuelas, viuda de Francisco Martín Alcarazo, promovió la colocación de una placa con todos los nombres», han explicado desde la asociación.

Durante los quince días que tienen previstos los trabajos de exhumación, la ARMH recogerá muestras de AND de los familiares, aunque hay algunos que ya han hecho por su cuenta esa gestión, tratará de localizar a las familias que todavía no están en contacto; y recogerá información y documentación de los familiares de otras fosas con vistas a otras posibles actuaciones.

Todos los gastos de la exhumación son sufragados con recursos propios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que «no solicita subvenciones para las exhumaciones por qué se opone a este modelo por parte de las administraciones públicas y defiende que sean atendidas directamente por las distintas Administraciones del Estado y no por asociaciones».

«Desde esa perspectiva, ahora que el Gobierno central prepara una nueva ley de memoria democrática, la ARMH defiende que el Estado cree un organismo público y atienda directamente a las familias. Los derechos humanos no se subvencionan, los derechos humanos se garantizan y cuando una administración financia una cierta ayuda a unas familias y a otras no, está creando una discriminación entre las víctimas», han criticado.

La lucha por la exhumación de la fosa 21 de Paterna (València).

 https://contrainformacion.es/lucha-exhumacion-fosa-21-paterna/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=boletin-contrainformacion_1


Quizá se llegue tarde a ofrecer esa esperanza pero, dado que es posible hacerlo, se hará


En la localidad valenciana de Paterna se encuentra el Paredón de España, un murete que fue testigo de la ejecución de 2.238 personas cuando la Guerra Civil ya se había dado por concluida. Procedían todas ellas de diversos pueblos de la Comunitat Valenciana y de diferentes provincias del Estado español.


Fotografía: Ulisses Ortiz

Se les arrojaba, tras ejecutarles, a fosas comunes del cementerio de Paterna. Una de esas fosas es la número 21, que alberga los restos de 76 personas fusiladas, concretamente 73 hombres y 3 mujeres. Los días 15, 17, 19 y 21 de julio de 1939 se llevaron a cabo sus ejecuciones.

Entre el listado de víctimas se encuentran tres vecinas de la localidad valenciana de Catarroja: Carmen Martínez Fortea, Francisca Ballester Nogueras y Bárbara Morellà Ribes. Fueron las tres primeras mujeres fusiladas en el Paredón de España.

No todas las personas a las que allí fusilaron se encuentran en fosas comunes, ya que los familiares de algunas de ellas tuvieron la suerte de poder ir a recoger sus cuerpos, no para enterrarles donde sus familias quisieron pero sí en una sepultura individualizada en el cementerio de Paterna. Otras familias, sin embargo, llevan décadas esperando a poder recuperar sus cuerpos u llevarles adonde crean conveniente.

Para que cada persona sepultada junto a tantas otras consiga una familia que lo reclame, privándole así del número que le identifica y devolviéndole con suerte su nombre y apellidos, es necesaria una lucha de fondo en la que lleva años Pilar Taberner. Exactamente son cinco sus años de lucha con la burocracia y buscando a familiares de víctimas de la represión franquista.


Fotografía: Ulisses Ortiz

No ha caminado sola en esta búsqueda, pues en este tipo de trabajos es esencial contar con una red de apoyo. Como presidenta de la Associació de Familiars de la Fossa 21 del Cementeri de Paterna, Pilar Taberner tenía claro que había que exhumar y que para ello necesitaba localizar a las familiares que se unieran a la causa. Durante su proceso de búsqueda le contactaron Vanessa, Maribel y María, todas ellas mujeres con experiencia en búsqueda de familiares de represaliados, que le prestaron su ayuda para localizar a más familiares de las 76 víctimas de la represión franquista enterradas en la fosa 21 de Paterna.

Con ayuda de los miembros de su asociación, el respaldo constante de Ima Bernat, secretaria de la asociación, y de compañeras y compañeros cuyos familiares se encuentran o se encontraban enterrados en otras fosas, Pilar empezó a contactar con diferentes medios de prensa para tratar de localizar a descendientes, a revisar archivos históricos, padrones, registros civiles, Páginas Amarillas y las redes sociales hasta que consiguió localizar a bastantes familias. De esta manera, su asociación logró contactar con más familiares con los que generar más fuerza y unión para llevar a cabo la exhumación. Pilar destaca también la colaboración estrecha e indispensable de algunos de los Ayuntamientos con quienes contactó, aunque lamenta a su vez que algunos de ellos ni siquiera respondieran a sus solicitudes de búsqueda de descendientes, denotando así total desinterés e indiferencia al respecto.


