dissabte, 14 de març del 2015

De traición en traición; el precio de la lealtad era la prisión o la muerte: La Memoria al servicio de la Justicia.


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jueves, 12 de marzo de 2015


Han presenciado la huída pautada de sus dirigentes de Madrid a Valencia, de Valencia a Cataluña y de Cataluña a Francia; han visto como sus felones jefes casadistas, cenetistas y socialistas traicionaban a la República mientras pactaban con Franco y atacaban, desarmaban, encerraban y/o mataban a los últimos resistentes comunistas defensores de la legalidad; han asistido a la precipitada fuga de sus oficiales, mandos y unos pocos privilegiados y sus familias, bien por avión, o bien en barcos como el Stanbrook desde Alicante hacia Orán y al Marruecos francés. Se han sentido traicionados, abandonados, inermes... Han creído o han depositado sus esperanzas en las falsarias promesas de perdón del jefe de los golpistas. Y se han rendido, pues no les queda otra. Algunos parecen confortados por la aparente paz. Incluso la quizás probable hija de uno de ellos aparece sonriente. Piensan y creen que la larga pesadilla ha terminado. No saben que es ahora cuando empieza una interminable y obscura noche de 40 años, en la que no habrá ni indulgencia, ni compasión, ni generosidad. Muchos, muchísimos, acusados de crímenes imaginados, o de  ninguno, serán maltratados, torturados, sacados de las prisiones y asesinados. Otros, juzgados en parodias de masivos procesos y ejecutados por improvisados verdugos en sumisos pelotones que a fuerza de matar y matar sin parar reventarán de fatiga. Miles morirán por hambre, frío, avitaminosis, enfermedades ridículas de fácil cura, desamparados tras alambres de espino y muros custodiados por despiadados guardianes. Y muchos más sentirán su espíritu aniquilado tras 5, 10 ó 20 años de demoledora prisión o de trabajo en batallones disciplinarios de castigo para soldados republicanos.

Los presiento tensos pero aliviados, junto a Atocha, en Madrid, casi en el mismo punto espacial que reflejé en la entrada de este blog que dediqué a la llegada de presos a la avenida Ciudad de Barcelona, en su intersección con la estación de tren y el Paseo de Santa Isabel. He podido localizar con más o menos fortuna el lugar quizás exacto desde donde se tomó la instantánea y colocarlo de fondo bajo la vieja imagen. Quizás fuera, o no, Santos Yubero el fotógrafo que captó el momento. Estamos a finales de marzo de 1939. 76 años han transcurrido desde entonces, pero nada ha cambiado. Los derrotados de la fotografía han muerto todos, con casi total certeza. Pero los enemigos contra los que luchaban aún siguen ahí, en los mismo despachos, las mismas mansiones, los mismos consejos de administración, disfrutando y perpetuando las mismas injusticias. Nada cambia. Sólo los grises del triunfante fascismo del 39, que han sido transformados en amables coloreados por el atemperador y castrante siglo XXI. ¡Malditos sean!


 

Fuente de la imagen en color: Street View de Google. Fuente de la imagen en blanco y negro: urbanity.cc. Texto, como siempre, factura propia

Abrisketa narra la historia de los niños de la guerra refugiados en Francia


http://eldia.es/agencias/7999031-GUERRA-CIVIL-Entrevista-Abrisketa-narra-historia-ninos-guerra-refugiados-Francia

