dissabte, 10 d’abril del 2021

¿Y si la República hubiera reaccionado a tiempo? Ángel Viñas.

 

https://www.infolibre.es/noticias/opinion/plaza_publica/2021/04/08/la_republica_119010_2003.html

Publicada el 10/03/2021 a las 06:00



La República podría haber evitado el golpe de Estado del 18 de julio. Esta es la idea amarga que defiende el historiador Ángel Viñas en su último libro, El gran error de la República (Crítica), que se publica este 10 de marzo. En él, describe a un Gobierno que no supo ver los peligros de la trama militar, y que no supo reaccionar a tiempo. "Engañaron vilmente a los líderes republicanos y la conspiración estaba metida en las entrañas mismas de los servicios de seguridad del régimen republicano", decía el autor en una entrevista con este periódico. infoLibre publica un extrato del libro en el que Viñas da detalles sobre un militar leal al Gobierno infiltrado en la Unión Militar Española (UME), organización que reunía a mandos militares descontentos con el Ejecutivo de Azaña y afines al golpe de Estado fallido de 1932. 

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MANRIQUE domina la escena

Con independencia [en 1935] de los tambores de posible guerra en el exterior, la UME vivía para el interior. Volvieron a correr rumores de un posible movimiento militar. Según el infiltrado [bajo el seudónimo de MANRIQUE], en Madrid un diputado por Renovación Española llamado Alfredo Serrano Jover disponía de medio millón de pesetas que se distribuirían a razón de 25.000 pesetas a cada uno de los jefes de las juntas que la UME había creado en cada División Orgánica. No sabemos si se hicieron transferencias bancarias (algo difícil), pero, como se ve, los monárquicos estaban dispuestos a derivar hacia sus actividades clandestinas en el Ejército todo lo que fuese necesario para mantener viva la llamita de la futura revuelta. (Ya no es necesario insistir en que, cuando había aprietos monetarios, quedaba el recurso al fascismo italiano.)

El nombre de Serrano Jover debió de hacer saltar la alarma en los servicios de seguridad. A nadie con dos dedos de frente se le podía escapar el significado de que un hombre de Renovación estuviera inmerso en actividades conspiratorias con militares levantiscos, pero no hemos encontrado ningún papeleo burocrático que ilustre si hubo alguna reacción. Probablemente, a Serrano Jover se le dejó actuar (tras la sublevación fue fusilado en El Pardo a principios de septiembre de 1936).

De los informes del infiltrado se desprende la impresión de que la UME albergaba en su seno puntos un tanto débiles. Por ejemplo, en Zaragoza, cabeza de la 5.ª División Orgánica, su comandante en jefe, el general Villegas Montesinos, iba por su cuenta y se consideraba al frente de un cantón casi independiente. Tenía dos ayudantes. Uno de ellos era muy mujeriego, por lo que el espía, siempre sugerente, lanzó la idea de si no "sería conveniente enviarle alguna dama". No sabemos si su propuesta fue aceptada o no. También dio noticias que hoy nos parecen mucho más importantes. Según él, Portela Valladares había comentado con el general José Sánchez-Ocaña Beltrán lo que sabía de la UME. Esta circunstancia, en apariencia banal, es muy significativa. Este general ocupó el puesto de Franco como jefe del EMC en la primavera de 1936 y, lo que son las cosas, aunque fue cesado el 18 de julio, no le pasó nada. Al final de la guerra se reincorporó como si tal cosa, si bien no reingresó al servicio activo. Nos extrañaría, pues, que no hubiese rendido algún que otro servicio a la UME, siquiera cerrando un ojo. Es decir, desde un momento no determinado, pero que podemos situar a mitad de 1935, Sánchez-Ocaña estaba al corriente de la operación de espionaje que se seguía a la UME desde el Ministerio de la Gobernación, si es que no conocía ya antes las actividades de la Oficina de Información y Enlace.

En otro momento, MANRIQUE se cambió de domicilio a la calle Velázquez, incidentalmente no muy lejos de donde vivía Calvo Sotelo. Pergeñó el último manifiesto de la organización poco antes de que paralizara de manera momentánea sus actividades, como veremos más adelante. Al parecer se publicó en dos diarios de Andalucía (por desgracia no sabemos cuáles y, de ser así, suponemos que tendrían un texto más bien trivial). Lo había redactado de acuerdo con Barba Hernández, el jefe nominal de la organización.

