dissabte, 13 de març del 2021

Cómo un juez franquista censuró en 1985 un documental sobre matanzas del 36 y hundió a su director

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Recientemente, ha sido denunciado Fernando Mikelarena por publicar sus investigaciones sobre las matanzas perpetradas por los requetés en Navarra durante la Guerra Civil. Hace años, la Universidad d'Alacant suprimió dos artículos de Juan Antonio Ríos Carratalá por mencionar el nombre del teniente y secretario del juicio que condenó a muerte a Miguel Hernández. Estos gestos autoritarios no son nuevos, en los 80 acabaron con la carrera de unos de los directores más prometedores del Nuevo cine andaluz

13/03/2021 - 

VALÈNCIA. Dicen los historiadores que aunque no se censure una obra directamente, llevar a un investigador a los tribunales es impresentable en un estado democrático. En España, desde la entrada en vigor de la Constitución, ha sucedido de forma recurrente. Tanto es así que un libro del historiador Francisco Espinosa Maestre titulado Callar al mensajero: La represión franquista entre la libertad y el derecho al honor publicado en 2009 ya reunía doce casos en los que se había tratado de silenciar mediante los tribunales los testimonios del pasado. La mayoría se habían producido desde la aparición del fenómeno de la Memoria histórica, pero no faltaban ejemplos en años anteriores. 

Uno que tuvo lugar en los 80 tuvo que ver, precisamente, con un documental. Cuando se estrenó la película Rocío en Sevilla, se cuenta en este libro, la pantalla se fue a negro y un rótulo decía  "Supresión por sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo del 3.4.1984". Antes, tras ser premiada en el Festival de Cine de Sevilla, había estado prohibida. El secuestro de las copias lo ocasionó la denuncia de una familia de Almonte que consideraba que el documental contenía injurias graves contra miembros de su familia y escarnio a la religión. El juez consideró que la alusión de un entrevistado a que eran "hijos de una banda de asesinos" podría vulnerar sus derechos porque "la vivencia de la guerra civil española es tan fuerte que impide considerar los hechos ocurridos en la misma como pertenecientes a la historia". Como anécdota, la querella fue presentada el 23 de febrero de 1981 a primera hora de la mañana, horas antes del golpe de estado. Cuando la película empezó a exhibirse, las críticas de la prensa reflejaban perfectamente su espíritu del documental: 

 "...verla para que se sepa un poco mejor en qué país vivimos" (La Calle)

"...documental manipulado y desvirtuado por la política ideológica y de mitin político y anticlerical" (Ya)

“Resulta que íbamos a ver una película del Rocío y nos han largado un mitin político y anticlerical, que termina con un canto a las manos de los trabajadores que tienen que conseguir la libertad (...) ¿A qué vienen esos recuerdos de las crueldades de la guerra civil en un bando? ¿Es que no los hubo en los dos? ¿No sería más español y más democrático no revivir escenas lamentables del pasado?” (El Correo de Andalucía)

“infantil y decididamente panfletario, a instituciones y poderes como la Iglesia, los terratenientes en general, los falangistas, las derechas y, en una palabra, el franquismo, al que se le acusa de manipular el tema del Rocío para su provecho” (Suroeste)

Aunque durante la Transición sí que aparecieron en prensa noticias y reportajes sobre la represión franquista durante la guerra, por ejemplo, el de la sima de Jinamar en Interviu en 1976 con el titular de "Matanza de rojos en Canarias", en otros ámbitos, como la universidad, existieron reticencias a la hora de investigar la represión, una disciplina cuyos trabajos tardaron años en ver la luz y desarrollar una historiografía que, sin embargo, acabó llenando los titulares de los medios desde hace veinte años.  Cuando Rocío llegó a los cines era la época de las reticencias. 

Lo curioso de la sentencia es que nunca se entró en si el miembro de la familia Reales había asesinado a cien vecinos tras el triunfo del golpe militar. De hecho, se decía que eran acciones "altamente probables de ser ciertas", pero incluir una fotografía del asesino, aunque fuera con los ojos tapados, "implica necesariamente la intención de deshonrar". La Audiencia Provincial pidió penas de un año para el director, Fernando Ruiz Vergara, y su guionista, Ana Vila, y de cuatro años y dos meses para Pedro Gómez Clavijo, el autor de las declaraciones, y seis millones de pesetas para los tres en concepto de "perjuicios morales", que luego ascendieron hasta 25. La defensa citó a 17 ancianos para que confirmaran la versión de Gómez Clavijo, de 72 años en aquel momento, pero no los admitieron. 