Fotografía: Ulisses Ortiz

Llamar a un o a una familiar por primera vez implica un proceso duro, ya que la persona que contacta no sabe con qué reacción se puede encontrar; es una incertidumbre: es posible que quieran saber más acerca del tema o incluso ayudar pero también lo contrario. Pilar se ha visto desbordada por tanto trabajo, un esfuerzo que se vio paulatinamente compensado con las personas a las que devolvió la esperanza: muchos de ellos y ellas tenían el convencimiento de que no se podía exhumar y de que no podrían recuperar a sus seres queridos. Se trata de una llamada que cambia la vida de quien está al otro lado del teléfono, que convierte su sufrimiento inherente en candente optimismo, en la esperanza de recuperar en la medida posible a quien hace décadas les arrebataron y de darle la digna sepultura que toda persona merece. El beneficio de esta llamada es bidireccional, pues también confiere firmeza a Pilar para seguir en su búsqueda de años, una mutua certidumbre de que el interminable camino se ha hecho más corto y de que ya se vislumbran la exhumación, la identificación y la recuperación de las víctimas, de su vuelta a su lugar de origen.

Quizá se llegue tarde a ofrecer esa esperanza pero, dado que es posible hacerlo, se hará; se intentará que los restos de los hombres y mujeres de la fosa 21 de Paterna vuelvan con sus respectivas familias, que son a quienes pertenecen.

El listado de víctimas de la represión franquista que yacen en la fosa 21 se logró gracias al inconmensurable e imprescindible trabajo de investigación de Vicent Gabarda. El listado a partir del cual comenzaron a trabajar hace años se lo hizo llegar Alejandro Calpe, de ArqueoAntro; encontraron en él había numerosas erratas procedentes de la información proporcionada en el momento de sus muertes y que fueron corrigiendo a medida que localizaban a los familiares.

Gracias a la ayuda de archiveros, la de estas mujeres especializadas en la búsqueda de familiares y la colaboración de gente en las redes sociales, Pilar fue consiguiendo números de contacto de familiares. Fue un proceso extenso y con peculiaridades que tuvo que afrontar para corregir ciertos errores, como el de un hombre cuya fecha de ejecución era equívoca o un supuesto oriundo de Badajoz que finalmente era de Jaén.

Grata sorpresa fue la de localizar a un familiar en Brasil: descubrieron que la familia de la víctima se exilió al país sudamericano y, tirando del hilo, la asociación de familiares de la fosa 21 logró su contacto. La familia se mostró inicialmente sorprendida, ahora está muy emocionada: todavía conservan cartas y documentos que hicieron llegar a Pilar.

El paso del tiempo hace que las familias se sorprendan pero tras muchas conversaciones con Pilar y otros miembros de la asociación de familiares de la fosa 21 de Paterna se abre paso a la esperanza. Supone una sorpresa el ver la lucha de un grupo de personas por excavar la fosa donde fueron arrojados sus familiares tras ser fusilados, personas que fueron vilmente asesinadas por pensar diferente, por querer la libertad, por luchar porque España siguiera siendo democrática. Esta es la esperanza de exhumar.


Fotografía: Ulisses Ortiz

Pilar se muestra siempre con una sonrisa, entusiasmada pero cuando ahondas para que narre la vida de las familias, el proceso y la lucha se empaña su mirada; la mirada de quien lucha sin descanso, nunca sola. Una red de apoyo y el combustible de las familias le acompañan siempre. Pilar es buena persona y las buenas personas demuestran que hacen grandes cosas. En su caso, lograr unir a la asociación de familiares de la fosa 21 para poder llevar a cabo, por fin, el proceso de exhumación y la posterior identificación de las víctimas. Su emoción es por la lucha y por el trabajo, por el cariño que recibe y por el dolor al escuchar tantas historias con ese dolor y ese sufrimiento que se clava en el alma de quien pierde a quien quiere y te cuenta su historia entre lágrimas, con rabia pero sobre todo con esa esperanza de reencontrarse con su familiar.