A su nueva dirección fue a visitarle alguien relacionado con su control, a quien informó de que Goded y su ayudante seguían haciendo propaganda por toda España y que contaban con la guarnición más adicta, que era la de Zaragoza. Atención a esto. La 5.ª División Orgánica ya empezaba a dar que hablar de sí y no para bien. Avisó igualmente de la incorporación de miembros de la UME a puestos directivos en el Ejército, lo cual representaba un grave peligro para la República. Esto, por supuesto, fue un reflejo de la política de personal de Gil Robles y que habitualmente se ha tergiversado, cuando no disfrazado. MANRIQUE se ofreció a aceptar el puesto de gobernador civil de Zaragoza, si bien no se atrevió a decir por escrito al presidente del Consejo, Alejandro Lerroux, a través de un enlace, para qué lo quería.

En definitiva, queda reforzada nuestra impresión de que el informador, como se le designa en los documentos consultados, estaba muy bien relacionado. No sabemos si el SIPM franquista llegó a identificarlo. En la correspondencia que de él se incautó había pistas que hubieran podido descubrirlo. Existen dos alternativas: que al estallar el golpe hiciera causa con el Gobierno y se difuminara en el curso de la guerra o que se pasara al bando sublevado. En esta hipótesis es difícil que saliera bien parado cuando se descubrió su actuación.

En los informes que MANRIQUE suministró también señaló algo que hoy es conocido, aunque no necesariamente referido a la UME. En ella se habían marcado dos tendencias: una encabezada por Franco (esta mención es, nos parece, muy significativa) y otra por Goded. Ambos pensaban de forma muy diferente. El primero sostenía que solo en un caso desesperado podía el Ejército lanzarse a una aventura. En tal caso, él no tendría inconveniente en ponerse al frente. Llamamos la atención de los lectores sobre este punto. Naturalmente, se trata de una información de segunda o de tercera mano. En 1935 y como jefe del Estado Mayor Central, Franco no podía tener interés alguno en sublevarse, pero, de ser cierto, lo que captó el infiltrado no lo descartaba llegado el momento y ya se veía como jefe. Un aspecto que no conviene olvidar, ahora que ha llegado a afirmarse impúdicamente que Franco no quiso sublevarse contra la República.

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Hechos y mitos de la Segunda República. Ángel Viñas.

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Publicada el 11/04/2021 a las 06:00

Se cumple ahora el 90 aniversario del establecimiento de la Segunda República. Duró menos de ocho años, de los cuales casi tres los vivió en guerra abierta contra el enemigo interior y las potencias del Eje, una vez que las democracias occidentales la abandonaran a su triste destino.

No hay período de la historia de España que haya generado un número comparable de libros e investigaciones. Más de 5.000 títulos para los años de paz, según Eduardo González Calleja. Más de 30.000, cuando menos, para los años de guerra, a tenor de diversas estimaciones.

Sin embargo no existe otro período de la historia de España que despierte hoy en la sociedad española tantas pasiones y tantos malentendidos. Como si los historiadores no hubiésemos cumplido con nuestro deber.

Ello se explica, en mi opinión, por dos factores.

El primero es que ya en su momento el nuevo régimen político levantó grandes controversias. El segundo que quienes se levantaron en armas contra él sintieron desde el primer momento la aguda necesidad de justificar su sublevación. La hicieron con pretextos espurios, que proyectaron después contra sus adversarios.

Las controversias de la época han sido estudiadas exhaustivamente. Con cierta frecuencia en ejercicios de mirada ombliguista. A veces como reflejo de las tensiones contemporáneas en otros países de la Europa occidental. Personalmente me sitúo en la vía de en medio, entre unos y otros. Desde hace más de diez años he tratado de recuperar la importancia y significación de los análisis que en su momento hizo el embajador británico en España sir George Grahame, quizá el más agudo analista extranjero de la época. (Dentro de unos días saldrá a la luz una biografía suya cuya autora ha empeñado muchos años en la labor y, sin todavía conocer el resultado, ya me apresuro a recomendarla a los lectores).

Grahame ofreció al Foreign Office un contrapeso a gran parte de la prensa británica y sus frecuentes intoxicaciones. Ubicó en el centro del análisis las contradicciones entre aquellos republicanos que ponían el énfasis en las reformas políticas, institucionales, culturales, religiosas y educativas y quienes querían forzar el ritmo del cambio económico y social. Unos y otros tenían razón, pero cómo armonizar las disensiones no fue fácil ni en el primer bienio republicano-socialista, ni en la primavera que siguió al bienio de reacción.