El director asumió toda la responsabilidad para liberar a sus colaboradores y al entrevistado y fue condenado a dos meses y un día de arresto mayor y 50.000 pesetas de multa. Cuando se recurrió al Tribunal Supremo, la sentencia cayó en manos de Luis Vivas Marzal. Un juez que es descrito en el libro Derecho Penal franquista y represión de la homosexualidad como estado peligroso como "católico extremista, alistado en la División Azul para luchar contra el comunismo. Además formó parte de las Asociaciones de excombatientes. Era patente su desprecio por el homosexual e  impererecedera su tesis  sobre la homosexualidad como atentado contra el Espíritu Santo que puede acabar con la perpetuación de la especie... Asimismo, como seguidor de  la tesis de Himmler defendía la teoría del contagio y veía al homosexual como peligro objetivo para la perpetuación de la familia y la propagación de la especie, acompañado de taras degenerativas, que dejaba una estela de atentados contra la honestidad, estafas, chantajes, corrupción y hasta  homicidios y asesinatos, pues esta clase de amores turbios y aberrantes origina inclinaciones y crisis de abstención o castidad forzada, mucho más fuertes y poderosas que la libido normal y natural..." Ejerció hasta 1990 y en esta sentencia se permitió el lujo de opinar sobre la oportunidad de la película a la hora de rechazar el recurso: 

Pronto aflora una inoportuna e infeliz recordación de episodios sucedidos antes y después del 18 de julio, en los que se encarnece a uno de los bandos contendientes, olvidando que las guerras civiles, como lucha fratricida que son, dejan una estela o rastro sangriento de hechos, unas veces heroicos y otras reprobables, que es indispensable inhumar y olvidar si se quiere que los sobrevivientes y las generaciones posteriores a la contienda, convivan pacífica, armónica y conciliadamente, no siendo atinado avivar los rescoldos de esa lucha para despertar rencores, odios y resentimientos adormecidos con el paso del tiempo, sin que lo dicho obste a que relatos rigurosamente históricos, imparciales y no destinados al común de la gente, hagan honor al adagio De omnibus aut veritas autnihil («O la verdad o nada») con una finalidad exclusivamente crítica y científica y de matiz objetivo y testimonial.

Fue la primera vez, desde la entrada en vigor de la Constitución, que se censuraba una película, porque desde entonces, cuando se ha visto en Canal Sur a altas horas de la madrugada, ha sido recortada. El Crimen de Cuenca de Pilar Miró, que también pasó por los tribunales, al final salió indemne. En 2013, El caso Rocío, de José Luis Tirado explicó toda esta historia en un documental sobre el documental, al que nunca le abandonó la polémica. Incluso en 2005, hubo problemas en unas jornadas sobre la represión en Huelva con que se proyectara. El Mundo recogió declaraciones que señalaban que los familiares que pusieron la denuncia podrían volver a sentirse ofendidos y el Partido Andalucista se quejó de que ese documental relacionaba la procesión con el franquismo, lo que no era deseable para la imagen de Andalucía. 

Precisamente desde Andalucía, nos comentan que la parte más polémica del documental no fue esa, sino las escenas en las que unas camareras visten a la Virgen. Pueden parecer unas imágenes costumbristas de un documental de archivo emitido en La2, pero por lo visto hay algo más. Es que la Virgen aparece, a su manera, desnuda. Es decir, se trata de unos listones de madera basta que sostienen unas manos talladas y una mascarilla, nada más. Eso es algo, me aseguran, que remueve por dentro a los creyentes más fervorosos. Sin embargo, ahí no hay posibles injurias, ni opiniones ni juicio de valor alguno. Es la realidad tal cual y sabemos que muchas veces es lo más hiriente. El director, Fernando Ruiz Vergara, se tuvo que marchar a Portugal y nunca más volvió a dirigir una película. 