Fotografía: Ulisses Ortiz

Como Pilar Taberner comenta: “Es un asunto de justicia universal, de la vulneración de los derechos humanos básicos de nuestros familiares. Lamentablemente, a día de hoy debemos seguir demostrando la barbarie tan rodeada de falsedades y mentiras que fue el genocidio franquista. Dada la poca transmisión de información en mi familia de un hecho tan cruel como fue el asesinato del hermano de mi abuela, que la marcó de por vida, sentí una necesidad candente de búsqueda de información sobre tal barbarie. Cuando tuve la oportunidad de leer el juicio sumarísimo donde lo incluyeron me invadió una terrible tristeza y se confirmó lo que ya sabía. Lo mataron sin motivo alguno, únicamente por su ideología. Me parece increíble que aplicaran esa falsa justicia militar a civiles inocentes con juicios de corta y pega, acusando a numerosas personas de los mismos delitos y los responsables hayan quedado impunes”.

La de los asesinados por sus ideas y enterrados en fosas comunes una herida abierta que necesita ser sanada. No se abren heridas en el proceso de exhumación: se cura la que sangra durante tantos años, la que está abierta esperando a que saquen a un familiar de la fosa común. 

Pilar Taberner tiene a su tío abuelo en la fosa 21, que era militante de las Juventudes Socialistas y también secretario del Comité Revolucionario de Quart de Poblet. Su oficio era jornalero y lo asesinaron, con 28 años, el 21 de julio de 1939.

Su tío abuelo es un familiar como tantos otros asesinados por una limpieza ideológica que jamás se tuvo que hacer. Murió sin haber cometido delito alguno; murió porque buscaba un mundo libre y más justo. Era un hombre bueno cuyo único delito fue tener una ideología contraria a la del régimen.

La fosa 21 del cementerio de Paterna será exhumada por Arqueoantro, uno de los mejores equipos de arqueólogas y arqueólogos que se tiene actualmente en memoria histórica. El proyecto fue licitado por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, encabezada por Rosa Pérez Garijo, que hizo hincapié en “la magnitud de esta actuación que vamos a poner en marcha desde la Conselleria en la fosa más grande de la Comunitat para lograr el objetivo que nos marcamos al comienzo de esta legislatura, lograr un territorio libre de fosas”.

Las mujeres rogaban a pie de fosa por recuperar a su familiar, dejaban flores y callaban porque en esa época todas tenían como compañero el silencio; las lágrimas que caían en la tierra, convertida en barro que protege al ser amado. Miles de mujeres e hijas o hijos frente a un trozo de tierra, sabiendo que un hombre honrado o una mujer honrada que luchaba por la libertad fue ejecutado o ejecutada. Hoy, décadas después, los descendientes cogen el legado a pie de fosa mientras recuerdan a sus familiares que estuvieron rogando por un día poder recuperarlos.

En este caso es Pilar Taberner, como anteriormente fueron Daniel Galán o Carmen Gómez: luchan contra la burocracia, tienen que hacer una búsqueda intensiva de familiares, dar de alta la asociación… todo ello para lograr exhumar y que todos los familiares posibles recuperen al ser querido que fue asesinado.

Mientras muchos familiares esperan expectantes la exhumación de sus seres queridos, que se llevará a cabo durante este año, otras familias de personas represaliadas y enterradas en la fosa 21 del cementerio de Paterna todavía no han sido localizadas. Pilar no cesa en su búsqueda, ya que tanto a ella como a los demás miembros de su asociación de familiares les gustaría devolver todos los cuerpos posibles a sus respectivas familias; por eso lanza una llamada a quien les pueda ayudar a contactar con las familias no localizadas, cuyo nombre figura sobre blanco en el siguiente listado, o a difundir esta lista: 







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divendres, 14 de maig del 2021

La Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica comenzará el lunes la exhumación de dos fosas comunes en Ciudad Real.

 https://diario16.com/la-asociacion-para-la-recuperacion-de-la-memoria-historica-comenzara-el-lunes-la-exhumacion-de-dos-fosas-comunes-en-ciudad-real/


Con estos trabajos esperan recuperar los restos de 30 víctimas de la represión franquista, asesinadas después de la guerra
Eva Maldonado

Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.


La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) inicia el próximo lunes 17 de mayo la exhumación de dos fosas comunes en la localidad de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real. En ella se espera recuperar los restos de 30 víctimas de la represión franquista, asesinadas después de la guerra, entre junio de 1939 y noviembre de 1940.