Creo que el diagnóstico de Sir George fue correcto. Quienes llegaron al poder en 1931, hace ahora 90 años, tenían ideas bastante claras sobre lo que era preciso hacer.

Partían de la idea de que la Monarquía se había apoyado en una Iglesia dominante, un Ejército desviado de sus cometidos naturales, una aristocracia y una oligarquía egoístas y un Parlamento de pacotilla en el que se alternaban sus representantes.

La Monarquía había dejado a España en la oscuridad y en el atraso, con un inmenso nivel de analfabetismo. Lo que se necesitaba era, pues, arrumbar las viejas cadenas y abrir las puertas a una auténtica regeneración material y moral.

Los cambios del primer bienio (separación entre la Iglesia y el Estado; autonomía de Cataluña; reformas agraria, educativa y del régimen de familia; modificación del arcaico sistema de relaciones laborales, particularmente en el campo, etc.) estaban orientados a promover dicha regeneración. Provocaron una furiosa resistencia entre quienes se veían perjudicados en sus intereses y en su ideología. No tardaron en llegar a una sublime e inequívoca conclusión: la “revolución” era solo cuestión de tiempo y no tardaría en adquirir connotaciones no ya “rojas” sino hipergranates.

Me ha costado bastante trabajo poner en su sitio el entramado de la conspiración que, desde el primer momento, los derrotados empezaron a hilar contra el nuevo régimen. Los más enrabietados nunca quisieron darle una oportunidad. Sus actividades subversivas empezaron a discutirlas el mismo 14 de abril. El problema era que la nueva República no tardó en echar raíces entre unas masas que vieron por primera vez la posibilidad de influir de manera decisiva en la política grande y pequeña, a nivel estatal, regional, provincial y local.

No estaba escrito en los cielos que la República terminase en una guerra civil primero e internacional, por interposición, después. Los fallos fueron humanos, aunque también sistémicos. La conjunción republicano-socialista del primer bienio no tardó en experimentar tensiones rupturistas, pero en septiembre de 1933 fue el presidente de la República, hoy tan ensalzado, en mi opinión un político mediocre, Niceto Alcalá-Zamora, quien retiró su confianza a Manuel Azaña.

Ello llevó a la convocatoria de nuevas elecciones que las izquierdas desunidas no pudieron ganar. Con ello empezó la revancha. La amnistía a los exiliados monárquicos y sublevados del 10 de agosto de 1932 trasladó en la primavera de 1934 el centro de la conspiración a su lugar natural: el interior del sistema.

Mientras los nuevos gobiernos de centro-derecha se dedicaban con afán a limitar, cuando no deshacer, el alcance de las reformas previas, los monárquicos (de las dos ramas) se sintieron con fuerzas para dar un paso al frente: buscar una alianza clandestina con la Italia fascista y comenzar un par de meses después (si es que no lo habían hecho antes) a infiltrar las fuerzas armadas a través de la Unión Militar Española (UME), cuya importancia nada menos que el propio Franco se esforzó en disminuir en todo lo posible.

Todo aquello ocurrió antes de la supermitificada “revolución de octubre”. Fue, sin embargo, un potente catalizador. La subversión en el Ejército se intensificó. ¿El eslogan? Asturias solo habría sido el comienzo. Continuaba la preparación de una delirante “revolución roja” en ciernes y “todos los buenos españoles”, en particular los militares, tenían ante sí el supremo deber de anticiparse a la misma.

A los sucesivos gobiernos de centro-derecha el tema no les preocupó. Si la subversión iba contra las izquierdas, miel sobre hojuelas. Ciertamente, casi todas las memorias de los prohombres del período pasaron con cuidado sobre tales actividades subversivas. No iban dirigidas contra ellos. Leer hoy las memorias de Gil Robles, Lerroux, Chapaprieta, Portela, etc. etc., es para echarse a llorar.

Para mí la clave del período se encuentra en una visita que Don Antonio Goicoechea hizo a Mussolini en octubre de 1935: pidió dinero para seguir sufragando las actividades subversivas, en nombre de la Unión Militar Española y de su propio partido, Renovación Española, en el que el ínclito tribuno Don José Calvo Sotelo ya brillaba con luz propia. Pero, no como si fuera de paso, espetó al Duce (presidente del Gobierno, ministro de la Guerra, de Aeronáutica y de Asuntos Exteriores a la vez) con toda crudeza un mensaje inequívoco: si las izquierdas vuelven al poder, nos sublevamos.

