dissabte, 30 de març del 2019

Hablando con Laura Guerrero en La Desbandá 2019.

https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2019/03/30/hablando-con-laura-guerrero-en-la-desbanda-2019/




Por Luis Suárez, miembro de La Comuna.
Málaga, 7 de febrero, mañana soleada y fresca, estupendas condiciones para una caminata. Así pensamos quienes nos concentramos desde tempranito junto a la catedral, donde se está terminando de instalar el escenario desde el que se va a saludar y despedir a las decenas de personas que iniciaremos aquí y ahora la Desbandá 2019. El lema de este año: ‘Avanzamos contra la impunidad’. 
¿Qué nos mueve a cada cual a participar en esta marcha, tributo a miles de víctimas, la mayoría anónimas, y de reclamo de una justicia indecentemente postergada? Hay mucho que compartimos, obviamente, pero también hay motivaciones íntimas y diversas, tantas como historias de vida, historias de familia.
Laura Guerrero, 53 años, se ha cogido vacaciones de su trabajo en Ronda, un año más, para participar en la marcha de 10 días hasta Almería. Una cita que no se perdería por nada. Su presencia en esta marcha será fuente de ánimo y buen rollo para quienes la acompañamos.
Laura tiene su propia historia, personal y familiar, de lucha contra la impunidad. El abuelo materno, Juan González Moreno, fue reclutado a la fuerza en Arriate (Málaga) y obligado a luchar del lado de los golpistas, donde murió en 1938, en el frente de Córdoba.
Pero las desgracias para Juan y sus familiares no acabaron ahí; tras haber perdido su rastro, éstos acabaron descubriendo que, para mayor escarnio, sus restos se habían depositado en las criptas del llamado Valle de los Caídos, el monumento de la revancha franquista y mausoleo del dictador en Cuelgamuros.
– Laura, ¿cuándo y cómo supisteis que tu abuelo estaba enterrado en las criptas de Cuelgamuros?
– En 2016, después de una larga búsqueda apareció un registro en el archivo municipal de Jerez de la Frontera con una anotación que decía que los restos habían sido trasladados al Valle de los Caídos en 1964.
-¿Podrías resumir el proceso que ha seguido tu familia para recuperar los restos de tu abuelo?
– La búsqueda la empezó mi abuela hace 80 años, que perdió su rastro en el hospital de Jerez de la Frontera. Ella murió sin conseguir localizarlo. Cuando en 2016, por fin, descubrimos que estaba en Cuelgamuros, interpusimos una demanda solicitando la exhumación.
– ¿Cuál es ahora la situación de vuestra lucha por la exhumación y recuperación de los restos de tu abuelo?
– A día de hoy existe resolución judicial para que se exhumen sus restos, pero hemos topado con la Iglesia, de todos es sabido la negativa del Abad a cualquier exhumación.
– ¿Cómo valorarías las respuestas recibidas a lo largo de estos años por parte de las distintas instituciones públicas y judiciales?
– En todos los años en que mi abuela, una mujer campesina, estuvo con la búsqueda, nunca recibió respuestas por parte de las instituciones. Ahora que los nietos hemos tomado el relevo, tengo que agradecer la buena labor que algunas personas realizan en instituciones públicas, pero la justicia sigue siendo lenta e inefectiva.
– ¿Crees que ha valido la pena vuestra lucha, y os sentís con fuerza para seguir adelante a pesar de la falta de apoyos?
– Sí, sólo con darle voz a ellos (mis abuelos) ha valido, vale y valdrá la pena.
Nuestra abuela nos infundió tanta fuerza transmitiéndolo todo al detalle, que seguiremos luchando hasta conseguir que sus restos vuelvan a casa.
– Has participado en las tres ediciones celebradas hasta la fecha de la marcha conmemorativa de La Desbandá Málaga-Almería ¿cuál es tu motivación para hacerlo?
– Para mí, esta marcha es muy importante porque con ella le damos voz a todas esas personas que fueron víctimas del franquismo y reclamamos verdad, justicia y reparación.
Somos mucha la gente en este país como Laura y su familia clamando en un desierto de injusticia, pero ¿por qué insistir en reclamar justicia tantos años después? Porque sabemos que la razón está de nuestro lado, aunque el poder nos la niegue: El acceso a la justicia es un derecho individual inalienable; las heridas no han cerrado ni van a cerrar en falso por voluntad de un parlamento, de un juzgado o de un fraile.
Pero más allá de este derecho, no habrá verdad histórica objetiva si no hay reconocimiento judicial de los crímenes, los criminales y las víctimas. Y no habrá justicia mientras desde las instituciones los epígonos del franquismo sigan amparando a sus crímenes y criminales.
Y este año, cuando en Andalucía el paisaje se ha ennegrecido con el renacimiento de un neofascismo de capa y caspa, nos interesa particularmente recordar, desde esta carretera que se llamó de la muerte, que la impunidad del fascismo es la invitación a sus replicantes y continuadores a repetir sus fechorías.
Laura y su familia seguirán luchando; y muchos con ella recorreremos este largo camino hasta Almería, hasta Itaca, o hasta donde nos lleve la búsqueda de la justicia.