La cómoda vida en España de Otto Skorzeny, el jefe de los comandos de Hitler protegido por el franquismo.

https://www.publico.es/culturas/comoda-vida-espana-otto-skorzeny.html?utm_medium=email&utm_campaign=Newsletter%20Diaria%20130321&utm_content=Newsletter%20Diaria%20130321+CID_f2edac10f6c8ff9c10721c09a9a36d4e&utm_source=Campaign%20Monitor&utm_term=La%20cmoda%20vida%20en%20Espaa%20de%20Otto%20Skorzeny%20el%20jefe%20de%20los%20comandos%20de%20Hitler%20protegido%20por%20el%20franquismo


El periodista Francisco Rodríguez de Gaspar publica 'Otto Skorzeny. El nazi más peligroso de la España de Franco', un ensayo que reconstruye la acomodada existencia del conocido nazi y sus planes para crear la 'Legión Carlos V', un ejército de retaguardia contra el comunismo.



Otto Skorzeny en un acto del Partido Nazi en Berlín el 3 de octubre de 1943.
Otto Skorzeny en un acto del Partido Nazi en Berlín el 3 de octubre de 1943.  Creative Commons

La agenda del 27 y del 28 de septiembre de 1951 invitaba a llevar la esvástica puesta y casi uniforme de gala, pero había demasiados ojos puestos en estas dos citas secretas de exmilitares, excombatientes de la antigua Legión Cóndor, y políticos nazis para dar más pistas. El grandullón austríaco movía los hilos empeñado en sacar su plan adelante junto a nombres importantes de fascismo europeo. Llevaba meses de viajes y reuniones para perfilar un potente ejército de retaguardia preparado para luchar contra el comunismo. Incluso tenía nombre, La Legión Carlos V, y las cosas claras. Se formaría en España y el Ejército podría colaborar en su instrucción. También el guion de la segunda cita prometía desescombrar el Tercer Reich y apuntalar los cimientos de una nueva Europa fuerte que arrinconara al comunismo. A esta reunión tampoco faltó el austríaco, encumbrado desde hace años como libertador de Mussolini.

Hasta ahí, Otto Skorzeny, el antiguo jefe de comandos de Hitler, militar experimentado, fanático del Führer y del nacionalsocialismo, pensaba en poner sus mimbres sin mucho problema. El hombre más peligroso de Europa, como se le define desde hace años, lo tenía de cara: influyentes amigos nazis, contactos políticos, crédito en el régimen franquista, un espíritu conspirador irrefrenable y un don de gentes con el que serpentear en todos los brezales.
La misma agenda escogió dos días señalados para celebrar el XV aniversario de la liberación del Alcázar de Toledo. Un buen escenario para jugar al despiste, o no tanto, entre la misa, la procesión y la imposición de la Medalla de Oro al general Moscardó en el patio semiderruido del Alcázar, un edificio venerado por la Alemania nazi desde hacía años. El único que faltaba era Franco, que pese a la importancia de la fecha se entretuvo vendiendo su imagen de abuelo como maniobra de despiste para seguir aparentando neutralidad y no irritar a los norteamericanos, pero infiltró a personal de confianza.

El régimen no fue el único que miraba de cerca el conciliábulo. La Agencia de Inteligencia Americana (CIA) pisaba los talones a Skorzeny desde hacía tiempo y se convirtió en la sombra diaria de todos sus movimientos. El austríaco no pasaba desapercibido con sus casi dos metros de altura, sus hechuras anchas y curtidas, y sus dos cicatrices en la cara como recuerdo de un mal lance de sus años de juventud en una hermandad de esgrima en Viena. Los americanos no querían perder de vista a un hombre tan posicionado y valioso para el terreno militar, los negocios y cualquier acuerdo que se pusiera al alcance. La CIA tampoco se fiaba de un personaje con tanta arista.

Otto Skorzeny junto a un grupo de personas junto a la escultura de Carlos V en el patio del Alcázar de Toledo el  28 de septiembre de 1951.
Otto Skorzeny junto a un grupo de personas junto a la escultura de Carlos V en el patio del Alcázar de Toledo el 28 de septiembre de 1951.  Colección Rodríguez.