A la vez, un general proto-golpista, Manuel Goded, confirmó al presidente Niceto Alcalá-Zamora un mensaje parecido: el Ejército no podía consentir que el poder fuera a parar a manos de las izquierdas más o menos extremistas. Don Niceto transmitió la “buena nueva” al entonces presidente del Consejo, Joaquín Chapaprieta, quien se la repercutió al ministro de la Guerra, Don José María Gil Robles. Este quitó importancia a la cosa. Don Niceto estimó que la declaración equivalía a una “coacción, cuando no una amenaza” pero, en realidad, se quedó tan tranquilo.

En febrero de 1936 las izquierdas republicanas (no los socialistas, anarquistas o comunistas) llegaron al poder y formaron gobierno. Los monárquicos y el conjunto variopinto de las derechas cedistas aceptaron, encantados, lo que los militares les habían dicho que iban a hacer.

Por supuesto que ninguno pensó que el resultado iba a ser la entronización de Franco.

Lo que antecede está demostrado documentalmente por numerosos autores. Lo que una parte de la clase política, el sistema educativo, diversos medios, las vibrantes redes sociales y el boca a boca transmiten todavía hoy son cosas muy diferentes. Y, naturalmente, los mitos en los que siguen abrevando, dale que te pego, eminentes ya que no siempre respetados políticos, resultan impermeables a las “justificaciones” de la sublevación y de explicación de la guerra civil que propagó la dictadura.

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Ángel Viñas es economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo


Pablo Sánchez y los republicanos esclavos.

 https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/pablo-sanchez-republicanos-esclavos_129_7393866.html?utm_source=adelanto&utm_medium=email&utm_content=Socio&utm_campaign=09/04/2021-adelanto&goal=0_10e11ebad6-bac18703d0-56368913&mc_cid=bac18703d0&mc_eid=c4fc502c5a


El próximo 14 de abril se cumplen 90 años de la proclamación de la II República Española. Pocos años después de aquella fecha, la rebelión de los militares y la toma del poder por el dictador Francisco Franco, tras la Guerra Civil, obligó a cientos de miles de republicanos a salir camino del exilio. 

Muchos de ellos escaparon a Francia donde esperaban encontrar la libertad, pero, al contrario, se encontraron con que la Alemania de Hitler invadía el país en medio de la II Guerra Mundial. En esa tesitura, los republicanos lucharon junto a la resistencia francesa contra los nazis, pero buena parte de ellos fueron detenidos y muchos llevados a campos de exterminio.

En la ciudad de Burdeos nos topamos con dos pequeñas historias, parte de la gran Historia de esos republicanos, que merecen ser recordadas. En 1941, hace ahora 80 años, en Burdeos, cerca de tres mil republicanos españoles exiliados en Francia fueron utilizados como mano de obra esclava para la construcción de una base de submarinos situada cerca del Garona, el caudaloso río que atraviesa la ciudad camino del cercano Océano Atlántico.  


En plena II Guerra Mundial, los nazis decidieron construir una base de submarinos en Burdeos, aprovechando una infraestructura previa creada por los fascistas italianos cerca de donde hoy se encuentra la instalación cultural conocida como La Cité du Vin, La Ciudad del Vino, en la capital del departamento de la Gironde. Era parte del llamado Muro Atlántico, un complejo sistema de defensa para evitar futuros desembarcos aliados que fue construyendo la Organización Todt.

Para entonces, Hitler había invadido Francia y la ciudad junto al río Garona, estaba en sus manos. La otra parte del país, la llamada Francia de Vichy, la dirigía el mariscal Pétain, un antiguo héroe nacional reconvertido en marioneta de Hitler. Aprovechando esa instalación previa de los fascistas italianos de Mussolini, los alemanes construyeron una base de submarinos prácticamente indestructible. Utilizaron 600.000 metros cúbicos de hormigón para dar cobijo en sus 45.000 metros cuadrados de construcción a su flota de submarinos que eran básicos en el desarrollo de la guerra mundial.

Y, ¿a quiénes utilizaron como mano de obra? Fundamentalmente a prisioneros, muchos de ellos republicanos españoles que habían salido exiliados de su país y que se encontraron con que Francia era invadida por los alemanes y pasaba de ser tierra de promisión, a tierra de sumisión.