Jose Oliva., Barcelona, EFE El escritor vasco Martín Abrisketa recupera en su primera novela, "La lengua de los secretos", la vida de su padre, que fue uno de los niños vascos que, separados de sus familias, acabaron como refugiados en Francia y que, dice, vivieron aquellos años "como una aventura".
En una entrevista concedida a Efe, Abrisketa señala que al describir los años de la guerra a través de los ojos de un niño, "el conflicto aparece como una aventura".
Abrisketa confiesa que "La lengua de los secretos" (Roca Editorial) es la historia de la infancia de su padre y, de hecho, su primer recuerdo de la infancia es escuchando a su padre "contar su historia".
El relato sitúa al lector ante cuatro niños vascos, Martintxo y sus tres hermanos, que un día, en medio de la Guerra Civil española, se perdieron de su familia y tuvieron que refugiarse en Tenay, un pueblecito al este de Francia también llamado Nunca Jamás.
"Mi padre y tres de sus hermanos se quedaron solos y arranca una aventura que les llevó cerca de un año y medio primero a Santander, después a Asturias, embarcaron en un buque inglés que los evacuó a Burdeos y desde allí en tren a un pequeño pueblo en los Alpes", comenta el autor.
Abrisketa, que habitualmente trabaja en medios audiovisuales, decidió escribir la novela para "dar testimonio de la aventura de mi padre y sobre todo, de cómo la vivió, pues siempre nos la ha transmitido como una aventura, sin odio, sin enemigos, con dolor matizado, pero sin maldad, hasta el punto de que el recuerdo de la guerra es prácticamente un juego".
Esa inocencia fue posible, recuerda ahora el hijo, porque "aquellos niños se quedaron solos, sin tener la referencia de los adultos, y quizá eso les salvó como niños, les hizo evitar un trauma, a pesar de que vivieran un calvario".
A pesar de las reticencias del gobierno francés, presionado por el inglés para no ayudar a la República española, "la gente de los pueblos se volcó de manera determinante".
Desde el principio Abrisketa vio que contar la guerra desde la perspectiva de un niño le brindaba todas las posibilidades literarias, o incluso cinematográficas: "Me daba el punto de vista de la magia, porque los niños tienden a confundir y especular cuando los mayores no les explican nada, pero cuando se quedan solos su especulación es mayor y su forma de entender la realidad es completamente fantasiosa".
Haciendo honor a la oralidad de la cultura vasca, en la novela aparecen finalmente el flautista de Hammelin y Peter Pan. "Me di cuenta de que mi padre era un niño perdido, que no sufre, que hace una guerra que no puede perder, y yo acabo siendo el hijo de Peter Pan".
"La lengua de los secretos" es concebida como una muñeca rusa, con una novela dentro de una novela, pues Abrisketa empieza a contar la historia de su padre de 1931 en adelante, casi como un catarsis que le ayudó a acercarse a su padre después de muchos años de distanciamiento e incomprensiones mutuas.
Aunque la estructura narrativa es lineal, asegura que llega un capítulo en que no puede seguir escribiendo sin decir lo que piensa de él.
"Le llegan cartas mías en las que le cuenta la evolución de la novela, mi padre dio mil pasos para acabar con esa ruptura y luego en Tenay el alcalde dio también un paso de gigante al invitarnos a visitarles y poner a mi disposición su historiadora local", apunta.
Ahí aparece la "segunda novela", que cuenta lo que ocurre en la actualidad, cuando "dos personas distanciadas se acercan y dos pueblos se acercan".
La confusión que en ocasiones se produce entre el autor y el narrador es, como dice Abrisketa, intencionada: "A través de la comunicación y la novela me he dado cuenta que entre mi padre y yo hay un cable que nos une, su mirada infantil es la mía y me llegué a identificar tanto en él, que decidí que era él".
Admite que esta novela puede estar emparentada con el cine de Montxo Armendáriz y no es casual que el padre del niño protagonista se llame en la novela Tasio, en homenaje a la película del cineasta navarro.
Sobre su futuro como escritor, Abrisketa no sabe qué hará, pero asegura que si vuelve a tener la necesidad de escribir algo que pueda servir para el lector se volverá a embarcar en esta aventura, aunque a él le resulte "agónico".