Conexión Roma: el papel de los Borbones en la Guerra Civil

https://temas.publico.es/80-aniversario-final-guerra-civil/2019/03/26/conexion-roma-el-papel-de-los-borbones-en-la-guerra-civil/

Juan Carlos I, a la izquierda, con Franco, en el centro de la imagen, en una foto histórica. EFE.Juan Carlos I, a la izquierda, con Franco, en el centro de la imagen, en una foto histórica. EFE.


  •  Se cumplen los 80 años del fin de la Guerra Civil española y el nombre de la dinastía que tomó el relevo a Franco tiende a aparecer en los márgenes, en los límites del largo episodio de guerra y dictadura que protagonizó el militar golpista. Pero ocho décadas dan para desempolvar muchos datos. P
    VIOLETA MUÑOZ
    26 MARZO, 2019
    “Un grupo de monárquicos, junto a carlistas y tradicionalistas, comenzaron a conspirar contra la II República desde el mismo momento de su proclamación y nunca dejaron de hacerlo hasta que ocurrió el 18 de julio”. Se cumplen los 80 años del fin de la Guerra Civil española y el nombre de la dinastía que tomó el relevo a Franco tiende a aparecer en los márgenes, en los límites del largo episodio de guerra y dictadura que protagonizó el militar golpista. Pero ocho décadas dan para desempolvar muchos datos. Por ejemplo, los que demostraron las contundentes donaciones de Alfonso XIII a la causa franquista, los contactos del círculo monárquico para tejer lazos y comprar armas al régimen de Mussolini o las relaciones para influir en las decisiones del eje de aliados mediante altos contactos en Reino Unido.
    La profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III de Madrid Matilde Eiroa San Francisco, cuyas palabras abren el artículo, explica que en 1931, solo un mes antes de proclamarse la II República, el Círculo Monárquico Independiente ya mantenía reuniones para coordinar su estrategia en los próximos años. “Participaron activamente el periódico ABC y Juan Ignacio Luca de Tena”. Recuerda que fue el corresponsal de ABC Luis Bolín quien más tarde alquiló el avión Dragon Rapide que trasladó a Franco desde Canarias al norte de África, desde donde partió el golpe de Estado cinco años después.
    En esos años, los monárquicos contactaron con la Italia fascista de Mussolini para adquirir armamento y material de guerra. Y desde ese momento el país vecino pasó a ser el gran aliado contra el bando republicano. “Monárquicos destacados viajaron a Italia para gestiones vinculadas al derrocamiento de la República y fueron los promotores de contratos con empresas italianas para la compra de pertrechos bélicos en una cantidad más adecuada a la preparación de un golpe de estado y de una guerra que a una simple compra de material de defensa”, añade Eiroa.
    Este punto fue avalado por la la aportación del historiador Ángel Viñas en la obra colectiva Los Mitos del 18 de julio. Documentó cómo los monárquicos de Calvo Sotelo compraron, el 1 de abril de 1936, suministro de material de guerra por una cantidad equivalente hoy a unos 339 millones de euros. En las mismas páginas, subraya que el general Mola ya contemplaba los contactos con los italianos de cara al golpe y que tanto la cúpula monárquica como la carlista debieron avalar las negociaciones en Roma con Mussolini.
    ¿Fue clave el apoyo de los Borbones y el sector monárquico en el éxito del levantamiento? Según Eiroa, sin su respaldo económico y las gestiones para comprar armas, “el levantamiento se habría producido porque otros grupos también participaron en la conspiración y gestación del golpe, pero indudablemente habría sido más difícil”. Coincide con Viñas, que subraya que “sin los monárquicos alfonsinos (partidarios de Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I) y sus aportaciones operativas, la dinámica preparatoria de la sublevación quizá no hubiera podido contar con la preprogramación de la ayuda militar fascista”.