Cerca de 3.000 exiliados republicanos fueron utilizados por los nazis para las obras de construcción de la base de submarinos, en una zona cercana al río Garona, lo que permitía enlazar con el Océano Atlántico. La obra era gigantesca y los trabajadores fueron sometidos a duras jornadas de trabajo durante seis días a la semana.

Alemania estaba inmersa en una economía de guerra, y tenía necesidad de contar con mano de obra suficiente como para acometer obras gigantescas, como la de la base de submarinos. Para ello se puso en marcha el reclutamiento forzoso en la invadida Francia en base al STO (Service du Travail Obligatoire) y los prisioneros fueron de los primeros reclutados para semejante labor.

Tras esas penosas jornadas de trabajo, los republicanos esclavos eran trasladados a unas instalaciones industriales al otro lado del río que servían de dormitorio para esa ingente cantidad de obreros. Hoy, esa zona es conocida como espacio Darwin, un lugar de esparcimiento y de cultura alternativa, muy apreciado por los jóvenes, que pueden ver allí un monumento a la presencia de los republicanos españoles en los tiempos de la invasión alemana.

Esculpido en metal, y bajo la bandera francesa, el lema "No pasarán", recuerda aquella presencia. Y remarca que los republicanos fueron detenidos por la policía francesa por "rojos", y pasaron a manos alemanas que los utilizaron como mano de obra en concepto de GTO (Groupements de Travailleurs Étrangers).

En el lugar donde se construyó la base de submarinos, hoy dedicado también a actuaciones culturales, hay otro monumento que recuerda "a los miles de republicanos españoles" utilizados allí como mano de obra esclava por los nazis. En la parte superior del monumento, ondea una bandera republicana en homenaje a aquellos trabajadores, varios de los cuales murieron a consecuencia de la intensidad brutal del trabajo y sus  terribles condiciones de vida.

Pocos años después, en 1944, otro republicano exiliado español, Pablo Sánchez quedó registrado en la historia de Burdeos por un hecho excepcional. Sánchez fue considerado un héroe en Burdeos. Su historia queda reflejada en una pequeña lápida junto al magnífico Pont de Pierre, el Puente de Piedra. Era un exiliado republicano que, junto a otros miles, terminaron en la capital del departamento de la Gironde tras perder la Guerra Civil.

El día 27 de agosto de 1944, precisamente el último día de la ocupación nazi de la ciudad, dice la tradición que Pablo Sánchez logró desactivar los explosivos situados por las tropas alemanas en el Puente de Piedra que une las dos orillas de Burdeos, y permite la comunicación con el interior de Francia. Un compañero suyo, Ángel Villar, vio como Sánchez volvía del puente tras desactivar los explosivos y gritaba: "¡Ganamos!".

En ese momento se escucharon unos disparos de un francotirador alemán que acertaron en el cuerpo de Pablo Sánchez, quien cayó muerto.

Tres días después se celebraron sus funerales y asistió una multitud en agradecimiento a la actitud del exiliado republicano. En conmemoración de estos hechos, la Junta Española de Liberación, le dedicó una placa cerca del puente que logró salvar. En esa placa podemos leer: "A la memoria de Pablo Sánchez, exilado español muerto en este lugar por las balas nazis el 27 de agosto de 1944 en defensa de la libertad".

dimecres, 7 d’abril del 2021

La Junta: “en breve” se conocerán los datos genéticos hallados en la fosa de Higuera.

 https://www.diariodehuelva.es/2021/04/07/fosas-franquismo/


  1. LA JUNTA: “EN BREVE” SE CONOCERÁN LOS DATOS GENÉTICOS HALLADOS EN LA FOSA DE HIGUERA
La Junta: “en breve” se conocerán los datos genéticos hallados en la fosa de Higuera

La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, ha señalado este miércoles que “en breve” se conocerán los resultados de la identificación genética de los restos de los 21 cuerpos hallados en 2019 en la fosa común del cementerio de Higuera de la Sierra. Así lo ha confirmado en la Comisión de Patrimonio Histórico a preguntas de la parlamentaria socialista por la provincia de Huelva María Márquez, quien además ha solicitado que se continúe con la búsqueda de las conocidas como las ’16 rosas de Zufre’, enterradas en una fosa del cementerio de la localidad onubense tras ser asesinadas por los franquistas en 1937.