Gerda Taro, fotoperiodista pionera, valiente y auténtica instigadora de Robert Capa


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Gerdataro1
Gerta Pohorylle llegó a este mundo una cálida mañana del primero de agosto de 1910, en Stuttgart, una ciudad perteneciente en aquel momento al potente Imperio Alemán, y hoy en día, sencillamente, a la también potente Alemania. Hija de judíos de origen polaco, asegura el creciente número de historiadores que se ha interesado en la figura de esta pionera del fotoperiodismo de guerra que, a pesar de su origen burgués, simpatizó desde que era muy joven con el movimiento obrero, una filosofía que forjó no solo su carácter, sino también su destino.
Dicen que le gustaba fumar, bailar y jugar al tenis, como corresponde a una joven intrépida y rebelde a la que ni siquiera el auge que experimentó el partido nazi en su tierra natal consiguió atemorizar. A principios de los años 30 del siglo pasado Gerta estaba instalada en Leipzig (Alemania), formándose en la Gaudig Schule y ejerciendo un activismo que no solo provocó que los nazis se fijasen en ella, sino también que la pusiesen bajo custodia «protectora». Sin embargo, esa presión, lejos de amedrentarla, fue la chispa que provocó que la joven Gerta Pohorylle se transformase en la Gerda Taro que consiguió estampar su huella en la historia del fotoperiodismo.

París, Endre, Robert y la fotografía

Su origen judío y su incesante activismo contrario a la ideología defendida por los nazis colocaron a Gerta en una posición muy delicada que provocó que se viese obligada a abandonar Alemania, el país en el que había nacido y se había formado. Eligió París. Entre los meses de septiembre y octubre de 1933 llegó a la capital francesa, con 23 años, y no tardó en encontrar trabajo como mecanógrafa del psicoanalista René Splitz. Mientras, se dejaba seducir por el ambiente bohemio y antibelicista que se fraguaba en las brasseries y los bistrós frecuentados por los intelectuales parisinos.
Gerda Taro y Endre Ernö Friedmann se conocieron en París, en 1934
Fue precisamente en ese ambiente inspirador en el que el azar le presentó a un apuesto húngaro tres años más joven que ella, Endre Ernö Friedmann, también judío y dispuesto, aún sin éxito, a ganarse la vida como fotógrafo a toda costa. Dicen que él despertó en ella su pasión por la fotografía y le enseñó la técnica, y ella alimentó su curiosidad y compartió con él los modales y el estilo que solo puede conocer quien ha sido amamantado en un ambiente burgués. Aun así, el éxito se les resistía. Ninguna publicación impresa compraba sus fotografías, pero Gerta dio con la solución.
Gerdataro5Gerda Taro y Endre Ernő Friedmann, unidos más allá de lo profesional.
La rubia, avispada e incipiente fotoperiodista propuso a su compañero Endre crear un álter ego, una marca que les abriese aquellas puertas que les estaban vedadas. Acababa de nacer Robert Capa. Pero Endre no era Robert. Robert era Endre, y también Gerta. Ambos se hicieron pasar durante meses por los representantes en París de un reputado fotógrafo estadounidense, y comenzaron a vender sus fotografías, las de ambos, a las publicaciones impresas de la época a un precio tres veces más alto del que habrían obtenido si hubiesen continuado firmándolas con sus auténticos nombres. La leyenda de Robert Capa ya había nacido. Y era imparable.

La Guerra Civil Española

A finales de 1935 Gerta y Endre vivían juntos en un pequeño apartamento situado cerca de la torre erigida cuatro décadas y media antes por Alexandre Gustave Eiffel. En realidad, el advenimiento de Robert Capa tuvo lugar unos meses después, en la primavera de 1936. A partir de ese momento todo comenzó a irles mucho mejor. Se entendían, y, además, tenían éxito profesional. Ambos practicaban la fotografía, y Gerta no dudó en empezar a utilizar el pseudónimo Gerda Taro para hacerse pasar por la representante de Robert Capa, y, así, vender las fotografías que Endre y ella tomaban. Pero lo mejor estaba por llegar.
Gerdataro4Fotografía de Endre Ernő Friedmann tomada por Gerda Taro.
El 17 de julio de aquel mismo año estalló la Guerra Civil Española. Y Robert Capa, Gerda y Endre, uno ficticio y dos muy reales, decidieron desplazare a España para cubrir los preparativos para la defensa de Barcelona primero, y los frentes de Aragón y Madrid después. Tras la capital, y ya con el conflicto bélico en pleno apogeo, se dirigieron al sur, hacia Córdoba, donde Robert Capa tomó una de sus fotografías más poderosas: la del miliciano republicano de Cerro Murriano, conocida como«Muerte de un miliciano».
Gerdataro2«Muerte de un miliciano», posiblemente tomada por Gerda Taro en 1936.
Sobre esta instantánea se han vertido ríos de tinta. Hay quien afirma que no fue espontánea, sino que fue meticulosamente planificada. Y, sobre todo, muchas voces aseguran que fue Gerda y no Endre quien la tomó, algo perfectamente posible dado que ambos estuvieron juntos en esa época, y, sobre todo, que los dos utilizaban el pseudónimo Robert Capa indistintamente. Poco después volvieron, juntos, a París.