    El padre de Juan Carlos I

    Las buenas relaciones con la cúspide militar del régimen del Duce allanaron el camino a hacia la guerra, y una vez en la contienda, los monárquicos apoyan abiertamente el levantamiento y colaboran de forma activa en el ejército franquista. “No sólo en el plano militar, también realizaron tareas en el cuerpo diplomático, entregaron bienes y dinero y organizaron actos de propaganda en apoyo del ejército rebelde”. La historiadora recuerda que Alfonso XIII, desde Roma, hizo importantes donaciones de dinero a los rebeldes de Franco.
    Su hijo, Juan de Borbón, era entonces un veinteañero e intentó por dos veces que el Caudillo le admitiese en su ejército, aunque el dictador se negó. En general, lo que vino después fue “un apoyo continuado tanto de Alfonso XIII como de los monárquicos, la aristocracia que tanto confió en Franco y con quien colaboró hasta su victoria”, explica Eiroa.
    Durante el conflicto, algunos monárquicos también fueron nombrados representantes de Franco en el exterior y gestionaron apoyos, financiación, propaganda en medios de comunicación, acciones de comunicación como conferencias en círculos monárquicos, reparto de folletos, y tareas de boicot económico, explica Eiroa. “Donde tuvieron mayor éxito fue en Gran Bretaña, un país clave en las relaciones internacionales de la época, al que muchas potencias medias seguían en sus decisiones. Allí estaba como embajador nombrado por Franco Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Alba, unido con Alfonso XIII en una estrecha amistad. El duque tuvo una enorme capacidad de actuación en Londres ante el gobierno y fue uno de los más exitosos en su gestión contra la República”, destaca la historiadora.
    “Los monárquicos están en el golpe, están con la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), don Juan de Borbón se presenta en Burgos pidiendo llevar un buque de la Armada para defender a España del peligro del comunismo…  Ha habido un discurso intentando separar y blanquear a los Borbones, negando su implicación, cuando no fue así”, expone el doctor en Historia Contemporánea Sergio Gálvez Biesca.
    La profesora de la Carlos III recuerda, no obstante, que las relaciones entre ellos los Borbones y Franco no fueron tan estrechas como cabría esperar de a sus acciones comunes en contra la República desde el momento en que quedó claro que el interés del Caudillo no era reinstaurar la monarquía sino “la construcción de una dictadura, de un Estado totalitario, como él mismo declaró públicamente, de características similares a la Alemania nazi y a la Italia fascista”.
    Eiroa también pone en contexto los conceptos políticos en una época de democracias en experimentación: “En aquellos años el poder de la nobleza, de las clases altas y privilegiadas era determinante, a pesar de que en los parlamentos de la Restauración (1871-1923) habían tenido que compartir escaños con las clases medias y populares”. Explica que el hecho de perder su estatus ante la llegada la República, anunciada “para todos los trabajadores”, activó el temor de estas clases a que llegara el momento de perder sus propiedades o de compartirlas. “La monarquía y la nobleza han sido siempre muy conservadoras y clasistas, acostumbradas, en cierto modo, a manejar el país como si fuera suyo, y en algunas zonas latifundistas casi era verdad. Estos son algunos motivos que les llevaron a conspirar contra la República desde el primer día de su existencia”, explica.
    En mitad del desengaño monárquico con Franco llegó a haber conversaciones con líderes republicanos en el exilio, pero aquel episodio acabó en fracaso y con una crisis interna en el PSOE, recuerda Eiroa. Fue en 1948 y se le llamó el Pacto de San Juan de la Luz, entre socialistas y la Confederación de Fuerzas Monárquicas en el pueblo francés del mismo nombre. Había acabado la II Guerra Mundial y la dictadura preocupaba a las Naciones Unidas. Pero el flirteo para pactar una denuncia del régimen franquista ante la comunidad internacional nunca obtuvo resultados.
    Según la Fundación Pablo Iglesias, los monárquicos rehuyeron firmarlo oficialmente y tres años más tarde Juan de Borbón “envía una carta a Franco en la que niega categóricamente todo tipo de connivencia con cualquier fuerza política fuera del Movimiento Nacional”. Según este archivo, en 1951 se formaliza la ruptura del Pacto de San Juan de Luz, meses antes del 18º Congreso socialista.
    No obstante, la decepción de Alfonso XIII y la monarquía borbónica con Franco se saldó plenamente con la designación de su nieto, Juan Carlos I, como sucesor del Caudillo. La alianza de la familia real con el dictador llevó al actual rey emérito a jurar los principios del Movimiento Nacional en 1975, en la ceremonia de proclamación del rey de España en las Cortes. “Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional”. Franco había muerto dos días antes y en el discurso de Juan Carlos I hubo grandes palabras para él: “Una figura excepcional entra en la Historia”.
    Años antes, y ante una televisión suiza, Juan Carlos de Borbón, el nieto de Alfonso XIII, se refirió a Franco como “un ejemplo viviente por su desempeño patriótico al servicio de España” y dijo tener por él “gran afecto y admiración”.