En Manzanares hay un total de 288 víctimas asesinadas entre 1939 y 1947. De estas hay 255 enterradas en una fosa intramuros y dos con 33 personas extramuros; la separación entre ellas se debe a la división entre las zonas católica y civil del cementerio. En esta primera actuación de la ARMH se va a llevar a cabo la exhumación de la zona civil, lo que fue extramuros.

Los familiares han estado muchos años protegiendo ese lugar. En 1981 la viuda de uno de los asesinados, Josefa Peñuelas, viuda de Francisco Martín Alcarazo, promovió la colocación de una placa con todos los nombres.

Durante los quince días que tienen previstos los trabajos de exhumación, la ARMH recogerá muestras de ADN de los familiares, aunque hay algunos que ya han hecho por su cuenta esa gestión, tratará de localizar a las familias que todavía no están en contacto; y recogerá información y documentación de los familiares de otras fosas con vistas a otras posibles actuaciones.

Todos los gastos de la exhumación son sufragados con recursos propios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que no solicita subvenciones para las exhumaciones por qué se opone a este modelo por parte de las administraciones públicas y defiende que sean atendidas directamente por las distintas Administraciones del Estado y no por asociaciones

Desde esa perspectiva, ahora que el Gobierno central prepara una nueva ley de memoria democrática la ARMH defiende que el Estado cree un organismo público y atienda directamente a las familias “porque los derechos humanos no se subvencionan los derechos humanos se garantizan y cuando una administración financia una cierta ayuda a unas familias y a otras no, está creando una discriminación entre las víctimas”.-

dijous, 13 de maig del 2021

Las vidas enterradas de los obreros que hicieron el Valle de los Caídos.

https://www.eldiario.es/sociedad/vidas-enterradas-presos-levantaron-valle-caidos_130_7931886.html


Publicado el
13 de mayo de 2021 - 21:29 h





El Valle de los Caídos es una anomalía en la Europa democrática. Fue y sigue siendo un monumento de exaltación de la victoria y de la ideología tanto política como religiosa de aquellos que ganaron la guerra. No ha sido hasta la exhumación del dictador que engendró el símbolo de Cuelgamuros, en octubre de 2019, que ha comenzado la lenta y delicada intervención en el lugar. Discretamente, sin helicópteros, unidades móviles, banderas ni losas de mármol, un grupo de arqueólogos está desenterrando algo que podría ser más potente que la momia de Franco: la dignidad de los trabajadores que construyeron ese sitio.

"Hasta ahora el foco estaba puesto en el monumento, que es lo que Franco, los arquitectos y los ingenieros del régimen querían que viéramos y es lo que seguimos viendo. Nosotros lo que proponemos es ver otras cosas", explica el arqueólogo Alfredo González Ruibal allí mismo, al abrigo del viento y la llovizna que empapan los terrenos escarpados del arranque de la sierra de Guadarrama, rodeados de arroyos y discretas y sutiles pistas que llevan a lo que hasta ahora estaba escondido.

El foco cambia de sitio. Se mueve unos kilómetros. Se desenfoca el fondo, presidido por una cruz de 150 metros de altura envuelta en nieblas. "Dejamos de ver a los héroes y a los mártires y al Caudillo y a Primo de Rivera". Y miramos lo que en su día quiso ser borrado y aparece, bajo las piquetas, en primer plano. "Y vemos a los trabajadores, tanto presos como libres, a los capataces, a las familias, a los niños, a las mujeres que estuvieron aquí viviendo veinte años. Creo que ellos deberían ser los protagonistas del Valle de los Caídos y su historia debería ser la más importante", dice González Ruibal. Si el futuro proyecto de resignificación del Valle sale como este arqueólogo del CSIC imagina, los futuros visitantes de este lugar comenzarían su itinerario pasando por los destacamentos penales; en cierta manera, "empezando la historia por donde empezó la historia, que es en el año 1943 con los batallones de trabajadores, los presos que llegan a redimir condenas para hacer la carretera, construir el viaducto o abrir la cripta".