Adiós, Gerda, adiós

Gerda preservó su activismo durante toda su corta vida. A finales de 1936 viajó a Nápoles para visitar a Georg Kuritzkes, un viejo conocido de Leipzig, y animarle a unirse a las Brigadas Internacionales. Y poco después regresó a España junto a Endre para fotografiar el buque de guerra Jaime I, atracado en Almería. De ahí fueron a Motril, Calahonda, Madrid... Pero en 1937 Gerda empezó a distanciarse profesionalmente de Endre y a firmar sus fotografías como «Photo Taro». Cubrió el frente del Jarama, el bombardeo de Valencia, y, de nuevo junto a Endre, la batalla de Navacerrada, entre otras localizaciones. Siempre «a caballo» entre París y España.
Gerdataro3Una miliciana republicana practica delante de la cámara de Gerda Taro.
El 1 de agosto de 1937, el día en que Gerda cumpliría 27 años, Endre esperaba recibirla en París,pertrechada por su Reflex Korelle. Pero Taro no se presentó. Pocos días antes, durante el amanecer del 26 de julio, Gerda falleció en el hospital de campaña de El Goloso a causa de las heridas que le produjo unas horas antes el tanque republicano que la arrolló accidentalmente durante la retirada del frente de Brunete. Hoy Gerda Taro descansa en el cementerio de Père-Lachaise, en París. Pero su legado permanecerá, posiblemente, siempre.

Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza en la BNE


http://www.revistadearte.com/2015/03/08/giner-de-los-rios-y-la-institucion-libre-de-ensenanza-en-la-bne/


08 marzo2015 | Por  | Categoría: Arte y PolíticaImprime esta noticia Imprime esta noticia
mar-exposicion-ginerLa muestra bibliográfica Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de la Enseñanza, que se puede ver hasta el 25 de abril en la antesala del salón de lectura de la Biblioteca, celebra los cien años de la muerte del pensador, escritor y pedagogo español.
El impulsor del proyecto pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) publicó gran cantidad de libros que supusieron una renovación de la educación, la cultura y la sociedad española. Algunas de estas obras se exponen en esta muestra que también incluye ejemplares de otros escritores relacionados con el nacimiento de la ILE, como Julián Sanz del Río, de quien Giner de los Ríos fue discípulo, o Manuel Bartolomé Cossío, mano derecha del protagonista de la muestra. Además, se pueden ver también algunos de los instrumentos que hicieron posible la difusión de sus ideas como el Almanaque o el Boletín de la ILE.
Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839 – Madrid, 1915), estudió derecho y filosofía en las Universidades de Barcelona, Granada y Madrid. En esta última institución conoció a Julián Sanz del Río, introductor en España del Krausismo, una doctrina que defiende la libertad de cátedra frente al dogmatismo y cuyos ideales la ILE desarrollaría bajo la dirección de Giner de los Ríos.
Giner_de_los_Rios_Azul1En 1876, Giner de los Ríos y un grupo de profesores expulsados de la universidad por oponerse a los dogmas oficiales en materia religiosa, política y moral, fundaron en Madrid la Institución Libre de Enseñanza, con las líneas ideológicas sobre educación que conectan con el liberalismo progresista europeo, que influirán en los programas de reforma educativa y científica del primer tercio del siglo XX. Los ideales que movieron la ILE fueron la libertad de cátedra y de investigación, la escuela basada en el método científico, la supresión de textos y de exámenes memorísticos, la igualdad entre hombres y mujeres o la relación más cercana entre maestro y alumno.
Giner de los Ríos, cuyo máximo objetivo fue regenerar el país a través de las conciencias y las ideas emancipadas, fue también impulsor de proyectos como el Museo Pedagógico Nacional, la Junta para la Ampliación de Estudios, la Residencia de Estudiantes o las Misiones Pedagógicas.
La exposición se puede ver en la antesala del salón de lectura de la BNE, abierta al público mostrando el DNI, hasta el 25 de abril, de lunes a viernes de 9.00 h. a 21.00 h y sábados de 9.00 h. a 14 h.