"Era el faro perfecto para aglutinar a los supervivientes y amantes del Tercer Reich", explica el periodista Francisco Rodríguez de Gaspar, autor del libro Otto Skorzeny. El nazi más peligroso en la España de Franco, que la editorial Almuzara acaba de sacar a la venta. El punto de partida de este completo ensayo que desgrana la vida del exmilitar austríaco en la España de Franco, sus conspiraciones, negocios, su relación con gobiernos de distintos países, sus sabotajes, su vinculación con el Mosad israelí, su implicación en la venta de armas, el control de su imagen pública y su vida acomodada como nacionalsocialista acérrimo en Madrid, sin purgas hasta su muerte en 1975, meses antes que la de Franco.

El autor ha tardado más de tres años en completar una investigación que partió del hallazgo de unos documentos de la CIA desclasificados en los que figuraba Toledo y Skorzeny al mismo tiempo. Lo mismo pasó en El enigma de la espada de San Pablo, su primer libro que partió del titular de una noticia en un antiguo diario que anunciaba su búsqueda.

Los memorándums fueron ofreciendo mucha información sobre los constantes viajes del austríaco recién llegado a España con una identidad falsa que no necesitaba porque su verdadero nombre le abría puertas, algo reconocido por una buena parte de los historiadores que han estudiado al personaje, aunque haya algunos que lo consideren un charlatán fracasado. El protagonista de este libro eligió España y fijó su residencia en Madrid porque tenía claro que el régimen de Franco sería cómodo y desde una oficina de la capital comenzó a tramar sus planes y a dejar atrás su paso por un campo de desnazificación del que se escapó, al igual que de la purga a medias tintas sobre los nazis en Núremberg tras la Segunda Guerra Mundial. El hombre más peligroso de Europa era un tipo escurridizo que no paró de pregonar su afinidad y veneración a Hitler. No se arrepintió nunca, ni siquiera trató de disimularlo.

En 1951, la CIA no paró de elaborar informes sobre Skorzeny. Incluso un agente bien entrenado tuvo un encuentro con él dos noches antes de su viaje a Toledo. No hay fotografías que inmortalicen las reuniones ni su presencia en el Alcázar aquellos días, aunque en una de ellas aparece al fondo de la procesión un hombre alto y corpulento fumando. Su calidad no permite corroborar su identidad. Aun así, el periodista Francisco Rodríguez ha encontrado y clasificado suficiente información que vincula al austríaco y acredita que fue el maestro de ceremonias de esas fechas.

También localizó hace tiempo una llamativa foto de grupo a los pies de la escultura de Carlos V en el patio del Alcázar. Una imagen muy significativa de la Colección Rodríguez, de un conocido antiguo estudio de la ciudad, que pone rostro y nombres y apellidos a los invitados nazis al aniversario, entre ellos, Per Engdahl, político sueco destacado de extrema derecha; Maurice Bardéche, crítico de arte, periodista francés y significado exponente del neofascismo; Karl-Heinz Priester, jefe de propaganda de las Juventudes Hitlerianas; Paul van Tienen, oficial de las Waffen-SS que combatió en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial; y fray Branko Marić, fraile franciscano vinculado al movimiento del nacionalsocialista del croata Ante Pavelić.

En otra de las fotos aparecen los mismos personajes, junto a más personas y una que destaca en el centro, el general Moscardó. La lista de invitados la completó León Degrelle, líder belga de las SS; Jean Bauverd, periodista suizo que trabajó para el Ministerio de Propaganda nazi, y organizador de la cita política; y Vasilei Iassinki, uno de los líderes del movimiento fascista rumano conocido como Guardia de Hierro.

Mussolini con la unidad de paracaidistas de Student dirigidos por Otto Skorzeny (a la derecha del Duce).
Mussolini con la unidad de paracaidistas de Student dirigidos por Otto Skorzeny (a la derecha del Duce).  WIKIPEDIA

"Me sorprendió al encontrar los memorándums de la CIA que nadie hubiera tratado el tema en profundidad", subraya el autor, por la importancia de los planes conspiratorios, por la abundante documentación y por el doble juego de EEUU y de España con sus atentas miradas puestas en peligrosas confabulaciones, simulando también al mismo tiempo cierta miopía por intereses políticos y, sobre todo, económicos de ambas potencias.

Se desconoce cuánto duró la reunión política de Toledo, si se entonaron cánticos o sellaron juramentos. El autor no ha encontrado pruebas documentales, pero sí hasta cuatro fuentes que la acreditan y la más completa la aporta la CIA con un detallado informe de 24 páginas. Además, el propio Engdahl, el político sueco, dejó constancia con una breve referencia en sus memorias, algo que repite también el hijo de Bauverd, organizador de la cita, en el libro que escribió tras la muerte de su padre. No faltó tampoco la aportación de la revista alemana Der Spiegel, de la mano del periodista Hans Hermman Mans, vinculado también a la causa.