Para llegar al sitio de la excavación hay que internarse por carreteras estrechas señalizadas por carteles de prohibido el paso. La primera de ellas llega hasta un poblado de viviendas del particular estilo escurialense de la zona, con tejados de pizarra acabados en punta, donde actualmente viven trabajadores de Patrimonio Nacional con sus familias. Hay que atravesarlo y seguir conduciendo por caminos que parece que no llevan a ninguna parte. Pero entre el monte se abre un claro y al lado de la vía mínimamente asfaltada aparecen, entre la maleza, los cimientos de una construcción en ruinas. Es lo que queda de un barracón de trabajadores, tanto presos como libres, de uno de los tres destacamentos que trabajaron aquí: uno en el monumento, otro en el monasterio (que finalmente sería la hospedería) y otro, este en el que estamos, en los cinco kilómetros de carretera que atraviesan el valle hasta el Risco de la Nava. Pero los restos arqueológicos interesantes están aún mucho más adentro de las tripas de este bosque de pino y roca.

No les fue difícil encontrar a los arqueólogos diversos amontonamientos de escombros salpicando el terreno, no muy lejos unos de los otros, siempre al abrigo, cada uno de ellos, de una roca grande. Son los restos de las chabolas construidas por los trabajadores y sus familias para poder vivir cerca de ellos, para recrear algo parecido a una vida digna en un contexto de privación de libertad, de trabajos forzados, de dictadura, de derrota. A estas alturas del trabajo de excavación, se han liberado de escombros cinco de esas casas, por llamarlas de una manera que quizás les venga grande para unas rudimentarias estructuras que parecen neolíticas, pero hogares a fin de cuentas, y están ya a la vista la parte baja de la cimentación. Son de planta cuadrada, poco más de dos metros de lado. Un manchurrón negro nos indica dónde estaba el hogar para cocinarse y calentar la estancia. Podemos pasar por el hueco de la puerta, siempre mirando al sur, hacia el arroyo, dando la espalda al camino que lleva a los barracones oficiales. En una de ellas encontramos una parte más elevada a todo lo largo, pegada a la pared, que parece que sirvió de cama. En otra, cada esquinita tiene un poyo para sentarse. La ubicación de cada una la marca el resguardo de los afilados vientos de Guadarrama que proporciona un bolo granítico. Algún saliente se aprovecha, seguramente, para apoyar en él la cubierta de la casa, que no era muy alta, metro y medio o dos metros a lo suma, y amañanada con vegetación, porque si hubiera sido de un material no orgánico, los arqueólogos lo habrían encontrado entre los restos del derribo.

Porque estas casas no las derribó el tiempo, sino el hombre. Cuando terminaron las obras de la carretera, este destacamento se abandona y se procede a la demolición de los barracones y las chabolas, principalmente para no afear el entorno. Se produce un sellado de estas ruinas, lo que ha permitido que ahora afloren restos intactos después de setenta años. Como remate, para eliminar las calvas producidas por la huella de estas personas borradas de la historia del Valle, a finales de los años 60 se hace una replantación de pinos. Ya solo quedan las cicatrices, como dice Xurxo Ayán, arqueólogo del Instituto de História Contemporânea de la Universidade Nova de Lisboa, y miembro del equipo.

Fernando Olmedo recoge en su libro El Valle de los Caídos. Una memoria de España, el testimonio de diversos presos que se fugan aprovechando las bajas médicas por intensos dolores de muelas. Precisamente, los arqueólogos acaban de encontrar un molar con una caries tremenda, que apareció en el suelo de una de las casas y que estaba arrancado de cuajo, con las raíces rotas por la extracción, "para hacerse una idea de lo que era estar aquí sin servicios médicos adecuados", recalca González Ruibal. No paran de salir objetos de entre la tierra. Restos de proyectiles, pues la zona fue anteriormente frente de guerra. Un equipo de cantero. Fichas del economato donde compraban los presos. Restos de calzado. Suelas de caucho reutilizado de neumático, fabricadas aquí mismo porque ha aparecido un trozo grande de caucho recortado con una silueta. "Esta gente estaba muy aislada y la posibilidad de adquirir ropas del exterior eran muy limitadas, además no tenían dinero, por lo que reutilizaban continuamente los objetos", aclara Alfredo, sosteniendo una olla de metal oxidado que ha sido parcheada en varios sitios. Encuentran latas convertidas en cazos para el agua. Rastros de la presencial infantil: suelas de calzados de niña, restos de lo que fueron cacharritos de juguete. Monedas de los años 40. Todo lo que aparece se puede datar como anterior al año 50, que es en el que se disuelven los destacamentos que se forman en el año 43, lo cual quiere decir, en lenguaje técnico, que "no hay ninguna intrusión", que no ha habido vida posterior a esta vida en este mismo lugar. Pero hasta ahora, el hallazgo más impresionante, lo encontró Xurxo.