    Edulcorar la historia

    El rey jura las Leyes Fundamentales el 22 de noviembre de 1975. En una segunda fila se ve a Alfonso Armada. Foto: Luis Millán / EFE
    El rey jura las Leyes Fundamentales el 22 de noviembre de 1975. En una segunda fila se ve a Alfonso Armada. Foto: Luis Millán / EFE
    “Los Borbones estuvieron sistemáticamente implicados en todas las regresiones democráticas desde 1814 hasta el franquismo. Siempre han estado al lado de la reacción, de las reformas conservadoras”. Sobre cómo desde entonces se ha tratado de desvincular la historia reciente de los Borbones de aquellos episodios de guerra y dictadura, -aunque los intereses de la dinastía difiriesen de los de Franco-, el experto cree que parte de culpa la tiene una historiografía conservadora situada en un discurso amable y conciliador con la monarquía. “Porque es muy difícil justificar qué tienen que ver los Borbones con la democracia en el siglo XXI”, critica.
    “Los historiadores monárquicos o conservadores cada vez lo tienen más difícil ante una evidencia de pura calidad democrática y también por la caída del relato de la Transición modélica. Ese modelo icónico en el que el rey había jugado de árbitro, tras las nuevas evidencias y documentación descubierta, sabemos que la opción de Juan Carlos fue la de la supervivencia de la propia monarquía”.
    Gálvez explica que tras 40 años de dictadura el campo historiográfico sale de un largo invierno franquista donde los puestos más relevantes en la investigación y enseñanza estaban copados por conservadores e incluso nombres relacionados con el franquismo. “Hasta que no llegaron renovaciones generacionales y hemos podido acceder a determinada documentación no hemos empezado a cuestionar y confrontar abiertamente y críticamente ese relato edulcorado, no solo ya de la Transición sino también de la figura de Juan Carlos I”.
    Además, denuncia las dificultades que aún hoy encuentran los historiadores para acceder a la documentación de la Casa Real: “No sabemos qué hay o qué no, es una falta de transparencia enorme siendo la Casa del Rey una institución pública”.
    Son de sobra conocidas las presiones que tradicionalmente ha ejercido la Casa Real de Juan Carlos I sobre publicaciones críticas con la monarquía. “Compañeros que han escrito trabajos y que directamente la Casa Real ha llamado a la editorial”, cuenta el doctor en Historia. “Esto ahora se puede decir libremente, pero ha habido muchas presiones para intentar que no salieran datos que no cuadraban con esa imagen idílica de la monarquía encabezada por Juan Carlos I y ahora Felipe VI”. El experto cree que sobre este tema sigue habiendo una historiografía mayoritariamente conservadora “que nunca ha cuestionado el papel de la monarquía, que no ha hecho de instrumento crítico, porque la Historia tiene una finalidad crítica que es cuestionar cómo están las cosas”.
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    En Público creemos firmemente que la historia no solo debe ser recordada, sino que deben repararse los daños del pasado. Miles de voces exigimos justicia para las víctimas del franquismo.
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    España se desangra: las rutas del exilio republicano

    https://temas.publico.es/80-aniversario-final-guerra-civil/2019/03/27/espana-se-desangra-las-rutas-del-exilio-republicano/