De la conspiración a los negocios. Ni la Legión Carlos V ni la Internacional Fascista terminaron de cuajar, quizá por el hecho de que no se produjo esa esperada Tercera Guerra Mundial y el comunismo de la URSS no fue tan beligerante como parecía. Skorzeny "supo jugar bien sus cartas", explica el autor, ya que su interés político, que "no pareció interesarle mucho", se desdibujó al perderse la posibilidad de un gran conflicto, pero al nazi austríaco no pareció afectarle demasiado porque pudo beneficiarle para sus constantes negocios en España y en medio mundo.

"Aquí en España por fin me siento libre, puedo quitarme la máscara. Ya no tengo motivos para vivir en secreto"

"Aquí en España por fin me siento libre, puedo quitarme la máscara. Ya no tengo motivos para vivir en secreto". Así de claro se lo dijo Skorzeny, Caracortada, en multitud de alusiones, a un periodista en una entrevista publicada por el Daily Press seis meses y medio del contubernio en Toledo. El nazi se había vivía acomodado en Madrid con Ilse Lüthje, su tercera esposa, emparentada con el antiguo banquero de Hitler, Hjalmar Schacht. Lo cierto es que nunca fue discreto ni necesitó esconderse.

A medida que las intrigas políticas perdieron fuelle, el protagonista fue labrando una importante fortuna con acuerdos comerciales, sin descuidar sus trabajos ligados a la industria militar, que más tarde lo llevaron a meterse en la venta de armas. Según avanzaba la década de los 50 fue firmando jugosos contratos, como el de la Red de Ferrocarriles Españoles en 1952 por seis millones de dólares para la compra de acero. Y su papel de intermediario en negocios con empresas alemanas del metal le facilitó uno de los mejores clientes, el norteamericano.

Otto Skorzeny como comandante de la unidad SS Friedenthal.
Otto Skorzeny como comandante de la unidad SS Friedenthal.  WIKIPEDIA

"Sus relaciones comerciales con los yankis evidenciaron la buena sintonía entre ambos, pero la CIA nunca le quitó el ojo de encima porque no se fiaba completamente de él". El servicio de inteligencia conocía sus dotes militares y su escurridiza manera de moverse en los negocios traspasando una y otra vez sus límites ideológicos, como prueban sus trabajos para el Mosad israelí.
Además, el periodista incluye en su libro la existencia de un memorándum de la CIA que acredita que, de 1954 a 1958, Skorzeny manejó dos millones de euros en contratos y un millón más a través de subcontratas. Pero el negocio redondo llegó con un grupo de contratistas americanos, una especie de unión temporal de empresas, que se encargó de levantar en España las bases norteamericanas de Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Rota y Morón. La buena sintonía con los yankis la remató con la creación del Grupo Paladín, junto al excoronel americano James Sanders en 1970, dedicada a la seguridad privada para zonas en conflicto en distintos países.

A Skorzeny lo perseguía su pasado militar, o quizá él mismo era incapaz de desligarse del campo de batalla, fuera real o imaginario, ya que en su ajetreada agenda figuraron labores de asesoramiento al gobierno de Nasser, en Egipto, trabajos con ingenieros alemanes para impulsar la industria aeronáutica española y sus intrigas le condujeron a un sorprendente fuego cruzado de sus negocios e intereses, porque participó en labores de sabotaje a Egipto encargadas por el Mosad orientadas a la destrucción de misiles cuyo programa había activado él mismo con la ayuda de científicos alemanes. Lo que demuestra, sin ahondar en el conflicto, "que le gustaba ser el perejil de todas las salsas", comenta el autor.

Skorzeny presumía de su sombra alargada, gigantesca más bien, y siempre se movió de cara a la opinión pública como héroe y villano al mismo tiempo, según conviniera. La fama del nazi austríaco tampoco saltó por azar, estaba orquestada por su influencia en los medios, a los que recurría a menudo para desmentir bulos, medias verdades y realidades difíciles de publicitar en una España silenciosa y tapada que seguía haciendo guiños al fascismo más abominable. Quizá las tres palabras que mejor resumen al personaje fueron las que anotó en su diario su buen amigo Walter Shellenberg, jefe de la inteligencia de las SS, su superior, en 1951. "Toledo con Otto". Aunque el mensaje se quedó corto porque el austríaco dio de sí para borrar una palabra y dejar escrito: "Todos con Otto".