De este modo, Del Pozo ha subrayado que las muestras genéticas se encuentran en la Universidad de Granada, cumpliendo con la normativa vigente y con el convenio de la Junta con dicha universidad, y que tras ser trasladadas allí se procedió también “al análisis de las muestras de los potenciales familiares”, un proceso que ha calificado de “complejo” y que “hay que repetir más de una vez para tener la información genética correcta” para “poder llegar a conclusiones que tengan una cierta certeza”.

Una vez que se dispongan de los resultados de dichos análisis, estos serán comunicados a los familiares, ha remarcado Del Pozo, al tiempo que ha añadido que “tan solo en 2020 la Universidad de Granada ha analizado las muestras de 428 restos de víctimas y 334 de familiares”, así como que la Consejería ha destinado desde la entrada de Del Pozo en torno a 850.000 euros a exhumaciones e identificaciones genéticas y este año 2021 se destinarán más de 242.000 euros a identificaciones genéticas porque “trabajar en esto es fundamental para la concordia”.

Asimismo, Del Pozo ha subrayado que para ella son “prioritarias” las exhumaciones y las identificaciones genéticas, por lo que están “volcados en ello”, apuntando que el Gobierno central va a destinar un dinero “importante” para que se continúe con esta labor en Andalucía.

Por su parte, María Márquez ha recordado que en noviembre de 1937 a las puertas del cementerio de Higuera de la Sierra “le quitaban la vida a 16 mujeres de entre 30 y 62 años”, que fueron “detenidas y condenadas sin juicio” tras “desnudarlas, pegarles, raparlas y matarlas”, a la par que ha reseñado que “también le arrebataron la vida a vecinos de Higuera de la Sierra, de La Granada de Riotinto y de Zufre”.

 

La Junta: "en breve" se conocerán los datos genéticos hallados en la fosa de Higuera

Mapa de fosas obsoleto

Tras conocerse la memoria científica definitiva de los trabajos de exhumación de las fosas comunes del franquismo ubicadas en el cementerio de Higuera de la Sierra se confirmaron los temores. Y volvió a pasar. Como ya sucedió con las Rosas de Guzmán, las 15 mujeres secuestradas y asesinadas por los golpistas en Puebla de Guzmán en septiembre de 1937, los restos de las 16 mujeres de Zufre tampoco han aparecido después de realizar hasta 19 sondeos en el cementerio viejo de Higuera de la Sierra, donde se marcaba su enterramiento.

A pesar de no hallarse la fosa o fosas donde fueron enterrados y ocultados los cuerpos de las 16 mujeres sí se encontraron y documentaron otros 20 cuerpos de represaliados, 19 hombres y una mujer, que presentaban daños perimortem por impacto de proyectiles, fracturas y signos de violencia varios así como la constatación de que las víctimas habían sido atadas con cables.

Del paretó a les fosses de Paterna: el 'Camí de la sang'.

 https://www.nosaltreslaveu.cat/galeria/79/pareto-fosses-paterna-cami-sang

El cementeri de Paterna s'ha convertit en símbol de dignitat i recuperació de la memòria de milers d'afusellats pel franquisme. Concretament, 2.238 persones van ser afusellades en el paretó de Paterna entre abril del 1939 i novembre del 1956, procedents de 191 pobles del País Valencià i d'altres 60 municipis de la resta de l'estat espanyol.

El mur d'afusellament es troba a uns 300 metres del cementeri, en una zona de pins anomenada 'El Terrer'. El trajecte que uneix aquests dos espais s'anomena popularment 'Camí de la sang' pel rastre ben visible que deixaven els assassinats quan eren transportats sense vida fins a alguna de les fosses. Amb la intenció de fer justícia i recuperar la memòria dels represaliats, l'ajuntament de la localitat de l'Horta va acordar, en juliol del 2017, una moció consensuada per la qual el consistori es comprometia a senyalitzar el 'Camí de la sang' de panells amb els noms de totes les persones afusellades. Després de més de tres anys, qui visite el cementeri de Paterna i vulga fer "de tornada" el 'Camí de la sang' fins al paretó s'adonarà del contrast que hi ha entre la situació de deixadesa del camí i la tasca de les associacions de víctimes, que no només pretenen identificar els cossos i donar-los una sepultura digna, sinó també recordar a la ciutadania les atrocitats del feixisme perquè no es repetisquen mai més.

Fotos de Ulisses Ortiz