    Salida del 'Stanbrook' del Puerto de AlicanteSalida del 'Stanbrook' del Puerto de Alicante
    MARÍA SERRANO
    27 MARZO, 2019
    “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.” Muchos españoles temblaron delante de la radio ante un mensaje ensordecedor. El mensaje se pronunciaba el 1 de abril de 1939, pero muchos españoles ya habían empezado su huida mucho antes. España se desengraba frente a los pelotones de fusilamiento, pero también con la partida de miles de españoles hacia un exilio que, en muchos casos, fue de por vida.
    Casi medio millón de españoles abandonaron forzosamente su tierra. No hay cifras exactas de aquel desplazamiento forzoso. Alfonso Guerra, escribía en el libro El exilio español de Julio Martín Casas y Pedro Carvajal Urquijo cómo aquel viaje sin retorno “arrastró lejos de su país a la gran mayoría de intelectuales, artistas, escritores, científicos,  y a profesores de la élite cultural de la sociedad española. También a personas sencillas. La mayoría anónimas”.

    Las primeras víctimas del exilio. Los niños de guerra

    Fotografía de "niños de la guerra" españoles que partieron hacia Rusia
    Fotografía de “niños de la guerra” españoles que partieron hacia Rusia
    Las autoridades republicanas hicieron un llamamiento mundial a los países amigos de la Segunda República. “Salvad a los niños de España”. Era un mensaje de urgencia que permitió que “más de treinta mil niños salieran a Francia, Bélgica, la Unión Soviética, Reino Unido y México”. Llegaban hambrientos, traumatizados por la guerra, por los bombardeos…   Uno de los contingentes más conocidos fueron los “niños de Rusia Un total de 3.291 menores, entre los dos y catorce años de edad, tuvieron mejores condiciones de vida que los que fueron trasladados a Europa Occidental, como cuenta Isabel Argentina Álvarez trasladada a Leningrado para ingresar en un internado. “Aquello era muy cómodo, la gente muy cariñosa, trataban de tenernos entretenidos pero mucho lloraban. Querían regresar a España”.
    La  añoranza y la falta de adaptación llevaron a muchos de estos niños a volver de Rusia en plena década de los 50, a pesar de que volvían a una dictadura  “De acuerdo a las estadísticas oficiales el número de repatriados que había solicitado su salida ascendía a 388, contando varones, mujeres y niños”, afirma el periodista y profesor Rafael Moreno Izquierdo, autor del libro Los niños de Rusia(Crítica).

    La agónica huida del Stanbrook

    María del Olmo, directora del Archivo Histórico Provincial de Alicante, señala a Público cómo esta ciudad se convirtió en una ciudad clave en el primer momento del exilio. “Para nosotros es un tema de referencia, el último bastión de aquellos republicanos desesperados en su huida”. Del Olmo relata cómo en el archivo se encuentran las listas de detenidos que esperaban desesperados en el puerto alicantino y la lista de muertos que se arrojaban por desesperación al Mediterráneo. “Todos figuran como indocumentados porque tiraron sus pasaportes al mar al ver a las tropas de Franco”. Los pasajeros del Stanbrook  dejaron a miles de familias rotas en una Alicante que albergaba a cientos de resistentes.
    Pero aquella travesía no se les olvidaría a ninguno de sus ocupantes. En el Stanbrook la avalancha humana era sobrecogedora.  El barco estaba saturado con 2.638 pasajeros a bordo. La cubierta la llenaban hombres, mujeres, niños, maletas, sacos, cajas, bultos de todas clases. Un oficial gritó a toda la masa de gente: “Todo el mundo a las bodegas”. Unos a otros se animaban a descender hasta aquellas profundidades sin apenas higiene.
    Carmen Caamaño era una importante dirigente del Partido Comunista de España. Ante la imposibilidad de coger el Stanbrook esperó en el puerto como una vecina más, sin alertar a las tropas franquistas. María del Olmo cuenta que aquella templanza le permitió seguir un tiempo más en libertad. No fue reconocida por las nuevas autoridades. Era una de aquellas miles de personas que se dirigieron a Alicante con la esperanza de poder tomar un último barco. Del Olmo destaca el episodio último de Carmen ante la desesperación de todos aquellos republicanos. “Carmen estuvo a punto de subir a uno de aquellos últimos barcos pero el oficial quitó la escalerilla y dijo: ¡Nadie!. Todos quedaron en tierra y pronto fue detenida”.