 

El cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956), de Vicent Gabarda.

 https://memoriacastello.cat/el-cost-huma-de-la-repressio-al-pais-valencia-1936-1956-de-vicent-gabarda/?fbclid=IwAR3IRd4zPDCe4O5X_Fi7C0ZN3hCGxHPHezlYcWiKBALnt1EPSKVHsJJqcQw



Ressenya bibliogràfica de Juan Luis Porcar

Vicent Gabarda, un referent en la investigació de la guerra civil i la repressió al País Valencià, ha publicat recentment El cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956), editat per Publicacions de la Universitat de València. Aquesta obra representa la culminació de més de mitja vida dedicada a l’estudi rigorós i científic de la violència i la repressió que van sacsejar les nostres comarques tant durant la guerra com durant gran part de la dictadura franquista. Un estudi d’aquestes característiques únic al nostre País i necessari per la recerca d’aquesta temàtica a tot l’Estat espanyol.

Les guerres civils suposen una guerra total. Són dos contendents dotats d’armes i mitjans per a exercir la violència, de capacitat de mobilització i voluntat per a implantar el seu domini en tot un territori. En el cas espanyol es tractava del govern de l’Estat legalment constituït, agredit per un aixecament militar amb component civil. Tota la població es converteix en bel·ligerant en una guerra civil, perquè tota ella forma part d’una confrontació d’identitats nacionals amb l’objectiu de l’eliminació de l’altre del territori nacional. Són pròpies de les guerres civils l’eliminació física de l’adversari, la violència extrema, l’exili i els moviments forçosos de població.

Pot ser que fins al moment les dues obres més conegudes de Vicent Gabarda hagen sigut La represión en la retaguardia republicana i Els afusellaments al País Valencià 1938-1956 ,  publicades la seua primera edició fa més de 25 anys. En aquesta la seua última obra s’analitza la repressió exercida pels dos bàndols de manera global, una violència com a part i conseqüència d’un mateix fenomen:  el colp d’estat i la guerra civil que va desencadenar, sense aquests dos factors no s’haguera produït tota aquesta violència.

Vicent Gabarda estudia tots els aspectes i vessants de la repressió tant en zona de rereguarda republicana com l’exercida per l’exèrcit colpista. Els seus estudis ja van ser en el seu moment precursors entre les investigacions realitzades científicament i metòdicament sobre la violència republicana i anticlerical, que no començarien a realitzar-se a Espanya fins a la dècada dels 90. Treballs com el seu i alguns més van ser fonamentals per a fer caure els mites i tòpics franquistes sobre la repressió republicana. Tal com s’explica al llibre, en zona republicana el primer objectiu va ser perseguir i eliminar als implicats o col·laboradors en la revolta, unes víctimes ampliades poc més tard a tots els que eren contraris a l’Estat republicà -dirigents dretans, l’Església Catòlica- i contraris a la revolució social -terratinents, propietaris i fins i tot població rural contrària a les col·lectivitzacions. En moltes localitats la repressió va adquirir característiques pròpies i concretes determinades per diversos factors polítics i socials com la formació dels comités locals i la preponderància o no d’organitzacions revolucionàries, a més de circumstàncies tan particulars que van determinar accions violentes i venjances personals. Com bé explica i documenta Gabarda la violència desbocada amb execucions i afusellaments en massa provocats pels revoltats els primers dies de la guerra en les zones on s’imposa el colp i en el territori que es va ocupar amb l’avanç de les tropes, juntament amb les víctimes civils produïdes pels bombardejos indiscriminats sobre diferents poblacions de la rereguarda republicana, van constituir també un important factor en l’activació de la violència revolucionària en la zona republicana.