Ocultas todos estos años bajo medio metro de escombros, preservadas en el mismo lugar en el que fueron abandonadas, una fresquera en el interior de una chabola, dos botellas de vidrio verde contienen todavía el líquido en su interior. "A mí lo que más me impresiona es la intención clara de crear un hogar, de dignificar las condiciones de vida y esa chabola es espectacular porque puedes identificar todas esas condiciones de hogar, como el lecho donde dormían, el suelo empedrado y cementado, un fogón, la fresquera y hasta las suelas de los zapatos de la persona que vivía allí, abandonados junto a la puerta", detalla Xurxo. "Es un viaje en el tiempo a los años 40. Te puedes imaginar a la mujer y a la niña que recibe al marido que lleva ocho horas picando piedra para hacer grava para la carretera, reventado, o con indicios de silicosis", imagina el arqueólogo. "Lo que hay en estas cabañas es una voluntad de resiliencia y de sobrevivir", añade.

Se desconoce cuántos trabajadores penados pasaron por aquí, también cuántos obreros presos y en qué porcentaje se combinaban ambas fuerzas. Pero sí se sabe la media mensual. En este destacamento de la carretera, conocido como Banús porque esta era la empresa que tenía esta contrata, en 1943 trabajaron 125 (515 era la media total). En 1946, es de 190. En 1949, último año antes de la disolución de los destacamentos, en el de la carretera trabajan 175 (272, la media total). Los archivos recogen que los trabajadores duermen en barracones de madera que son naves amplias con ventanas sin cerca y hendiduras abiertas, por las que se cuela el frío. Hay 24 grupos de camas de literas de tres alturas para los penados y 20 más para el pabellón de los obreros libres. Otro miembro del equipo, el historiador Luis Antonio Ruiz, consultó los archivos para la primera fase de documentación del proyecto y encontró que había poco que encontrar: "Abunda la cuestión monumental, hay algo de información sobre los destacamentos penales pero hay un vacío bastante llamativo sobre estas estructuras que estamos interviniendo, la arquitectura más subalterna dentro de lo subalterno que ya eran las viviendas de los obreros".

Todos estos restos materiales que están siendo recuperados nos hablan de los "doblemente olvidados del Valle", como dice González Ruibal, tanto los trabajadores como sus familias. Por ahora no hay un destino previsto para todos estos objetos pero a valoración de los arqueólogos serían una aportación imprescindible para un proyecto museístico que contribuyera a la reinterpretación del Valle de los Caídos.

Están por venir las exhumaciones de las criptas solicitadas por los familiares, pendientes aún de un permiso de obras del Ayuntamiento de El Escorial. Y la exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera, enterrado en un lugar prominente de la basílica, algo que sucederá cuando se apruebe la nueva Ley de Memoria Democrática. Pero sobre todo lo que urge es un nuevo relato. "Lo que estamos haciendo es parte de un programa más amplio de resignificación dirigido por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática —explica Alfredo González Ruibal— porque en el año 2021 el relato del Valle de los Caídos sigue siendo el del tardofranquismo y es injustificable que una democracia herede ese relato y no lo pueda cambiar". El investigador evidencia que la manera de entender este lugar no ha cambiado cuando ve que "cada vez que alguien intenta hacer algo en él, se crea una polémica tremenda y se hace todo lo posible por impedirlo, desde determinados partidos políticos a determinados colectivos e individuos", añade. 

En democracia, niños y niñas escolares eran traídos de excursión al Valle de los Caídos. Se ha inscrito en nuestro cotidiano con un componente folclórico que ha estado a punto de hacernos olvidar su verdadero significado. "Todos hemos sido culturados en este paisaje bucólico que en realidad esconde un paisaje ausente", señala Xurxo, caminando entre las rocas para llegar a la última de las cabañas, a la que bromeando llaman el chalé con vistas, más alejado del resto, absolutamente camuflado y al borde de un desnivel. Acaban de encontrar en él una cadena para cerrar la puerta y restos de uralita en el suelo, con la que probablemente se construyó un tejado. El paisaje ausente está siendo revelando.