    La tragedia de los campos de concentración franceses

    Refugiados españoles en el campo de internamiento de Argelès-Sur-Mer, en el este de Francia, donde fueron a parar la mayoría de los republicanos que huyeron por Catalunya.
    Refugiados españoles en el campo de internamiento de Argelès-Sur-Mer, en el este de Francia, donde fueron a parar la mayoría de los republicanos que huyeron por Catalunya.
     Los refugiados que llegaban a los campos de concentración d’Argelès-sur-Mer vivían una situación de angustia permanente. Abocados al frío, la enfermedad y el hambre. En torno a 275.000 españoles fueron internados en cinco campos de concentración en plena costa francesa.
    Carmen Alina Ortiz nació en el exilio francés en 1939. “La muerte de mi padre y de mi tío marcó mi vida para siempre. Tengo muchas preguntas sobre ellos que nunca pude hacer a mi familia porque ni ellos mismos lo sabían”, señala. A través de cartas, certificados y testimonios conoció la verdadera causa de la muerte de su padre, Gonzalo Ortiz Crespo, y de su tío Antonio en el campo de concentración de Mauthausen.
    Carmen Flores era la madre de Alina, quien se lanzó al exilio para conocer el paradero de su marido. A sus 76 años Alina cuenta cómo su madre, embarazada de ella, cruzó la frontera francesa caminando ya que “el camión que tenían para el traslado se estropeó” en el trayecto. “Con tan solo nueve meses, mi hermano Antonio y mi madre estuvieron en el campo de concentración d’Argelès-sur-Mer”. Alina recuerda cómo su madre consiguió esconder a su hermano mayor entre un montón de paja para que los gendarmes franceses no se lo quitaran y sobrevivir en malísimas condiciones durante varias semanas. “En un pueblo de montaña francés, conocido como Valdrome, mi madre esperaría tener noticias de mi padre hasta el año 1945”. Alina nacería en el hospital de Die a los pocos meses de su llegada de aquel campo de concentración.
    Carmen Flores vivió cómo aquel terrible episodio terminó con miles de españoles sin salida en playas desiertas, custodiadas por tropas coloniales. Y en la mayor indignidad inimaginable; cercados de alambradas, rodeados de ametralladoras empuñadas por tropas.

    El exilio americano al otro lado del charco

    México era un destino preferente para refugiados españoles en América Latina, aunque Chile, República Dominicana, Argentina, Venezuela y los países de América Central acogieron también refugiados, sobre todo intelectuales. Aquellos veinte mil mil exiliados nunca dejaron de sentirse españoles. Tenían muy cerca su cultura, sus raíces. Martin Casas y Carvajal Urquijo señalan en el libro El exilio Español que el trato favorable del gobierno mexicano del presidente Lázaro Cárdenas ayudó de gran manera a que “los republicanos españoles que lo desearan podían tener la nacionalidad”. La pidieron más de un 60%. Y es que el arraigo y mestizaje cultural tendía muy cerca los lazos entre ambos países.
    Así lo cuenta Francisca González Díaz, sobrina del conocido secretario general de PCE José Díaz. Ella recordaría cómo su padre tras salir de un campo de concentración al finalizar la guerra vio “cómo se estaban llenando los barcos rumbo a América”, barcos como el Sinaia o el Mexique. “Mi padre estaba en las filas pero no en las listas. A la gente le preguntaban qué sabía hacer y mi padre contesto: “Yo soy revolucionario y por eso estoy aquí. Y con esa razón lo subieron al barco”.
    En el caso del exilio argentino se aglutina una intensa vida cultural entre los refugiados. Unos 3.000 españoles tomaron rumbo hasta este destino. Santiago Carrillo, exsecretario general de PCE destacaría de su tiempo vivido en Argentina que “no había una emigración política. Fueron personalidades pero nunca un centro político de la emigración española”.