DIARIO "ESPAÑA" DE TÁNGER, UNA HISTORIA OLVIDADA.


http://tangerexpress.blogspot.com.es/2015/01/diario-espana-de-tanger-una-historia.html


jueves, 1 de enero de 2015


Objetivo: Recuperar del ostracismo a todos aquellos que hicieron del diario "España" de Tánger uno de los más importantes heraldos del siglo XX en la prensa española.
CARÁTULA DEFINITIVA DEL DOCUMENTAL DIARIO ESPAÑA DE TÁNGER,
UNA HISTORIA OLVIDADA. PRIMER PROYECTO DE A.FEBUS PARA EL 2015.
Aquí, Juan Manuel Menéndez, cuyo seudónimo es Agencia Febus, contará el proceso de fundación, desarrollo y cierre del periódico más importante del franquismo. El diario “España” de Tánger. El mencionado periódico fue fundado en octubre de 1938 por Gregorio Corrochano, empresario y crítico taurino de “ABC”. Su objetivo, en un principio, fue favorecer a las tropas sublevadas, es decir, a las tropas franquistas. Sin embargo con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial se produjo un gran cambio. El diario “España” se convirtió en el heraldo más vendido en todo el territorio español. El hecho habla por sí sólo. Fue el único rotativo en dar informaciones de los aliados, es decir, de los enemigos de Franco. A partir de ese momento esa fue una de las líneas ideológicas del heraldo. Una línea que empezaría a hablar de todo lo que estaba prohibido: socialismo, libertad, democracia, marxismo, comunismo, leninismo, críticas al régimen,...
Para dicho cometido se contrataron a hombres vinculados con la segunda República, en su mayoría, represaliados del franquismo, entre ellos, Jaime Menéndez, Juan Antonio Cabezas, Luis Grajales, José Luis Moreno, Antonio Colón, Fernando Vela, Manuel Cruz Romero,... Esos hombres hicieron del Diario “España” el mejor rotativo del franquismo. Rotativo que debido a las presiones del Reino de Marruecos desapareció en octubre de 1971. Su último director Manuel Cruz Fernández se ocupó personalmente de encontrar trabajo a todos sus empleados en la península... y con el mismo rango que ostentaron.

Mari Pepa Colomer Luque fue la primera mujer que pilotó un vuelo comercial en territorio español y también fue la primera que trabajó como instructora de vuelo


Mari Pepa Colomer Luque fue la primera mujer que pilotó un vuelo comercial en territorio español y también fue la primera que trabajó como instructora de vuelo.
Comenzó a formar aviadores masculinos en 1935 al obtener el título oficial. Cuando se produce el golpe de estado, Mari Pepa se mantiene fiel al gobierno legítimo republicano y es movilizada en octubre de 1936 contribuyendo a su defensa. Como instructora en las Fuerzas Aéreas, forma a setenta pilotos para defender la República, pero no se mantiene en la retaguardia y llega a arriesgar la vida en innumerables viajes al frente de Aragón, llevando milicianos, recogiendo heridos y transportándolos al hospital de campaña del Prat, en su Barcelona natal. También llegó a realizar hasta 3 vuelos diarios ayudando a perseguidos por los franquistas a cruzar los Pirineos. El triunfo del franquismo la obligó a exiliarse, primero a Toulouse y después a Inglaterra donde vivió hasta su muerte en 2004.
Fue una mujer muy famosa e influyente durante aquellos años, llegando a protagonizar la portada de La Vanguardia en enero de 1931 al obtener el título de aviadora.