El terror en la zona revoltada estava planificat i programat. La violència es va convertir en un element estructural del franquisme per a perpetuar-se en el poder. Ja des de 1936 aquesta violència va ser més intensa quantitativament a l’àmbit de l’Estat. La seua anàlisi tipològica el trobem també desenvolupat en aquesta obra i ens ajuda a comprendre millor les diferències de la violències exercides pels dos contendents. Les víctimes en la zona rebel/franquista no van ser simplement aqueixos militars que es van mantenir lleials al govern constitucional o els líders sindicals o d’organitzacions polítiques esquerranes, sinó també sindicalistes, militants de partits polítics d’esquerra, d’organitzacions progressistes, liberals, francmaçons, separatistes i inclús persones que simplement no van manifestar el seu recolzament a la sublevació.  Els consells de guerra eren òrgans judicials sense les més mínimes garanties legals per a l’acusat, van ser la forma de legitimar i donar aparença de legalitat a la venjança i a la repressió planificada envers una població diversa condemnada per “rebel·lió militar”.

Aquesta obra ens ofereix el panorama del qual va ser la violència repressiva conseqüència de la guerra civil al País Valencià, gràcies a la consulta i el tractament de les fonts històriques adequades, tenint en compte les últimes investigacions sobre els afusellaments i assassinats de la guerra i de la repressió franquista de postguerra, actualitza en conseqüència l’estat de la qüestió referent a les víctimes de la guerra civil.
És de destacar la doble vessant que ens ofereix aquest llibre, el seu valor com a investigació històrica que el converteix en un referent en el camp científic sobre el tema i la funció social que significa poder donar resposta a les legítimes demandes d’informació i de coneixement de la veritat de moltes persones que volen saber que va passar amb els seus familiars o els seus veïns de la localitat, les circumstàncies de la seua mort o desaparició i la localització de les seues restes, víctimes totes elles al cap i a la fi d’un colp d’estat contra un estat i un govern legalment constituït.

Castropol quiere que el campo de concentración de Arnao sea declarado lugar de memoria democrática.

 https://www.elcomercio.es/asturias/occidente/castropol-campo-concentracion-arnao-lugar-memoria-democratica-20210312095842-nt.html



Miles de personas fueron prisioneras desde 1938 a 1943

Castropol quiere que el campo de concentración de Arnao sea declarado lugar de memoria democrática
ROSANA SUÁREZ

El Ayuntamiento de Castropol solicitará al Gobierno de Asturias que el campo de concentración de Arnao sea declarado lugar de memoria democrática. Se trata de uno de los campos de concentración que más gente albergó y que más tiempo estuvo en funcionamiento durante la Guerra Civil y los primeros años de la represión franquista.

El Consistorio proyecta un aula didáctica relacionada con este lugar donde ahora hay un área recreativa con columpios y parrillas, pero en el que entre 1938 y 1943 hubo barracones y miles de personas se convirtieron en prisioneras del franquismo. En la actualidad, solo un monumento recuerda este cruento episodio. «Creemos que puede ser un punto de interés, hay que darle valor para conocer lo que allí pasó», aseveró ayer el alcalde, Francisco Vinjoy. El Gobierno local busca financiación a través de diferentes planes de sostenibilidad turística y de la Dirección General de Emigración y Memoria Democrática del Principado de Asturias. «Sería un enclave de la ruta de la memoria», apuntó el regidor que además reconoció que «no será un proyecto a corto plazo».

La directora general de Emigración y Memoria Democrática, Begoña Serrano, se reunió ayer con el alcalde de Castropol, Francisco Vinjoy, y con la concejala de Memoria Democrática, Miriam Moy, para abordar diferentes proyectos comunes en relación a la Memoria Democrática. También visitaron el cementerio del concejo y lo que fue el campo de concentración de la represión franquista en Arnao donde se emplaza ahora un monolito que ha sufrido ataques vandálicos.

Serrano aprovechó la visita para anunciar que «el Principado ha iniciado los trámites para poder contratar la conservación, restauración y señalización de estos lugares de la memoria». El Gobierno regional, en colaboración con los ayuntamientos con víctimas de campos de concentración del nazismo y el Grupo de Trabajo de Deportados Asturianos, se está trabajando en reconocer a estas personas y recuperar su historia. Es el caso de Castropol y Manuel Villares Arias, nacido en la localidad de Barres y fallecido en el campo de concentración de Gusen (Austria) en 1942. Según avanzó ayer el alcalde, está previsto que a lo largo de este 2021 se realice un homenaje a las víctimas en Castropol, previsiblemente después del verano.