    Neruda y el barco de la esperanza, el Winnipeg


    La llegada del Winnipeg al puerto de Valparaíso fue la tarde del 2 de septiembre de 1939, efectuando el desembarco el domingo 3 de septiembre de 1939.
    La llegada del Winnipeg al puerto de Valparaíso fue la tarde del 2 de septiembre de 1939, efectuando el desembarco el domingo 3 de septiembre de 1939.
    A Chile llegaron unos 2.000 refugiados, a bordo, muchos de ellos del barco custodiado por el entonces cónsul Pablo Neruda. El poeta chileno no quedaría impasible ante el drama de aquellos refugiados en 1939. De aquellos días Neruda escribía “Yo los puse en mi barco. Era de día y Francia su vestido de lujo (…) Mi navío esperaba con su remoto nombre Winnipeg”. 
    En julio de 1939 llegaba la expedición, procedente de Francia y Argelia 2.271 personas, entre ellos militantes de diversas organizaciones políticas como la CNT, el PCE, la UGT, el PSOE, la JSU. El que fuera presidente  Pedro Aguirre Cerda, designaría  Neruda un claro mensaje: “Tráigame millares de españoles. Tráigame pescadores, tráigame vascos, castellanos, extremeños…”.
    Neruda contó aquellos días con el apoyo de Rafael Alberti y María Teresa León para llevar a cabo la evacuación. Tampoco faltaban en sus bodegas muchos brigadistas internacionales que salieron de la dictadura franquista apenas con lo puesto.

    El desconocido exilio al Norte de África

    Un grupo de exiliados republicanos ante la señal de dirección a Menabha, en la provincia argelina de Béchar. EFE/Universidad de Alicante. Archivo de la Democracia. Colección Álvaro Ponce de León
    Un grupo de exiliados republicanos ante la señal de dirección a Menabha, en la provincia argelina de Béchar. EFE/Universidad de Alicante. Archivo de la Democracia. Colección Álvaro Ponce de León
    El historiador ceutí Francisco Sánchez Montoyarecuerda este rincón del exilio, al sur de Europa, como uno de los grandes desconocidos. “Esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el Magreb, cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados, represión y vida clandestina” resultó bastante dura en la vida cotidiana, rechazados siempre y marginados en realidad a lo largo de toda su historia. Este investigador señala las condiciones de aquellos exiliados en el norte de África eran lamentables:  “Comiendo el pan negro del destierro y proyectando a pesar de todo ello la resignación del vencido”.
    José Congost Plá fue uno de aquellos españoles que decidió poner rumbo a África al final la guerra. Llegó a Orán el 30 de marzo de 1939. Sería uno de los pasajeros del famoso barco Stanbrook, junto a Antonio Reinares Metola, y Ramón Valls Figuerola.
    Al pisar suelo argelino, no tardaron mucho en llegar como exiliados al Marruecos francés, concretamente a Casablanca. Francisco Sánchez Montoya destaca que se organizarían en “una resistencia contra el régimen de Franco, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.)”.
    La actividad continuó para estos tres exiliados hasta 1944 cuando el franquismo vuelve a condenarles sus vidas, ahora para siempre. José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola son acusados en un consejo de guerra de un delito contra la seguridad del Estado. Tal y como reza en la página de víctimas de Todos los Nombres son fusilados el 18 de agosto de 1944 en el monte Hacho. El sobrino de Congost  logró recientemente su paradero gracias al libro sobre la represión del norte de África escrito por Montoya.
    Otro de los exilios más ocultados en la historiografía dentro de esta trágica ruta es la del exilio en Túnez, donde partieron al exilio los marinos republicanos. La investigadora María Victoria Fernándezen su investigación Exilio en África de los marinos republicanos resalta que se trata de “un pequeño recorrido por el exilio de gran parte de los marinos de la Armada republicana”. Este exilio transcurre por campos de concentración o trabajo en Túnez y Argelia. Sometidos a trabajos forzados estos refugiados fueron hacinados en el campo de Bou Arfa o Colomb Béchar para “construir en pleno desierto, a pico y pala, una línea de tren que debía unir todas las colonias francesas, desde Marruecos a Níger, y que era conocida como el Transahariano”.  Esta situación comenzaría para muchos marinos a su llegada a Bizerta (Túnez) en marzo de 1939: “Allí fueron encerrados en torno a 4.000 hombres, rodeados por alambradas y custodiados por gendarmes, guardias móviles y policía rural tunecina”, aclara la investigadora.
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