“Nos encargamos de todo”, una frase tétrica, unas palabras que simbolizan tragedias personales que marcarían para siempre una vida y arrancarían de sus madres a sus seres más queridos. “Nos encargamos de todo” es la frase repetida miles de veces, en clínicas y maternidades, a madres y familias a las que se les anunció el fallecimiento de su recién nacido, que después resultó haber sido dado en adopción. Con esta frase se les comunicaba que el recién nacido había muerto cuando lo cierto es que había sido robado y estaba listo para ser vendido como una simple mercancía.

¿Qué pudo llevar a personas cercanas a la Iglesia a traficar con bebés?

 “Nos encargamos de todo” con el añadido de El robo y tráfico de niños en España, es también el título de un libro publicado por la editorial Clave Intelectual que describe con datos y buena documentación, la terrible realidad de los “bebés robados”. Un drama que tuvieron que sufrir muchas mujeres y que parte en el inicio del franquismo aunque, ya como negocio y simple acción mercantilista, se prolongó hasta la década de los 90. Su autor, Francisco González de Tena, aporta, de manera dura, pero clara, los testimonios reales de madres y familias que sufrieron esta lacra. Fruto del trabajo de seis años de investigación sociológica, el autor cordobés afincado en Canarias, ofrece los indicios más claros de casos significativos a lo largo de todo el territorio español. La pregunta que se formula como hipótesis el autor es ¿qué puede impulsar a médicos, matronas y personas cercanas a la Iglesia católica a traficar con recién nacidos?

¿Cómo pudo subsistir tanto tiempo esta trama?

Es paradójico, aunque vergonzante, que fueran precisamente miembros de la Iglesia Católica, en connivencia con autoridades y funcionarios franquistas, la denominada “gente de orden”, quienes pusieran en marcha estas crueles redes de robos de recién nacidos. Es lógico preguntarse cómo subsistió por tanto tiempo esta trama, cómo se lograron sus ramificaciones y como se estructuró una red tupida en toda España integrada, como cómplices necesarios, de monjas, autoridades del régimen, funcionarios, matronas y médicos. Una tupida trama, una mafia que secuestraba y traficaba con niño de forma sistematizada y en forma de auténticas redes organizadas.

De sistema de depuración para eliminar el “gen rojo” a negocio millonario

Un negocio que comenzó como estrategia ideológica franquista. Al separar hijos de madres de familias republicanas, pretendía el régimen franquista eliminar el denominado “gen rojo” siguiendo teorías de los psiquiatras del Régimen imbuidos de las teorías nazis contra los judíos. Fue un fenómeno derivado del nacionalcatolicismo imperante y de su enorme influencia ya que, se arrebataban niños a padres republicanos para darlos a familias afines al franquismo. Ese fue su comienzo, pero en su desarrollo, vieron y encontraron algunos un negocio millonario y acabó uniéndose a lo doctrinal y a la pureza de la raza conservadora. Eso explicaría, el negocio en el que se transformó, su perdurabilidad hasta la década de los años 90. Hay quien calificó a esa España el “supermercado de bebés del mundo”.

Más de 300.000 afectados

Los datos son muy duros y parecen increíbles. El juez Baltasar Garzón en su auto de 2008 cifraba en 30.000 los niños robados hasta el año 1952. Sin embargo, desde las asociaciones se contabilizaron hasta la llegada la democracia unos 300.000 afectados. Posteriormente, los colectivos aumentaron el número de víctimas..

González de Tena hizo entrega de su informe al relator de los Derechos Humanos para la ONU Pablo de Greiff. Este reprochó al Estado español que no hubiera colaborado con la justicia invocando al concepto de la universalidad de esta. De hecho, la Iglesia católica, actualmente, continúa impidiendo el acceso a los archivos a estas víctimas. Se podría acusar a la Iglesia, o al menos a su jerarquía en España, de pretender  perpetuar la impunidad de monjas y curas que fueron los responsables más directos y cómplices más necesarios del tráfico con niños de familias de clase humilde. Con este cambalache cruel, se favorecieron a otras familias, en este caso de militares, adinerados y dirigentes del régimen franquista.

Se vendieron recién nacidos españoles hasta en Alemania

Como afirma el autor, fue un fenómeno atroz que convirtió instituciones tan nobles como las casas cunas en centros de los horrores en las que se torturaba, se abusaba sexualmente y se separaba a los niños de sus madres con mentiras. Lugares de los que las madres salían escuchando la tranquilizadora frase "Nos encargamos de todo", pensaban que sus niños quedaban en un paraíso bajo la protección de las siervas de Dios, la realidad es que desde ese día la infancia se iba a convertir en un infierno.

Francisco González de Tena mantiene que la trama tuvo ramificaciones en el extranjero tras haberse detectado que hubo niños en Alemania que procedían de lugares como Tenerife, calculando en aproximadamente 300.000 los niños los casos de "presunta" adopción desde 1940 hasta 1992, último año del que hay constancia de cambio de identidad intencionada tras una sustracción.

También piensa el autor que para poder llevar a cabo estos robos de bebés, fue necesaria la implicación del registro civil, de funcionarios, de notarios que levantaban actas de las “supuestas” adopciones, así como de personas que redactaban documentos de “simulaciones de partos”.

Las claves del cruel latrocinio humano sobre este indigno y abyecto negocio, datos rigurosos, seria documentación y más detalles, se contienen en el libro “Nos encargamos de todoEl robo y tráfico de niños en España”.